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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
12 de abril de 2012

«Insumisos» de las redes sociales

Ayer leí en El País un interesante artículo sobre algo que creo que es un fenómeno que crece: los cansados/hartos/asqueados de las redes sociales. Su título es bastante elocuente: «Insumisos de las redes sociales». Está en boca de todo el mundo, parece que todo el mundo las utiliza y si no las utiliza no estás en internet. Muchos nos rebelamos contra esto y buscamos un uso inteligente de la red, un uso útil que de verdad nos ayude en la vida diaria y en nuestras comunicaciones y no de lo que quieran determinados poderes. Da la impresión de que no somos conscientes de que toda esa información que se genera cae en manos de empresas privadas para su propio uso y consumo, normalmente publicidad.

Muchas veces nos dejamos llevar por el oropel de la moda, los interfaces intuitivos y bonitos, la comunicación fácil, y normalmente banal y por esa debilidad humana que es el cotilleo puro y duro, a cambio de estar controlados todo el tiempo. Afortunadamente es una moda que terminará más pronto que tarde. La gente se cansará y la red inventará otra cosa. En el artículo en cuestión, los principales argumentos que se esgrimen para no usar las redes sociales son, por una parte, la pérdida de tiempo que supone frente a las pocas ventajas que ofrece, y por otro la vulgarización de la información y el gusto por el chismorreo barato que en el fondo no aporta nada a nuestras vidas. Por mi parte, en su día me registré en Facebook, Twitter, Tuenti o Flickr, pero ninguna de ellas tiene actividad ya y he procurado borrar toda la información que contienen. En un futuro próximo eliminaré mis cuentas.

Son ya muchos años en internet (prácticamente desde que se popularizó a finales de los noventa) y he aprendido unas cuantas cosas. Por ejemplo seleccionar concienzudamente los servicios web en los que me registro y, por supuesto, tener muy claro los datos que puedo proporcionar y cuales pueden deducirse a partir de otros. Incluso también cuales puedo proporcionarme por mí mismo, sin depender de nadie. Pensaréis que es pura paranoia, pero cuanto menos se sepa de nuestras vidas en internet, mejor. Yo al menos no estoy dispuesto a facilitar el trabajo a absurdos estudios de mercado o recibir absurdos correos electrónicos con absurdas promociones que van directamente a la bandeja de «no deseados».

24 de febrero de 2012

La web de El País se renueva

Casi coincidiendo con el cierre de la edición impresa de Público, el diario El País finaliza su renovación en la web. Culminó el pasado día 22 con la nueva portada. El equipo de Gumersindo Lafuente, todo un experto en esto del periodismo digital y la arquitectura de la información, ha conseguido transformar en unos meses lo que ya comenzaba a ser un dinosaurio en forma de diario, engorroso y difícil de manejar. Lafuente ha puesto patas arriba todo el flujo de trabajo de la redacción para evitar duplicidades en las redacciones de papel y digital y que todas esas tareas que se vuelcan cada poco tiempo en la web queden reflejadas después en el diario. Se ha sustituido también el CMS y Eskup, el sistema para que cualquiera pueda compartir noticias y colaborar cobra nuevo protagonismo.

El resultado es una web más fácil de leer, más corta y, aunque no todo (es imposible) está a la vista, es posible acceder a todos los rincones del diario prácticamente con un solo clic gracias a unos menús muy prácticos situados en una pequeña columna a la derecha. Estéticamente también la mejora es visible, cambiando esos omnipresentes colores azul, gris y negro por un código de colores que se identifican con cada sección. El conjunto ahora es más fresco, moderno y práctico.

Pero a día de hoy todavía quedan aspectos sin terminar. Por ejemplo, el polémico asunto de la descargar de los PDFs del periódico aún no se ha resuelto. La única forma de acceder a este formato es a través de la infame plataforma Kiosko y Más, que además de ser lento, no permite la descarga de cada edición diaria. Lafuente ha comentado que están trabajando en ello. Confiamos en su buen hacer.

Para terminar os dejo con un vídeo en el que el director de El País, Javier Moreno, explica el cambio, no sin antes recomendaros el blog que el propio Sindo Lafuente ha ido escribiendo explicando todos los cambios sufridos.

19 de enero de 2012

La nueva imagen del Telediario

Como sabéis me gusta mucho el diseño de grafismo para televisión, más bien verlos que hacerlos. Aún mis conocimientos no dan para tanto. Pero lo que sí sé es lo que me gusta y lo que no. Cada cierto tiempo (cuatro años más o menos) se rediseña la imagen del Telediario de La 1 de Televisión Española. La última fue, si no recuerdo mal, en 2008. Por aquel entonces mi impresión general fue buena. Fue una apuesta arriesgada pero interesante.

