rmbit - La bitácora personal de Ricardo Martín
La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
14 de junio de 2021

‘Paradigmes’ de La Femme

Llevo ya unos cuantos años siguiendo a La Femme, una banda francesa que ha ido escalando poco a poco en calidad y también en reconocimiento nacional e internacional. Sus dos primeros trabajos, ‘Psycho Tropical Berlin’ (2013), que nos gustó pero también decepcionó un poco, hasta ‘Mystère’ (2016), que mejoraba el conjunto de su predecesor a cambio de no tener sencillos sorprendentes, parece que fueran la preparación para esta, su consagración definitiva. ‘Paradigmes’ es un disco mutante, sorprendente, barroco y nada previsible. Los de Biarritz evolucionan en su sonido con ecos tropicales lejanos y soluciones instrumentales magistrales. Cobra más protagonismo la voz de Sasha Got en detrimento de la de Marlon Magnée, otro punto a favor.

Describir este ‘Paradigmes’ es complejo, algunos lo han intentado, pero no seré yo quien los emule. Sólo diré que contiene pelotazos de primer nivel. Los tres que abren el disco, ‘Paradigme’, ‘Le sang de mon prochain’ y ‘Cool Colorado’ son canela fina. Eso no quiere decir que lo que siga a continuación sea para menos. ‘Foutre le bordel’, ‘Disconnexion’ o ‘Foreigner’ nos recuerda a Plastic Bertrand y al mejor electropop francés de los ochenta. ‘Le jardin’, ya avanzado el tracklist nos ofrece el primer tema en castellano del grupo, con referencias a la virgen de La Macarena y un videoclip imperdible. Completan la «trilogía tranquila» que cierra el disco la bonita marcianada ‘Va’ y ‘Tu t’en lasses’.

En definitiva, un disco que se puede escuchar y disfrutar perfectamente de una sentada sin tocar el mando, lo cual hoy día, con la cultura de la abundancia digital (la oferta musical es brutal), es un gran logro. Bien por ellos. 8,5/10.

10 de junio de 2021

Nadar entre dos aguas en tiempos de coronavirus

Nadar a contracorriente es complicado, nada contra dos corrientes es prácticamente imposible. Durante casi un año y medio he luchado contra el gigantesco torrente de “información” escupida por los medios de comunicación de forma unánime acerca de la pandemia del COVID-19 –con una tendencia preocupante a la alarma y al tremendismo tal y como ocurre con muchos otros temas– intentando en vano encontrar información seria y alternativa que no cayera en el “negacionismo” ni en las teorías chuscas que circulan por las redes sociales extendiéndose como la basura que son.

Prácticamente desde que se decretó el estado de alarma el 14 de marzo de 2020 quería escribir una reflexión que, a buen seguro, es compartida por más personas. Estoy convencido de que hay mucha gente cabal y razonable que piensa por sí misma y que no estuvo ni está de acuerdo con las medidas tomadas por los diversos gobiernos, autonómicos, nacionales o locales de todo pelaje para combatir el coronavirus pero que tampoco, insisto en esto, han caído en teorías absurdas sobre el virus, su letalidad o las vacunas.

A la vez que posponía esta escritura también iba madurando las ideas, aunque con un fundamento que no ha cambiado: la desproporción legal y social de las medidas tomadas por muchos gobiernos de países y, en especial, por el gobierno español, ajustando con calzador al ordenamiento jurídico algunas cuestiones, como un estado de alarma “supervitaminado” que según numerosos juristas rebosaba lo establecido en la Constitución Española.

Otro de los asuntos que he ido “rumiando” a lo largo de meses es la utilización de mascarillas en exteriores. Sin entrar en que la mayor parte de nosotros la utilizamos mal y por tanto baja mucho su efectividad (entra o sale aire por donde no debe, la tocamos demasiado, se cae por estar demasiado floja, etc), la propia OMS en su página web dedicada a este tema no establece recomendaciones sobre su uso al aire libre. Es fácilmente comprobable en esta dirección, donde se recomienda lo siguiente:

“En las zonas donde circula el virus, se deben usar mascarillas cuando se está en lugares concurridos, donde no se puede estar al menos a un metro de distancia de los demás, y en habitaciones con ventilación deficiente o desconocida. No siempre es fácil determinar la calidad de la ventilación, que depende de las tasas de renovación de aire, de aire reciclado y de aire fresco del exterior. De modo que si tiene alguna duda, es más seguro usar una mascarilla. […] En entornos públicos cerrados, como centros comerciales, edificios religiosos, restaurantes, escuelas y transportes públicos concurridos, debe usar una mascarilla si no puede mantener la distancia física con los demás.”

Es evidente que las recomendaciones de la OMS no van en la misma línea que la legislación sobre la “nueva normalidad” dictada por el gobierno español, que establece que la mascarilla ha de llevarse en todo lugar y momento, dejando muy pocas excepciones, como la exención mientras se realiza ejercicio físico.

