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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
2 de mayo de 2012

‘La Aventura del Espacio’

El domingo pasado estuvimos visitando la exposición ‘La Aventura del Espacio’. Tenía muchas ganas de ver qué era lo que se exponía y, aunque pensaba que después de haber visto en persona la cápsula original del Apolo X en el Science Museum de Londres nada podría captar ya mi interés, me equivocaba completamente. Es verdad que algunas de las piezas de la muestra son reproducciones extremadamente fieles (los módulos de mando a tamaño real, la cabina del transbordador espacial, el Lunar Rover o las maquetas de los cohetes entre otros), lo mejor está en los pequeños objetos.

Y es que, salvo esas copias, ‘La Aventura del Espacio’ es una exposición básicamente de objetos cotidianos. Pudimos ver la comida con aspecto de vómito plastificado que comían los primeros astronautas y cosmonautas, las bolsas de vodka que los rusos se llevaban al espacio para alegrar esas órbitas alrededor de la tierra, los trajes reales de los tripulantes de, por ejemplo, el Apolo 16, el retrete espacial del Skylab o el legendario ordenador de vuelo también del Apolo.

Para todos aquellos que somos aficionados a la historia de la carrera espacial, sobre todo de su etapa dorada (digamos entre 1965 y 1975), la exposición es sorpresa tras sorpresa. Y por si alguien no la sigue del todo, la audioguía que se nos entrega a la entrada lo explica prácticamente todo, desde una descripción de algunos objetos, al funcionamiento de un Saturno V o de un motor de reacción. Conviene por tanto no perderse ningún rincón, ninguna vitrina, porque allí encontraremos, por ejemplo, una loseta del trasbordador, una de las cámaras Hasselblad que fueron a la luna o sobres autografiados con las firmas de Neil Armstrong o Buzz Aldrin. Para colmo se podían hacer fotografías sin ninguna limitación más allá de no usar flash.

Por último, y quizás esto fue lo peor, nos perdimos el principio de la conferencia gratuita que el exdirector de operaciones de la NASA en España, Carlos González, impartió sobre los contratiempos del Apolo XIII. Aún así, y a pesar de que el pequeño aforo de la sala hizo que tuviéramos que sentarnos en el suelo, fue muy interesante y divertida. Al final, por supuesto, cualquiera pudo preguntar cuanto quisiera.

En definitiva, una visita obligada para todos aquellos aficionados a la ciencia, a la astronaútica, o simplemente a la historia del siglo XX.

25 de abril de 2012

Nuevas galerías en Cromavista

Hacía ya bastante tiempo que no actualizaba mi web de fotografía Cromavista. Problemas de espacio aparte –que serán solucionados en breve– los últimos meses han sido relativamente tranquilos en cuanto a actividad fotográfica. Pero eso ha terminado y ya están aquí unas cuantas galerías nuevas. 57 nuevas fotografías repartidas en 6 galerías. A saber: Los dólmenes de Valencia de Alcántara (Cáceres), el cerezo en flor del Valle del Jerte (Cáceres), la estación fantasma de Chamberí del Metro de Madrid, Hervás (Cáceres), Marvão (Portugal) y una selección de imágenes de la Semana Santa de Zamora. Y pronto más galerías… Aquí unos ejemplos:

25 de abril de 2012

20º Aniversario de Expo ’92 Sevilla: Algunas fotos

La semana pasada se cumplieron veinte años de la inauguración de uno de los eventos más importantes que ocurrieron en España en nuestra historia reciente. La Exposición Universal de Sevilla de 1992 supuso, junto con los Juegos Olímpicos de Barcelona, el impulso definitivo para que nuestro país se lavara la cara de una vez, tanto de cara al interior como al exterior de nuestras fronteras.

A finales de septiembre de aquel año visité en familia la Expo. Aquella fue la segunda vez (la primera en un viaje) que llevaba la cámara de fotos Yashica TL Electro X de mi padre cargado con un carrete de 36 diapositivas Afgachrome. El resultado, como veis, no fue demasiado bueno, pero fue el comienzo de una afición que sigue veinte años después.

En definitiva es un pequeño testimonio de las 31 fotografías que tomé del recinto durante los tres días de visita.

23 de abril de 2012

Visita a la Biblioteca Nacional

El pasado sábado tuvo lugar la jornada de puertas abiertas que todos los años desde 2005 celebra la Biblioteca Nacional de España. El aforo era limitado a 1500 invitaciones a lo largo de las cinco horas entre las 8 y las 14, así que no había tiempo que perder. Por suerte llegamos a una hora razonable y todavía quedaban bastantes entradas. La cola para acceder tampoco era demasiado larga como hubiéramos pensado en un principio. La visita en total duró más de una hora y nos llevó por lugares que el resto de los mortales no puede ver durante el resto del año, guiados por sus propios trabajadores y en pequeños grupos de unas veinte personas. Además, ojo al detalle, se podían hacer fotografías.

