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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
28 de marzo de 2022

‘3%’

Si yo digo que acabo de ver una serie de ciencia-ficción distópica brasileña, quizá los que buceáis a menudo por el catálogo de Netflix sabéis de qué os hablo. ‘3%’ es, más que nada, una curiosidad que no he podido evitar ver. Al parece, según explica la Wikipedia, está basada en una web serie publicada en 2011 en YouTube. Su creador, Pedro Aguilera, está también detrás de esta, la primera producción de Brasil para la plataforma. Resulta curioso que, al menos la primera temporada (son cuatro en total), recuerda mucho a ‘El Juego del Calamar’. Evidentemente, ‘3%’ se adelantó casi una década a la idea original.

La serie cuenta la historia de un futuro cercano en el que la población común malvive en ciudades infectas, inseguras y pobres. A todos sus habitantes se les ofrece la posibilidad una vez en la vida –al cumplir los veinte años– de participar en «el proceso». Se trata de una serie de pruebas físicas y de ingenio que sirven para seleccionar al 3% que conseguirá pasar al «otro lado», un paraíso donde nunca más tendrán que preocuparse por las necesidades mundanas. Al contrario que en ‘El Juego del Calamar’, los perdedores no son asesinados, sino que regresan humillados al mundo del que habían salido.

Siendo sinceros, la serie consiguió engancharme la primera temporada. La cosa cambia mucho en la segunda, convirtiéndose más en un culebrón que en otra cosa. Por lo menos a mí dejó de interesarme. Desconozco si se reconduce en siguientes episodios y temporadas, pero creo que no lo comprobaré nunca. En cualquier caso, si sólo nos centramos en esa primera entrega, ‘3%’ ofrece una visión alternativa de la ciencia-ficción que desconocíamos por este lado del mundo. Es evidente que, a lo largo de la trama, los personajes reflejan la riqueza cultural y étnica de un país tan enorme como es Brasil. Es por ello que condensa la idiosincrasia del país sudamericano y puede considerarse una fábula, una metáfora de su situación social. 6,5/10.

20 de marzo de 2022

‘OVNI(s)’

Cuando uno habla de «marcianadas» nunca se espera que la expresión sea tomada de forma tan literal como aquí. En el poderoso panorama audiovisual francés cabe de todo, y por supuesto series del tipo de ‘OVNI(s)’. Se trata de una producción de 2021 emitida por el Canal+ galo compuesta por doce episodios de treinta minutos cada uno. Está vagamente inspirada en hechos reales, los del organismo GEPAN, encargado de investigar los fenómenos aéreos anómalos en el país vecino y que fue fundado en los años setenta como una división del CNES (la NASA francesa).

Concretamente, la serie transcurre en el año 1978 y se centra en la vida de Didier Mathure, un hombre de mediana edad recién divorciado, quien se encargará de dirigir «como castigo» el GEPAN tras un fracaso en el lanzamiento de un satélite. La oficina, un nido de frikis de los OVNIs a cada cual más estrambótico, han comenzado a investigar unos hechos bastante extraños que les llevará a vivir sorprendentes experiencias.

La vis cómica de los actores (excelentes todos ellos) es notable, sobre todo cuando el peso del humor se carga sobre las situaciones rocambolescas y absurdas que se van presentando. Cabe destacar la humanidad y el respeto con que se trata a todos los personajes, más allá de su posible locura u obsesión. El gusto por la estética (muy cuidada), lo retro y la nostalgia se hacen patentes desde el primer momento. Desde los modelos de vehículos hasta la música (sí, suena hasta Jean Michel Jarre), y pasando por la informática primitiva. En definitiva, ‘OVNI(s)’ es una serie extraña y muy disfrutable para los que les gustó por ejemplo ‘Au Service de la France’ con la que tiene algunas semejanzas y que buscan algo diferente y entretenido. 8/10.

7 de marzo de 2022

Rescatando mi MSX

Fue un día bastante caluroso de 1995, un 22 de agosto. Guardé mi Sony HB-F700S en una caja junto con los discos de tres pulgadas y media, las casetes de juegos y algún cable. Tres días después su lugar lo ocupó un PC, un 486. Era necesario porque en unos meses comenzaba la carrera de informática y con un MSX uno no iba a ninguna parte ya. Nunca podría imaginar que transcurridos dieciséis años y unos meses, a finales de noviembre de 2021, rescataría el ordenador para ponerlo de nuevo en funcionamiento, ahora que dispongo de mucho sitio para ponerlo dignamente.

El proyecto de rescate de mi MSX es una idea que llevaba mucho tiempo queriendo llevar a cabo. Estéticamente estaba perfecto, con una carcasa algo amarilla pero sin grandes marcas ni rayones. La disquetera negra fue un reemplazo de la original allá por 1989. Al conectarlo por primera vez vi que funcionaba, se encendía, pero la imagen se mantenía en negro. Invertí en un nuevo cable RGB-Euroconector pero nada. Gracias a la buena gente de Vaj Lehenak, me orientaron hacia dónde podía estar el problema. En la placa de vídeo había un componente, el tiristor, que estaba cortocircuitado. Así que, hace unas semanas y partiendo de ningún conocimiento me puse a desoldarlo y soldar uno nuevo por otro con poca esperanza de que funcionara. Pero los dioses de la informática se aliaron conmigo y funcionó.

A día de hoy aún tengo pendiente limpiar los contactos de algunas teclas que no funcionan (la I y los cursores derecho y superior). A priori son problemas menores que espero solucionar. Afortunadamente, la fiebre de los 8 bits lleva unos años creciendo y en internet hay una comunidad cada vez más amplia y entusiasta dispuesta a prestar ayuda, a desarrollar nuevos videojuegos y aplicaciones, así como utilidades para facilitarnos la vida. Sin duda un mundo que está muy de moda y que pretendo disfrutar.



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