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La bitácora personal de Ricardo Martín
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25 de julio de 2011

Zamora en la vieja prensa ilustrada (II)

Retomamos nuestro viaje por la visión de Zamora que la prensa ilustrada antigua nos ofrece con un nuevo artículo. En esta ocasión me encuentro con un breve texto dentro de la serie que ‘La Esfera’ dedicó a las capitales españolas. Nada especialmente curioso o destacable nos cuenta su autor, Federico Pita, más allá de los clásico tópicos sobre el pasado de la ciudad, o su «quietud»:

[…] Zamora, si no la vemos con una retina llena de visiones pasadas, pierde su mayor encanto.

El palacio de Doña Urraca; los puentes que cruzan el Duero; la Basílica del siglo XII, que tardó veintirés años en erigirse; las iglesias de San Martín, Santa Olalla y San Miguel, todo es típico, todo recuerda algún hecho de la Historia, que se gravó en las piedras o se conserva en la ofrenda piadosa.

Zamora vive de pasados siglos; los vive por su aspecto y su quietud, y éste es el mayor encanto que presenta. Los pueblos históricos no debían de variar su fisonomía jamás: enseñan más que las páginas escritas por los hombres.

En el primer capítulo de esta serie comentamos que ‘La Esfera’ se destacó por la defensa del patrimonio artístico de las ciudades, y que Zamora no fue menos. Existen al menos dos textos que denuncian el estado de abandono de monumentos señeros de la ciudad. El primero lleva el título de «¿Qué haremos de nuestras viejas ciudades? Zamora, la románica». Este artículo escrito por Luis Bello es interesante por lo que tiene de adelantado a su tiempo, de profético de lo que luego ocurriría: recuperar el patrimonio monumental dentro de su contexto así como recuperar el río para los ciudadanos. He aquí un fragmento:

[…] Nuestras viejas ciudades se deshacen en polvo. Zamora, la románica, por ejemplo, ha perdido en un siglo mucho más que Toledo, y a Toledo no va quedándole más que la piedra, porque no puede irse río abajo. Esta es la actitud dolorida que solemos tomar ante la ruina de las ciudades españolas.

[…] En el castillo de Zamora, frente a la vega, al pie de la robusta torre catedralicia, viendo la famosa linterna bizantina, que por sí sola convierte el viejo edificio en una joya, un español ha de pensar fatalmente en el destino de estos rincones, tan semejantes a pudrideros u osarios donde la Historia va poco a poco descarnándose y convirtiéndose en esqueleto o en momia. ¿Qué haríamos de este campo lleno de cascote, pedruscos y malas hierbas? ¿Cómo lo limpiaríamos sin vulgarizarlo, sin quitarle su aspecto severo? ¿Un jardín? ¿Una plaza de guijos, menudos, arrecifada, con aceras armónicas hasta el mismo borde de las murallas; sin árboles o con muy pocos árboles, bien situados; y una doble y recta cenefa de arrayanes?

[…] La Zamora del siglo XX ganaría mucho si lograra enmarcar dentro de su campiña, junto a un río que tiene todavía grandes destinos, y sin desatender la modernidad de un collar de gran ciudad contemporánea, todo lo que le queda todavía del siglo XIII. Como en el parque versallesco luce la estatua clásica, así triunfa la iglesita románica en el centro de un pueblo nuevo. Pero si son estos grandes testimonios del pasado: la catedral, el puente o el castillo de Zamora, entonces el conjunto sube de valoración para entrar en la categoría de las cosas únicas.

Me gustaría saber lo que pensaría el autor de todas las actuaciones que han tenido lugar en el entorno del castillo en los últimos años. Seguramente serían de su agrado…

El segundo artículo que os quería comentar es más bien una curiosidad no exenta de denuncia. Se titula «Una iglesia románica de Zamora convertida en carbonería». Leyendo el texto veo que se trata de la iglesia de San Leonardo, el eterno templo abandonado que incluso muchos zamoranos no sabrían localizar. La que fuera una de las iglesias principales de la antigua Puebla del Valle, también sede de la judería zamorana, es el centro de atención para el periodista que ya a finales de los años 1910s dudaba de la idoneidad de su uso.

