Todos los indicios apuntan a que este otoño habrá que estar muy atentos al quiosco. Aparte del rediseño completo del diario El País para adaptarlo a los nuevos tiempos, parece ser que, como mínimo, surgirá un nuevo diario que intentará arrebatar parte de los lectores al periódico de PRISA. Se llamará Público (o El Público) y su linea editorial, para entendernos, se situará a la izquierda de El País y nacerá con la vocación de ser un diario periférico, al contrario que aquel. Detrás del accionariado está Mediapro, accionista de La Sexta y en su plantilla contará con nombres ilustres como Ignacio Escolar (uno de los bitacoreros más importantes de España con Escolar.net) o Juan Pedro Valentín (ex director de informativos de Telecinco). Su público objetivo será joven, urbano y de centro izquierda.
En cuanto al diseño, está detrás la agencia Cases i Associats, que han diseñado la maquetación de ADN, El Periódico de Catalunya, Avui o Clarín. Tendrá una media de 64 páginas, todas ellas a color. Público vendrá a cubrir una zona del espectro ideológico tradicionalmente abandonado como es el de la izquierda. En Francia Le Monde tenía a Liberátion a su izquierda, pero en España existía un vacío. Para empezar pegando fuerte, el diario se venderá a 50 céntimos. El resto de las informaciones que he podido leer no son más que ruido y maldades, aunque seguro que pronto tendremos nuevos datos.
En mi opinión lanzar un nuevo diario en papel me parece una temeridad que tiene muchas probabilidades de fracasar. El lector potencial al que va dirigido es urbano y nada tradicional, que prefiere internet para informarse o bien los diarios gratuitos. En cuanto al nombre, Público me parece algo cutre que recuerda más a una revista del corazón o a un programa casposo de televisión. Para nada se identifica con un ideal progresista. Habrá que esperar a tener el primer número en las manos para opinar con más fundamento.
Hasta hace sólo unos años, el asesinato de Kennedy era el acontecimiento que más teorías conspirativas había provocado. La conmoción que causó en el pueblo americano y la necesidad de buscar razones exógenas al propio hecho lo convirtió en el rey de las hipótesis alternativas. Pero otro acontecimiento trascendental ocurrió el 11 de septiembre de 2001. Los atentados contra las torres gemelas de Nueva York y el edificio del Pentágono son hasta el momento los hechos más destacables e importantes de lo que llevamos de siglo y ha cambiado por completo el panorama político, estratégico y geográfico del mundo. Al igual que con el magnicidio de JFK, los ataques terroristas contra Nueva York y Washington han desatado todo tipo de teorías de la conspiración, amplificadas por el desarrollo de internet y los medios paralelos.
La enésima iniciativa la encontramos en ‘9-11 Loose Change’ que se ha convertido en un fenómeno social de la red. Sus autores son cuatro veinteañeros que, con muy pocos medios, han elaborado un documental que recoge minuciosamente datos y testimonios alternativos que rebaten según ellos la versión oficial. Yo lo he visto con mucha atención y voy a contar brevemente mis impresiones sobre él.
Básicamente se defiende la teoría de que los atentados del 11 de septiembre fueron cuidadosamente organizados y ejecutados por la administración Bush por motivos económicos, estratégicos y militares. Los aviones estrellados contra las torres gemelas estarían vacíos y controlados a distancia. Su derrumbe estaría también previsto mediante la detonación de cargas explosivas cuidadosamente repartidas por las torres. En el caso del Pentágono se mantiene que no fue un avión lo que se estrelló contra uno de sus flancos, sino un misil lanzado desde un helicóptero. Y por último, el famoso y heroico vuelo 93 no se estrelló en un bosque de Pensilvania, sino que aterrizó en una base aérea militar, simulando los efectos de la colisión.
La primera sensación que me produce es la de recibir una avalancha de datos durante 1 hora y 20 minutos. Unos se atropellan con otros. Esta forma de presentar la información es muy tramposa, porque parece una hábil maniobra para encubrir uno de los principales defectos del documental: las fuentes. En su mayor parte, los testimonios son frases que parecen sacadas de contexto o citas a webs fácilmente manipulables como la Wikipedia. En otras ocasiones se toman datos de periódicos de internet casi marginales, y, de nuevo, cuando se citan medios de prestigio, son para aportar datos ya conocidos.
