Hace más de un año escribí uno de mis artículos favoritos de rmbit. Era el producto de haber visto el documental ‘La Oscura Era Digital’ en el que se planteaba un inquietante futuro donde quizás toda la información que se genera en esta época digital sea ilegible por culpa del deterioro de los soportes físicos o por que los formatos de archivos sean irreconocibles por los nuevos sistemas informáticos. Es algo que siempre me ha preocupado. Y parece que no soy el único.
El otro día leí la noticia de que la Unión Europea ha destinado más de tres millones de euros para el desarrollo de un emulador (o más bien un «metaemulador») que nos permita recuperar la información de formatos ya no soportados por los equipos actuales, bien por ser obsoletos o simplemente por incompatibilidad con los sistemas operativos de hoy en día. El proyecto se llama KEEP (Keeping Emulation Environments Portable o, en castellano, Preservación de la Portabilidad en los Entornos de Emulación) y en él participan varios países europeos (Francia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos y República Checa). Por lo que he leído en la web del proyecto, sólo el mantenimiento y la protección de los formatos digitales obsoletos suponen anualmente un gasto de tres mil millones de euros para las empresas e instituciones.
La particularidad que hace de esta iniciativa algo diferente a un emulador convencional es que lo que se va a desarrollar es un entorno que permita actualizar constantemente su capacidad de emular, de forma que se evite que el propio emulador quede obsoleto. Entre todo aquello que podrá ser recuperado están formatos gráficos, textuales, audio, ejecutables de aplicaciones o videojuegos y aquellos otros archivos susceptibles de ser leídos e interpretados mediante la informática. Yo tengo en mente uno de esos formatos imposibles de abrir en un ordenador moderno: las imágenes .PIC realizadas con un ordenador MSX, aunque seguro que si me pongo a rebuscar por los viejos discos de 3,5 pulgadas encontraría muchos más. Esperemos tener pronto noticias sobre este interesante proyecto.
Llevo unos cuantos días «jugando» con la nueva (y monstruosa) suite de Adobe, el Adobe Creative Suite 4 Master Collection. Lo de monstruosa lo digo porque incluye prácticamente todas las aplicaciones de Adobe para Mac (InDesign, Photoshop, Illustrator, Acrobat, Flash, Dreamweaver, Fireworks, Contribute, After Effects, Premiere Pro, Soundbooth, OnLocation, Encore, Bridge, Device Central y Version Cue). He empezado a probarlos por orden alfabético. Saltándome el Adobe Acrobat que ya lo tengo muy visto, me he metido con Adobe After Effects.
Es la típica aplicación que en otros tiempos me hubiera vuelto loco. Se trata de una herramienta increíblemente versátil y fácil de utilizar. Para quien no lo sepa, After Effects es uno de los programas más utilizados en postproducción de video digital. O sea, efectos especiales de todo tipo, animaciones, retoques, transparencias, títulos de crédito… Viene a ser lo que es Photoshop a la imagen. De hecho la mayoría de operaciones que podemos hacer en Photoshop con fotografías, las podemos aplicar al vídeo con After Effects. Todo ello de manera intuitiva.
Paralelamente a mi descubrimiento de After Effects, también he visto algunos videotutoriales donde se pueden aprender en poco tiempo los rudimentos de la herramienta. Si os interesa el tema de la postproducción de vídeo os lo recomiendo, aunque sólo sea por ver todo lo que se puede hacer con cuatro clics de ratón. Mi intención era acompañar esta entrada con un pequeño vídeo hecho por mí con el programa, pero me ha sido imposible por falta de tiempo. Lo dejaré para otro momento…
Leo esta mañana en El País un artículo curioso sobre el equipamiento informático de la Casa Blanca ante la llegada de Obama. Su título es bastante significativo: «La Casa Blanca vivía en la prehistoria informática» al que acompaña el subtítulo «Los equipos aún funcionan con Windows 2000 y las líneas se colapsan»:
Después de una campaña electoral sustentada en una sofisticada red informática, construida en torno a redes sociales como Facebook y Myspace, y meticulosamente diseñada por jóvenes nacidos bajo la burbuja tecnológica de EE UU, el equipo de Barack Obama se ha mudado a la Casa Blanca para descubrir que la infraestructura tecnológica en la sede de la Presidencia está suspendida en el tiempo, 10 años atrás. […] Una multitud de jóvenes acostumbrados al uso de ordenadores Macintosh ha ido llegando desde el martes a sus oficinas para descubrir que muchas computadoras todavía funcionan con Windows XP o, lo que es peor, Windows 2000.