Tras su expolio o venta (según lo que he leído en la Wikipedia y en alguna otra fuente, muchas piezas decorativas del monumento fueron enviadas a los Estados Unidos y están expuestas en el Metropolitan Museum de Nueva York, aunque no he conseguido ver una sola fotografía de alguna de esas piezas) hoy día apenas quedan unos pocos muros de piedra que casi nos dan pistas de su naturaleza de antiguo monumento románico. El autor habla del lamentable estado de la iglesia y de su uso para tareas prosaicas. Por lo que se puede ver en la fotografía que acompaña al artículo (y a este post), a principios del siglo XX aún se conservaba gran parte del edificio.

Transcribo un fragmento del texto:

Para encontrar una iglesia románica convertida en almacén de carbón es preciso llegar a España y correr las calles de Zamora. Hay allí tal abundancia de vestigios del arte románico, empezando por la Catedral, que el vecindario y el clero de Zamora no creyeron preciso organizar una resistencia seria para impedir la profanación. […] Esta iglesia románica […] tiene las características esenciales; y como no ha sido renovada ni modificada como casi todas las de su época, conserva todavía las vigas de madera de la techumbre, como los templos bizantinos del norte de Italia.

Cerca de esta iglesia […] está situada la de Santa María de Horta. Aquí también se ha aproximado el negocio del carbón; pero no ha llegado a posesionarse del interior. […] Junto a la carbonería hay también una fábrica de electricidad. La chimenea, muy esbelta, se eleva por encima de la torre, y es difícil obtener una buena fotografía sin que asome sobre las viejas piedras el ladrillo de la moderna construcción industrial.

[…] La iglesia románica convertida en almacén de carbón es espectáculo un poco fuerte, y que a los buenos comerciantes, así como al Clero y al Ayuntamiento que lo consienten, se les ha ido la mano.

21 de julio de 2011

Zamora en la vieja prensa ilustrada (I)

Seguir la pista de Zamora en publicaciones antiguas es una actividad que siempre me proporciona buenos momentos y, sobre todo, muchas sorpresas. Cuanto más antiguas mejor. La Biblioteca de Prensa Histórica es todo un filón para los que nos gusta hacer de ratón (digital) de biblioteca. Desconozco si lo que os voy a mostrar ha sido ya recuperado anteriormente en alguna publicación o en algun sitio web. Lo cierto es que el material, sobre todo en lo que respecta a las fotografías, no lo he encontrado en ningún libro de imágenes antiguas de la ciudad. Para elaborar este artículo me he centrado en una sola publicación, ‘La Esfera. Ilustración Mundial’, cuya existencia transcurrió entre 1914 y 1931. Se trataba de un semanal cultural, con ciertas notas de actualidad y de información de sociedad. Su diseño modernista también llama la atención y le da un aire muy llamativo y cosmopolita, sobre todo en sus bonitas ilustraciones. Desde un primer momento, ‘La Esfera’ se preocupó de recuperar mediante fotografías el patrimonio monumental español y denunciar, como veremos, los atropellos de las autoridades, que no dudaban en demoler o en dar usos denigrantes a edificaciones de incalculable valor histórico y artístico.

Nuestro particular recorrido comienza un mes de abril de 1916. Dentro de la serie «Frases históricas españolas» nos encontramos con «No se Ganó Zamora en una Hora», un artículo que trata sobre la naturaleza indomable del espíritu zamorano a lo largo de la historia. Lo interesante del asunto son las fotos de cómo se encontraba el Castillo de Zamora a comienzos del siglo XX que acompañan al texto. Aspecto que, por otra parte, no se diferencia demasiado del que presentaba hasta su remodelación hace bien poco. Como curiosidad, se destaca la visita a la fortaleza de la por entonces popular actriz Rosario Pino, que se retrato junto a sus muros. Para que os hagáis una idea del tono con el que Julio Hoyos escribió el texto os transcribo el fragmento final:

Pero ahí está en pie proclamando su lealtad y su heroísmo, el histórico baluarte zamorano. Sus piedras se yerguen con la gallardía de tanta grandeza pasada, desafiando el transcurso de los años que, como el brío del enemigo, se estrella en la fortaleza de su resistencia. Ya no ondean los regios pendones castellanos; ya no suenan los estridentes clarines ni los roncos atambores; no se escucha el bronco choque de las bélicas armas ni por sus aspilleras asoman las ballestas y los arcabuces. Mohosas están las cadenas de su puente levadizo y casi cegados sus amplios fosos, tumba de tantos valientes; florecen las ortigas en su patio de armas y desportillados están sus calabozos…; ¡pero ved todavía, con la misma gentileza de antaño, el arrogante orgullo de su torre del homenaje que tiene por campo azur el mismo cielo que vio sus pasadas grandezas y no las olvida, como los pueblos su historia!