Pero ‘9-11 Loose Change’ también tiene aciertos e invita a la duda en algunos de sus pasajes. Me refiero a los episodios más oscuros del 11 de septiembre: el ataque contra el Pentágono y el vuelo 93. En el primero de ellos casi todas las evidencias resultan verosímiles. En el segundo también, aunque algo más forzadas. La conclusión que se puede sacar es que muchas de las pruebas aportadas son endebles y sólo induce a la reflexión los episodios que ya previamente eran poco claros.
Aún así, es mejor que cada uno juzgue por sí mismo. Aquí está el documental:
Hoy se cumplen 12 años desde el lanzamiento de Windows 95. Microsoft convirtió el evento en un hecho trascendental y rodeado de grandes campañas publicitarias. Y realmente lo fue a todos los efectos. Por primera vez se intentaba abandonar el MS-DOS como sistema operativo, que se había mantenido desde los primeros IBM PC allá por 1981. Al contrario que su predecesor Windows 3.11, el 95 era un sistema operativo completo. Poco o nada tenía que ver ya con aquel. Fue el comienzo de la «etapa dorada» de Microsoft. Su popularidad se incrementaba a la vez que la venta de ordenadores PC con Windows aumentaba. En mi caso personal instalé Windows 95 hacia marzo de 1996 y al principio fue desconcertante el cambio. Rápidamente me acostumbré.
Pero Windows 95 no era un sistema operativo demasiado estable. Los «cuelgues» y los «pantallazos» azules eran más frecuentes de lo deseable. La fama de «chapuzas» de Microsoft comenzó aquí a la par también, por qué no decirlo, del aumento de su popularidad. Posteriomente Windows 98 acalló en parte las críticas y se convirtió en un producto decente que volvería a empeorar con el fallido Windows ME. Para mi gusto, el mejor sistema operativo de Microsoft ha sido Windows XP, lanzado en 2001. Borraría de una vez por todas (o no) las dudas sobre la calidad de los productos de la compañía de Bill Gates. De hecho es el sistema operativo, sin apenas variaciones, con el que aún funcionan la inmensa mayoría de los ordenadores del planeta. Esto resulta gracioso, porque seis años en la historia de la informática son un mundo.
En teoría, Windows Vista debería sustituir poco a poco a los XP. Tras años de retraso, el último de Microsoft no ha convencido a casi nadie. Mi experiencia personal al respecto es bastante elocuente. Durante la carrera me enseñaron que un software bien diseñado es aquel que utiliza el mínimo de recursos posible para ejecutarse. Vista es justo lo contrario. Consideraciones estéticas aparte, el sistema no se comporta de manera fluida en un ordenador con más de tres años de antigüedad, lo que implica una actualización del hardware. Esto es un pecado mortal en el mundo de la informática, porque además de consumir más recursos que su predecesor, no tiene ninguna funcionalidad importante que no tenga XP.
Microsoft está perdiendo algo de tirón en el mundo de los sistemas operativos, aunque se mantiene en cuanto a suites ofimáticas y aumenta su presencia en internet (tanto en servidores como en clientes). En mi opinión necesita una renovación profunda y adaptarse a los nuevos tiempos si no quiere convertirse (a lo mejor ya lo es) en un dinosaurio de la industria informática.
Si no te importa jugar con tus playmobil aunque tengas veinte, treinta, cuarenta años. Si añoras tus juguetes favoritos de la infancia o simplemente eres simpatizante de estos entrañables muñequitos, tienes una cita en Barcelona. Los días 14, 15 y 16 de septiembre se celebrará en la Ciudad Condal la 4ª Feria Nacional de Coleccionistas de Playmobil organizada por la Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil. El lugar será la Facultad de Química de la Universidad de Barcelona, situada en la avenida Diagonal nº 647. Tal y como nos cuentan, este año la exposición contará con una docena de dioramas que nos llevarán desde la antigua Roma hasta el Amazonas. Como curiosidad, la feria contará con la mayor concentración de «clicks» en un sólo diorama. Será para la representación de la batalla de Gettysburg y para ello se utilizarán casi tres mil de ellos.
Aprovechando la coyuntura me he puesto a revisar webs extranjeras sobre coleccionismo de playmobil buscando de memoria los sets que tengo guardados por ahí en casa de mis padres. La búsqueda no ha sido muy fructífera porque ninguno de ellos coincidía exactamente con mis recuerdos, aunque uno de los castillos medievales (colección 3446) se parece bastante a una de ellas. Quizás en España, la empresa Famosa los comercializó con variantes. En cualquier caso cada vez que visito las múltiples webs de coleccionismo me dan ganas de desempolvarlos y ponerme a «trabajar» sobre ellos.
Gracias como siempre a Miguel de Playclicks por recordarme cada una de las citas que celebran.
