Joe Crepúsculo es posiblemente uno de los personajes del pop independiente nacional más discutibles y discutidos. La forma de interpretar sus temas con esa voz rasposa y susurrante, las letras a veces tan absurdas y naïf y esa mezcla de estilos sin complejos hacen que no puedas ser indiferente a su música. Yo no lo fui y coroné a su anterior trabajo ‘Supercrepus’ al primer lugar de los mejores discos nacionales de 2008, un disco de ni más ni menos que veinte temas. Y es que Joe Crepúsculo es uno de los artistas más prolíficos del panorama nacional. Si el año pasado lanzó ‘Escuela de Zebras’ y el mencionado ‘Supercrepus’, este año también tenemos un disco suyo. Se llama ‘Chill Out’ y llevo cosa de un mes escuchándolo con atención y con esa misma sensación apabullante que tuve en la ocasión anterior.
No sabemos si Joel Iriarte fagocita toda la música posible y la transforma, la procesa, la deconstruye o la reinterpreta a su manera, poniendo algo de armonía y orden en el revoltijo resultante, pero es la impresión que da al escuchar los doce temas de este nuevo álbum. Su producción es mejor, pero sigue sin separarse de esas cajas de ritmos y esos sintetizadores en plan amateur, algo cutres y como de verbena de barrio. Nunca sabemos si el Crepus va en serio o no. Esta sensación aumenta cuando vemos sus descolocantes videoclips. Hasta la fecha ha grabado dos. Ambos inclasificables y absolutamente originales. Aquí os los dejo:
‘Toda esta energía’:
‘Siento que muero’, un «megamix» de escenas televisivas ochenteras con estribillo que recuerda a ‘Clavado en un bar’ de… ¡Maná!:
Por casualidad y sin saber muy bien cómo di en YouTube con el videoclip de una banda llamada The Pepper Pots y un tema de título ‘Time to live’. Al ver los comentarios, me di cuenta rápidamente de que se trataba de un grupo nacional, o al menos hispanohablante. ¿Quiénes son estos chicos que se dedican al soul y a otros sonidos «negros» de los años sesenta? Efectivamente, The Pepper Pots son tres chicas y ocho chicos de Girona que no son precisamente unos principiantes. El que han publicado este año, y al que pertenece el tema que escuché y vi en YouTube, es su tercer trabajo titulado ‘Now!’.
Quizás lo más sorprendente de todo esto es que, mientras aquí en España pasan absolutamente desapercibidos, son bastante seguidos en Japón, donde todo grupo revival sesentero tiene cabida. Y lo cierto es que paseándonos por su web, viendo sus clips o echando un vistazo a su presencia en internet, se lo tienen bastante currado. Han cuidado su estética hasta límites inauditos (por ejemplo las fotos) para una banda nacional que podríamos llamar indie, pero tienen su grupo en Facebook, su cuenta en Twitter y se les puede escuchar en Spotify.
Aunque lo más importante es la música. Es verdad que no ofrecen nada nuevo y que en realidad se dedican a mimetizar (eso sí, con esmero, talento, profesionalidad y gracia) todos los sonidos «negros» de la mitad de la década prodigiosa con especial atención al ska y, por supuesto, al soul. La producción y el sonido está tan cuidado como todo lo demás. ¡Da gusto escucharlos!
Si hubiera que establecer un punto de partida de los movimientos juveniles en el Reino Unido, ese momento sería 1958. En ese año, Colin MacInnes publicó la novela ‘Absolute Beginners’. El libro relataba un mundo en ebullición y perfilaba lo que ya comenzaban a ser los mods tal y como los conocemos hoy. Fue cuando el jazz, el soul y el r’n’b se mezclaron con el rock que venía de los Estados Unidos, cuando los muchachos y muchachas dejaron de obedecer las normas y de comportarse como sus padres para crear un nuevo universo a su medida. Era un tiempo nuevo y turbulento donde los viejos valores victorianos empezaban a desmantelarse. Primero en los suburbios obreros y después en los centros de las ciudades, la incipiente multiculturalidad (indios, pakistaníes y sobre todo negros de Jamaica, colonia británica, que trajeron el reggae, origen del ska) comenzaban a abrirse paso. La novela rompió tabúes y provocó una pequeña gran revolución en los adolescentes británicos. Habían nacido las tribus urbanas juveniles… He dado muchas vueltas por internet y por bibliotecas a la busca y captura de ‘Absolute Beginners’, aunque fuera en inglés, sin que mis esfuerzos hayan dado resultado. Pero no pierdo la esperanza.
