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La bitácora personal de Ricardo Martín
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5 de octubre de 2013

Impresiones sobre el nuevo iMac 27»

A finales de agosto, mi viejo iMac dijo basta. A un problema inicial con el disco duro se unió pronto otro de placa base. El veredicto era claro: No tenía arreglo. En estos seis años, mi iMac no me había dado ningún problema, ni de hardware ni de software, con lo que, a pesar de su abrupto final, lo sigo considerando una buena adquisición. Por eso mi intención era clara y ya estaba ojeando los nuevos modelos. Afortunadamente, hace un par de semanas se presentaron silenciosamente los iMacs con los nuevos procesadores de Intel, los Haswell. Los modelos de 27 pulgadas contaban además con una tarjeta gráfica de 1 Gb. Esto y comprobar que la memoria y el procesador eran reemplazables y no estaban soldados a la placa base me animaron definitivamente a comprar este modelo.

Ya antes de ponerlo en marcha, uno tuvo una sensación un tanto desagradable de que Apple parece que no cuida como antes ni los detalles ni la calidad de los materiales con que construye sus productos. El cable de alimentación (el único necesario para el funcionamiento del ordenador) da la impresión de ser de mala calidad. Tampoco la sensación al tocar el aluminio es la misma que la de mi antiguo iMac. Parece más delgado y tosco. Pero evidentemente todas estas sensaciones y temores se disipan al encenderlo y comprobar como lo que verdaderamente llama la atención de este ordenador es la enorme pantalla y la delgadez de su perfil. Cierto que tiene una pequeña panza en su parte central, pero es mucho menor de lo que había visto en imágenes y vídeos. Estas dimensiones tan impresionantes pasan factura al sonido que sale por sus altavoces. Se ha intentado dotar de mayor nivel de tonos graves, quizás para disimular el deficiente sonido de agudos. Desde luego, el nuevo iMac no es para escuchar música si tenemos un oído medianamente fino. Enseguida percibiremos el clásico sonido a «lata». Pero esto siempre lo podremos solucionar con unos buenos altavoces externos.

Respecto al teclado y ratón, opté por el teclado inalámbrico y el ratón Magic Mouse, con lo que tengo ya el lote completo (ya tenía el Magic Trackpad y el Mighty Mouse inalámbrico). El teclado es muy cómodo y el recorrido de las teclas es algo mayor que el teclado USB que tenía antes. Se echa de menos las conexiones USB de los laterales. Las utilizaba mucho para conectar un lápiz de memoria o el iPod. También cuesta algo acostumbrarse a unos cursores más pequeños. Sin embargo, a lo que no cuesta nada acostumbrarse es al Magic Mouse. Me parece una pequeña maravilla, el colmo de lo intuitivo. Posee un botón (configurable como dos, izquierdo y derecho) y su superficie es totalmente táctil, con lo que tenemos un trackpad y un ratón en el mismo periférico. A mi me parece ideal, porque combina lo mejor de mis otros dos ratones.

Desde hace unos años, los iMac no llevan unidad SuperDrive (lector/grabador de CD/DVD). Con el tiempo comprobaré si esto es un problema o no. En un principio no lo he necesitado para nada. El sistema operativo viene precargado y –como muchos sabréis– no es necesario formatear el sistema de vez en cuando como en Windows. De hecho yo en seis años no lo he formateado nunca y –hasta que dijo basta– funcionó perfectamente. En ese primer encendido he restaurado el sistema de mi viejo ordenador con Time Machine y en algo más de una hora tenía mi sistema de siempre –hasta el último detalle– en el nuevo ordenador.

A pesar de estos años de uso continuado e intenso de Mac, me sigue sorprendiendo que OS X siga funcionando tan bien. Algo que en definitiva, es el triunfo de las ideas sencillas. A muchos este artículo les parecerá mera propaganda de Apple, pero lo que realmente me mueve es la admiración por la compañía que, si bien ya no genera los titulares que generaba hace unos años, sigue fabricando muy buenos aparatos con el valor añadido de un software elegante, útil, potente y sencillo que nos facilita mucho la vida.