No me sorprende que los ordenadores de la Casa Blanca usen Windows 2000 o XP. De hecho, aquí, en la Administración española aún son mayoría los equipos que funcionan con Windows 2000 (por ejemplo el mío). Tampoco me sorprende que en un mandato como el de Bush se dejara de un lado el asunto tecnológico y que todo lo relacionado con lo «dospuntocero», la participación ciudadana y el gobierno electrónico le sonara a chino.
En cuanto al uso de Macintosh, no creo que exista (que me corrija alguien si me equivoco) ninguna administración gubernamental en el mundo que utilice Mac en sus oficinas, aunque sí sistemas operativos libres basados en GNU/Linux. Esos jóvenes de los que habla el artículo deberán dejar su MacBook Pro a un lado y pelearse con un sistema operativo de hace ocho o nueve años, a no ser que los estrictos protocolos de seguridad informática que supongo que existirán permitan la compatibilidad entre sistemas, que sería lo ideal.
Quizás interesadamente se ha querido relacionar a Obama con Apple. Son abundantes las fotos en la que vemos al líder norteamericano junto a un MacBook, un iPhone u otro artilugio de la marca de la manzana. No sé hasta que punto es cuestión de imagen o es realidad. Otros mandatarios, como el primer ministro ruso Medvedev, ha sido fotografiado junto a un portátil Mac. Más sorprendente ha sido ver una imagen de Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, con un MacBook negro.
Poco a poco, en el imaginario colectivo comienza a asociarse a Windows con conservadurismo y estancamiento y Mac con cambio y rebeldía. Creo que Microsoft debería reflexionar sobre ello y sobre la imagen que está dando. Aquí os dejo algunos artículos que hablan sobre este asunto:
A través del blog de SopMacSL me entero de la existencia de un documental titulado ‘Welcome to Macintosh’. Ayer tuve la ocasión de verlo y lo cierto es que es bastante bueno porque tiene «chicha» y no se limita a contar lo que todos ya sabemos. A través de terceras personas (no hay testimonios ni de Jobs ni de Wozniak) que fueron testigos de los comienzos de Apple se hila un documental interesante que indaga sobre todo en los primeros años de la empresa y en algunos de sus primeros clientes, distribuidores, coleccionistas y todas aquellas personas que creyeron (e invirtieron) en ella antes que el resto de los mortales.
Rápidamente nos damos cuenta de que Apple no es una compañía cualquiera. No hay más que ver todos esos locos geniales que comenzaron con los dos Steve o que fueron sus primeros fanáticos. Para muestra el ejemplo de Jim Reekes, músico y artista metido a programador y que desarrolló lo que sería el sistema de audio de los primeros Macintosh y también autor del sonidito de arranque de los Mac.
Se trata en definitiva de un buen documental para los amantes de la informática en general, de la industria de la electrónica y por supuesto para todos aquellos que quieran conocer algunas de las claves del éxito de la compañía de la manzana mordida.
Hoy tenía la intención de escribir sobre Windows 7 con conocimiento de causa, pero tras intentar varias veces descargar la beta pública de la web de Microsoft, al final me he dado por vencido. Además de curiosear un poco por el futuro nuevo Windows, quería probarlo bajo la última versión de Parallels, que viene ya preparada para soportarlo. Así que me he tenido que conformar con ver los vídeos oficiales de Microsoft y leer algo de información de lo muchísimo que se ha escrito ya sobre el sistema operativo.
