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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
31 de agosto de 2010

Sobre ‘La Sombra del Viento’

En los años 2001 y 2002 se produjo un fenómeno editorial con muy pocos precedentes (por no decir ninguno) en España. La publicación de ‘La Sombra del Viento’ del autor barcelonés Carlos Ruiz Zafón conmovió los estantes de las librerías y las cuentas corrientes de alguna que otra editorial. Aún faltaba al menos un año para que Dan Brown pegara su campanazo con ‘El Código Da Vinci’ y todo el fenómeno que le sucedería. Han tenido que pasar ocho o nueve años después de aquel boom para que yo me haya decidido a leerlo. Así que voy a comentar a grandes rasgos mis impresiones sobre el libro.

El motivo principal por el que quería leerlo, y precisamente ahora, es porque se ambienta en Barcelona, una ciudad que –si no ocurre nada imprevisto– visitaré en los próximos días. En su día ya leí buena parte de la obra de Eduardo Mendoza (especialmente ‘La Ciudad de los Prodigios’ y la trilogía formada por ‘El Misterio de la Cripta Embrujada’, ‘El Laberinto de las Aceitunas’ y ‘La Aventura del Tocador de Señoras’), ‘Cosas que Hacen BUM’ de Kiko Amat, ‘Corazón de Napalm’ de Clara Usón y posiblemente algún otro que ahora mismo no recuerdo. ‘La Sombra del Viento’ se viene a sumar a todos estos libros.

Me acerqué a esta obra sin ideas preconcebidas y con la intención de pasar un buen rato leyendo. Me esperaba un libro adictivo, de esos que no puedes dejar de leer. Y en parte ha sido así. La presentación de los personajes y el planteamiento de la historia resultó muy interesante y prometedora. Luego las cosas cambiaron, y no precisamente para bien. El protagonista y narrador Daniel Martín me pareció algo insulso y carente de personalidad. Por contraste, el de Fermín Romero de Torres tiene un aire folletinesco y en muchos aspectos casi «eduardomendociano» en sus histriónicos disparates. También he visto la sombra de Mendoza en algunos escenarios, como el caserón abandonado de los Aldaya de la avenida del Tibidabo. El libro comienza su lenta decadencia antes de completar su primer tercio. Quizás cuando entra en juego el personaje de Nuria Monfort. La historia se va disipando y el interés va decayendo hasta el punto de que cuando comienza la tercera parte del libro (las memorias de Nuria) poco me importa ya lo que ocurra. Mi único interés en terminarlo es saber si he acertado con el desenlace que me imaginaba al poco de comenzar a leerlo. Y resulta que sí.

Si hablamos de las formas, la novela tampoco es un prodigio. Tiene la virtud de leerse bien, con una prosa ágil y rápida y con algun que otro acierto literario, sobre todo cuando describe edificios, calles o personajes, casi siempre con un tenebroso velo gótico o romántico y un cierto gusto por lo escabroso. Pero a la hora de los diálogos la sensación que me deja es de que son algo forzados, fuera de lugar. Ese contraste entre descripciones y diálogos me ha parecido uno de los desaciertos formales más graves del libro y que a menudo rompe la atmósfera que el autor pretendía construir.

Con esto no quiero desanimar a los que tienen la intención de leerlo. Los que no lo hayan hecho que lo hagan. Esto es sólo una opinión personal que no tiene por qué coincidir con la vuestra. De hecho es muy posible que no coincida. Pero lo cierto es que después de haber leído algunos de los libros que comentaba al principio, ‘La Sombra del Viento’ sabe a muy poco. A pesar de todo intentaré no dejar de pasear por la calle de Santa Ana, ni acercarme hasta Els Quatre Gats o hasta el número 32 de la avenida del Tibidabo montado en el Tranvía Azul…

18 de junio de 2010

Bloomsday

MAJESTUOSO, el orondo Buck Mulligan llegó por el hueco de la escalera, portando un cuenco lleno de espuma sobre el que un espejo y una navaja de afeitar se cruzaban. Un batín amarillo, desatado, se ondulaba delicadamente a su espalda en el aire apacible de la mañana.

Así comienza el ‘Ulises’ de James Joyce, una de las novelas más destacadas, para bien y para mal, más polémicas y, sin lugar a dudas, capitales para entender la historia de la literatura en lengua inglesa. También es uno de los libros que eternamente intento empezar. Siempre he leído que se trata de una obra farragosa, difícil y sin un orden aparente. Vamos, un libro de esos complicados. Para colmo no es una novela precisamente corta. Consta de entre 800 y 1000 páginas dependiendo de la edición. Y todo ello para contar un día –el 16 de junio de 1904– en las vidas de Leopold Bloom –de ahí lo de Bloomsday— y de Stephen Dedalus.