19 de septiembre de 2013

Probando iOS 7: Un sistema avanzado bajo apariencia sencilla

Vivimos en unos años en los que la actualización de un sistema operativo para móviles es noticia en los medios. Hace diez años hubiéramos pensado que estábamos locos. Esta reflexión me surgió al ver la avalancha de informaciones acerca de iOS 7, el nuevo sistema operativo para iPhone. Yo conseguí bajarlo ayer por la tarde después de varios intentos.

A pesar de que ya habíamos visto muchas pantallas y conocíamos el diseño con bastante detalle, impresiona verlo instalado y funcionado en mi móvil. Las primeras imágenes que vi cuando fue presentado antes del verano no me acabaron de convencer y pensé que el diseño cambiaría a algo más «refinado» en la versión definitiva. Pero no. Lo que se mostró en su día es lo que hoy tenemos. Y tengo que decir que todas aquellas dudas se han disipado completamente. iOS 7 me parece valiente, atrevido, innovador, rápido y muy práctico. Como siempre, Apple ha cuidado todos los detalles, tanto lo que se ve como lo que no, o aquello que quizás descubramos dentro de unos meses.

Lo primero que llama la atención y «choca» es el colorido y el aspecto radicamente plano y algo infantil de los iconos. Tal vez algunos de ellos podían haberse diseñado de otro modo (el de Safari y el de Ajustes me parecen horribles), pero todo es acostumbrarse. El nuevo sistema permite que estos iconos puedan ser dinámicos, ya que están diseñados mediante vectores (para entendernos, no son imágenes «fijas»). Por ejemplo el icono de la aplicación Reloj muestra la hora, minutos y segundos reales y se actualiza en tiempo real. Otra novedad interesante son los paneles semitranslúcidos, igual que los fondos dinámicos. También lo es que ¡por fin! podamos acceder rápidamente a las opciones más habituales. En el centro de control podremos activar o desactivar las redes inalámbricas, el bluetooth, encender y apagar la linterna, ajustar el brillo de la pantalla y otras opciones útiles.

Todo en iOS 7 es muy ágil e intuitivo y acostumbrarse es cuestión de minutos. El nuevo teclado, aunque tiene características muy parecidas al antiguo, da la sensación de ser más fácil de usar, más cómodo. Por otra parte el asistente por voz Siri también funciona mejor y sabe dar respuestas más naturales a nuestras preguntas y comandos.

En definitiva, un paso adelante en cuanto a estética y tecnología que no es precisamente conservador. Apple ha buscado la originalidad, la diferencia y, por supuesto, la excelencia en el funcionamiento y en los detalles bajo una apariencia sencilla. Y eso no es nada fácil de conseguir.

19 de junio de 2013

Probando Adobe Photoshop Creative Cloud

La compañía Adobe presentaba hace un tiempo un giro en su filosofía. Básicamente venían a decir que la «nube» sería la reina de sus aplicaciones. Que las aplicaciones estarían basadas en la red y sería necesario para usarlo. Poco más se sabía. Algunos pensábamos que ejecutar aplicaciones basadas en web, directamente «tirando» de red, sería muy complicado porque necesitan gran eficiencia y potencia de cálculo. Efectivamente Adobe también lo sabía y por eso las cosas no son exactamente así.

Pero como siempre, he probado Adobe Photoshop CC, una de las aplicaciones del sistema Creative Cloud. El proceso es muy sencillo, sobre todo en mi caso, porque ya tenía una cuenta en Adobe. Consiste en descargarse un instalador que ejecuta un panel de control desde donde gestionaremos los programas instalados, el estado de nuestra cuenta, las actualizaciones, etc. En el menú de aplicaciones instalamos la aplicación que deseemos, en este caso Photoshop. Me ha llamado especialmente la atención el peso de la aplicación, de casi 1 Gb. Para ser una aplicación «en la nube» parece excesivo (Photoshop CS5.1 son unos 700 Mb en su versión Mac). Realmente es una aplicación normal y corriente como sus predecesores.

