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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
7 de junio de 2012

‘CT o La Cultura de la Transición’: El problema de meterlo todo en el mismo saco

Ayer leí un artículo que publicaba Elena Cabrera en lainformación.com comentando la temática del libro ‘CT o La Cultura de la Transición’, una obra colectiva donde diversos autores escriben sobre los diversos aspectos de la «cultura oficial» a lo largo de los últimos 35 años. Quiero que quede claro de antemano que mis críticas van sobre todo hacia este artículo, puesto que del libro no he leído más que las pocas páginas que me permite Google Books (no hay tiempo ni dinero para comprarlo y leerlo). Puedo estar de acuerdo con el planteamiento general y que el concepto de «cultura oficial» adoctrinadora ha hecho mucho daño a la ciudadanía y a todos aquellos que siempre hemos reivindicado una cultura alternativa con unos patrones estéticos o de contenidos no estándar.

«Con el objetivo de conseguir una Transición suave, sin ira, la cultura conflictiva fue desactivada, dejando la hegemonía cultural en manos de La Movida, las chicas Almodóvar, los cantautores, los conciertos-mítin del PCE, los nuevos flamencos, Amenábar, Soldados del amor y el indie español de los noventa con letras en inglés

En ese párrafo puede resumirse el espíritu del artículo: la mezcla de conceptos que nada tienen que ver. Y en negrita, la fuente de mi indignación. ¿Olé Olé, Amenábar o Almodóvar en el mismo saco que los indies de los noventa? A la cabeza me vienen Manta Ray (de donde después salió Nacho Vegas), Penélope Trip, Cancer Moon, Automatics y otros, aunque extrañamente me vienen también bandas cantando en castellano como Los Planetas o Nosoträsh. ¿Qué pensarán ellos de todo esto?

Si nos vamos al libro, en un párrafo se comenta lo siguiente:

El pelotón de grupos cool no parece capaz de incomodar a nadie. Incluso seduce al mundo corporativo: las grandes agencias de publicidad recurren a divas indie para vender trapitos de Purificación García, la cerveza San Miguel o el SEAT Ibiza Spotify. […] El antiguo underground se ha convertido en el nuevo mainstream.

De nuevo la incapacidad para diferenciar el grano de la paja. La diva indie a la que se refiere el texto es Russian Red, que no es precisamente santo de mi devoción ni representativa del mundo indie. Poco tiene que ver con otros (estos sí) muy interesantes como Nudozurdo, La Bien Querida, La Estrella de David, El Guincho, Comando Suzie u Ornamento y Delito por decir solo unos pocos. Conclusión 1: eso del indie cool es el indie de escaparate que no es representativo del heterogéneo movimiento del pop independiente español. Conclusión 2: El underground de ayer no es el mainstream de hoy. No al menos en «indielandia». Afortunadamente lo independiente no es una corriente acotada en el tiempo y, por tanto, que se agote. El indie de ayer sigue siendo el indie de hoy. Precisamente una de las características de los underground de los noventa es que en su mayoría no levantaron la cabeza comercialmente, y si lo hicieron (como Los Planetas) mantuvieron su actitud (recordad la censura «antidroga» de ‘Un buen día’ en los 40 Principales).

Para terminar decir que el fin de la llamada «Cultura de la Transición» quizás tenga más que ver con el relevo generacional, con la crisis económica y con el derrumbamiento de la industria cultural tal y como la entendemos que con un hecho puntual (y muy importante) como es el movimiento 15M, que es lo que se deja entrever en el artículo y (presumo) también en el libro. En cualquier caso, si el libro cae en mis manos lo leeré con interés.

23 de abril de 2012

Visita a la Biblioteca Nacional

El pasado sábado tuvo lugar la jornada de puertas abiertas que todos los años desde 2005 celebra la Biblioteca Nacional de España. El aforo era limitado a 1500 invitaciones a lo largo de las cinco horas entre las 8 y las 14, así que no había tiempo que perder. Por suerte llegamos a una hora razonable y todavía quedaban bastantes entradas. La cola para acceder tampoco era demasiado larga como hubiéramos pensado en un principio. La visita en total duró más de una hora y nos llevó por lugares que el resto de los mortales no puede ver durante el resto del año, guiados por sus propios trabajadores y en pequeños grupos de unas veinte personas. Además, ojo al detalle, se podían hacer fotografías.

