Justo ayer he terminado de hacer mi último recopilatorio. Puede que Muestra Musical 82 sea la última del año, la última de la década y también la que cierra el año del décimo aniversario de Muestra Musical. Hacía mucho tiempo que no diseñaba la portada a la vez que hacía la recopilación. Pronto hablaré sobre las portadas de Muestra y algunas curiosidades sobre ellas. Mientras, nos quedamos con la música, y más concretamente con los vídeos de este edición número 82. Sólo son cuatro, pero son buena muestra (valga la redundancia) de lo que se cuece en el mundo del pop-rock independiente y, sobre todo, de lo que se cuece en mi cabeza:
En mi cita mensual con la Rockdelux en mi kiosko favorito me encuentro con que noviembre era el mes en que celebraban los 25 años de su primer número. Y evidentemente, tan magno evento necesitaba una edición especial. Un edición que por otra parte no trae su CD correspondiente, pero sin embargo cuesta 9,50 euros. Cuestiones económicas aparte, buena parte de sus 200 páginas a todo color se dedican a las listas. Y no precisamente a las de 1984 hasta 2009, sino a las de la década que ahora concluye. Eso ya lo hicieron en otros especiales anteriores. Por tanto, aunque suene paradójico, el especial vigésimo quinto aniversario trata sobre los últimos diez años.
La revista cuenta con varios artículos interesantes donde reflexiona sobre asuntos que ya he tratado aquí alguna vez: la evidente decadencia de la industria del disco y el creciente auge de la red como nuevo negocio y fenómeno social, un mapa con los nuevos sonidos que nos dejan estos años, otro artículo sobre la industria musical española, sobre el fenómeno de las series de televisión, con ranking de las mejores de la década y alguna cosa más. Todo ello salpicado por las consabidas listas con las que nadie estará de acuerdo. En esta ocasión han sido de los mejores libros, los mejores cómics, las mejores películas, los mejores sencillos (con ilustraciones a toda página para cada uno de ellos) y los mejores discos internacionales y nacionales.
En realidad, para tanta revista, tampoco tiene mucha chicha, pero abre la veda de las listas de lo mejor del año y la década con que vamos a ser bombardeados (y os bombardearé) a lo largo del mes de diciembre. De hecho, ya han salido las primeras, las de los medios clásicos de la prensa musical. Pero eso será objeto de otro artículo…
Joe Crepúsculo es posiblemente uno de los personajes del pop independiente nacional más discutibles y discutidos. La forma de interpretar sus temas con esa voz rasposa y susurrante, las letras a veces tan absurdas y naïf y esa mezcla de estilos sin complejos hacen que no puedas ser indiferente a su música. Yo no lo fui y coroné a su anterior trabajo ‘Supercrepus’ al primer lugar de los mejores discos nacionales de 2008, un disco de ni más ni menos que veinte temas. Y es que Joe Crepúsculo es uno de los artistas más prolíficos del panorama nacional. Si el año pasado lanzó ‘Escuela de Zebras’ y el mencionado ‘Supercrepus’, este año también tenemos un disco suyo. Se llama ‘Chill Out’ y llevo cosa de un mes escuchándolo con atención y con esa misma sensación apabullante que tuve en la ocasión anterior.