12 de julio de 2011

‘Finding Atlantis’, Platón y la Atlántida en el sur de España

El otro día pude ver el documental de National Geographic ‘Finding Atlantis’ (‘Encontrando la Atlántida’ en castellano). Como indica su título, en él se pretende encontrar por enésima vez el enigmático continente. Pero en este caso, la novedad es que esas pesquisas conducen al parque natural de Doñana. Novedad por decir algo. En realidad esta teoría es bastante antigua y hay que remontarse hasta principios de los años veinte del siglo pasado para encontrarnos con su principal valedor. Fue el hispanista alemán Adolf Schulten quien inició unas excavaciones en el coto de Doñana a la búsqueda de los restos de una civilización perdida, en este caso Tartessos. Parece que los alemanes tienen fijación con este asunto, porque ya entrado nuestro siglo Rainer W. Kühne detectó supuestos restos de formaciones artificiales en medio de la zona.

Después de ver ‘Finding Atlantis’ uno se queda más bien frío. Me pregunto cómo alguien puede montar una producción de tal calibre para la televisión con tan pocos datos verificables y sin ninguna prueba sólida. O lo que es peor, llegar a conclusiones tan arriesgadas como decir que una ola gigante destruyó la Atlántida basándose en evidencias endebles y bastante peregrinas.

Pero el documental me sirve como excusa para revisar este mito que siempre me ha resultado interesante. Hasta la fecha, mucho se ha escrito sobre la Atlántida, sobre su origen real o ficticio. Por eso yo no voy a entrar en el tema con demasiada profundidad, pero sí que me apetecía ir a las fuentes primigenias. Esas fuentes son los diálogos de Platón ‘Critias’ y ‘Timeo’, que es donde el filósofo griego nombra el fantástico continente. En realidad es la única fuente a la que podemos ir. La pena es no saber griego para poder leerlas en su versión original porque muchos aluden a una traducción ambigua que hicieron crecer los malentendidos sobre la Atlántida. La versión que he encontrado es también poco exacta, pero bastante revelador en cuanto a su localización, aportando incluso topónimos. Dice Platón en su diálogo ‘Critias’ lo siguiente:

Tal como dije antes acerca del sorteo de los dioses -que se distribuyeron toda la tierra, aquí en parcelas mayores, allí en menores e instauraron templos y sacrificios para sí-, cuando a Posidón le tocó en suerte la isla de Atlántida la pobló con sus descendientes […] Engendró y crió cinco generaciones de gemelos varones, y dividió toda la isla de Atlántida en diez partes, y entregó la casa materna y la parte que estaba alrededor, la mayor y mejor, al primogénito de los mayores y lo nombró rey de los otros. A todos les dio nombres: el mayor y rey, aquel del cual la isla y todo el océano llamado Atlántico tienen un nombre derivado; porque el primero que reinaba entonces llevaba el nombre de Atlante. Al gemelo que nació después de él, al que tocó en suerte la parte externa de la isla, desde las columnas de Heracles hasta la zona denominada ahora en aquel lugar Gadirica, le dio en griego el nombre de Eumelo, pero en la lengua de la región, Gadiro. Su nombre fue probablemente el origen del de esa región.

La pista de Gadiro, Gadirica o Eumelo es clara. Es el nombre que recibía Cádiz en tiempo de los griegos, bien en su forma local o en la de la lengua de Platón. Del texto podemos intuir que una parte de la costa de la Atlántida se extendía hipotéticamente desde el estrecho de Gibraltar (las Columnas de Hércules) hasta la por entonces isla de Cádiz. Precisamente esa zona era en la época un fértil archipiélago poblado por pueblos comerciantes, sobre todo griegos y fenicios y quizás herederos del antiguo pueblo de Tartessos, una cultura en la que muchos han querido ver a los atlantes.