El pasado sábado día 14, TVE cambió las cortinillas, sintonías, grafismo y decorados del Telediario. El proyecto, igual que el anterior, corrió a cargo del estudio catalán Zelig Studio y contó con la colaboración de Tilmann Kerkhoff, Leandro Giaccio y Hugo Hors. La sintonía es obra de Josep Sanou. Según se dice en la web de Zelig:

La nueva imagen se aleja de formas geométricas como el cuadrado y se acerca a otras más “orgánicas” y aerodinámicas, buscando un paralelismo con los desarrollos gráficos de la continuidad. Se ha generado un sistema de piezas de rotulación con versatilidad y mayor tridimensionalidad.

En mi opinión, y aunque técnicamente está mucho mejor construida que la anterior, tengo la sensación de que el error es de concepto, y no de grafismo. La nueva cabecera apuesta por el futurismo, las líneas superpuestas y la intención de dar una «sensación tecnológica» por encima de la seriedad y la rigurosidad que han de transmitir unos informativos. Mucho más teniendo en cuenta de que hablamos de una televisión pública de ámbito nacional. Es una reflexión puramente personal, pero yo hubiera apostado por una imagen plana, sobria y elegante, dando prioridad a la inmediatez de la información por encima de los malabarismos técnicos. Veamos un par de ejemplos:

Informativos de la VRT belga (televisión flamenca):

Tagesschau de la ARD alemana:

Y la cabecera del nuevo Telediario de Televisión Española:

En la aplicación al «mundo real» cambia algo, sobre todo en lo relativo a la rotulación. La tipografía no ha cambiado, pero aparece demasiado empastada:

Mi conclusión es que quizás convendría plantearse si eso de las cabeceras largas para los informativos televisivos es ya cosa del pasado. No creo que ayuden a transmitir sensación de inmediatez que los tiempos actuales requieren. Por otro lado hace falta un poco más de carácter y personalidad propios (ya hemos visto construir el mapamundi y girar el globo del mundo de mil maneras distintas). Y en cuanto a los decorados, dentro de poco no sabremos si estamos en el Enterprise de Star Trek o en un estudio de televisión (sí, de nuevo la «sensación tecnológica»).

13 de enero de 2012

El caso del OVNI de Moreruela

Desde que descubrí la existencia del libro de Federico Acosta NoriegaOVNIs Sobre Zamora’, hace ya algún tiempo, me dí cuenta de que buscar información sobre este fenómeno (sea lo que sea) en la provincia de Zamora era una de mis asignaturas pendientes. Lo cierto es que tanto en internet como en las bibliotecas hay muy pocos datos de fiar sobre estos asuntos. Por eso el libro de Noriega sigue siendo la principal fuente de información. Hace unas semanas, en el programa ‘Cuarto Milenio’ de Iker Jiménez se comentaba el caso del OVNI de Moreruela.

Más o menos es algo así: Guillermo (Willy para los amigos) Rodríguez Riesco, propietario de la cafetería Dover en Zamora, se encontró con «lo desconocido» cuando pescaba a orillas del embalse de río Esla muy cerca de la localidad de Moreruela de los Infanzones y en las inmediaciones de las ruinas del Monasterio de Moreruela. Ocurría en 1974, en una época en la que se producían miles de avistamientos OVNI, algunos muy llamativos como el de Maxi Iglesias en la sierra de Béjar. En este artículo de La Opinión de Zamora se explica con pelos y señales en qué consistió aquel encuentro. Como siempre, la última palabra y las conclusiones que las saque cada uno. A mí, a falta de pruebas definitivas, me cuesta creerlo, pero no deja de ser interesante.

Y aquí cómo lo contó casi 38 años después en ‘Cuarto Milenio’:


(Si no se ve, aquí están los enlaces directos a los vídeos: Sobre el caso concreto de Moreruela, sobre Federico Acosta Noriega).

26 de octubre de 2011

‘Maravillas de la telefotografía’

Los buenos aficionados conocen ya la telefotografía ó sea el arte de hacer fotografías detalladas desde largas distancias.