Entonces ¿Merece la pena pasarse al nuevo sistema? En mi opinión, rotundamente no. Además de no ofrecer nada nuevo, el nuevo sistema de licencias resulta caro para aquellos que, como yo, lo usamos sólo ocasionalmente (digamos que un par de días a la semana). Los precios por aplicación y mes ronda los 25 euros. Si se quieren usar todas las aplicaciones la tarifa asciende a más de 60. Esto hará que los profesionales sean reticentes a actualizarse. En cuanto a la obtención de copias no oficiales, crackear el nuevo sistema sólo será cuestión de tiempo. Sinceramente, veo que Creative Cloud será un fiasco y Adobe tendrá que recapacitar. Pronto veremos un CS7…

1 de septiembre de 2012

¿El declive de linux?

El pasado 29 de agosto, Miguel de Icaza escribió en su blog personal un post que ha creado un pequeño revuelo dentro del mundillo GNU/linux. En él reconoce que la fragmentación de desarrollo de las diferentes distribuciones linux está lastrando su avance. Para colmo, el lanzamiento del entorno de ventanas Gnome 3 parece que no ha gustado a casi nadie, ni siquiera a Linus Torvalds, que con razón, se quejaba de que su usabilidad había empeorado alarmantemente en la nueva versión y lo calificaba como «desastre».

Para quien no lo sepa, Miguel de Icaza, desarrollador mexicano muy ligado al mundo del código abierto, fue el creador de Gnome. En su interesante artículo comenta que las posibles causas de esta «pérdida de rumbo» se debe a que no hay unas líneas maestras claras a seguir y que, incluso entre distribuciones linux diferentes, la compatibilidad no es tan evidente. Declara que muchos de los desarrolladores que antes trabajaban para el sistema operativo han migrado hacia entornos más seguros, como las aplicaciones web, móviles y OS X. De Icaza alaba el progreso que ha tenido el sistema operativo de Apple, ya que partían de un núcleo Unix casi obsoleto y anticuado. Hoy día, OS X se ha convertido en el sistema preferido para hackers y programadores open source de todo el mundo. Lo cierto es que OS X lo tiene todo, un sustrato Unix fácilmente reconocible por aquellos que vienen de Linux, un sistema sólido y fiable y un entorno gráfico bonito y homogéneo.

Yo por mi parte, después de haber probado el Gnome 3 que monta la última versión de Ubuntu, he llegado a la misma conclusión: no me gusta. Supone un cambio demasiado radical para peor. Seré un inútil pero no he sido capaz de crear un enlace (acceso directo, alias) en el escritorio. Ante tal panorama, los responsables de Gnome deberían plantearse una vuelta atrás o al menos establecer unas líneas de trabajo para homogeneizar el trabajo tanto en el kernel como en la parte más visible. Si no tal vez linux esté condenado a desaparecer.

2 de agosto de 2012

‘Un Dígito Binario Dudoso’, Alan Turing e Hidrogenesse

Este post podría considerarse de admiración doble. Por un lado hacia el británico Alan Turing, el, entre otras cosas, matemático, físico y, sobre todo, pionero de la informática del que se celebra el centenario de su nacimiento. Y por otro hacia Hidrogenesse, esa banda de electro-pop inclasificable y que a menudo se les ha tachado de frívolos, cuando lo que realmente hay detrás es una inteligencia, un sentido del humor y una sensibilidad fuera de lo normal dentro del panorama musical nacional.

Carlos Ballesteros y Genís Segarra han publicado su particular homenaje a Turing en forma de disco conceptual, ‘Un Dígito Binario Dudoso’. Se trata de un trabajo repleto de instrumentaciones electrónicas y guiños a la biografía del londinense que quizás resulte demasiado oscuro para los seguidores de la banda, aunque conservan ese desparpajo falsamente naif que esconde un gran talento para las letras. Podemos comprobarlo claramente en temas como ‘CAPTCHA Cha-Cha’, una aproximación musical de andar por casa al concepto de test de Turing.