La novela fue adaptada al cine por Julien Temple con título homónimo, siendo estrenada en 1985. Por lo que he podido leer, la película no gustó a casi nadie, debido a graves errores de ambientación que traicionaban completamente el espíritu del libro de MacInnes. Su estética era excesivamente ochentera. En el reparto contó con David Bowie y Sade entre otros. Su banda sonora nos dejó interesantes temas, como la titular interpretada por el propio Bowie pero que, de nuevo, nada tiene que ver con el movimiento juvenil plasmado en el papel.
Y si de música hablamos, en el pop británico (e incluso en el español) tenemos más referencias a ‘Absolute Beginners’. Sin ir más lejos, The Jam (quiénes si no) publicaron un sencillo con este nombre con claras referencias. También la banda de twee-pop My Favourite titularon uno de sus temas ‘Absolute Beginners Again’. En España, Los Flechazos y su popular canción ‘Suzette’ hacen referencia al personaje de la promiscua ex-novia del fotógrafo adolescente y narrador de la novela, que tenía especial preferencia por los hombres negros… Estoy convencido de que buscando encontraríamos muchos más guiños.
Pasamos a los vídeos. Aquí os dejo los dos ‘Absolute Beginners’, el de The Jam y el de David Bowie y también el tema ‘Suzette’ (aunque no hay videoclip oficial) de Los Flechazos:
La década que terminará en apenas dos meses nos deja musicalmente una industria que está patas arriba y en plena (y necesaria) transformación. Ha perdido poder e influencia. Otro de los fenómenos a los que hemos asistido en los últimos diez años es la fragmentación. Nunca en la historia hemos tenido a nuestro alcance tanta música ni hemos escuchado tanta. Las nuevas bandas se han multiplicado respecto a décadas anteriores. Eso siempre es bueno, porque podemos elegir, pero también produce un efecto de saturación. Salvo excepciones, apenas podemos profundizar en los trabajos que escuchamos.
Tanto el declive de las discográficas como la abundancia de bandas tiene una causa bastante clara: la tecnología e internet. En estos años hemos vivido el fin de la intermediación. Por un lado los artistas ofrecen su música directamente al aficionado y por otra los aficionados acceden ilimitada y gratuitamente a toda la música de hoy y del pasado creada en cualquier parte del planeta, lo cual ya es una revolución en sí mismo. Por otro lado, la tecnología permite tener en nuestras habitaciones un estudio de grabación, de postproducción y de distribución. Las herramientas informáticas para estos fines se han desarrollado hasta niveles increíbles.
Por tanto tenemos que olvidarnos ya del clásico ídolo de masas, del icono musical que triunfaba en otras décadas. El fenómeno de fans de adolescentes es cosa del pasado. Ya no hay Back Street Boys ni Take That. Ni Tokyo Hotel o los Jonas Brothers pueden compararse. Y en cuanto a música «seria», si los sesenta fueron de los Beatles, los Rolling Stones, la Velvet Underground y Bob Dylan, los setenta de Pink Floyd, los Sex Pistols o Deep Purple, los ochenta de Madonna, Michael Jackson, The Police o los Smiths y los noventa fueron de Nirvana, de U2 o de Oasis, ¿Cómo se recordará la actual década?
¿Qué banda indie nacional puede permitirse el lujo de ser alabada por medios de medio mundo como The Guardian, NBC o New Musical Express? ¿Y cuál tener una extensa gira de conciertos que les llevará de Nueva York a Etiopía? La respuesta es Delorean. A muchos este nombre no os sonará a nada, o al menos a nada musical. Estos chicos llevan ya unos cuantos años en la música aportando lo que muy pocos grupos españoles han sabido hacer: innovar tanto como lo pueden hacer sus colegas británicos o norteamericanos. La vocación de los de Zarautz siempre ha sido ir por delante y con amplitud de miras.
El pop rock que facturan ha sido comparado en muchas ocasiones con bandas de primera línea como los australianos Cut Copy, pero ya en el pasado, con su debut en 2004, las comparaciones se dirigían hacia LCD Soundsystem o Radio 4. Delorean acaban de publicar un nuevo EP llamado ‘Ayrton Senna’ (Mushroom Pillow, 2009) que será la antesala de su tercer largo. Este nuevo disco grande que están a punto de publicar. Su sonido ha variado en formas, se ha modernizado hasta convertirse en la vanguardia mundial, buscando poco a poco durante estos años su propio sonido sin hacer demasiado ruido en los medios.
