12 de marzo de 2008
Esta entrada viene a cuento de la muerte de Joseph Weizenbaum, el creador de Eliza. ¿Y qué es Eliza? Pues posiblemente la abuela de todas las aventuras conversacionales y los primeros intentos de crear un interlocutor virtual medianamente creíble. Aunque aquella aplicación primigenia diseñada en 1966 carecía de todo mecanismo de inteligencia artificial, conseguía engañar en cierta medida al conversador humano. Evidentemente no pasaría el test de Turing, pero la idea era de lo más innovadora.
Eliza simulaba (o casi parodiaba) a un psicólogo al que el operador que manejaba el terminar respondía a las preguntas que formulaba el ordenador a la vez que éste contestaba a los comentarios del operador. Tal y como se cuenta en la Wikipedia, el modo en que funcionaba era muy simple, porque se limitaba a cambiar palabras dentro de un puñado de frases preestablecidas a partir de la entrada que el usuario introducía por teclado.
Como dije antes, todas las aventuras conversacionales heredan de Eliza muchas de sus características, perfeccionándolo notablemente a lo largo de los años. Las pioneras fueron ‘Dungeon’ y ‘Adventure’ en 1975. Alguna vez he dicho que este tipo de videojuegos son y han sido siempre mi debilidad y servidor también hizo en su momento sus pinitos con ‘Castle’ (1995), una aventura programada en Pascal y que quedó bastante bien. Hoy día cualquier programador dispone de herramientas como analizadores léxicos y sintácticos o las expresiones regulares que permiten una mayor flexibilidad a la hora de crear «computadoras parlanchinas». En la red se pueden encontrar muchos de estos ejemplos.
18 de febrero de 2008
Primero Francia y ahora Reino Unido están preparando normas para intentar atajar las descargas de material protegido por los derechos de autor a través de redes p2p. Después de ver esto los internautas españoles que usamos asiduamente esta modalidad de descargas nos hacemos una pregunta lógica. ¿En España también? ¿Cuánto tardarán? Al hilo de esto he leído un artículo interesante en soitu.es sobre este tema y con el que estoy bastante de acuerdo. Para resumir, lo que viene a contar es que tanto Francia como Reino Unido legislarán contra las descargas, pero serán tan ambiguas y «descafeinadas» que apenas serán operativas. En España también se implantarán medidas similares, pero serán pura fachada. Todo seguirá como está.
No puede ser de otro modo. Pero me hago unas cuantas preguntas: ¿Qué gobierno en su sano juicio quiere ir en contra de millones de internautas? ¿Quién quiere ir en contra de las poderosas ISPs? Además ¿Cómo se puede legislar sobre un tema técnicamente complejo? ¿Cómo saben si las tramas TCP y UDP que recibe mi eMule corresponden a descargas «ilegales» y no a contenido Creative Commons? ¿Cómo van a controlar las descargas de, por ejemplo, BitTorrent? ¿Van a monitorizar todo internet?
Esto ya no es poner puertas al campo, sino puertas al mundo. Así de repente se me ocurren métodos técnicamente viables para poder enmascarar u ocultar los datagramas: tunneling IP, tal y como se hace en las VPNs, cifrado de las tramas u otras opciones. Tened en cuenta que ante un impedimento técnico siempre hay una forma de saltárselo. Incluso los algoritmos más complejos y los sistemas más inexpugnables han sido vulnerados. Siempre habrá alguien que lo haga, aunque sólo sea por puro activismo.
13 de febrero de 2008

Hoy toca artículo evangelizador cortesía de la «secta de la manzana». Ya he dicho alguna vez que Apple cuida mucho a sus usuarios, hasta el último detalle. La última actualización de Mac OS X Leopard, la 10.5.2, apareció en nuestros actualizadores el pasado lunes. Al contrario de lo que pasa en Windows, las actualizaciones de Mac OS X corrigen realmente los problemas y mejoran las funcionalidades del sistema operativo… y de paso parece que leen el pensamiento de los usuarios.