En contra de lo que pudiéramos pensar, ‘Ulises’ tiene muchísimos aficionados, gente que lee y relee una y otra vez su obra favorita, discute sobre sus diferentes pasajes o se reune en los lugares de Dublín que aparecen en ella. Es esa gente la que celebra cada 16 de junio el Bloomsday, coincidiendo con la fecha en la que transcurre toda la historia. Este evento se lleva realizando desde 1954, año en el que se celebró el cincuenta aniversario. Desde entonces, y siempre con ese espíritu anárquico, irreverente e irónico de la novela, los fanáticos de Joyce se lanzan a las calles de la capital irlandesa a emular a los protagonistas del ‘Ulises’.

Para que lo entendáis mejor, aquí os dejo un reportaje del programa de Televisión Española ‘Página 2’ sobre el Bloomsday:

16 de febrero de 2010

‘Elige tu Propia Aventura’

Como ya sabréis, uno de mis temas favoritos –y de los que proporcionalmente menos he hablado aquí– es el de la ficción interactiva. Desde hace unos años este concepto se aplica a los videojuegos de aventuras conversacionales. Pero el concepto existe desde hace mucho tiempo. Sin duda el ejemplo más popular es de los libritos de la colección ‘Elige tu Propia Aventura’. Como no podía ser de otra manera, esta afición me viene de pequeño. En la biblioteca del colegio donde iba tenían bastantes libros de esta colección. Eran fácilmente reconocibles por su color rojo intenso. Recuerdo haber pasado las tardes de los viernes en clase pasándolo de maravilla con aquellas lecturas. Si no me falla la memoria tiene que haber todavía por casa un par de esos libros. Incluso de uno de ellos –‘La Tumba de la Momia’– hice una versión para mi ordenador de entonces (un MSX2).

Y es que por la estructura de estos libros, se prestaban a ser convertidos en sencillos videojuegos. La mecánica –para quien todavía no los conozca– era muy sencilla. El lector comenzaba el libro normalmente. Al final del texto (normalmente un capítulo) debía elegir entre dos o tres acciones. Dependiendo de esa elección se dirigía a una u otra página donde la acción continuaba hasta encontrarse con una nueva disyuntiva. De este modo, el número de historias diferentes posibles era bastante amplia y la cantidad de finales distintos podía llegar hasta más de cuarenta.

El origen de este tipo de libros hay que buscarlo en los Estados Unidos en el año 1969. La idea fue de Edward Packard, un novelista, ensayista, poeta y jurista neoyorkino y partió de los cuentos que contaba a sus hijos en la cama antes de dormir. Creó un tipo de historias que fueran más interactivos y divertidos para ellos. El primer fruto «serio» de esa idea fue ‘La Isla de la Caña de Azúcar’, publicada originalmente en 1976 por la editorial Bantam Books. En 1979 se convirtió en una colección propia bajo el nombre de ‘Choose your Own Adventure Series’. A lo largo de los años ochenta, el concepto se exportó a multitud de países y traducido a varios idiomas. Aquí en España fue Timún Mas quién editó y publicó las versiones en castellano con esas portadas rojas a las que antes me refería. La colección aquí constó de 90 volúmenes mientras que la original alcanzó ni más ni menos que los 185.

11 de febrero de 2010

Eduardo Haro Ibars, el poeta de «La Movida»

Poco a poco voy descubriendo personajes dignos de ser recuperados. Hasta la fecha han sido ya unos cuantos los que han salido de las tinieblas para arrojar un poco de luz sobre ellos. En este caso os comentaré algo sobre el controvertido poeta Eduardo Haro Ibars. Como si de un Rimbaud contemporáneo se tratara, Haro Ibars vivió la vida intensamente y lejos de los convencionalismos. Bisexual, drogadicto y gamberro, se erigió a mediados de los setenta –junto a otros contemporáneos suyos como Leopoldo María Panero, a quien conoció precisamente en la cárcel de Zamora– como la voz de los marginados. Siempre nadó a contracorriente.

Fueron los alternativos que formaron parte del núcleo duro de lo que después se convertiría en «La Movida» madrileña allá por el tardofranquismo. Con la llegada de las libertades siguió siendo un maldito, radical hasta el final, hasta su prematura muerte (tenía 40 años) a causa del SIDA en 1988. Pero no nos engañemos, Ibars fue también un lúcido crítico de los medios y colaboró con diversas cabeceras de la prensa escrita. No en vano llevaba el periodismo en las venas al ser hijo de Eduardo Haro Tecglen.