Así comienza un texto publicado en una revista de curiosidades científicas e históricas llamada ‘Alrededor del Mundo’ [PDF] que pasaría desapercibido si no miráramos la parte superior, donde la fecha dice 24 de mayo de ¡1900!. ¿Y cómo era la telefotografía hace 111 años? Sigamos con el artículo:

El nuevo arte es la aplicación del telescopio a la fotografía. […] La telefotografía está prestando también grandes servicios para fotografiar la vida de los pájaros y de otros animales cuyas costumbres es difícil sorprender de cerca. […] Conocida es igualmente la dificultad de hacer buenas vistas de montañas; estas dificultades han desaparecido con los objetivos nuevos cuyos efectos venimos describiendo y con los cuales se han hecho desde una distancia de 92 kilómetros y medio unas fotografías verdaderamente maravillosas del Mont Blanc. […] Conviene tener en cuenta que los objetivos empleados en estos aparatos hacen desaparecer la distorsión de líneas que siempre resulta en las fotografías de monumentos que se hacen demasiado cerca de ellos; de este modo se obtienen las imágenes con las proporciones debidas.

Lo cierto es que el nombre de «telefotografía» hoy aún se sigue utilizando. Durante un tiempo también se vino usando para designar las experiencias científicas sobre la emisión de imágenes a distancia, precursor de la televisión. No puedo evitar sorprenderme continuamente con la cantidad de publicaciones curiosas, normalmente bajo el término de revista ilustrada, que podían leerse a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX en España. Sus artículos muchas veces son proféticos –como el que os he traído hoy–, otros son ingenuos y algunos obsoletos, pero nunca está de más asomarse al pasado para tener la perspectiva de saber lo que nos puede deparar el futuro.

4 de octubre de 2011

‘Nómadas’, viajando con la radio

De vez en cuando uno se encuentra con cosas que merecen mucho la pena y reflexiono sobre qué haríamos sin internet. Tal es el caso de los podcast de programas de radio, de los que soy un incondicional. Estoy suscrito a unos cuantos desde hace años. Mi último descubrimiento viene de la radio pública, Radio Nacional de España, y de un espacio dedicado a los viajes llamado ‘Nómadas’. Pero no se trata de un programa al uso, sino que su razón de ser es que el oyente sea cómplice de cada uno de los destinos, acompañando las explicaciones y curiosidades de cada lugar con sus sonidos. La idea me ha parecido muy buena y consigue transportarme a esa ciudad, región o país que probablemente nunca visite.

‘Nómadas’ comenzó a emitirse en Radio 1 en 2008 y hasta la fecha han viajado a más de 100 destinos diferentes de los cinco continentes. El equipo de Álvaro Soto se acompaña en cada uno de ellos de un indígena que, de un modo u otro, tiene relación con España, y que además hace de guía por las calles de las ciudades visitadas. Algunas de las secciones que nos hacen entrar en ambiente son ‘Una Vuelta por el Dial’ en la que se hace «zapping» por las emisoras de radio locales, ‘Viaje en 35mm‘ sobre las películas relacionadas o rodadas en el destino o ‘Negro sobre Blanco’, acerca de la literatura que ha generado. Cada programa incluye abundante información práctica sobre transportes, servicios y otros datos de interés para el viajero.

En definitiva, si os gustan los viajes, conocer lugares y sus costumbres o simplemente sois curiosos, éste es vuestro programa. Aquí os dejo la web del programa donde están todos los podcasts y otra información de interés, como vídeos de los destinos visitados o un blog.

25 de julio de 2011

Zamora en la vieja prensa ilustrada (II)

Retomamos nuestro viaje por la visión de Zamora que la prensa ilustrada antigua nos ofrece con un nuevo artículo. En esta ocasión me encuentro con un breve texto dentro de la serie que ‘La Esfera’ dedicó a las capitales españolas. Nada especialmente curioso o destacable nos cuenta su autor, Federico Pita, más allá de los clásico tópicos sobre el pasado de la ciudad, o su «quietud»:

[…] Zamora, si no la vemos con una retina llena de visiones pasadas, pierde su mayor encanto.

El palacio de Doña Urraca; los puentes que cruzan el Duero; la Basílica del siglo XII, que tardó veintirés años en erigirse; las iglesias de San Martín, Santa Olalla y San Miguel, todo es típico, todo recuerda algún hecho de la Historia, que se gravó en las piedras o se conserva en la ofrenda piadosa.

Zamora vive de pasados siglos; los vive por su aspecto y su quietud, y éste es el mayor encanto que presenta. Los pueblos históricos no debían de variar su fisonomía jamás: enseñan más que las páginas escritas por los hombres.

