Tras varios intentos, por fin he podido ver ‘Moon’, la que sin duda es una de las películas más esperadas del año para mí. Y, aunque no se parece en nada a lo que imaginaba, me ha sorprendido para bien. Duncan Jones navega a contracorriente y escribe y rueda un film atípico en los tiempos que corren. Hacer un thriller de ciencia-ficción clásica, sin apenas efectos especiales visibles puede ser suicida. Jones homenajea con continuos guiños a otras obras de referencia como ‘2001, Una Odisea del Espacio’, ‘Blade Runner’ o ‘Alien, el Octavo Pasajero’, pero sin perder el control de la obra propia.
Es por eso que ‘Moon’ es una película muy peculiar en el fondo, aunque no en las formas. Su argumento es original, implacable e inquietante. El tema, ya tan manido, sobre el precio de conocer la verdad, por dura que esta pueda ser, cobra aquí nueva dimensión. Sam Bell es el único trabajador de una base minera en la luna destinada a extraer helio3, un elemento químico utilizado como combustible. A partir de un accidente, descubrirá que la realidad no es como se la han contado.
‘Moon’ tiene muchos detalles curiosos. Entre ellos varias referencias a los años ochenta, como la música del despertador o del reproductor musical de Bell y los smileys de la pantalla de Gerty, el ordenador de la base, y que representan sus estados de ánimo de forma tan primitiva como eficaz. En definitiva, Duncan Jones ha dirigido una película que sin duda es y será una rara avis dentro del panorama cinematográfico de estos años.
El fin de década se acerca inexorable, día a día. Hoy os ofrezco mi última lista de este particular y personalísimo repaso. Se trata de los temas foráneos que más me han gustado. A este nivel se ha producido un curioso fenómeno: no todo lo que ha pasado por mis oídos y por mis reproductores mp3 ha sido música independiente. Si bien en el plano nacional, el haber incorporado alguna canción hubiera sido poco menos que un disparate (con las honrosas excepciones de, quizás, Amaral y dos o tres intérpretes más como mucho), al ponerme a elaborar esta lista de temas internacionales me encontré con que aparecían nombres como Alicia Keys, Madonna, Moby, Amy MacDonald o la otra Amy, la Winehouse, y algunos otros. Finalmente, tras la última criba, todos quedaron de la posición cincuenta hacia abajo excepto esta última, con lo que no aparecen entre los que os voy a mostrar hoy.
Por último, a partir de ahora mismo podéis consultar las listas musicales de lo mejor de la década en mi página web personal rmweb, dentro de la sección de «lo mejor».Mi resumen de canciones internacionales desde 2000 a 2009 queda como sigue:
‘Neighborhood #1 (Tunnels)’ de Arcade Fire
‘Look outside’ de Broadcast
‘The light before we land’ de The Delgados
‘Mais pas chez moi’ de A.S Dragon
‘Waiting for the moon to rise’ de Belle and Sebastian
‘Wicked gil’ de Band of Horses
‘Brother’ de The Organ
‘Lloyd, I’m ready to be heartbroken’ de Camera Obscura
‘The age of understatement’ de The Last Shadow Puppets
‘Playgirl’ de Ladytron
‘Hewlett’s daughter’ de Grandaddy
‘Gloria’ de Mando Diao
‘Kill all hippies’ de Primal Scream
‘Aujourd’hui, maintenant’ de Experience
‘Yoshimi battles the pink robots pt. 1’ de The Flaming Lips
‘Such great heights’ de The Postal Service
‘Being number one’ de Black Box Recorder
‘Le code rural’ de April March
‘First day of my life’ de Bright Eyes
‘Panther dash’ de The Go! Team
‘La certitude’ de Françoiz Breut
‘Pull shapes’ de The Pipettes
‘I wish I could have loved you more’ de Candie Payne
‘Yesterdays to come’ de The Shortwave Set
‘Run run’ de Those Dancing Days
‘Falling from grace’ de The Gentle Waves
‘Jonathan David’ de Belle and Sebastian
‘Last nite’ de The Strokes
‘When this river rolls over you’ de The Stands
‘Tenderness is the plight of the weakerthan’ de Aerospace
‘Bitches in Tokyo’ de Stars
‘You know I’m no good’ de Amy Winehouse
‘Musicians, please take heed’ de God Help the Girl
Poco puedo añadir a este repaso sobre mis canciones nacionales favoritas de esta década que no haya dicho ya en el post sobre los discos, así que me ahorraré las palabras e iremos directamente al grano. Tanto la lista de canciones nacionales como la de internacionales lo forman 50 elementos cada una.
