Alguna vez he hablado ya sobre los videojuegos en Mac. Es verdad que quien se compra un Mac no lo hace por los juegos, pero echar una partidilla de vez en cuando también gusta. El último que he probado (por encima, porque uno no tiene todo el tiempo del mundo) es el ‘Call of Duty 4: Modern Warfare’ y sólo puedo decir de él una cosa: es una obra de arte. Gracias a Aspyr podemos disfrutar en el Mac del juego más espectacular al que he jugado hasta la fecha. Los gráficos son hiperrealistas y se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Los movimientos tanto del jugador como del resto de los personajes es prácticamente perfecta y aprovechan hasta el fondo los 256 Mb de la gráfica ATI y los 4 Gb de RAM de mi iMac.
Al contrario que en los anteriores juegos de la saga Call of Duty, en esta ocasión no lucharemos en la segunda guerra mundial, sino que formamos parte de un comando de intervención especial con arriesgadas misiones en barcos de modernos piratas de algún mar asiático, en países árabes, en repúblicas ex-soviéticas y otros lugares conflictivos del mundo. La mecánica es muy sencilla y similar a la de otros videojuegos del mismo corte.
Enhorabuena al equipo de desarrollo y sobre todo a aquellos que han hecho posible que esta maravilla funcione tan bien en un Mac. Ahora sólo nos queda esperar nuevos títulos… Y aquí un vídeo del juego funcionando en un MacBook Pro:
Tranquilos. A pesar del título esta no va a ser otra reflexión barata sobre la economía actual. «Ibex Intrépido» o Intrepid Ibex es el nombre de la última versión, la 8.10, de Ubuntu. Como ya sabréis, Ubuntu es la distribución de Linux más popular y se ha hecho con una rápidez nunca vista con un hueco en el apretado mundo de las distribuciones Linux. El otro día actualicé el Ubuntu que tengo instalado en el MacBook a esta nueva versión. Aunque a primera vista los cambios son menores, sin duda mejoran algunos de los puntos débiles de este sistema operativo.
El primero de ellos es el aspecto estético del escritorio. Para muchos esto no será importante, pero si vamos a trabajar con él, cuanto más bonito y funcional, mejor. Me ha llamado la atención la inclusión de un nuevo tema de ventanas en tonos oscuros y marrones y nuevos fondos de escritorio. El renderizado de fuentes también me ha parecido mejor, sobre todo a la hora de ver páginas web, aunque quizás esto también sea culpa de Firefox 3, incluido entre las aplicaciones que se actualizan. Otro detallito son las barras de progreso animadas.
Intrepid Ibex no es una versión 100% final, es decir, no es Long Term Support (LTS) tal y como es Hardy Heron (8.04), pero lo he probado a conciencia y no me ha dado ningún problema. Como digo siempre que pruebo una nueva versión de linux, y últimamente de Ubuntu, cada vez se acerca más a Windows en intuitividad, facilidad de uso y estética. A esto hemos de sumar que cada vez existen más y mejores aplicaciones disponibles. Prácticamente cualquier aplicación de código abierto que utilizamos en Windows o Mac tiene también su versión preparada para Ubuntu. Por último destacar que la comunidad de soporte de Ubuntu en internet (foros, manuales, ayudas) son cada vez más abundantes, algo que nunca viene mal si nos atrancamos con alguna cuestión…
Hoy hace precisamente diez años desde que grabé mi primer CD con mi propia grabadora. Así dicho no parece gran cosa, pero lo cierto es que fue el comienzo de una nueva etapa tecnológica que estaba llegando, y que junto con el mp3 y sus reproductores portátiles, internet e inventos «diabólicos» como el eMule, el Napster o el Audiogalaxy, formó parte de la revolución de la música digital.
