Como ya he dicho en muchas ocasiones, el mundo de la tecnología y de la electrónica de consumo es uno de los más cambiantes y donde los cambios se producen con mayor rapidez. Por eso siempre me gusta echar un vistazo a las hemerotecas y ojear la publicidad que llevaba los periódicos de hace cuarenta, cincuenta o sesenta años y darse cuenta no sólo del avance la tecnología, sino también de las técnicas publicitarias y, en general, de la sociedad a la que iba dirigida.
En esta ocasión se me ha ocurrido dedicar esta entrada a la publicidad en prensa sobre televisores. El mundo de los aparatos de televisión lleva unos seis o siete años sufriendo una revolución con la popularización de los paneles TFT, los LCD, los LED y los OLED. Al mismo tiempo, las emisiones en alta definición se van convirtiendo poco a poco en habituales. La última tecnología en llegar es la de la estereoscopía, y aún no sabemos si ha venido para quedarse o será una moda pasajera más. Es en esta coyuntura que no está de más echar la vista atrás y retrotraernos a los años sesenta, a esos anuncios de marcas que hoy ya no conocemos y que eran la tecnología punta en aquellos tiempos. Vamos a hacer un pequeño repaso.
Comenzamos en 1952. Curiosamente, este primer anuncio no es sobre televisores sino de galletas, pero es la primera referencia televisiva que he encontrado. Era prácticamente ciencia-ficción en una España en la que aún faltaban cuatro años para que TVE iniciara sus emisiones en pruebas. Decía: «Cuando tengamos televisión podremos presentar con imágenes vivas la intensidad del consumo de las Galletas María Artiach en la intimidad de los hogares españoles». Enodyne fue un fabricante de televisores hoy desconocido. En un anuncio de 1960 nos prometía ofrecer imágenes sin vibraciones en las películas, sin saber muy bien en qué consistían esas vibraciones ni cómo las solucionaba: «Enodyne lanza al mercado el primer televisor de imagen cinematográfica».
El segundo bloque lo forma este anuncio de Invicta (otra marca desaparecida) de 1962. Un prodigio de la tecnología de la época con pantalla «superplana» de 23 pulgadas y «superautomático», con un ángulo de visión de 110 grados y «equipado con pantalla tamizada VIDEORAMA». El anuncio de la derecha lo forma una curiosidad. Era 1963. El primer televisor portátil que se comercializó en España, o al menos así lo parecía. Era de la marca Visón y, aunque vista la tecnología de hoy, de portátil tenía poco, era meritorio conseguir un tamaño tan reducido.
Turmix nos suena más a batidoras que a televisores, pero en 1964 presentó Turmix Visión, una televisión que, como característica de reclamo, anunciaba que tenía «circuitos de plata», suponiendo que aquello era muy bueno, aunque un receptor de televisor no era una cubertería. Otra marca ignota era Inter, con su modelo Trilux, que contaba con la característica curiosa de tener pantallas intercambiables sin saber muy bien para qué. Por cierto, es un anunció también de 1964.
A finales de los sesenta, la estética y la semiótica de la publicidad cambió radicalmente hacia un estilo más fresco, más desenfadado y, por supuesto, innovador y rompedor con todo lo anterior. El punto de inflexión habría que buscarlo quizás en 1966, un año de transición que desembocó en una publicidad más moderna, casi tal y como hoy la conocemos. Este anuncio de televisores de 1967 no es más que un ejemplo más. General Electric anunciaba un televisor cuya pantalla llevaba un tratamiento antirreflejos. Y para terminar este breve periplo por esta publicidad añeja tenemos Sylvania, otra marca extraña que anuncia un aparato que dura (qué dirían los ideólogos de la obsolescencia planificada).