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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
12 de agosto de 2010

Obsolescencia planificada

Todos hemos escuchado alguna vez cosas del estilo de: «Tal aparato cuesta más arreglarlo que comprar uno nuevo» o «Vas a tener que cambiar tal o cual componente porque si no no es compatible con el resto del aparato nuevo que acabas de comprarte.». La obsolescencia planificada es un secreto a voces dentro de la mercadotecnia industrial que produce bienes de consumo. Pero también hay un componente de leyenda y falso mito en todo ello (como la del Sony timer). A la industria no le interesa fabricar productos que además de buenos y fiables sean «demasiado duraderos» porque, tal y como lo tienen montado, podría suponerles la ruina.

Desde hace décadas (la obsolescencia planificada es un invento de los años 30), los productos son diseñados para durar un determinado periodo de tiempo, generalmente no muy largo, y en pocos casos superior a quince años (la tendencia es a que sean cada vez menores). Las empresas ponen mucho empeño en ello. Durante ese lapso de tiempo se comportan con fiabilidad, pero transcurrido éste comienzan a fallar o los materiales se deterioran. En otras ocasiones son los estándares los que cambian, a menudo sin una razón clara más que la de tener que sustituir el producto por otro «actualizado» a los nuevos requerimientos. Uno de los ejemplos más clamorosos es el de los cargadores para móvil. Incluso dentro de la misma marca existen multitud de cargadores diferentes sin que exista una razón técnica para que sea así.

Y es que la maquinaria del consumo no se puede parar nunca. Cada vez necesita alimentarse con más frecuencia y en más cantidad. Los beneficios han de ser cada vez mayores. Los grandes perjudicados de esta carrera en el consumo son, por supuesto, el consumidor (o sea, todos nosotros), y nuestro entorno natural, el medio ambiente. La producción de deshechos tecnológicos crece y crece año tras año. Además, en muchos casos la conciencia «verde» no es más que otra estrategia de imagen más que añadir a la mercadotecnia de las grandes empresas sin que eso se traduzca en acciones reales.

Existen varios movimientos, especialmente dentro del mundo de la informática, que intentan evitar esta locura de cambiar de equipo cada dos o tres años, reaprovechando lo que otros dejan para darles un nuevo uso. Los que nos hemos dedicado a este mundo sabemos que cambiamos en la mayoría de las ocasiones por capricho y no por una necesidad real, porque nos venden el nuevo equipo como algo mucho más potente, aunque no necesitemos esa potencia. A menudo se deshechan ordenadores en perfecto estado sólo por estar a la última. Cada vez más creo que el negocio del reciclaje informático es viable y además es un campo poco explotado y con un potencial enorme.

Para terminar, y aunque este documental no trata directamente el tema, me ha parecido interesante ponerlo aquí porque sí lo toca de manera tangencial y nos da un punto de vista más amplio de cómo funciona la maquinaria del consumo-deshecho-consumo. Se trata de ‘La Historia de las Cosas’ (‘The Story of Stuff’):



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