Es un auténtico lujo que cada departamento sea explicado por sus propios profesionales. Así, en el departamento de restauración, nos comentaron cuales son los principales problemas que sufren los libros archivados en los estantes de la BNE y las técnicas para su restauración. Lástima que esta parte, muy interesante, no durara más que unos pocos minutos. El funcionamiento de los kilómetros de estanterías que almacenan los documentos en depósito legal también resultó curioso. El recorrido de la visita es, curiosamente, el inverso que realizan los fondos en su ciclo dentro de la biblioteca. Entramos en sus tripas por la sala general de lectura y acabamos en el almacén donde los camiones descargan todos los materiales que han de ser catalogados y archivados.

El ambiente durante toda la visita fue cercano y distendido, pudiendo preguntar sin problemas cualquier duda, detalle curioso o inquietud que tuviéramos. Al final, se nos entregó un pequeño obsequio, una lámina (un mapa de España de 1705 realizado por el francés Nicolás de Fer para el recién llegado primer monarca borbónico español Felipe V llamado L’Espagne Triomphante sous le Regne de Philippe Vme.’) guardada en una carpeta con el logotipo conmemorativo del tricentenario de la Biblioteca Nacional, una colección de marcapáginas también con motivos del tricentenario y un CDROM con una versión interactiva del Quijote.

El colofón fue la visita a la exposición especial, abierta a todo el público, en la que se conmemora este tricentenario. Se trata de una muestra impresionante con algunos de los fondos más emblemáticos que guarda la biblioteca. Vimos originales (sí, nada de facsímiles) del Beato de Liébana, tratados técnicos de Leonardo Da Vinci con su enigmática escritura al revés y sus minuciosas ilustraciones, algunos de los primeros libros impresos en España en el siglo XV, las ‘Cantigas de Santa María’ de Alfonso X El Sabio o una primera edición del Quijote, entre muchas otras. También hay que destacar la cantidad de manuscritos, bien cartas o bien originales de obras de escritores y artistas como Miguel Hernández, Dalí, Lorca, Blasco Ibáñez, Lope de Vega o Calderón de la Barca. También las fotografías tienen sitio en la exhibición. Fotógrafos como Robert Capa, Agustí Centelles o los pioneros Clifford y Laurent. Como véis, todo material de primer orden y una oportunidad única para ver documentos importantísimos para la cultura española que normalmente no se exponen.

Para terminar os dejo con un documental sobre la Biblioteca Nacional que es el que se está proyectando en esta exposición:

13 de febrero de 2012

‘1Q84’

El universo del escritor japonés Haruki Murakami parece no tener fin. Su desbordante imaginación suele apabullar a la vez que atrapar a quien se adentra en sus novelas. Todas ellas tienen ese toque, esa sensibilidad especial (quizás sea por la idiosincrasia del país oriental) que es complicado ver en los literatos europeos. La publicación de la trilogía ‘1Q84’ (fuera de Japón editados en dos volúmenes en 2011) supone la obra más extensa y ambiciosa que ha publicado hasta la fecha.

Los que ya conocemos parte de los códigos que Murakami utiliza en sus libros, no sorprende encontrar a unos personajes que parecen moverse con comodidad, o al menos con decisión, en un universo enrarecido, con una especie de realismo mágico a la japonesa. ‘1Q84’ es una sinfonía, una maquinaria con la precisión de un reloj que va desarrollando su argumento sin prisas pero sin detenerse ni un solo momento y a la vez recreándose minuciosamente en detalles que en apariencia son insignificantes, pero que ayudan a reconstruir en la mente del lector ese «nuevo mundo» paralelo.

La novela está estructurada en capítulos donde se aportan los puntos de vista de sus dos protagonistas principales en los dos primeros libros y tres en el tercero. Por una parte Tengo, un treintañero profesor de matemáticas en una academia y aspirante a escritor con una vida anodina. Por otro Aomame, una instructora de gimnasia de alto nivel. Por último, el tercero en discordia, Ushikawa, un detective privado que servirá de nexo entre los dos anteriores, principales pilares de ‘1Q84’. Pero a estos hay que unir otros personajes de vital importancia para la trama. Sobre todo Eriko Fukada, la chica desencadenante de toda la historia. Todos ellos vivirán una extraña historia en un mundo que no es el suyo, sino una copia en la que una segunda luna, pequeña, deforme y verdosa, acompaña al astro nocturno. Un mundo en el que el poder de una secta (de miembros que no parecen del todo humanos) llamada Vanguardia ejercerá un influjo casi mágico en los personajes.

En definitiva, Murakami realiza una reflexión sobre la realidad y el poder de la religión y las creencias en general en nuestra percepción del mundo. Si os ponéis con él os recomiendo que os lo toméis con mucha calma, atendiendo a los detalles, y que aparquéis vuestra mentalidad occidental. Si no, probablemente os perderéis parte del encanto de esta novela.