El criterio elegido para seleccionarlas ha sido el habitual de las listas anteriores: una mezcla entre mis gustos personales y el impacto que ha tenido en la música pop, aunque evidentemente el peso del primero es mucho mayor que el del segundo. Esos significa que es una lista puramente subjetiva y probablemente no tenga nada que ver con cualquier otra lista que pueda consultarse. De eso se trata ¿no?.
He decidido incorporar los videoclips originales de los temas que lo tienen. Vamos con ello:
‘Santos que yo te pinte’ de Los Planetas
‘El hombre que casi conoció a Michi Panero’ de Nacho Vegas
‘Sindy, mi amor’ de Flow
‘Qué nos va a pasar’ de La Buena Vida
‘Carmen Celeste’ de Lagartija Nick
‘La edad de oro’ de La Habitación Roja
‘Cerca de Shibuya’ de La Casa Azul
‘Corpus Christi’ de La Bien Querida
‘Cada vez que amanece’ de Mate
‘Échale la culpa a Hill’ de Índigo
‘Futuresex’ de Mendetz
‘Disfraz de tigre’ de Hidrogenesse
‘Exilio, país natal’ de Xabel Vegas y Las Uvas de la Ira
‘Unas veces sí y otras no’ de Vacaciones
‘Lucy in the space’ de Universal Circus
‘A balón parado’ de Tarik y La Fábrica de Colores
‘Todo pasa y no volverá’ de Octubre
‘Crucifixión, la solución’ de Klaus & Kinski
‘Naves que dan vueltas a un balón’ de Prin’ La Lá
‘Me siento mejor’ de Juniper Moon
‘Cantares de ciegu’ de Mus
‘Cosas que es mejor no hacer’ de Mirafiori
‘Un buen día’ de Los Planetas
‘Dilema’ de Lori Meyers
‘Baraja de cuchillos’ de Joe Crepúsculo
‘El centro de mi vida’ de Is
‘Diferentes’ de Ellos
‘The wishbones’ de Delorean
‘Natalia Verbeke’ de La Costa Brava
‘El amor mejora’ de Cola Jet Set
‘La mujer pez’ de Cecilia Ann
‘Cambia tu vida’ de La Casa Azul
‘La chica del pelo rojo’ de Deneuve
‘Aquel verano que estuve enfermo’ de Zola
‘Deux mille trois’ de Souvenir
‘Space between bodies’ de We Are Balboa
‘No fue un sueño’ de Top Models
‘Invisible sin desaparecer del todo’ de Sibyl Vane
El período 2000-2009 es, en cuanto a música internacional se refiere, el decenio más variado y fragmentado de la historia del pop. En el número de noviembre de Rockdelux se aludía a la falta de una cabeza visible, de un símbolo que represente musicalmente la década. Estoy de acuerdo. Ni siquiera la industria de la música más comercial ha conseguido fabricar un icono representativo. Lo más parecido (y muchos no estarán –o estaremos– de acuerdo) está en las figuras del R’n’B como Beyoncé o Rhianna. En el mundo independiente podríamos encumbrar a The Strokes y a The White Stripes como inauguradores de una tendencia que al final ha sido mayoritaria: la vuelta al rock. Pero en ningún caso serían iconos globales, ni siquiera del indie.
