Siempre que hablo del tema OVNI hago referencia a lo resbaladizo de estos asuntos, donde nada es claro, ni hay pruebas concluyentes, sólo testimonios. Soy consciente de ello. El asunto que os cuento hoy debéis tomarlo, por tanto, a título de curiosidad y no como hechos probados. El caso de Maximiano Iglesias Sánchez es uno de los que, de pequeño, más me impresionaron (y de paso aterrorizaron). Principalmente porque ocurrió en un entorno cercano cultural y geográficamente, ya que se desarrolla en el sur de la provincia de Salamanca, casi en el límite con Cáceres, en plena sierra de Béjar. También porque se trata de uno de los pocos testimonios de encuentro cercano con supuestos seres «no humanos». Recopilemos:
Todo sucedió en torno a las 2 de la madrugada del jueves 21 de marzo de 1974, cuando Maxi Iglesias conducía un camión de transporte de materiales de construcción entre las localidades de Pinedas y Lagunilla. Venía de vuelta de descargar la mercancía y se había entretenido más de la cuenta con su novia, vecina de aquel pueblo. Cuando se encontraba a un kilómetro de Valdehijaderos (dirección Béjar), contempló como unas potentes luces invadían la calzada. Maxi pensó que se trataría de otro camión con las luces de largo alcance. Pero no, se trataba de un objeto luminoso y semitransparente. Paró a unos cien metros para poder verlo mejor. Del artilugio salieron dos seres de «apariencia humana» y uno de ellos le señaló. Acto seguido volvieron al aparato y éste emprendió el vuelo aunque sin desaparecer. Maxi logró colocarse en la vertical del OVNI, aunque poseído por un ataque de terror reemprendió rápidamente la marcha hasta su pueblo.
Sería la noche siguiente cuando sucederían hechos aún más increíbles. Según el testimonio del camionero, a las once y media, volvió a avistar un fenómeno similar. Era el mismo lugar, pero ahora los objetos eran tres, uno en la carretera y dos en un campo sembrado cercano. Y, como el testimonio directo tiene mucha más fuerza, transcribo las declaraciones que publicó el suplemento del diario ABC Blanco y Negro el 6 de abril de aquel año:
Había unas cuatro figuras que buscaban algo con unas barras al borde de la carretera. No pude aguantarme de miedo y comencé a correr en dirección a Horcajo, a campo traviesa. Y ellos comenzaron a perseguirme. Caí en una zanja. Pasaron cerca de mí, a unos cuatro metros. Pasado un rato volví al camión. Pensaba que lo más prudente era huir, pero no podía dejar el camión allí. Volví a él. Las naves continuaban allí. Yo había dejado la puerta del camión abierta y ahora estaba cerrada. No arrancaba. Pude ponerle en marcha y regresar a Lagunilla.
El artículo de Blanco y Negro merece la pena leerlo y puede encontrarse en la hemeroteca. Proporciona información detallada sobre este asunto. También, buscando, encontré un artículo de El Norte de Castilla publicado en 2007 con algunos datos reveladores, como algunas pinceladas de la última entrevista hasta la fecha, realizada por el investigador zamorano Roberto Calles, a un Maximiliano residente en Madrid y ya convertido en policía (ese fue siempre su deseo), en la que se reafirmaba en lo sucedido. Otra referencia son las dos columnas que le dedicó el diario La Vanguardia el 30 de marzo de 1974. Y para los que quieran abundar más aún, en cualquier libro clásico que recopile casos OVNI españoles está. Incluso rebuscando por la red he encontrado una revista ufológica norteamericana llamada Skylook que reproduce el caso en su número de diciembre de 1974 recogiendo parte de los datos de Blanco y Negro y con algo de información propia.
De esta última fuente extraemos que Maxi vio como, en su segundo encuentro, los seres llevaban dos herramientas que utilizaban en la cuneta como haciendo algún tipo de prospección. Una en forma de T mayúscula invertida y otra que se asemejaba a una herradura gigante. El caso es que, al día siguiente, acompañado por la Guardia Civil, volvieron al lugar de los hechos sin encontrar pruebas ni señales irrefutables de la presencia de seres ni de objetos posados en los campos. Sólo algunos vagos aplastamientos de la maleza. Nada, en definitiva, que corroborara el increíble testimonio.
Después de estos hechos comienzan otros de los que no he podido obtener una fuente fidedigna, como que investigadores de la NASA acudieron al lugar para tomar muestras del terreno. Todo queda ya dentro de la nebulosa que mezcla realidad y ficción. Además, comparando los relatos de las tres principales fuentes que he tomado (la revista Blanco y Negro, el diario La Vanguardia y la revista Skylook), he encontrado algunas contradicciones e inexactitudes en los hechos, no sabemos si culpa del periodista redactor de la noticia, del propio protagonista o, en el caso de Skylook, de una traducción apresurada.
Siempre que me pongo a revisar un caso de este tipo, localizado en una zona geográfica muy delimitada, me gusta echar un vistazo a un mapa. Para mi sorpresa, el área que ocupan las localidades de Pinedas, Lagunilla y Vadehijaderos está a una treintena de kilómetros de otro pueblo con misterio como es Vegas de Coria, ya en la provincia de Cáceres, donde en 1983 se registraron presuntas apariciones de seres, algunas de ellas también en la carretera. ¿Tendrán estos hechos algo que ver entre sí? ¿El terreno, el clima u otros parámetros condicionan estas visiones tan disparatadas? ¿Vio algo Maxi Iglesias? ¿Qué fue?