Probablemente la Atlántida tal y como la cuenta Platón, y mucho menos con los «ornamentos» posteriores, nunca existió, pero es posible que el griego se inspirara en datos reales, o en noticias que llegaban de aquellas tierras lejanas para elaborar este mito. Quién sabe si en el futuro un nuevo Schliemann encuentre, contra todo pronóstico, los restos de alguna ciudad sumergida en las cercanías de la bahía de Cádiz. Cosas más extrañas se han visto.

16 de mayo de 2011

Conclusiones sobre lo visto en Düsseldorf

Los que habéis seguido el Festival de Eurovision este año y también seguís mi blog os habréis dado cuenta de que mi quiniela ha hecho aguas por todas partes. Nunca una predicción ha sido tan diferente al resultado final. Pero tranquilos, suele ocurrir. Eurovision, en contra de lo que muchos puedan decir, es imprevisible. Imprevisible es el segundo puesto de Italia, el descalabro de Estonia (el tema ‘Rockefeller Street’ de la joven Getter Jaani es ya mi guilty pleasure musical del año) o de Suiza que ocuparon los dos últimos puestos. A la primera le dimos el triunfo y la Suiza unos cuantos puntos. También los dos puestos decentes que consiguieron Alemania y Austria con dos de las peores canciones del festival (con permiso de la ganadora Azerbayán).

Después de haber visto el Festival, llego a varias conclusiones:

  1. Alemania (y otros países) se toman muy en serio Eurovision. No hay más que ver la impresionante transformación que sufrió el campo de fútbol local, el Düsseldorf Arena, para convertirse en uno de los platós más grandes y espectaculares de la historia del festival. La impecable realización y el cuidado que se puso en las presentaciones de los países (muy bonitas las secuencias tilt-shift) ha provocado el elogio unánime entre la crítica televisiva. Veremos el año que viene en Bakú.
  2. Los tiempos de enviar fantoches se ha terminado. Durante esos años nos reimos mucho y estuvo hasta bien, pero eso ha terminado. La calidad de las canciones de esta edición ha sido, en general, muy superior a la de otros años. Incluso el tema portugués, quizás el más irreverente o «poco serio», tenía su mensaje reivindicativo muy defendible. Una pena que no se clasificara.
  3. Es imposible predecir el resultado. Ni siquiera acertar con un mínimo de fiabilidad el pódium o los cinco primeros. Es verdad que el voto popular tiende a premiar a los vecinos con las máximas puntuaciones, pero es una tendencia que este año ha estado bastante más atenuada. De hecho, de los diez últimos, cinco son países del este, y de los diez primeros tan solo cuatro. Todo dentro de lo normal, ya que aproximadamente la mitad de los países participantes son del otro lado del antiguo Telón de Acero. El mito del país del este dado al voto «vecinal» está desapareciendo poco a poco.
5 de mayo de 2011

Mi quiniela para Eurovision 2011

Aunque todavía faltan nueve días para que se celebre en Düsseldorf el Festival de la Canción de Eurovision 2011, los foros de eurofans españoles ya hierven en predicciones, quinielas y especulaciones sobre los participantes del popular concurso. El pasado sábado, Marta y yo estuvimos entretenidos echando una ojeada a todos los vídeos de los participantes. Quizás no todos lleguen a la gran final del sábado 14, ya que quedan aún las dos cribas de las semifinales, pero se nos ocurrió hacer una quiniela con las votaciones al estilo clásico del festival. O sea, otorgar puntuaciones de 1 a 8, 10 y 12.

Este año, el certamen tiene a mi modo de ver un par de asuntos interesantes al margen de lo musical. El primero que, por primera vez en la historia, Francia envía una canción cantada en un idioma francés que no es el francés, sino el corso. Nunca antes el país galo había concursado con un tema en otro de sus cuatro idiomas minoritarios (euskera, occitano, bretón y corso). ‘Sognu’, interpretado por Amaury Vassili, es además una de las canciones favoritas al menos entre el público español.

El segundo es que, nuestro otro país vecino, Portugal, concursa con una canción muy acorde con los tiempos que vive el país luso. Con una innegable carga política (y también festiva), ‘A luta é alegria’ es su elocuente título. Un tema que reivindica la alegría de vivir y de luchar frente al acoso económico de las altas instancias. Es seguro que no ganará, pero al menos ejercitará su derecho a la pataleta ante toda Europa. Una canción valiente en los tiempos que corren.