Esta peculiaridad ha marcado todos estos años. Hemos buscado la identidad de una década, y quizás sea la primera que no la tenga, porque después puede que vengan muchas más iguales, con la misma tónica: ya no hay líderes y sí pequeños grupúsculos, cada vez más fragmentados. Los historiadores musicales lo van a tener cada vez más difícil. Ayer dijimos que la popularización de internet había abierto nuevas posibilidades de expansión para las bandas indies nacionales. A nivel internacional hay que multiplicar esa capacidad de expansión por mil. ¿Cuántas nuevas bandas han surgido de, por ejemplo, MySpace?
Si miramos con más detalle, la presente década que agoniza ha sido la de la consolidación del post-rock, un género que en su razón de ser está la experimentación, y como tal ha mutado en multitud de subgéneros. Formaciones como Godspeed You! Black Emperor, Ratatat, Explosions in the Sky o Boards of Canada entre otras muchas, se han reinventado una y otra vez sobre la base de las grandes vacas sagradas Tortoise y Mogwai. También la herencia del pop más clasicista de Belle and Sebastian ha prendido en nuevas bandas como Camera Obscura, los nuevos maestros de toda una escuela. En todo caso sería muy largo y complejo (por lo fragmentado de las propuestas a que me refería al principio) hacer un inventario completo –siempre quedaría incompleto–, así que lo mejor es pasar directamente a la lista:
‘LIFT YOUR SKINNY FISTS LIKE ANTENNAS TO HEAVEN’ de Godspeed You! Black Emperor (2000). Un disco imponente para una década huérfana y sin personalidad. Una década desamparada. Cuatro temas y casi hora y media de duración, este disco es casi una sinfonía post-rock de cuatro movimientos íntegramente instrumentales repletos de crescendos, violines, distorsiones eléctricas y todo lo necesario para ser una banda sonora de un mundo en descomposición.
‘THE NOISE MADE BY PEOPLE’ de Broadcast (2000). La banda de Birmingham nunca ha sido lo suficientemente valorada. Este disco es sin discusión posible su cumbre. Estrictamente se trata de su debut en largo, tras un álbum que recopilaba sus primeros sencillos. Sus señas de identidad: la retroelectrónica, las melodías sencillas, la psicodelia y la voz soñadora de Trish Keenan.
‘HATE’ de The Delgados (2002). No eran unos novatos cuando estos chicos publicaron este álbum. Supone su trabajo de madurez, una madurez bien llevada y elegante con temas inolvidables y una orquestación acertadísima. Imprescindible de principio a fin.
‘XTRMNTR’ de Primal Scream (2000). Por aquellos tiempos, todos estábamos esperando la continuación del impresionante ‘Vanishing Point’ (1997), la resurrección de los de Glasgow. La buena racha iba a continuar. Junto con ‘Screamadelica’ (1991) y ‘Vanishing Point’, ‘Xtrmntr’ es el tercer pilar en el que se asienta el universo sonoro de la banda de Bobbie Gillespie. Rock desastrado y electrónica funk nos apabullan a lo largo de todos los cortes de este disco, convirtiéndose en una de las cumbres de la década.
‘604’ de Ladytron (2001). A principios de la década, el tecnopop estaba volviendo para quedarse. Fueron los primeros coletazos del revival ochentero que luego tantos han seguido. Estos pioneros lanzaron el que fuera uno de los espejos en los que los nuevos tecnopoperos tenían que mirarse.
‘Third’ de Portishead (2008)
‘The Sophtware Slump’ de Grandaddy (2000)
‘Fold your Hands Child, You Walk Like a Peasant’ de Belle and Sebastian (2000)
‘Yoshimi Battles the Pink Robots’ de The Flaming Lips (2002)
‘The Age of Understatement’ de The Last Shadow Puppets (2008)
‘Grab that Gun’ de The Organ (2006)
‘Funeral’ de Arcade Fire (2005)
‘We Are the Pipettes’ de The Pipettes (2006)
‘Triggers’ de April March (2003)
‘Discovery’ de Daft Punk (2001)
‘The Earth is not a Cold Dead Place’ de Explosions in the Sky (2003)
La década que ahora abandonamos ha supuesto la de la vuelta al redil de los sellos independientes tras la incursión, a finales de los noventa, de varios grupos del panorama indie en el mundo de las multinacionales. Salvo algunas excepciones, se saldó con un retorno a los orígenes. Al mismo tiempo, los pequeños sellos surgidos con la explosión indie de los primeros años noventa crecieron hasta convertirse en discográficas de tamaño respetable. Ocurrió con Elefant Records o Subterfuge. Afortunadamente nunca perdieron su vocación de riesgo y de apuesta por los nuevos sonidos al margen de lo que se supone que demandaba el gran público.