El título de poeta de «La Movida» no es gratuito. Se granjeó las amistades de personajes claves como Fernando Márquez «El Zurdo» (Paraíso, La Mode) y muchas bandas han recogido algunos de sus poemas y los han transformado en canciones. Eso hicieron por ejemplo Gabinete Caligari. También participó directamente en las letras de los primeros temas de La Orquesta Mondragón…

Estoy pendiente de conseguir la biografía que J. Benito Fernández realizó en 2005 bajo el título de ‘Los Pasos del Caído’. De momento nos conformamos con leer su poesía que, al igual que él, es rompedora, urgente, atropellada, apasionada y peculiar. En Google Books he encontrado algunas páginas de sus obras completas que nos sirven para hacernos una idea de lo que fue Haro Ibars.

6 de enero de 2010

‘El Principito’

Estas vacaciones he dedicado apenas una hora u hora y media a leer uno de los libros más conocidos y leídos de la literatura universal. Me refiero a ‘El Principito’. Fue escrito en 1943 por Antoine de Saint-Exupéry. Son muchas las peculiaridades que tiene esta pequeña obra de aproximadamente un centenar de páginas. La principal de ellas son sus múltiples lecturas. Tantas que ha suscitado profundos debates sobre su significado último. Pero lo cierto es que está escrito con tal ambigüedad y con tan amplia simbología que admite tantas interpretaciones como lectores se acerquen a ella. En una primera lectura no encontramos más que un cuento para niños más, quizás incluso algo trasnochado. Pero algo nos hace volver a leerlo: es el comienzo.

‘El Principito’ empieza con un aviador atrapado en medio de un desierto a causa de una avería en el motor de su avión. Esto está tomado de la realidad, puesto que Saint-Exupéry tuvo una experiencia similar junto a otro piloto en el desierto del Sáhara. Su situación llegó a ser tan extrema que comenzaron a tener alucinaciones. Y son estas aluciones las que quizás en el libro hacen al aviador oír voces que después se materializarán en un niño que asegura provenir de un pequeño planeta donde sólo vive él junto a tres volcanes y una flor. Tras huir de él comienza un periplo por otros planetas minúsculos donde viven personajes curiosos en cada uno de ellos (El rey, el vanidoso, el borracho, el contable, el farolero y el geógrafo, que es quien le indica que puede visitar un enorme planeta llamado la Tierra). Todos ellos son, como puede verse, modelos rechazables del comportamiento humano.

Decía que éste no es sólo un libro para niños. Una muestra más es su final, tan abrupto y trágico, pero no desvelaré más… Seguimos… Otro aspecto interesante del libro es el que nos encontramos nada más abrir la tapa. La pequeña (y archiconocida) fábula de la serpiente que engulle a un elefante. Los adultos ven en el dibujo un sombrero. Del mismo modo, y siguiendo esa idea de que los mayores no tienen imaginación, tenemos el pasaje del cordero y la caja. El aviador no sabe dibujar un cordero a gusto del Principito, así que decide dibujar una caja y asegura que el cordero está dentro. Tan sólo hay que aplicar la imaginación. A lo largo de toda la narración vemos una crítica absoluta al estilo de vida de los mayores, frente a la inocencia de los niños. En mi lectura particular tuve la sensación de que Saint-Exupéry fue permeable a filosofías de vida orientales, quizás al confucionismo o incluso al budismo.

En definitiva, ‘El Principito’ es uno de esos libros que todo el mundo debería leer varias veces. Siempre encontrará nuevos significados y en buena medida el estado de ánimo del lector influirá en su sentido. Imprescindible.

2 de enero de 2010

‘Anatomía de un Instante’

Todos los Estados tienen una mitología que han de sostener, fomentar y, por supuesto inventar o tergiversar para ajustarse a una determinada ideología. Muchas veces eso supone una especie de alucinación colectiva, asumiendo hechos que en realidad no sucedieron o que sucedieron de modo muy diferente a como creímos vivirlos o a cómo nos los han contado. Esta es la idea de la que parte el escritor Javier Cercas en su ‘Anatomía de un Instante’. El exitoso libro refresca la memoria y deja al descubierto que las cosas quizás no fueron exactamente como los que las vivieron las recuerdan. La memoria es traicionera.