Aquella primera «tostadora» me costó al cambio casi 300 euros. Si no recuerdo mal era la más o de las más baratas del mercado y supusieron el principio de la democratización de la grabación en CD. Hasta la fecha, si queríamos grabar un CD, o bien nos buscábamos algún afortunado amiguete o conocido que tuviera una o directamente nos íbamos a cualquier tienda de informática, donde a un precio cada vez menor (a mediados de 1995 grabar un CD me costó 4000 pesetas y justo antes de comprarme la grabadora costaba menos de mil) se llevaban los archivos como buenamente se podía, generalmente en un disco duro (interno, nada de externo).
Todo eso terminó aquel día que estrené, no sin problemas, mi regrabadora Philips a 4x. El ordenador que tenía se quedaba algo corto de prestaciones (si no me falla la memoria era un Pentium 200 con 8 Mb de RAM y 4 Gb de disco duro) y el búfer de grabación a menudo se quedaba vacío, lo que provocaba la pérdida irremediable del disco virgen. Ayer, echando un vistazo a los discos viejos, descubro cuales fueron aquellos primeros CDs grabados: el primero (y único) de los Space Monkeys y el ‘TNT’ de Tortoise… Hoy día ya nadie repara en las grabadoras de CD/DVD. Son algo que damos por superado y «tostamos» los discos mientras realizamos otras tareas con el ordenador, algo imposible en los viejos tiempos.
Pero los tiempos cambian, y los formatos también. Los discos brillantes de plástico, ya sean CDs, DVDs o Blu-Ray tienen los días contados frente al auge y la comodidad de las memorias flash USB, los discos duros portátiles y los media centers…
Acabo de leer en Público un artículo curioso sobre un ciudadano que en 2005 compró un ordenador portátil en una gran superficie dedicada a la informática. Al comprobar que su nuevo Samsung venía con Windows preinstalado se indignó, quiso devolver el sistema operativo y que le reintegraran el importe de este software, porque él ya se había decidido por usar Linux. Por supuesto le dijeron que no. Paco Rivière, que así se llama el ciudadano, denunció a la compañía fabricante del ordenador y a la propia Microsoft. Esta demanda ha sido recientemente desestimada. En mi opinión con razón.
La clave del asunto es la devolución del importe del Windows preinstalado. El señor Rivière pudo haber optado por arrancar el programa de instalación de Ubuntu, por ejemplo, eliminar las particiones de Windows e instalar el nuevo sistema operativo. Pero claro, nos guste o no, en las condiciones de compra del portátil (de este y de prácticamente cualquier otro que encontremos en el mercado) queda bien explícito que se acepta la preinstalación de Windows, y que forma parte indisoluble del producto que se adquiere.
Ya nos gustaría que nos vendieran los ordenadores opcionalmente «limpios» y más baratos. Eso sería lo ideal. Pero las compañías ensambladoras y fabricantes tienen acuerdos comerciales con Microsoft y con otras empresas, como Ahead (fabricante de la aplicación de grabación Nero), mediante las cuales incluyen su software de prueba preinstalado en las máquinas. Vale que muchas veces estas utilidades son más bien un estorbo y que es lo primero que eliminamos, pero es algo que tenemos que aceptar cuando compramos un PC portátil (por suerte Apple es otra historia)…
Ayer leí un artículo en el diario argentino La Nación que me llamó la atención. Aunque parezca mentira, casi nunca uno se para a pensar dónde demonios se guarda la cantidad ingente de información, en forma de fotos, vídeos y demás datos que se produce día tras día. No me refiero a las máquinas, sino a dónde se almacenan la cantidad de servidores necesarios para soportal todos esos servicios como YouTube o las decenas de webs que existen de vídeos y fotos. Tengamos en cuenta que a diario, sólo en YouTube, se generan cientos de horas de vídeos que ocupan terabytes de memoria. Cada módulo de servidor se guarda en un rack o «armario». Cada rack suele tener una capacidad de diez módulos y su tamaño es bastante notable.