El otro gran fenómeno que ayudó a la propagación de estos nuevos sonidos ha sido el de internet. El p2p y la descarga directa ha hecho tanto por las bandas indies que sin estas herramientas nada sería como es. Curiosamente, a la vez que la gran industria veía como sus ventas y su influencia mermaba, los indies asomaban la cabeza. Hoy día ya no es raro ver a una banda independiente nacional en las listas de ventas de sencillos o de álbumes. Además, su presencia en los medios generalistas se ha ido normalizando.
La lista que ahora os presento es un humilde resumen de lo que musicalmente ha dado de sí este decenio en lo que a discos patrios se refiere. Son los 20 álbumes que personalmente más me han marcado combinados con aquellos que creo que han sido más importantes para entender lo que han sido estos años. Vamos con ello:
‘CAJAS DE MÚSICA DIFÍCILES DE PARAR’ de Nacho Vegas (2003). Si duda la obra magna del ex miembro de Manta Ray y con el que muchos comenzamos a prestarle atención. Es magna por su calidad y también por su extensión. A lo largo de dos discos y veinte canciones desgrana todo su imaginario, sus demonios y forjará definitivamente su particular mitología y su galería de personajes. Me enganchó desde la primera vez que lo escuché, y desde entonces cada cierto tiempo pasa por mis oídos. Sus letras siguen siendo insuperables. En mi opinión, ninguno de sus otros trabajos posteriores ha estado a su nivel.
‘SENSAZIONE’ de Flow (2000). Fernando Vacas nos entregó al principio de la década una muestra de lo que es capaz su genio creador. En un estado de gracia sólo superado por su proyecto Prin’ La Lá nos ofrece temas de perfecto y cristalino pop. Su facilidad para la melodía resulta sencillamente asombrosa. Prácticamente todos sus cortes resultan inolvidables.
‘TAN SIMPLE COMO EL AMOR’ de La Casa Azul (2003). El primer largo del principal proyecto de Guille Milkyway nos sorprendió a todos. Porque va más allá del pop de toda la vida. Lo mezcla con otros géneros, con una producción apabullante, para dar como resultado uno de los discos más inolvidables que he escuchado nunca. Sus letras, siempre accesibles y sencillas, y esos videoclips tan vitalistas nos hicieron soñar.
‘CONTANDO HISTORIAS’ de Cola Jet Set (2004). Este disco suponía el debut de los herederos de Los Fresones Rebeldes, una de mis bandas favoritas de indie nacional de los noventa. Se hicieron esperar, pero finalmente nos entregaron un bonito disco deudor del twee-pop de los ochenta y de la Motown.