No sabemos si Joel Iriarte fagocita toda la música posible y la transforma, la procesa, la deconstruye o la reinterpreta a su manera, poniendo algo de armonía y orden en el revoltijo resultante, pero es la impresión que da al escuchar los doce temas de este nuevo álbum. Su producción es mejor, pero sigue sin separarse de esas cajas de ritmos y esos sintetizadores en plan amateur, algo cutres y como de verbena de barrio. Nunca sabemos si el Crepus va en serio o no. Esta sensación aumenta cuando vemos sus descolocantes videoclips. Hasta la fecha ha grabado dos. Ambos inclasificables y absolutamente originales. Aquí os los dejo:
‘Toda esta energía’:
‘Siento que muero’, un «megamix» de escenas televisivas ochenteras con estribillo que recuerda a ‘Clavado en un bar’ de… ¡Maná!:
Por casualidad y sin saber muy bien cómo di en YouTube con el videoclip de una banda llamada The Pepper Pots y un tema de título ‘Time to live’. Al ver los comentarios, me di cuenta rápidamente de que se trataba de un grupo nacional, o al menos hispanohablante. ¿Quiénes son estos chicos que se dedican al soul y a otros sonidos «negros» de los años sesenta? Efectivamente, The Pepper Pots son tres chicas y ocho chicos de Girona que no son precisamente unos principiantes. El que han publicado este año, y al que pertenece el tema que escuché y vi en YouTube, es su tercer trabajo titulado ‘Now!’.
Quizás lo más sorprendente de todo esto es que, mientras aquí en España pasan absolutamente desapercibidos, son bastante seguidos en Japón, donde todo grupo revival sesentero tiene cabida. Y lo cierto es que paseándonos por su web, viendo sus clips o echando un vistazo a su presencia en internet, se lo tienen bastante currado. Han cuidado su estética hasta límites inauditos (por ejemplo las fotos) para una banda nacional que podríamos llamar indie, pero tienen su grupo en Facebook, su cuenta en Twitter y se les puede escuchar en Spotify.
Aunque lo más importante es la música. Es verdad que no ofrecen nada nuevo y que en realidad se dedican a mimetizar (eso sí, con esmero, talento, profesionalidad y gracia) todos los sonidos «negros» de la mitad de la década prodigiosa con especial atención al ska y, por supuesto, al soul. La producción y el sonido está tan cuidado como todo lo demás. ¡Da gusto escucharlos!
Si hubiera que establecer un punto de partida de los movimientos juveniles en el Reino Unido, ese momento sería 1958. En ese año, Colin MacInnes publicó la novela ‘Absolute Beginners’. El libro relataba un mundo en ebullición y perfilaba lo que ya comenzaban a ser los mods tal y como los conocemos hoy. Fue cuando el jazz, el soul y el r’n’b se mezclaron con el rock que venía de los Estados Unidos, cuando los muchachos y muchachas dejaron de obedecer las normas y de comportarse como sus padres para crear un nuevo universo a su medida. Era un tiempo nuevo y turbulento donde los viejos valores victorianos empezaban a desmantelarse. Primero en los suburbios obreros y después en los centros de las ciudades, la incipiente multiculturalidad (indios, pakistaníes y sobre todo negros de Jamaica, colonia británica, que trajeron el reggae, origen del ska) comenzaban a abrirse paso. La novela rompió tabúes y provocó una pequeña gran revolución en los adolescentes británicos. Habían nacido las tribus urbanas juveniles… He dado muchas vueltas por internet y por bibliotecas a la busca y captura de ‘Absolute Beginners’, aunque fuera en inglés, sin que mis esfuerzos hayan dado resultado. Pero no pierdo la esperanza.
La novela fue adaptada al cine por Julien Temple con título homónimo, siendo estrenada en 1985. Por lo que he podido leer, la película no gustó a casi nadie, debido a graves errores de ambientación que traicionaban completamente el espíritu del libro de MacInnes. Su estética era excesivamente ochentera. En el reparto contó con David Bowie y Sade entre otros. Su banda sonora nos dejó interesantes temas, como la titular interpretada por el propio Bowie pero que, de nuevo, nada tiene que ver con el movimiento juvenil plasmado en el papel.
Y si de música hablamos, en el pop británico (e incluso en el español) tenemos más referencias a ‘Absolute Beginners’. Sin ir más lejos, The Jam (quiénes si no) publicaron un sencillo con este nombre con claras referencias. También la banda de twee-pop My Favourite titularon uno de sus temas ‘Absolute Beginners Again’. En España, Los Flechazos y su popular canción ‘Suzette’ hacen referencia al personaje de la promiscua ex-novia del fotógrafo adolescente y narrador de la novela, que tenía especial preferencia por los hombres negros… Estoy convencido de que buscando encontraríamos muchos más guiños.
