He escrito ya sobre el tema un par de veces, pero creo que en esta ocasión la cuestión es algo diferente. Al ver las imágenes de los estacazos entre jóvenes y policías en Madrid me ha venido a la mente sin querer los disturbios de hace un tiempo en Barcelona. He visto a jóvenes lanzando ladrillos por pura diversión, destrozando mobiliario urbano, lunas de coches. En definitiva dando rienda suelta a su instinto destructivo. También he visto a una policía (en especial la Policía Municipal) dura en exceso, sobre todo en las distancias cortas, dando patadas a quien desde el suelo no podía defenderse. ¿Por qué ocurre esto?
En primer lugar quisiera decir que veo poca relación entre el «botellón» y la violencia, aunque se comienzan a percibir peligrosos lazos que los unen, especialmente en Madrid. Muchas otras ciudades celebran el botellón de forma festiva y respetuosa, incluso en recintos habilitados para ello en lugares accesibles pero convenientemente apartados, por ejemplo el recién inaugurado «botellódromo» de Granada. El asunto me conduce de nuevo hacia la educación (sí, otra vez) y la cultura de comunidad. No sé por qué, los valores del respeto que normalmente se cumplen en otras ciudades (con sus más y sus menos), en grandes urbes como Madrid saltan por los aires a la menor chispa.
La solución por supuesto no es fácil, pero quizás una campaña amplia en los medios para concienciar, la habilitación de espacios adecuados y, por supuesto, una vigilancia discreta por parte de las fuerzas de seguridad pueda ser un buen comienzo. Y por supuesto contar con la opinión de los propios afectados, tanto vecinos de las viviendas que sufren ruidos y desperfectos, como de los jóvenes. Creo que se debería probar. El valdalismo nunca puede escudarse detrás de los que simplemente quieren tomar algo al aire libre. Creo que la convivencia y la diversión pacífica es perfectamente posible, pero para llegar a ella hay que pactar y tener voluntad para hacerlo.
No hablo mucho sobre el tema de la piratería y las descargas de internet porque es algo que me cansa. Me resulta un tema tan obvio que abundar sobre ello me parece inútil y aburrido. Pero con ocasión del barómetro de marzo [PDF] del CIS, vuelvo a retomar el asunto porque hay algunos datos interesantes.
Aparte de los típicos datos sobre situación económica, política, principales problemas y algunos más, se preguntaba sobre cuales de las opciones que siguen son consideradas como piratería por los encuestados:
Compartir copias caseras de música o películas para disfrute privado (17,2% piensan que es piratería)
Descargar/ Intercambiar ficheros electrónicos de software, textos, música o vídeos por Internet (29,4%)
Elaborar copias de los originales para evitar su pérdida o deterioro (11,9%)
Comprar copias de estos productos a un precio reducido, a vendedores no autorizados (72,2%)
Fotocopiar o escanear libros (41,3%)
Ninguna (8,8%)
Si miramos estos datos comprobamos que, sorprendentemente para mí, la gente tiene bastante claro lo que realmente es piratería de lo que no lo es. La piratería es correctamente asociada con el ánimo de lucro. Digo que me sorprende porque los medios de comunicación han jugado (no sé si voluntaria o involuntariamente) a confundir con la posible ilegalidad de las descargas a través de redes p2p.
También se interpela sobre las posibles soluciones a la piratería. Las conclusiones son muy claras y pasan por el abaratamiento de los discos compactos y los DVDs. Está claro que la piratería es cuestión de dinero. A (casi) todos nos gusta tener nuestros CDs musicales originales y no podemos debido a su alto precio. Pero desgraciadamente, la industria no creo que ceda ni un sólo céntimo. Y si cede será por que su negocio peligre seriamente.
El IES La Vaguada organiza por quinta ocasión el festival sobre artes audiovisuales Subimagen. Se trata de una nueva edición de esta admirable iniciativa que aúna el cine, la fotografía, las videoacciones, el teatro, la imagen digital y todas aquellas herramientas que sirvan para expresar el arte sin importar el formato.
Bajo el epígrafe de ‘Síndrome Acción’, la edición 2007 de Subimagen tiene el denominador común de la necesidad de la acción, del compromiso y de la movilización, sobre todo en los ámbitos sociales. En sus propias palabras:
Síndrome Acción busca explorar todos los aspectos relacionados con la necesidad de intervención, de tomar partido, adoptar una postura, de hacer algo respecto a la realidad exterior y a sus modos de representación. La inquietud y efervescencia de la acción en cualquiera de las artes audiovisuales, el teatro y la música. También se pretende investigar el concepto acción en su aspecto de intervención social como punto de encuentro para dinamizar la sociedad en la que se ubica el arte.
El año pasado ya comenté por aquí la cuarta edición. Este año el programa es más ambicioso. Quizás el evento más popular sea el concurso de cortos Ciudad de Zamora, que este año cumple su cuarta edición. Pero detrás existen muchas otras actividades, como conferencias o exposiciones que a cada año van teniendo más empaque y prestigio.
Hoy se cumplen 70 años desde que la villa vizcaína de Guernica fue bombardeada por la Legión Cóndor nazi por orden de Franco. Se trató de uno de los primeros bombardeos a escala masiva e indiscriminada de la historia bélica. Aproximadamente una cuarta parte de su población pereció en el ataque, la mayoría de ellos civiles inocentes y tres cuartas partes de sus edificios fueron destruídos.
Guernica se convirtió en un símbolo de la guerra civil española no sólo para nosotros, sino también para el resto del mundo, que contemplaban con horror (e impasibles) un acto como este. Fue la puerta que abrió el conflicto a la vista de la opinión pública internacional. Como tal símbolo, Picasso pintó el famoso cuadro para la Exposición Universal de París de 1937 por encargo del Gobierno de la II República. Hoy el nombre de Guernica ha dado la vuelta al mundo en parte por esta obra.