12 de octubre de 2011

Grabados románticos de Zamora

Desde hace mucho siempre me ha rondado en la cabeza un antiguo grabado que vi en alguna parte en el que podía verse el Palacio de los Momos de Zamora con un entorno poco reconocible. Aquel curioso dibujo volvió a mí cada cierto tiempo hasta que, por obra de internet, descubrí otras obras de ese mismo autor, con otros monumentos zamoranos y de otras ciudades. Aquel autor era Jenaro Pérez Villaamil, un artista que publicó en la casa londinense Hauser entre 1842 y 1850 treinta y seis cuadernos con el nombre conjunto de ‘España artística y monumental. Vistas y descripción de los sitios y monumentos más notables de España.’ donde recopilaba todos esos paisajes, algunos de ellos ruinosos o idealizados al gusto de los románticos. Villaamil viajó por toda España junto al también paisajista escocés David Roberts, del que aprendió buena parte de la técnica. Roberts había publicado en 1837 sus interesantes grabados en el libro ‘Picturesque Sketches in Spain’, centrándose en el sur de España.

Villaamil y Roberts pasaron por Zamora y dejaron testimonio en sus grabados. Además del ya citado sobre el Palacio de los Momos, existen al menos dos más referidos a exteriores de monumentos de la ciudad, como son el de la iglesia de La Magdalena y el de la fachada sur de la Catedral. También realizó algunos grabados de interiores, por ejemplo el ya referido de la iglesia de La Magdalena. En ‘España Artística y Monumental’ los dibujos estaban coloreados en tonos cálidos (también existen copias en blanco y negro) y está lejos de crear ese ambiente inquietante y tormentoso de los pintores y dibujantes del romanticismo. Aunque no sabemos hasta que punto los paisajes son fieles a la realidad de la época, es de suponer que Villaamil aplicó los gustos de la corriente artística de moda a cada uno de los monumentos retratados.

Aquí os muestro los tres grabados que realizó Villaamil de monumentos zamoranos. Empezamos por el más conocido de todos. Se trata del Palacio de los Momos, hoy situado en la Plaza de Zorrilla, en los primeros metros de la calle de San Torcuato. Como curiosidad puede verse la calle que partía de una de las esquinas del edificio, hoy inexistente, y que la comunicaba con la iglesia de San Vicente (la torre que se ve al fondo):

Continuamos con la Catedral. La fachada sur con la famosa Puerta del Obispo ha sido desde siempre objeto de retrato por parte de fotógrafos y dibujantes. Ya lo vimos en el caso del pionero de la fotografía Charles Clifford. En este caso se trata evidentemente de una idealización, ya que el espacio entre la fachada de la Catedral y el palacio del Obispo es mucho más angosto que lo que se muestra en el grabado:

La iglesia de La Magdalena puede considerarse como uno de los mejores ejemplos del románico zamorano, especialmente su impresionante pórtico. Sin duda Villaamil se dio cuenta de ello y no pudo evitar inmortalizarlo. Mi mirada va directamente al campanario, casi ruinoso, y que hoy se encuentra reconstruido con dudoso gusto:

Todos los grabados de paisajes y monumentos españoles de Villaamil pueden verse a gran resolución en esta página web.

20 de junio de 2011

El «día de la toalla»

Uno de los libros que tengo pendientes de leer (tengo tantos) es ‘Guía del Autoestopista Galáctico’ de Douglas Adams. Una novela que es una auténtica frikada, o al menos tiene muchos frikis entre sus seguidores, o directamente sus seguidores son unos frikis. De hecho el día de la celebración del Orgullo Friki, el 25 de mayo, tiene mucho que ver con este libro. Este día se conmemora desde 2001 el «día de la toalla» en honor de Adams, ya que el 11 de mayo de aquel año falleció el autor británico.

Lo de la toalla es bien curioso y se corresponde con un pasaje de la novela:

Una toalla es el objeto de mayor utilidad que puede poseer un autoestopista interestelar. En parte, tiene un gran valor práctico: uno puede envolverse en ella para calentarse mientras viaja por las lunas frías de Jaglan Beta; se puede tumbar uno en ella en las refulgentes playas de arena marmórea de Santraginus V, mientras aspira los vapores del mar embriagador; se puede uno tapar con ella mientras duerme bajo las estrellas que arrojan un brillo tan purpúreo sobre el desierto de Kakrafun; se puede usar como vela en una balsa diminuta para navegar por el profundo y lento río Moth; mojada, se puede emplear en la lucha cuerpo a cuerpo […]

Es, por tanto, un objeto fetiche para todo fan de ‘Guía del Autoestopista Galáctico’ y cada 25 de mayo salen a las calles con sus toallas al cuello. Nunca se sabe con qué se puede encontrar uno…

Desde hace unos años se creó una página web bajo el nombre de towelday.org donde se recoge toda la filosofía que hay tras este prosaico objeto así como una recopilación de todas las actividades que se celebran a lo largo y ancho del mundo (desde Kenia hasta Australia y desde Turquía hasta Japón) con motivo del «día de la toalla». Por supuesto también cuenta con los consabidos enlaces a sus cuentas de Facebook, Twitter, YouTube o Flickr.