Las reminiscencias, no sólo musicales (ese nombre de Ayrton Senna es más que un simple título), nos retrotraen a los ochenta más acid, cuando se casaron discotecas y guitarras por obra y gracia de Primal Scream o los Stone Roses, en una versión modernizada y reinterpretada para este final de década que vivimos. Temas de la magnitud de ‘Deli’ nos sirven para hacernos una idea de lo que se nos avecina. De lo mejorcito del año.
A estas alturas del año ya se van perfilando aquellos grupos y discos que van a ser algo esta temporada. Ya he tenido unas cuantas «revelaciones nacionales» como La Bien Querida o Los Directivos. Ahora hemos de unir otra banda más. Son los sevillanos Lentejas los Viernes que debutan con un disco largo de título no menos quijotesco, pues su trabajo de debut se llama ‘Duelos y Quebrantos’ (Starsky Records, 2009). Estos chicos no son nuevos en esto. Su carrera maquetera es bastante larga. Empezaron en 1997 llamándose Lentils on Fridays. De aquella formación sólo queda Vicente, el «alma» del grupo.
Esta veteranía se nota, y mucho, en su sonido y en general en todos los aspectos de su música. Tal vez no sean la banda más fresca e innovadora del panorama indie nacional, pero ofrecen un pop asentado que nos recuerdan inevitablemente a Sr. Chinarro, Los Planetas, La Habitación Roja o incluso a formaciones de finales de los ochenta como La Granja. Buenas letras, referencias generacionales y la necesaria dosis de mala leche, ironía y descreimiento son algunas de sus principales bazas.
En ‘Duelos y Quebrantos’ reúnen algunos de sus temas maqueteros más brillantes y añaden alguno nuevo. Encontraremos piezas que sus seguidores conocerán bien como ‘Soplapollas en Utopía’, ‘Un burro en brazos’ (mis dos favoritas), ‘Mayea’ junto a otros de nueva factura como ‘Lo que tú digas’ (otra de mis favoritas). En total son doce cortes que gustarán sobre todo a los indies más veteranos porque les recordarán a los viejos ¿buenos? tiempos. Ahora os dejo con el primer videoclip que editan. Es de su tema ‘Volando’ y no es muy allá, tampoco es de mis temas preferidos. Qué pena que al final caigan en todos los tópicos visuales. En fin, en cualquier caso aquí lo tenéis:
Después de unas cuantas escuchas aún no sé cómo describir en palabras este disco. Me estoy refiriendo al último trabajo de Parade, el proyecto personal de Antonio Galvañ. Hasta la fecha siempre me había dado mucha pereza acercarme a los cinco álbumes que desde 1997 ha publicado, más por prejuicios tontos que por otra cosa. Y en realidad tampoco sé de dónde vienen estos prejuicios. Probablemente de un tema que venía en un recopilatorio de Spicnic y que odiaba. Hace mucho de eso y ahora son otros tiempos.
Había oído hablar muy bien de ‘La Fortaleza de la Soledad’ (Jabalina, 2009), lo nuevo de Parade, así que escucharlo era inevitable. Y me he llevado una sorpresa muy agradable. El disco lo forman quince temas de lo que se suele llamar «pop atemporal» para definir un estilo que se escapa a las etiquetas. Todas y cada una de las piezas pudieron haberse compuesto hace cuarenta, treinta, veinte o diez años. Galvañ siempre ha sido el culmen de la introversión y la sensibilidad. Han impregnado desde el principio todos sus temas. Ahora da una vuelta de tuerca para ofrecernos melodías e instrumentaciones mucho más soñadoras, como de opereta.
Musicalmente ahí están las influencias de, por ejemplo, Bowie, Flaming Lips, los Mercury Rev de ‘Deserter’s Songs’ o los Beatles del ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’. Junto a la música, las letras también me han parecido bastante interesantes con alusiones abundantes a la ciencia (escuchad ‘Stephen Hawking’), al cómic (el tema titular) y a un particularísimo universo que a mí me ha parecido algo victoriano (las andanzas de Don Ricardo en las varias entregas del serial ‘Rainbows Avenue’).
Definitivamente, cuanto más lo escucho, más me gusta y más fácil es adentrarse en el microcosmos intimista de Parade. ‘La Fortaleza de la Soledad’ es posiblemente uno de los discos nacionales del año. Y si no tiempo al tiempo.
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