Y si hablamos de símbolos y de Guernica, no podemos olvidar el árbol de Guernica, un roble que, situado frente a su Casa de Juntas, sobrevivió al bombardeo y representa la libertad del pueblo vasco. De hecho es considerado el símbolo de Euskadi.
Ya escribí una vez sobre los logos del metro de todo el mundo. Otro símbolo indiscutible del suburbano son los planos, una herramienta imprescindible para turistas, principiantes y exploradores de las grandes ciudades. Precisamente hace unas pocas semanas la Comunidad de Madrid anunció que cambiaba el formato del plano del Metro de Madrid. Las razones son, principalmente la claridad. En el modelo actual es utilizado desde los años ochenta. En él primaban las líneas diagonales y situaba las estaciones según su posición geográfica. Con las ampliaciones sucesivas efectuadas en la última década, el plano comenzaba a ser un galimatías difícil de descifrar, pero ¿la solución eran las líneas rectas?.
El nuevo diseño ha sido realizado por Rafael Sañudo, conocido diseñador madrileño. El proyecto ha costado 95.000 euros. No voy a entrar en polémicas (Sañudo dirigió el vídeo de la campaña electoral de Esperanza Aguirre) porque este artículo trata sobre diseño y no sobre política, pero creo que el presupuesto es excesivo. Parece ser que a los madrileños no gusta demasiado el nuevo plano. A mi, sin embargo, me parece mucho más claro y es cuestión de acostumbrarse. Lo que sí me parece que debería haberse conservado es la tipografía y los símbolos. Los nuevos pueden despistar un poco.
Si hacemos un poco de historia, el diseño de planos de metro tiene un padre. Se trata de Harry Beck, quien diseñó en 1931 el plano esquemático del suburbano de Londres. Este plano estaba basado en las líneas diagonales, simulando un circuito eléctrico (Beck era ingeniero electrónico) y eliminó toda la información que no era estrictamente necesaria. Hoy día es considerado como un modelo a seguir. El actual es heredero directo de aquel y apenas ha cambiado. Aprovechando la coyuntura, dejo un enlace donde pueden consultarse los planos de todos los metropolitanos del mundo.
Siento de verdad haberme perdido ayer el programa de TVE ‘Tengo una Pregunta para Usted…’ con Mariano Rajoy. Pero por obra y gracia del YouTube lo he podido recuperar. Hoy todo el mundo comentaba el tema del sueldo del líder de la oposición, pero lo que a mi de verdad me interesaba era la pregunta que una participante realizaba a Rajoy. La pregunta era si sabía lo que cobraba un funcionario Auxiliar Administrativo del Estado recién incorporado. La respuesta fue «bastante más que las dos viudas que acaban de hacer sus preguntas» en referencia a dos pensionistas que había tomado la palabra antes. Más demagogia, respuestas efectistas para titulares y lo peor de todo fue el aplauso del público. Algo vergonzoso.
Hoy se comentaba mucho este pasaje del programa de ayer en los foros de funcionarios, especialmente en la intranet administrativa. La opinión común es que la visión que los demás ciudadanos tienen de nosotros es un tópico, principalmente basada en la imagen que ofrecen los empleados que ocupan puestos de atención al público. Pero detrás del mostrador hay muchos otros trabajos. Hay muchos funcionarios que se dejan la piel, pero que nunca se habla de ellos.
Las historias de los hackers y crackers siempre han fascinado a expertos y a profanos en temas de informática. Todos recordamos la película ‘Juegos de Guerra’ (1983) y quien más y quien menos ha fantaseado con entrar en los prohibidos y superprotegidos servidores de cualquier agencia de inteligencia de una superpotencia. Realizar este sueño sólo está al alcance de una élite y puede dar más de un quebradero de cabeza.
Y si no que se lo pregunten al británico Gary McKinnon. Este administrador de redes consiguió entrar entre 2001 y 2002 en más de cien intranets de la NASA y organismos militares norteamericanos. McKinnon también borró cuentas de usuario y produjo daños en las redes. Su misión era encontrar información secreta sobre OVNIs. Una información que supuestamente el gobierno de los Estados Unidos ocultaría. A pesar de esta búsqueda, McKinnon no encontró gran cosa.
Pero, ¿cómo se puede entrar en un servidor de alta seguridad? Según confiesa en una entrevista, con un programa escrito en Perl que le servía como rastreador de contraseñas. No ha dado más detalles. El tema es que se ha metido en un buen lío. El Reino Unido concedió hace un año la extradicción de McKinnon a EEUU para ser juzgado allí y finalmente hace sólo unos días se ha hecho efectiva esta extradicción. Se enfrenta a cumplir una condena de setenta años en la prisión de la base de Guantánamo. Algo totalmente desproporcionado, teniendo en cuenta que no ha desvelado ningún presunto secreto a los que tuvo acceso y que los sistemas que dañó fueron restituidos en una semana. Quizás de lo que realmente se le culpe es de herir el orgullo de la administración norteamericana y de su todopoderosa tecnología.
Convertido no sólo en un icono y un ídolo para los geeks, sino también para todos aquellos que defienden las libertades públicas, McKinnon cuenta con muchos partidarios a lo largo y ancho de la red. Están organizados a través de la web que pide su liberación (‘Free Gary McKinnon’). Su caso es digno de una película y a buen seguro que traerá mucha cola.
rmbit está bajo una licencia de Creative Commons.
Plantilla de diseño propio en constante evolución.
Página servida en 0,050 segundos.
Gestionado con WordPress