‘El Arte de Volar’
He de reconocer que no soy seguidor del mundo del cómic. Tampoco tengo reparo en decir que desde que era pequeño no he leído ninguno. Es un género que, por tanto, me es completamente ajeno. El caso del acercamiento a ‘El Arte de Volar’ (Edicions de Ponent, 2009) ha sido por pura curiosidad. Las noticias sobre esta novela gráfica han trascendido a su mundo. Leía el otro día que ha obtenido el Premio Nacional de Cómic. Viene a sumarse a otros como los obtenidos en el prestigioso Salón del Cómic de Barcelona. También ha recibido muy buenas críticas en la Rockdelux. Ante todos esos elogios unánimes no he podido resistirme a leerlo.
‘El Arte de Volar’ es una obra de Antonio Altarriba (guión) y Kim (dibujos) y sin duda supone un paso adelante y crucial en el mundo del cómic español. Yo al menos jamás pensé que una historia «seria», realista y poco fantasiosa pudiera trasladarse a este formato, tan dado a la pirotecnica gratuita. En ese sentido el trabajo del dibujante Kim (habitual de El Jueves con su ‘Martínez El Facha’) es muy particular, ya que combina la imaginería del cómic clásico con un detallismo y un realismo digno de reseña. Para conseguir ese realismo, Kim se ha documentado, entre otras fuentes, a través de los libros de fotografías de Robert Capa . Maquetado en blanco y negro, cada viñeta de ‘El Arte de Volar’ encierra una fuerza brutal.
El libro parte de una historia real, la de del suicidio en la residencia de ancianos de Lardero (La Rioja) de Antonio Altarriba Lope –el padre del autor– en 2001, un antiguo combatiente anarquista de Peñaflor (Zaragoza) exiliado en Francia al final de la guerra y posteriormente retornado a la España de Franco. A lo largo de su caída (metafórica y real) rememora su azarosa vida. El tono de la novela gráfica es pesimista y amarga, con algunos momentos de alegría, pero pocos. La narración es la de la dura vida de los que no tienen nada en un paupérrimo pueblo donde no hay nada más que envidias, la de una guerra civil que más que lucha de ideologías es una lucha entre lo más miserable de la condición humana y donde los bandos son circunstanciales. Otro tema que subyace es el del desencanto de las ideologías más idealistas, corrompidas por el egoísmo y la avaricia. Algo que al fin y al cabo, es consustancial al ser humano.
A pesar de ser, como ya dije antes, un profano en el tema, es fácil apreciar que ‘El Arte de Volar’ es un cómic diferente, maduro y adulto, a la vez que bronco, brutal y desesperanzador. Uno no puede dejar de sentir una cierta sensación de asfixia a lo largo de la lectura, con sus múltiples injusticias, engaños y desengaños. Una obra maestra de obligada lectura.