‘UNIDAD DE DESPLAZAMIENTO’ de Los Planetas (2000). Debió ser difícil para la banda granadina el intentar superar su gran obra ‘Una Semana en el Motor de un Autobús’ publicada dos años antes. De hecho no creo que lo consiguieran: creo que simplemente era imposible. Prueba de ello es que, a pesar de no llegar a su nivel, es uno de los principales álbumes nacionales de la década. Quién puede olvidar piezas escalofriantes como ‘Santos que yo te pinte’ o himnos como ‘Un buen día’…
‘Supercrepus’ de Joe Crepúsculo (2008)
‘El Amor Visto desde el Aire’ de Deneuve (2004)
‘El Shock de Leia’ de Lagartija Nick (2007)
‘Mendetz’ de Mendetz (2006)
‘Sonreir’ de Vacaciones (2002)
‘Esto es… Prin’ La Lá’ de Prin’ La Lá (2007)
‘Divina Lluz’ de Mus (2004)
‘Hostal Pimodán’ de Lori Meyers (2005)
’64’ de Souvenir (2007)
‘Fonorama’ de Cooper (2000)
‘Mermelada de Tomate’ de Sybil Vane
‘Romancero’ de La Bien Querida (2009)
‘Sequentialee’ de Tarik y La Fábrica de Colores (2005)
Ahora sí. Estamos en los días finales de la década. Estas últimas horas del año y del decenio los voy a dedicar a hacer un repaso, quizás no tan profundo como quisiera, de aquellos aspectos culturales que más me han marcado en el período 2000-2009. A saber: mis 20 películas favoritas (de las que nos ocuparemos hoy), mis 20 discos internacionales favoritos, mis 20 discos nacionales favoritos, mis 50 canciones nacionales favoritas y mis 50 canciones internacionales favoritas. Cinco listas, algunas como podéis ver bastante largas.
En el caso de las 20 películas de la década, las cosas han estado bastante claras desde el principio, allá por septiembre, cuando me puse a recopilar todos los films que había visto estos años con la inestimable ayuda de mi cuenta en FilmAffinity, donde he ido registrando y votando todos y cada uno de los largometrajes que han pasado por mis ojos desde que tengo uso de razón. Por tanto la selección ha sido cosa de detalles. Las grandes cuestiones estaban resueltas y han sido algunos puestos los que han bailado. En todo caso cuestiones menores. El resultado ha sido bueno y no me cabe ninguna duda de que la veintena de films que aparecen en la lista son verdaderamente los que me han marcado, me han influido y me han parecido mejores de las aproximadamente cuatrocientas o quinientas películas vistas esta década. Y por supuesto, los cinco primeros puestos están cuidadosamente elegidos y su posición es exactamente la que debe ser.
Sin más preámbulos, vamos con la lista:
‘LILJA 4-EVER’ de Lukas Moodysson (Suecia, 2002). A Moodysson no le tiembla el pulso al tratar temas escabrosos que reflejan la hipocresía del mundo occidental frente a la pobreza y la desesperación del resto. Su gran acierto es que lo hace desde un punto de vista nada vulgar ni excesivamente tremendista. Y tratando temas como la prostitución de menores, la inmigración ilegal, la pobreza o el desarraigo familiar hubiera sido fácil caer en ello.
‘LAS TORTUGAS TAMBIÉN VUELAN’ de Bahman Ghobadi (Irán, 2004). El realizador kurdo-iraní Bahman Ghobadi (formado en el equipo de ayudantes de Abbas Kiarostami) ha conseguido lo que quizás ningún informativo en el mundo haya logrado: reflejar el auténtico horror de los campos de refugiados kurdos del norte de Iraq. Casi en tierra de nadie, olvidados por todos, entre la espada y la pared de los turcos al norte y del régimen de Sadam Hussein al sur, la vida es dura.
‘2046’ de Wong Kar-Wai (China, 2004). El film es, en sí, una gigantesca metáfora sobre los recuerdos, el futuro y el pasado. Por supuesto también sobre el amor y sobre las oportunidades perdidas. El número 2046 es la habitación del hotel contigua a la del protagonista, pero también es un lugar y un tiempo a donde todos quisiéramos ir para recuperar el tiempo y los recuerdos pasados.
‘LA VIDA DE LOS OTROS’ de Florian Henckel-Donnersmarck (Alemania, 2006). Un reflejo fiel de la evolución de la anacrónica RDA en la Europa de la CEE. Quizás el protagonista sea en el fondo una metáfora del propio país, que evoluciona y cede hasta que finalmente se derrumba para dejar paso a nuevas generaciones que desean vivir en libertad. Los personajes que antaño dirigieron las riendas hoy son arrinconados y olvidados.