14 de junio de 2011

‘Londres es de Cartón’

Leí ‘Un Tranvia en SP’ hace ya bastante tiempo. Se trataba de la única novela de Unai Elorriaga que había leído hasta ahora. ‘Londres es de Cartón’ (Alfaguara, 2010) es la cuarta obra de este escritor vizcaíno y poco o nada tiene que ver con aquella. Su estilo ha ido evolucionando hacia una sobriedad que, sin llegar a ser inexpresiva, ofrece más bien imágenes abocetadas más que secuencias acabadas. Esa al menos es la impresión que me he llevado al leer este libro.

La acción transcurre en un Londres desdibujado en un tiempo indeterminado. Phineas es un joven que día tras día de verano sube a un tejado junto a sus amigos con la esperanza de que su hermana Dora regrese a casa tras estar veinte años desaparecida. El país parece haber salido de una dictadura en la que los llamados «carboneros» se hicieron con el poder. Durante su mandato la represión fue dura y los resistentes se reunían en los tejados para preparar sus acciones.

Siempre me ha puesto muy nervioso no saber en qué lugar concreto y en qué época se desarrolla un libro o una película. Ese aura de irrealidad consigue que me cueste centrarme en la narración. El caso de ‘Londres es de Cartón’ es uno de ellos. Poco sabemos además de sus protagonistas, más allá de los vagos parentescos. Tampoco se nos dice nada de la naturaleza de la dictadura y de su por qué, de sus orígenes. Está claro que Elorriaga prefiere centrarse en las relaciones entre los personajes, sus paranoias o sus miedos en un contexto de represión.

7 de junio de 2011

‘Rompepistas’

Justo acabo de terminar la última novela de Kiko Amat. Su título es ‘Rompepistas’ (2009) y llevaba mucho tiempo queriendo leerla. Al igual que su otro libro, ‘Cosas que Hacen BUM’ (2007), la sensación de haber leído algo «diferente» sigue en mi cabeza pocos minutos de haber cerrado su última página. Ya lo comenté cuando escribí entonces, pero no puedo dejar de sorprenderme por la prosa explosiva, original, atropellada y onomatopéyica de Amat. Cierto que puede resultar algo anárquica, pero eso también forma parte de su encanto.

La novela transcurre en el mes de junio de 1987 y cuenta la historia de Rompepistas, un punk skinhead (un redskin, se entiende), que vive en una ciudad indefinida del extrarradio de Barcelona (¿Sant Boi, la ciudad natal de su autor?), junto a sus amigos, también de curiosos nombres: Clareana, su exnovia, Carnaval y el Chopped. Matan el asco y el tedio de vivir en un lugar sórdido y sin futuro con su banda, Las Duelistas, emborrachándose y haciendo de las suyas. En el fondo, y como se verá, no son más que chicos de diecisiete años que han nacido en el lugar y en el momento equivocado. La vida y algunos hechos concretos les harán reflexionar.

Como ocurría en ‘Cosas que Hacen BUM’, Kiko Amat hace continuos guiños a la cultura mod, punk y skin, citando sin parar bandas o marcas de ropa. El ambiente musical está siempre presente e incluso, si echáis un vistazo al tercer párrafo de la página 231 os encontraréis con esto:

«Para empezar me leí en la cama un tebeo de Spiderman que casi no recordaba.»

¿Os suena, verdad? Lo curioso es que, a pesar de que las notas finales son bastante nutridas, no se hace mención a Los Planetas por ninguna parte. ¿Le traicionaría el subconsciente?. Anécdotas aparte, al final del libro, detrás de esas notas encontramos más referencias musicales. Por un lado los discos que escuchó Kiko Amat mientras escribía la novela, y por otro una especie de banda sonora de lo que es el libro, con todas las canciones (o muchas de ellas) que «suenan» en el transcurso de la historia. Ahí están The Clash, The Beat, The Specials, The Jam, Brighton 64 o Madness entre muchos otros. Todo un detalle.



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