Y el hecho definitivo que me ha llevado a escribir ahora es un libro que a priori, porque todavía no he terminado de leerlo, recoge muchos de estos pensamientos míos de tantos meses sobre la tercera vía y nadar contra dos corrientes poderosas. Su título es ‘Covid-19. La Respuesta Autoritaria y la Estrategia del Miedo’. Por primera vez desde que todo comenzó he encontrado reflexiones similares a las mías, mucho mejor argumentadas y documentadas, y añade algunas más bastante interesantes, como la monopolización de las protestas contra las medidas del gobierno español por parte de la derecha y la ultraderecha. Quizás haga una reseña de este ensayo cuando finalice su lectura.

Otro de los aspectos “chirriantes” en las medidas anti-covid es el celo excesivo con el que las diferentes fuerzas del orden (me da lo mismo una que otra) han vigilado y vigilan el cumplimiento de las medidas, a menudo provocando situaciones poco deseables y con un afán sancionador que, afortunadamente, ha sido corregido a la hora de tramitar las propuestas de sanción impuestas por los agentes, archivándose la mayoría o llegando a un punto en el que es imposible su cobro por no estar legalmente fundamentadas.

La conclusión a la que me lleva esta reflexión sobre lo ocurrido en los últimos meses es bastante inquietante, porque es la historia de cómo una sociedad moderna del primer mundo, con todo tipo de información a su disposición, no es capaz de levantar la voz, armar un movimiento organizado de reacción contra las medidas ni tener un espacio en los medios me parece desesperanzador. Máxime cuando muchos disparates y teorías tontas sí lo han tenido (aún resuenan los “cacerolos” y las entrevistas a Miguel Bosé). La única esperanza que nos queda es haber aprendido de estos “errores” y que la sociedad civil despierte cuando sufra recortes o supresión de derechos fundamentales en una democracia moderna como se supone que es la nuestra.

9 de junio de 2021

‘Un Verano Invencible’ de Unidad y Armonía

Retomamos los comentarios de discos con Unidad y Armonía, una banda –casi un supergrupo– granadina encabezada por Miguel Martín de Lori Meyers y con ilustres de la escena local como Popi González. Su segundo trabajo tras ‘Uno de Estos Días’ (El Ejército Rojo, 2018) es ‘Un Verano Invencible’ (Casa Maracas, 2021). Se trata de un auténtico artefacto sónico psicodélico deudor de grupos clásicos del rock progresivo patrio como Los Módulos o foráneos como Pink Floyd –especialmente resuena ‘Atom Heart Mother’Tangerine Dream o Can.

El contrapunto a los desarrollos de duración media (este trabajo no cuenta con temas muy largos) es la versión de ‘Soy una nube’, cantada por Soleá Morente. El original es de 1972, y fue interpretada por el ignoto duo colombiano Elia y Elisabeth. Otros temas que nos hacen volar son el arranque ‘Rayos de sol’ o la insuperable sinfonía lisérgica ‘Somos excusa’. ‘El principio y el fin’ nos acerca a los anteriormente mencionados Módulos o a Los Brincos más evolucionados mientras que ‘Domingo de Ramos’ aporta un cierto regusto a los sintetizadores analógicos de Wendy Carlos. El disco queda abrochado con otro de los cortes destacados, ‘El mar no es más que un pozo de agua oscura’, un cierre a la altura del nivel magistral de toda la colección.

En conclusión, creo que va a ser uno de los mejores álbumes nacionales del año y, por supuesto, una de las sorpresas más agradables de lo que llevamos de temporada. 8/10.

8 de junio de 2021

‘We Got This’

Hay vida más alla del nordic noir. O lo que es lo mismo, hay series nórdicas más allá de los oscuros paisajes y personajes y de los sórdidos asesinatos. Casi por azar di con ‘We Got This’ (aquí traducido como ‘Una Conspiración Sueca’), una comedia producida en 2020 con tintes de humor absurdo basado en situaciones raras y en personajes estrafalarios al estilo del cine de los hermanos Coen. Tampoco sería difícil encontrarlos como personajes de cómic, con una estética y una personalidad muy marcada. Detrás está un equipo de creadores encabezado por Patrik Eklund y donde colaboran también el protagonista Schiaffino Musarra.

Lo que nos cuenta ‘We Got This’ es la historia de George English, un excéntrico estadounidense afincado en Suecia sin trabajo fijo que descubre que el asesinato del primer ministro Olof Palme (el 28 de febrero de 1986) está sin resolver. No se sabe nada de su (o sus) asesinos. El gobierno sueco da una recompensa de 50 millones de coronas a aquel que dé pistas definitivas para solucionar el caso. Rodeándose de otros «investigadores» no menos pintorescos formará un equipo que intentará llevar a buen fin la empresa.

Aunque la serie no explota un humor negro explícito –de ahí parte de su genialidad–, más bien falsamente inocente hasta límites atroces, deja en la mente del espectador escenas que aquí su mera sugerencia serían carne de Audiencia Nacional. El ritmo de la serie es trepidante, aunque va perdiendo fuerza a medida que nos vamos acostumbrando a las locuras y la intriga inicial desaparece. Aun así, no deja enganchar y al final de cada episodio nos deja con ganas de más. Interesante. 7,5/10.



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