Tráelo y lo miro
Es verdad que ya no ejerzo como informático, al menos no me dedico profesionalmente a ello. Pero está claro eso que dicen de que «la cabra siempre tira al monte», a veces por gusto y a veces por compromiso me encargo de reparar y «limpiar» las máquinas de familiares, amigos y compañeros de trabajo. En este último caso incluso los propios ordenadores de la oficina. En este tiempo he visto todo tipo de horribles infecciones por virus, troyanos y otros «malwares». Casi siempre suelo recibir el aviso en forma de «mira a ver qué le pasa que no puedo entrar en internet» o «échale un vistazo que creo que tiene un virus» o «sale una ventana todo el rato que antes no salía».
Este tipo de estragos informáticos han cambiado a lo largo del tiempo. Cada vez son más sofisticados y difíciles de eliminar si no es con el consabido formateo salvador. Últimamente no suele fallar en ningún ordenador el llamado «falso antivirus», un troyano que se instala en el sistema bajo la apariencia de un antivirus que promete protegernos el ordenador. Eliminarlo es relativamente sencillo con las aplicaciones apropiadas (que están especialmente diseñadas para ello).
De toda esta experiencia saco varias conclusiones que nos banales precisamente: Primera. Los usuarios que empiezan con esto de la informática no dan la importancia necesaria a los programas antivirus y, sobre todo, a sus actualizaciones correspondientes. No vale de nada tener un buen programa que nos proteja si no está completamente actualizado. Segunda. ¡Cuidado con lo que descargamos! Es un error muy común darle al boton de «Ok» o de «Aceptar» sin leer lo que aceptamos, o incluso instalar aplicaciones que provienen de fuentes dudosas. Aunque saber de dónde podemos bajar aplicaciones y de dónde no es una cuestión que se aprende con la experiencia, por regla general descargaremos los programas de sus webs oficiales. Por cierto, también mucho ojo con las aplicaciones «warez» o pirateadas, muchas llevan sorpresas desagradables. Y tercera. Nadie nace aprendido. Si nos interesa manejar correctamente nuestro ordenador hay multitud de manuales y otros documentos a lo largo y ancho de internet, algunos en páginas oficiales del Ministerio de Industria (la Oficina de Seguridad del Internauta), con consejos interesantes que, si los seguimos, dejaremos de tener problemas con virus y otras malas hierbas.
Como todo, muchas veces la ignorancia es atrevida. En estos temas puede ser fatal. Aún hoy me he encontrado con bastante gente adulta de mediana edad que se acerca por primera vez a la informática. Lamentablemente los ordenadores, sobre todo con Windows, no son como un televisor o una tostadora. Requieren demasiadas atenciones, cuidados y precauciones, y tampoco son tan intuitivos para un neófito como nos quieren vender. Pero hemos de ser autónomos a la hora de resolver los pequeños contratiempos del día a día y que, en su mayoría, no son más que nuestros propios descuidos. Es verdad que los fabricantes de sistemas operativos no nos ayudan (ahora se empieza con los entornos ultraintuitivos de, por ejemplo, el Apple iPad) pero si ponemos un poco de interés en muy poco tiempo nos haremos con los rudimentos de Windows o del sistema operativo que sea.
Pero mientras tanto, cuando requieran mis servicios seguiré diciendo: «Tráelo y lo miro».