‘VALS CON BASHIR’ de Ari Folman (Israel, 2008). Un experimento prácticamente inédito en el cine. La recreación de unos hechos reales en forma de largometraje de animación. La experiencia aterradora de un joven soldado israelí a comienzos de los años ochenta, durante las incursiones hebreas en el sur del Líbano, contada casi como una fábula, con la irrealidad de aquello que es extremadamente real. Un prodigio visual de una originalidad sin precedentes. De nuevo, una vez más, lo absurdo de la guerra queda al descubierto.
‘Bailar en la Oscuridad’ de Lars von Trier (Dinamarca, 2000)
‘4 Meses, 3 Semanas y 2 Días’ de Cristian Mungiu (Rumanía, 2007)
‘Good Bye, Lenin!’ de Wolfgang Becker (Alemania, 2003)
‘El Arco’ de Kim Ki-duk (Corea del Sur, 2005)
‘Persépolis’ de Marjane Satrapi (Irán-Francia, 2007)
‘In This World’ de Michael Winterbottom (Reino Unido, 2003)
‘Import/Export’ de Ulrich Seidl (Austria, 2007)
‘Buenos Días, Noche’ de Marco Bellocchio (Italia, 2003)
‘La Ola’ de Dennis Gansel (Alemania, 2008)
‘En Construcción’ de José Luis Guerín (España, 2001)
‘Baran’ de Majid Majidi (Irán, 2001)
‘El Tiempo del Lobo’ de Michael Haneke (Francia-Alemania, 2003)
‘Camino’ de Javier Fesser (España, 2008)
‘Radio Favela’ de Helvécio Ratton (Brasil, 2002)
‘La Muerte del Sr. Lazarescu’ de Cristi Puiu (Rumanía, 2005)
No puedo disimular la simpatía que desde siempre tengo por Michael Haneke. He visto prácticamente toda su filmografía. Esa simpatía sin duda se la ha ganado a pulso con obras incuestionables como ‘El Tiempo del Lobo’ (2003), ‘Código Desconocido’ (2000) o ‘Caché’ (2005). La última película del realizador austro-germano me llega precedida de, ni más ni menos, la Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes de este año. Se trata de ‘Das Weisse Band’ (‘La Cinta Blanca’), una producción austríaca de 2009 que ha servido para consagrar definitivamente a Haneke como (ya lo sabíamos) uno de los grandes cineastas europeos vivos del momento.
El tema elegido para esta obra magna es complejo y muy poco habitual, como suele ocurrir en todos sus films. Haneke se retrotrae a la Austria rural de 1913-1914 para rodar un retrato severo, tenebrista, apocalíptico y muy crítico de aquella sociedad decadente que tocaría a su fin con el estallido de la primera guerra mundial y el desmembramiento del Imperio Austro-Húngaro. Y lo que hay detrás de esa impresionante fotografía en blanco y negro es algo que da miedo de verdad: el mal sin paliativos. El mal en su peor vertiente, el enraizado en una comunidad, el inculcado desde pequeños por sus mayores, el que sirve para mantener a rajatabla absurdas normas y reglas en pos de una pureza y una rectitud que no puede ser más vacía. Pero no es más que un decorado; detrás está la hipocresía, la envidia, conservar las apariencias cuando ya todos saben que es lo único que pueden mantener.
El largometraje es extremadamente tenso y uno piensa que en cualquier momento esas costuras que se agrietan y supuran la basura contenida durante años se van a romper y todo saltará por los aires. Por eso, el comportamiento anómalo de esa sociedad es preludio de algo mucho peor: el caldo de cultivo de la intolerancia y la condescendencia para con los poderosos.
Como digo, Haneke elige para la puesta en escena un acertadísimo blanco y negro, fotografía unos paisajes y unos rostros como ya no se ven en el cine y que nos recuerdan al mejor Bergman. La severidad, el miedo, la inquietud… todo está en esas caras, en esos campos de cultivo. La película está compuesta, salvo determinadas secuencias que podríamos calificar de «alegres» (como la del baile o la de la comida tras la recolección), de planos fijos que ayudan a reforzar esa idea de inmovilismo y de osquedad. Un film Imprescindible.
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