Además se les ha ocurrido la idea de crear una lista en YouTube con clips de todos los temas del disco, con lo que podéis escucharlo tranquilamente:

En cuanto a la figura de Alan Turing, sin duda es una de las biografías más interesantes, intensas y dramáticas del mundo de la ciencia del siglo XX y desde luego merece una película. Su final prematuro fue terriblemente trágico, víctima de la intransigencia y los prejuicios de la anticuada sociedad británica de la época. De nada sirvieron sus servicios impagables para acelerar el fin de la guerra ayudando a descifrar el código Enigma utilizado por los nazis para transmitir sus órdenes. Ni siquiera el que sentara las bases de la informática moderna tal y como hoy la entendemos. Para aquellos interesados, leed la entrada de la Wikipedia y buscad el documental ‘Codebreaker: Alan Turing’s Life and Legacy’. Creo que en España solo ha sido emitido en Canal+ y en TV3. Os dejo con el trailer:

27 de julio de 2012

Primeras impresiones de OS X Mountain Lion

El próximo mes de septiembre, mi iMac cumplirá cinco años. Sus primeros cinco años. Digo esto porque el pasado miércoles se lanzó la esperada nueva versión del sistema operativo de Apple para Mac, el famoso Mountain Lion. Enseguida cayó en mis manos y lo instalé. Era ya la cuarta versión de OS X que instalaba. Una encima de otra: Leopard encima de Tiger, Snow Leopard encima de Leopard, Lion encima de Snow Leopard y, por fin, Mountain Lion encima de Lion. Una de las ventajas de los Macs, y que yo aprecio muchísimo, es que la obsolescencia del hardware tarda mucho más en producirse que en un PC. Mucho más cuando mi equipo iMac no era de los más avanzados cuando lo compré. Hoy día sus 256 Mb de memoria de vídeo son casi de risa para un ordenador de sobremesa. Sin embargo, la última generación de OS X funciona perfectamente, incluso mejor que su antecesor. Puedo hacer funcionar absolutamente cualquier aplicación, por avanzada que sea, o cualquier nuevo videojuego que haya sido portado a Mac. Recuerdo que desheché mi antiguo PC con cuatro años porque ya era incapaz de manejar con soltura Windows Vista

Pero centrémonos en Mountain Lion. Como viene siendo habitual, los cambios no son precisamente abrumadores en cuanto a dinámica de funcionamiento o estética, pero sí se corrigen algunos pequeños errores, se mejora el rendimiento (yo lo he notado), y se añaden algunas nuevas funciones que el tiempo dirá si son útiles o no. Tal vez la principal de ellas es el nuevo Safari. Todavía no sé si me gusta más que su antecesor o no. Por una parte, su aspecto es bastante más solido que antes y ya no vemos tanto la ruletita de colores cuando carga los elementos flash, pero por otro da la sensación de ser algo más lento que sus competidores cargando las páginas. El sistema de navegación entre pestañas no me parece más que una simple anécdota con dudosa utilidad. En cuanto al sistema de notificaciones –otra de las grandes novedades– puede ser útil siempre que puedan añadirse al sistema nuevas aplicaciones, y no solo las que vienen predeterminadas.

Para terminar esta brevísima reseña os dejo con un vídeo capturado esta misma tarde de mi ordenador funcionando con Mountain Lion. Veréis que el único momento en el que se queda un poco trabado es al ejecutar el vídeo desde Final Cut Pro X. Eso tiene una explicación en que simultáneamente estaba funcionando el capturador Camtasia 2 para grabar el vídeo y, por alguna razón, no se llevan del todo bien entre ellos.