Sin más vamos con las votaciones y sus clips correspondientes:

  • 1 punto para Francia. Amaury Vassili con ‘Sognu’:

  • 2 puntos para Dinamarca. A Friend in London con ‘New tomorrow’:

  • 3 puntos para Polonia. Magdalena Tul con ‘Jestem’:

  • 4 puntos para Serbia. Nina con ‘Caroban’:

  • 5 puntos para Suiza. Anna Rossinelli con ‘In Love for a While’:

  • 6 puntos para Bielorrusia. Anastasiya Vinnikova con ‘I love Belarus’:

  • 7 puntos para Portugal. Homens Da Luta con ‘Luta é alegria’:

  • 8 puntos para Rumanía. Hotel FM con ‘Change’:

  • 10 puntos para Georgia. Eldrine con ‘One more day’:

  • Y los 12 puntos van para ¡Estonia!. Getter Jaani con ‘Rockefeller Street’:

27 de abril de 2011

Zapatero en YouTube y la política encorsetada

He estado viendo por encima el resultado del experimento que YouTube ha llevado a cabo. El proyecto WorldView, impulsado por el servicio de vídeos de Google, consistía en que los ciudadanos enviaban en formato de clip de vídeo o bien en texto preguntas a un líder político. Posteriormente, dichas preguntas son formuladas al personaje en cuestión. Hasta la fecha, los sometidos al experimento han sido Obama, Cameron, Netanyahu y ahora Zapatero.

En el caso de este último, ninguna sorpresa. Ni las preguntas han sido demasiado comprometidas (si es que alguna pregunta puede serla), ni las respuestas imprevisibles. Todo ha transcurrido según lo que quizás los asesores del presidente querían. Por tanto, el experimento, al menos en el caso español, ha sido tremendamente aburrido y encorsetado. Cierto que se ha salido del carril en la idea global de que la entrevista no iba sólo dirigida a España, sino a mucho público en Latinoamérica y el resto del mundo. A pesar de todo, 24 horas después de colgar el vídeo, apenas llega a las ocho mil visitas, que no me parece demasiado.

¿De verdad sirven este tipo de entrevistas para algo? ¿Amplian nuestra visión del mundo o de los líderes que supuestamente los rigen? Sinceramente creo que no. Mucho más interesante sería una entrevista a alguno de los poderes económicos que de verdad controlan la política: presidentes de las grandes multinacionales, organizaciones financieras supranacionales, etc. Y si esto no fuera posible, al menos alguna pregunta que se salga un poco de lo habitual. Pero esto… pues es más de lo mismo.

25 de abril de 2011

‘Copiad, Malditos’

Aunque se emitió el pasado 16 de abril en La 2, hasta hoy no he podido ver el documental ‘Copiad, Malditos’. Tenía muchas ganas de hacerlo y no me ha defraudado. Al contrario: ha sido una agradable sorpresa que espero que se repita pronto. Televisión Española ha apostado claramente por las licencias Creative Commons y la libre circulación de la información. Precisamente de eso trata el documental dirigido por Stéphane M. Grueso. Forma y fondo se dan la mano en un documento que aboga por la reforma, por el cambio en los paradigmas de gestión de derechos de autor en un mundo donde ya nada es (ni será) como era.

El principal acierto de ‘Copiad, Malditos’ es su claridad a la hora de plantear todas las cuestiones. También es de agradecer la transparencia con la que se ofrece como se ha realizado el propio documental, el papeleo legal que conlleva para no infringir la propiedad intelectual de los artistas intervinientes (músicos, montadores, derechos de los clips de internet, etc) ni transgredir ninguna claúsula del contrato con la propia Televisión Española. Sorprende que todos los contenidos que se muestran en la obra se pueden consultar o descargar (la banda sonora, las entrevistas íntegras, el propio vídeo, etc).

El tono del documental, en contra de lo que pudiera pensarse, no es muy beligerante, pero sí pone todos los argumentos sobre la mesa. Quizás se echa de menos un poco más de presencia de las entidades de gestión (SGAE y demás) y de los propios autores. En cualquier caso, ‘Copiad, Malditos’ marcará una época, un antes y un después, a la hora de divulgar el hecho de que otra forma de cultura (ganando dinero) es posible. De obligado visionado para cualquiera que se maneje mínimanente en internet.



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