Una de las pegas que le vi desde el primer momento a Time Machine es que no se podía controlar el momento en el que queríamos efectuar la copia de seguridad. Tampoco podíamos acceder fácilmente a las preferencias. Pues voilá, en la 10.5.2 se incorpora un icono muy elegante y discreto (como siempre) para poder controlar Time Machine desde la barra de menús. Una barra de menús que (otra de mis pegas) ahora puede hacerse totalmente opaca. La tercera novedad es la posibilidad de ver los stacks del dock en forma de lista, un estilo de visualización que se une a las ya disponibles de retícula y abanico. Esta visualización resulta muy útil cuando tenemos muchos elementos, como por ejemplo la carpeta de aplicaciones.
Otra cosa que he notado mucho es que se han agilizado las animaciones notablemente y da una sensación de rapidez y fluidez mucho mayor que antes. Si hasta ahora estaba contento con cómo funcionaba Leopard, ahora estoy encantadísimo y doy vueltas por el interfaz por el simple placer visual.
17 de enero de 2008

A Apple hay que reconocerle al menos un mérito: hacer sencillo lo que otros hacen complicado. Por eso siempre digo que si quieres tener un ordenador y no tener quebraderos de cabeza, cómprate un Mac. Cuánta gente que conozco se ahorraría miles de problemas si en vez de tener un PC con Windows (que el XP no me parece un mal sistema operativo, pero sí demasiado complicado para un usuario básico) se pasaran a Macintosh. Adiós a los problemas de virus, antivirus, ventanitas raras, mensajes de seguridad a todas horas, falta de archivos, mensajes ininteligibles, pantallazos azules, mal rendimiento, tener que formatear el disco de vez en cuando y un larguísimo etcétera.

Seguramente el mejor exponente de esta filosofía de simplicidad es el sistema de copias de seguridad automáticas Time Machine. Windows XP tiene también una aplicación que hace copias de nuestros datos. Pero, lo sé por experiencia propia, uno puede echar al menos una tarde en intentar configurar el maldito programa para que haga las copias de seguridad en otro ordenador conectado por red local, y que esas copias sean a una determinada hora. Aún no lo he conseguido. La idea de Time Machine es bien sencilla: hace copias de seguridad de todo el sistema cada cierto tiempo en un disco externo. Si el disco no está conectado no la hace. Así de simple. Lo único configurable son las carpetas que no queremos que sean copiadas. Cuando el disco externo se llena, en la siguiente copia reemplazará a la primera que se hizo y así sucesivamente, de forma que tendremos unas cuantas versiones de nuestro sistema almacenadas.
Lo mejor de todo y también lo más visual es el modo de recuperar la información antigua. Lo hace mostrando una batería de ventanas (ver la primera foto), cada una de ellas correspondiente a una copia almacenada. Podemos movernos tranquilamente por nuestras carpetas del disco duro y a la vez «retroceder en el tiempo» para rescatar un archivo que quizás borramos hace unos días.
La entrada ha quedado casi como si yo fuera un «MacEvangelista», pero lo cierto es que me ha sorprendido lo sencillo del funcionamiento de este sistema. A ver si Windows, por el bien de sus usuarios, se inventa algo parecido y que nunca más pierdan sus datos. O mejor, que se pasen a Mac.
8 de enero de 2008

En 1997 nadie daba un duro por Apple. La compañía que en su día fundaran Steve Jobs y Steve Wozniak estaba al borde del colapso. Técnicamente eran inferiores a los PCs, que llevaban ya unos años de escalada imparable en cuanto a prestaciones. El diseño también se había descuidado. Nada que ver con aquel primer Apple Macintosh que marcó una época. Pero aquel año, Jobs, que había sido despedido de su propia empresa por los accionistas, volvió. Fue el comienzo de la resurrección. Por aquel entonces había en la compañía un diseñador industrial. Era británico y llevaba en la empresa cinco años. Su nombre era Jonathan Ive. Con el retorno de Jobs, Ive se convirtió de la noche a la mañana en el vicepresidente de diseño industrial de Apple.
Aquel año fue el punto de inflexión en la historia de la compañía de la manzana. De la cabeza de Ive comenzaron a salir diseños revolucionarios. Primero fue el histórico iMac 3G. Sus coloridas carcasas transparentes cambiaron el concepto de ordenador personal, pasando a ser un objeto de diseño y también de deseo. Fue lanzado en agosto de 1998. Después, en 1999, vino el iBook, el portátil que seguía la misma filosofía que el iMac.
A partir de aquí, todos los nuevos productos de Apple llevarían el inconfundible sello del diseñador británico, convirtiéndolo seguramente en uno de los personajes más influyentes en la estética de lo que llevamos de siglo. De hecho, una de sus «obras», el Power Mac G4 (el famoso «cubo»), se expone en el MOMA. iPods, iMacs de todas las generaciones, PowerBooks, MacBooks o el iPhone deben parte de su éxito al buen hacer de Ive y a sus diseños de vanguardia. En 2006 fue nombrado Caballero del Imperio Británico.