26 de julio de 2012

‘Ready Player One’

He de decir que no soy muy aficionado a leer cosas frikis –algunos pensarán lo contrario– en el sentido clásico de la palabra. No quiero decir que el mundo geek no me interese, de hecho sí que me interesa, pero me dan mucha pereza los libros sobre/para frikis. Sólo he visto una vez las tres películas originales de Star Wars, las de El Señor de los Anillos ni siquiera eso, aunque sí he leído los libros por curiosidad. Nunca he jugado a rol, aunque me gustan los videojuegos conversacionales. Como mucho podría decirse que soy un geek ocasional y de las cosas más peregrinas.

Una vez hechas las aclaraciones pertinentes vamos con ‘Ready Player One’. El libro cayó en mis manos por casualidad, hablando sobre novelas. El asunto de los pioneros de la informática y los videojuegos siempre me ha interesado, así que probé a leermelo. Antes de empezar veo en la contraportada que Ernest Cline, guionista de Hollywood y escritor, había vendido ya los derechos a Warner Bros. para que se realizara una película que, supuestamente, se estrenaría en 2013 o 2014. Segui curioseando, y en la solapa de la portada vi una foto de un sonriente Cline apoyado en un DeLorean (presumo que auténtico) clavado al de Regreso al Futuro. Buscando más información sobre el tipo entro en su web y veo que, además de una especie de friki a la americana es un personaje histriónico y algo extravagante. Sin que esto me influyera pase finalmente la primera página.

‘Ready Player One’ es la historia de Wade Watts un joven desarraigado en un mundo en descomposición de un futuro no muy lejano. Corre el año 2044 y en todo el mundo triunfa una simulación tridimensional e inmersiva llamada OASIS. Es un mundo virtual donde todos se refugian y donde pueden ser quienes deseen y dar rienda suelta a todo aquello que en la triste vida real no pueden. Wade es lo que hoy diríamos un «nativo» de OASIS. Desde muy pequeño su madre le enseñó a utilizar la consola para vivir y educarse en un mundo virtual. Un buen día recibe la noticia de que J. D. Halliday, el todopoderoso y multimillonario creador de OASIS, ha fallecido dejando un curioso testamento: un juego. A través de pistas relacionadas con las aficiones de Halliday –los primeros videojuegos, los iconos culturales norteamericanos de los años 80s y, en general, la tecnología de aquella década– los que deseen participar han de encontrar tres llaves que servirán para abrir tres puertas. Y detrás una fortuna incalculable. Wade se embarcará en esta aventura sin saber la cantidad de peligros y retos que le esperan. Por supuesto también hay malos. Aquí se llaman sixers, esbirros de una multinacional diabólica llamada IOI que quiere apoderarse del premio de Halliday para poder controlar OASIS y convertirlo en un mundo controlado y de pago.

La novela, no hace falta que lo diga, no pasará a la historia de la literatura. El diseño de los personajes es casi infantil y el maniqueísmo es a veces casi paródico (no sabemos si heredero de los videojuegos o de las películas de ciencia-ficción norteamericanas). Eso no significa que no haya disfrutado como un enano leyendo sin parar sus quinientas páginas. Las referencias generacionales, algunas muy frikis, son muy abundantes y se repiten hasta la extenuación. Desde ‘Dragones y Mazmorras’ y otros juegos de rol, series japonesas como ‘Ultraman’, videojuegos clásicos como ‘Pac-Man’, ‘Tempest’ o ‘Zork’ o referencias cinematográficas que no me esperaba como el papel estelar que ocupa ‘Los Caballeros de la Mesa Cuadrada’ de Monty Python. Quizás también se puede hacer una lectura un poco más profunda: el esfuerzo, la perseverancia y la capacidad de superación aparece implícito a lo largo de toda la novela. Un tema, por cierto, muy del imaginario norteamericano. Y también lo es el factor de la tecnología como elemento democratizador.

En definitiva ‘Ready Player One’ es una novela amable, interesante y, sobre todo y por encima de lo demás, muy entretenida. Pero unas pocas horas después de finalizada la has olvidado. Recomendada para los frikis primigenios que crecieron con los primeros videojuegos.



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