Pasamos a los vídeos. Aquí os dejo los dos ‘Absolute Beginners’, el de The Jam y el de David Bowie y también el tema ‘Suzette’ (aunque no hay videoclip oficial) de Los Flechazos:
La década que terminará en apenas dos meses nos deja musicalmente una industria que está patas arriba y en plena (y necesaria) transformación. Ha perdido poder e influencia. Otro de los fenómenos a los que hemos asistido en los últimos diez años es la fragmentación. Nunca en la historia hemos tenido a nuestro alcance tanta música ni hemos escuchado tanta. Las nuevas bandas se han multiplicado respecto a décadas anteriores. Eso siempre es bueno, porque podemos elegir, pero también produce un efecto de saturación. Salvo excepciones, apenas podemos profundizar en los trabajos que escuchamos.
Tanto el declive de las discográficas como la abundancia de bandas tiene una causa bastante clara: la tecnología e internet. En estos años hemos vivido el fin de la intermediación. Por un lado los artistas ofrecen su música directamente al aficionado y por otra los aficionados acceden ilimitada y gratuitamente a toda la música de hoy y del pasado creada en cualquier parte del planeta, lo cual ya es una revolución en sí mismo. Por otro lado, la tecnología permite tener en nuestras habitaciones un estudio de grabación, de postproducción y de distribución. Las herramientas informáticas para estos fines se han desarrollado hasta niveles increíbles.
Por tanto tenemos que olvidarnos ya del clásico ídolo de masas, del icono musical que triunfaba en otras décadas. El fenómeno de fans de adolescentes es cosa del pasado. Ya no hay Back Street Boys ni Take That. Ni Tokyo Hotel o los Jonas Brothers pueden compararse. Y en cuanto a música «seria», si los sesenta fueron de los Beatles, los Rolling Stones, la Velvet Underground y Bob Dylan, los setenta de Pink Floyd, los Sex Pistols o Deep Purple, los ochenta de Madonna, Michael Jackson, The Police o los Smiths y los noventa fueron de Nirvana, de U2 o de Oasis, ¿Cómo se recordará la actual década?
¿Qué banda indie nacional puede permitirse el lujo de ser alabada por medios de medio mundo como The Guardian, NBC o New Musical Express? ¿Y cuál tener una extensa gira de conciertos que les llevará de Nueva York a Etiopía? La respuesta es Delorean. A muchos este nombre no os sonará a nada, o al menos a nada musical. Estos chicos llevan ya unos cuantos años en la música aportando lo que muy pocos grupos españoles han sabido hacer: innovar tanto como lo pueden hacer sus colegas británicos o norteamericanos. La vocación de los de Zarautz siempre ha sido ir por delante y con amplitud de miras.
El pop rock que facturan ha sido comparado en muchas ocasiones con bandas de primera línea como los australianos Cut Copy, pero ya en el pasado, con su debut en 2004, las comparaciones se dirigían hacia LCD Soundsystem o Radio 4. Delorean acaban de publicar un nuevo EP llamado ‘Ayrton Senna’ (Mushroom Pillow, 2009) que será la antesala de su tercer largo. Este nuevo disco grande que están a punto de publicar. Su sonido ha variado en formas, se ha modernizado hasta convertirse en la vanguardia mundial, buscando poco a poco durante estos años su propio sonido sin hacer demasiado ruido en los medios.
Las reminiscencias, no sólo musicales (ese nombre de Ayrton Senna es más que un simple título), nos retrotraen a los ochenta más acid, cuando se casaron discotecas y guitarras por obra y gracia de Primal Scream o los Stone Roses, en una versión modernizada y reinterpretada para este final de década que vivimos. Temas de la magnitud de ‘Deli’ nos sirven para hacernos una idea de lo que se nos avecina. De lo mejorcito del año.
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