Microsoft se está dando mucha prisa en lanzar su nuevo buque insignia. El fracaso de Vista ha precipitado los planes y ha devuelto a la companía de Redmond a la palestra de las críticas y de la mala imagen de la parecía haber salido con Windows XP. La nueva versión es realmente una mejora de Vista y ha incorporado (teóricamente) notables avances en cuanto a rendimiento en ordenadores poco potentes y gestión de dispositivos de hardware. Una de las grandes novedades de Windows 7 es la llamada «superbarra» de tareas, donde podremos colocar accesos directos a programas o documentos. Más o menos es como el dock de Mac OS X, pero con diez años de retraso.
Estéticamente es casi idéntico a su predecesor. Hereda de Windows Vista los iconos, las ventanas, los efectos visuales y otros elementos gráficos. A nivel personal he de reconocer que nunca me gustó esta estética y que prefiero, aunque tampoco me entusiasme, la de Windows XP. Microsoft tiene aún mucho que demostrar en este campo.
El lanzamiento de Windows 7, si nada lo impide, está previsto para el segundo semestre de este año, quizás en septiembre u octubre. Deseo sinceramente que el nuevo Windows sea un éxito. Los usuarios del sistema operativo de Microsoft se merecen entrar por fin en el siglo XXI. Ya estoy deseando ver los duelos de prestaciones con Snow Leopard… ¿Quién ganará?
Me he enterado a través de Barrapunto que este mes se está celebrando (bueno, no sé si realmente alguien lo celebra) el 25 aniversario de la primera versión de Turbo Pascal. Para quien no lo sepa, se trata de un lenguaje de programación muy sencillo de la compañía Borland y con el que mucha gente aprendió a programar. Este no fue mi caso, porque yo empecé con Basic en 1986. No fue hasta 1995 cuando me adentré (o me adentraron) en el apasionante mundo del Turbo Pascal. Hasta la popularización de los IDE gráficos en Windows (sobre todo con Visual Basic), Turbo Pascal era el rey de los primerizos, los que querían tener un entorno integrado para programar, compilar, enlazar, depurar y ejecutar nuestras pequeñas aplicaciones.
En la carrera dimos a fondo Turbo Pascal y me di cuenta de la cantidad de posibilidades que puede tener. De hecho una de sus principales bazas era su potencia y su sencillez con capacidad para programación orientada a objetos. La herencia de Turbo Pascal la encontramos en Delphi, la versión con IDE para Windows, aunque la verdad es que hoy prácticamente ya no se utiliza.
En un ejercicio de nostalgia me he bajado el Turbo Pascal 5.5 y he programado un pequeñísimo ejemplo. El código fuente en el entorno integrado tenía un aspecto tal que así:
Me ha sorprendido y me ha gustado leer una entrada en el blog Boing Boing sobre las interative fiction (juegos de ficción interactiva). Siempre me interesa leer cosas nuevas sobre el tema de las aventuras conversacionales clásicas. Mucho más hoy día donde priman los videojuegos complejos y espectaculares (que también me gustan). Pero creo que los juegos de ficción interactiva tienen ese halo literario y alternativo, lleno de matices, que no tienen ni las aventuras gráficas, ni los simuladores, ni los arcades.
En concreto, el artículo de Boing Boing hace referencia a un concurso de este tipo de videojuegos, el IFComp 2008. Se trata de la decimocuarta edición. En su página web se puede leer mucha información sobre este evento, sus participantes, una guía para novatos, para jugadores y para desarrolladores de aventuras de texto. También pueden descargarse todos los juegos y los intérpretes compatibles para poder ejecutarlos en Windows, Mac OS X y Linux.
Por falta de tiempo sólo he podido echarle una ojeada a ‘Everybody dies’ de Jim Munroe, que obtuvo el bronce. Es uno de los que pueden jugarse desde la web. También la aventura ganadora, ‘Violet’, puede jugarse online en su propio sitio.
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