Cada día estoy más seguro de que no somos un país plenamente maduro, ni en democracia ni en otros muchos asuntos que otros estados han resuelto quizás hace siglos. No se entiende si no la polémica gratuita (estamos en verano) sobre el uso, y a veces abuso, de los símbolos nacionales. A la derecha se le llena la boca hablando de España y llevando la bandera roja y gualda hasta en los calzoncillos. Evidentemente, a los sectores de la izquierda socialista, esta apropiación no les parece de recibo y se ha comenzado una «contraofensiva» para reclamar también estos símbolos patrios. El primer asalto es la unificación de la marca del más alto estamento ejecutivo del estado, el famoso «Gobierno de España». El cambio también puede apreciarse, aunque más levemente, en los membretes de las Delegaciones del Gobierno, que pasan a ser «Delegaciones del Gobierno de España».
La pugna me parece pueril y me lleva a pensar que, efectivamente, no estamos en un país normal. Y tanto por parte de unos como de otros. Los unos por apropiarse de unos símbolos de los que ellos se creen únicos defensores. Y los otros porque intentan combatir una sensación falsa provocada por algunos de que la izquierda es «menos española» que la derecha. Por eso estamos metidos en una batalla absurda que no puede ser más superficial.
¿Acaso la República Española era menos española por haber sido proclamada por la izquierda? ¿La bandera tricolor era menos «española» por ser de la República? Símbolos superfluos aparte, el patriotismo de la izquierda está más que demostrado a lo largo de la historia. Y por cierto, la derecha también, aunque algún ex-presidente intente minar esa fama.
Creo que entrar en el juego de ver quién es más español es directamente absurdo y es algo que no se plantea, que yo sepa, en ningún país desarrollado de nuestro entorno. Sinceramente no me imagino a los franceses, a los italianos o a los portugueses, por citar a nuestros vecinos más cercanos, con una pegatina de su bandera en el coche, tal y como se ven aquí. No digo que no las haya, pero no se hace de ello un motivo de conflicto. El caso de Reino Unido es muy diferente. La Union Jack fue elevado a icono pop en los sesenta por los mods y el swinging London, perdiendo por ello parte de su significado. Y de los Estados Unidos ya ni hablemos. Los parámetros culturales y folclóricos son muy diferentes a un lado y al otro del Atlántico.
Últimamente no sigo mucho la televisión más allá de los típicos seis canales de ámbito nacional. Estos días de vacaciones me he dado una vuelta por las otras emisoras y me he encontrado con sorpresas. Por ejemplo, el cambio de imagen que CNN+ sufrió el pasado mes de mayo.
Es el primer cambio importante en la imagen de la cadena desde que comenzó a emitir en 1998. Ya había visto parte de la nueva imagen corporativa, por ejemplo la mosca, que creo que está mejor que antes, aunque el borde negro sobra. En cuanto a las cortinillas, no me acaban de convencer y tienen el mismo toque que las de los informativos de Cuatro. Predominio de rojos y blancos y una estética que se supone que es moderna pero demasiado recargada para mi gusto.
Otra de las cosas que no me ha gustado es el uso de la tipografía, que me parece poco coherente. Mientras que en la careta de las noticias aparece un tipo sans-serif (¿helvética?), para los deportes y el tiempo se cambia la fuente a otra que no me gusta nada. Puede que sea un detalle sin importancia, pero molesta. Los cambios afectan también a la predicción meteorológica, con un enorme rótulo amarillo con caracteres negros en la parte superior que no guarda ninguna relación con el resto de la imagen corporativa.
Quizás debieran tener como referente a la CNN matriz norteamericana (como la CNN turca) que, a mi entender, es de lo mejorcito en grafismo televisivo junto con TV5 francesa.
Hace menos de un mes, mi web de fotografía cromavista cumplía sus primeros cinco años de vida y hoy realizo una nueva actualización con imágenes de las comarcas leonesas de la Maragatería y el Bierzo, incluyendo algunas vistas de sus capitales Astorga y Ponferrada respectivamente. Pero la mayoría de las fotos son de Castrillo de los Polvazares, una localidad maragata con una arquitectura típica arriera ejemplarmente conservada donde predominan los colores rojizos de la tierra y las coloridas puertas de las casas.
En total son ocho imágenes que, como siempre digo, no pretenden ser postales turísticas, sino dar un punto de vista diferente (el «toque cromavista») sobre estos lugares. Con esta, son ya veinte las colecciones incluidas, mezclando viajes con experimentos, a veces en la misma colección.
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