En el primer capítulo de esta serie comentamos que ‘La Esfera’ se destacó por la defensa del patrimonio artístico de las ciudades, y que Zamora no fue menos. Existen al menos dos textos que denuncian el estado de abandono de monumentos señeros de la ciudad. El primero lleva el título de «¿Qué haremos de nuestras viejas ciudades? Zamora, la románica». Este artículo escrito por Luis Bello es interesante por lo que tiene de adelantado a su tiempo, de profético de lo que luego ocurriría: recuperar el patrimonio monumental dentro de su contexto así como recuperar el río para los ciudadanos. He aquí un fragmento:

[…] Nuestras viejas ciudades se deshacen en polvo. Zamora, la románica, por ejemplo, ha perdido en un siglo mucho más que Toledo, y a Toledo no va quedándole más que la piedra, porque no puede irse río abajo. Esta es la actitud dolorida que solemos tomar ante la ruina de las ciudades españolas.

[…] En el castillo de Zamora, frente a la vega, al pie de la robusta torre catedralicia, viendo la famosa linterna bizantina, que por sí sola convierte el viejo edificio en una joya, un español ha de pensar fatalmente en el destino de estos rincones, tan semejantes a pudrideros u osarios donde la Historia va poco a poco descarnándose y convirtiéndose en esqueleto o en momia. ¿Qué haríamos de este campo lleno de cascote, pedruscos y malas hierbas? ¿Cómo lo limpiaríamos sin vulgarizarlo, sin quitarle su aspecto severo? ¿Un jardín? ¿Una plaza de guijos, menudos, arrecifada, con aceras armónicas hasta el mismo borde de las murallas; sin árboles o con muy pocos árboles, bien situados; y una doble y recta cenefa de arrayanes?

[…] La Zamora del siglo XX ganaría mucho si lograra enmarcar dentro de su campiña, junto a un río que tiene todavía grandes destinos, y sin desatender la modernidad de un collar de gran ciudad contemporánea, todo lo que le queda todavía del siglo XIII. Como en el parque versallesco luce la estatua clásica, así triunfa la iglesita románica en el centro de un pueblo nuevo. Pero si son estos grandes testimonios del pasado: la catedral, el puente o el castillo de Zamora, entonces el conjunto sube de valoración para entrar en la categoría de las cosas únicas.

Me gustaría saber lo que pensaría el autor de todas las actuaciones que han tenido lugar en el entorno del castillo en los últimos años. Seguramente serían de su agrado…

El segundo artículo que os quería comentar es más bien una curiosidad no exenta de denuncia. Se titula «Una iglesia románica de Zamora convertida en carbonería». Leyendo el texto veo que se trata de la iglesia de San Leonardo, el eterno templo abandonado que incluso muchos zamoranos no sabrían localizar. La que fuera una de las iglesias principales de la antigua Puebla del Valle, también sede de la judería zamorana, es el centro de atención para el periodista que ya a finales de los años 1910s dudaba de la idoneidad de su uso.

Tras su expolio o venta (según lo que he leído en la Wikipedia y en alguna otra fuente, muchas piezas decorativas del monumento fueron enviadas a los Estados Unidos y están expuestas en el Metropolitan Museum de Nueva York, aunque no he conseguido ver una sola fotografía de alguna de esas piezas) hoy día apenas quedan unos pocos muros de piedra que casi nos dan pistas de su naturaleza de antiguo monumento románico. El autor habla del lamentable estado de la iglesia y de su uso para tareas prosaicas. Por lo que se puede ver en la fotografía que acompaña al artículo (y a este post), a principios del siglo XX aún se conservaba gran parte del edificio.

Transcribo un fragmento del texto:

Para encontrar una iglesia románica convertida en almacén de carbón es preciso llegar a España y correr las calles de Zamora. Hay allí tal abundancia de vestigios del arte románico, empezando por la Catedral, que el vecindario y el clero de Zamora no creyeron preciso organizar una resistencia seria para impedir la profanación. […] Esta iglesia románica […] tiene las características esenciales; y como no ha sido renovada ni modificada como casi todas las de su época, conserva todavía las vigas de madera de la techumbre, como los templos bizantinos del norte de Italia.

Cerca de esta iglesia […] está situada la de Santa María de Horta. Aquí también se ha aproximado el negocio del carbón; pero no ha llegado a posesionarse del interior. […] Junto a la carbonería hay también una fábrica de electricidad. La chimenea, muy esbelta, se eleva por encima de la torre, y es difícil obtener una buena fotografía sin que asome sobre las viejas piedras el ladrillo de la moderna construcción industrial.

[…] La iglesia románica convertida en almacén de carbón es espectáculo un poco fuerte, y que a los buenos comerciantes, así como al Clero y al Ayuntamiento que lo consienten, se les ha ido la mano.



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