Centrándonos en el caso de YouTube, propiedad de Google, en el artículo que leí se dan algunas pistas. Dicen invertir anualmente unos mil millones de dólares en datacenters (lugares con condiciones especiales donde se almacenan los racks de servidores) sólo para YouTube. Este gasto no es sólo en equipamiento informático, sino en sistemas de ventilación y acondicionamiento, personal, etc. Se supone que esto tendrá un límite y que llegará un momento en el que ya no sea rentable mantener el servicio ¿o no?. Es cierto que la tecnología de almacenamiento sigue mejorando y que los servidores tienen cada vez más capacidad y son más baratos ¿pero compensa lo suficiente?. Los lugares físicos donde se encuentran estos datacenters son uno de los secretos mejor guardados de estas empresas. Según se dice, la mayoría de los centros de datos se encuentran en los Estados Unidos, pero ya hay algunos fuera, ¿en China? ¿en Europa?.
Dentro de no mucho tiempo (o ya hoy mismo), las fuentes de donde beben los grandes servicios de internet pueden ser un objetivo terrorista de primer orden, bien para su destrucción o para distorsionar la información que almacenan. Imaginemos que YouTube se llena de vídeos con proclamas terroristas o se bloquea su acceso con mensajes de algún grupo armado…
Todavía no se sabe si SIMO, la principal feria sobre informática y nuevas tecnologías que hay en España, se celebrará en próximas ediciones. Desde luego este año no. La negativa de las grandes empresas del sector a asistir ha cambiado los planes y ha optado por cancelar la cita. Compañías como Microsoft, Vodafone, Telefónica, Lenovo, Apple, Toshiba, Fujitsu-Siemens, entre otras, han dicho no. Ante este panorama, la organización de SIMO ha decidido cancelar esta edición.
A nivel particular he acudido en bastantes ediciones al SIMO (1995, 1996, 1997, 1999 y 2003 si no me falla la memoria). Y lo cierto es que cada año las cosas han ido a peor. Tras la novedad de la primera vez, el resto de visitas han sido para pasar de largo por el noventa por ciento de los stands y recoger los miles de papeles que las amables azafatas nos ofrecían. Es verdad que es una feria dirigida al público profesional y de negocios, pero tampoco hubiera venido mal que hubiera sido una feria un poco más vistosa e innovadora, más dirigida al público general y no al distribuidor mayorista.
La impresión que me llevaba según avanzaban las ediciones era de decadencia, de excesiva formalidad. El formato de SIMO es rancio y desfasado y está pidiendo a gritos una reforma en profundidad. Algunos echan la culpa a la crisis de la ausencia de las grandes compañías, pero lo cierto es que nunca antes, en los 48 años que lleva celebrándose, se había suspendido ninguna edición. ¿No es posible que SIMO haya dejado de ser interesante y rentable para ellas y prefieran asistir a otras ferias similares fuera de España?
A lo largo de mis tiempos de programador, me he tenido que enfrentar varias veces con el azar. En algunas de las aplicaciones que he tenido que diseñar entraba el componente aleatorio en forma de un generador de números. Todos los que han programado alguna vez conocen funciones como rand() en PHP o C++ o rnd() en Visual Basic que teóricamente generan valores al azar entre 0 y 1 con varios decimales.
Hace unas semanas leí un artículo interesante en la web de Bo Allen sobre este tema. Y no hizo más que confirmar mis sospechas: la aleatoriedad generada por un ordenador no es realmente aleatoria, sino que sigue unos ciertos patrones que se repiten una y otra vez, de forma que a la larga pueden predecirse. No hay más que ver el gráfico que acompaña al artículo para darse cuenta.
Y es que el concepto de aleatoriedad no está tan claro. De hecho nadie sabe si realmente existe o si al final, igual que con el gráfico, siempre se repite un patrón. No voy a entrar en conceptos que nos llevarían a la filosofía o a la física. Si os interesa el tema, en la curiosa página web random.org han estudiado detenidamente el tema de la aleatoriedad y cuenta con un generador aleatorio de números no basado en los cálculos del procesador, sino en los ruidos atmosféricos, que se supone que son mucho más azarosos…
rmbit está bajo una licencia de Creative Commons.
Plantilla de diseño propio en constante evolución.
Página servida en 0,056 segundos.
Gestionado con WordPress