‘Anatomía de un Instante’ es un ensayo novelado, aunque más bien poco. Es en ese género difuso en el que Cercas se siente más cómodo a la hora de contar aquellas horas angustiosas, a la vez que a modo de retrospectiva, nos sumerge en los precedentes de cada uno de los tres auténticos protagonistas del 23-F: Santiago Carrillo, secretario general del PCE, Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno y el general Manuel Gutiérrez Mellado, vicepresidente del Gobierno de Suárez. Son aquellos hombres que no se escondieron al escuchar las ráfagas de ametralladora de los Guardias Civiles que escoltaron al teniente coronel Tejero. Cada uno con sus razones, los tres convergieron en un mismo gesto. Un gesto que a la postre era de rebeldía, de libertad y también –y esto es lo más sorprendente– de expiación de sus pecados pasados y de suicidio personal y político.

En su sano afán desmitificador, Cercas no deja títere con cabeza. La sociedad, la clase política y los estamentos militares, ya sea por su inacción, por creer que no había salida a la crísis que vivía España, por nostalgias y agravios (esto lo pensaban especialmente los militares que hicieron la guerra junto a Franco) o por otros motivos, provocaron, queriendo o sin querer, el golpe. La astracanada de Tejero en el Congreso sólo fue la consecuencia y el pico visible de todo lo que había detrás. Incluso los medios de comunicación, salvo El País y Diario 16 que lanzaron ediciones especiales inequívocamente constitucionalistas, mantuvieron un silencio sospechoso hasta que la asonada fracasó.

Todo esto queda reflejado con una minuciosidad extraordinaria, una claridad meridiana y multitud de datos (y muchas conjeturas imposibles de probar también, que para algo es una novela y no un ensayo). Ese doble juego es quizás lo que haga interesante este libro frente a un estudio histórico riguroso.

8 de noviembre de 2009

‘Absolute Beginners’: Donde todo comenzó

Si hubiera que establecer un punto de partida de los movimientos juveniles en el Reino Unido, ese momento sería 1958. En ese año, Colin MacInnes publicó la novela ‘Absolute Beginners’. El libro relataba un mundo en ebullición y perfilaba lo que ya comenzaban a ser los mods tal y como los conocemos hoy. Fue cuando el jazz, el soul y el r’n’b se mezclaron con el rock que venía de los Estados Unidos, cuando los muchachos y muchachas dejaron de obedecer las normas y de comportarse como sus padres para crear un nuevo universo a su medida. Era un tiempo nuevo y turbulento donde los viejos valores victorianos empezaban a desmantelarse. Primero en los suburbios obreros y después en los centros de las ciudades, la incipiente multiculturalidad (indios, pakistaníes y sobre todo negros de Jamaica, colonia británica, que trajeron el reggae, origen del ska) comenzaban a abrirse paso. La novela rompió tabúes y provocó una pequeña gran revolución en los adolescentes británicos. Habían nacido las tribus urbanas juveniles… He dado muchas vueltas por internet y por bibliotecas a la busca y captura de ‘Absolute Beginners’, aunque fuera en inglés, sin que mis esfuerzos hayan dado resultado. Pero no pierdo la esperanza.

La novela fue adaptada al cine por Julien Temple con título homónimo, siendo estrenada en 1985. Por lo que he podido leer, la película no gustó a casi nadie, debido a graves errores de ambientación que traicionaban completamente el espíritu del libro de MacInnes. Su estética era excesivamente ochentera. En el reparto contó con David Bowie y Sade entre otros. Su banda sonora nos dejó interesantes temas, como la titular interpretada por el propio Bowie pero que, de nuevo, nada tiene que ver con el movimiento juvenil plasmado en el papel.

Y si de música hablamos, en el pop británico (e incluso en el español) tenemos más referencias a ‘Absolute Beginners’. Sin ir más lejos, The Jam (quiénes si no) publicaron un sencillo con este nombre con claras referencias. También la banda de twee-pop My Favourite titularon uno de sus temas ‘Absolute Beginners Again’. En España, Los Flechazos y su popular canción ‘Suzette’ hacen referencia al personaje de la promiscua ex-novia del fotógrafo adolescente y narrador de la novela, que tenía especial preferencia por los hombres negros… Estoy convencido de que buscando encontraríamos muchos más guiños.

Pasamos a los vídeos. Aquí os dejo los dos ‘Absolute Beginners’, el de The Jam y el de David Bowie y también el tema ‘Suzette’ (aunque no hay videoclip oficial) de Los Flechazos:





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