Es un auténtico lujo que cada departamento sea explicado por sus propios profesionales. Así, en el departamento de restauración, nos comentaron cuales son los principales problemas que sufren los libros archivados en los estantes de la BNE y las técnicas para su restauración. Lástima que esta parte, muy interesante, no durara más que unos pocos minutos. El funcionamiento de los kilómetros de estanterías que almacenan los documentos en depósito legal también resultó curioso. El recorrido de la visita es, curiosamente, el inverso que realizan los fondos en su ciclo dentro de la biblioteca. Entramos en sus tripas por la sala general de lectura y acabamos en el almacén donde los camiones descargan todos los materiales que han de ser catalogados y archivados.

El ambiente durante toda la visita fue cercano y distendido, pudiendo preguntar sin problemas cualquier duda, detalle curioso o inquietud que tuviéramos. Al final, se nos entregó un pequeño obsequio, una lámina (un mapa de España de 1705 realizado por el francés Nicolás de Fer para el recién llegado primer monarca borbónico español Felipe V llamado L’Espagne Triomphante sous le Regne de Philippe Vme.’) guardada en una carpeta con el logotipo conmemorativo del tricentenario de la Biblioteca Nacional, una colección de marcapáginas también con motivos del tricentenario y un CDROM con una versión interactiva del Quijote.

El colofón fue la visita a la exposición especial, abierta a todo el público, en la que se conmemora este tricentenario. Se trata de una muestra impresionante con algunos de los fondos más emblemáticos que guarda la biblioteca. Vimos originales (sí, nada de facsímiles) del Beato de Liébana, tratados técnicos de Leonardo Da Vinci con su enigmática escritura al revés y sus minuciosas ilustraciones, algunos de los primeros libros impresos en España en el siglo XV, las ‘Cantigas de Santa María’ de Alfonso X El Sabio o una primera edición del Quijote, entre muchas otras. También hay que destacar la cantidad de manuscritos, bien cartas o bien originales de obras de escritores y artistas como Miguel Hernández, Dalí, Lorca, Blasco Ibáñez, Lope de Vega o Calderón de la Barca. También las fotografías tienen sitio en la exhibición. Fotógrafos como Robert Capa, Agustí Centelles o los pioneros Clifford y Laurent. Como véis, todo material de primer orden y una oportunidad única para ver documentos importantísimos para la cultura española que normalmente no se exponen.

Para terminar os dejo con un documental sobre la Biblioteca Nacional que es el que se está proyectando en esta exposición:

16 de abril de 2012

Vídeo: ‘Cerezo en Flor’

Música: Stuart Sweeney, ‘Cherry blossom fall’.

12 de abril de 2012

«Insumisos» de las redes sociales

Ayer leí en El País un interesante artículo sobre algo que creo que es un fenómeno que crece: los cansados/hartos/asqueados de las redes sociales. Su título es bastante elocuente: «Insumisos de las redes sociales». Está en boca de todo el mundo, parece que todo el mundo las utiliza y si no las utiliza no estás en internet. Muchos nos rebelamos contra esto y buscamos un uso inteligente de la red, un uso útil que de verdad nos ayude en la vida diaria y en nuestras comunicaciones y no de lo que quieran determinados poderes. Da la impresión de que no somos conscientes de que toda esa información que se genera cae en manos de empresas privadas para su propio uso y consumo, normalmente publicidad.

Muchas veces nos dejamos llevar por el oropel de la moda, los interfaces intuitivos y bonitos, la comunicación fácil, y normalmente banal y por esa debilidad humana que es el cotilleo puro y duro, a cambio de estar controlados todo el tiempo. Afortunadamente es una moda que terminará más pronto que tarde. La gente se cansará y la red inventará otra cosa. En el artículo en cuestión, los principales argumentos que se esgrimen para no usar las redes sociales son, por una parte, la pérdida de tiempo que supone frente a las pocas ventajas que ofrece, y por otro la vulgarización de la información y el gusto por el chismorreo barato que en el fondo no aporta nada a nuestras vidas. Por mi parte, en su día me registré en Facebook, Twitter, Tuenti o Flickr, pero ninguna de ellas tiene actividad ya y he procurado borrar toda la información que contienen. En un futuro próximo eliminaré mis cuentas.

Son ya muchos años en internet (prácticamente desde que se popularizó a finales de los noventa) y he aprendido unas cuantas cosas. Por ejemplo seleccionar concienzudamente los servicios web en los que me registro y, por supuesto, tener muy claro los datos que puedo proporcionar y cuales pueden deducirse a partir de otros. Incluso también cuales puedo proporcionarme por mí mismo, sin depender de nadie. Pensaréis que es pura paranoia, pero cuanto menos se sepa de nuestras vidas en internet, mejor. Yo al menos no estoy dispuesto a facilitar el trabajo a absurdos estudios de mercado o recibir absurdos correos electrónicos con absurdas promociones que van directamente a la bandeja de «no deseados».

22 de marzo de 2012

Curiosidades que vimos en Londres (y IV): La TARDIS de Earl’s Court

El último día de nuestra estancia en Londres se me ocurrió una excursión un poco «friki». Recordé que cerca de la salida del metro de Earl’s Court estaba la última cabina de policía que queda en la capital, así que nos dirigimos hasta allí con el tiempo justo antes de partir hacia el aeropuerto. Hicimos las fotos y nos volvimos.

Estas cabinas se utilizaron de forma habitual y masiva en todo el Reino Unido entre los años 50s y 70s del siglo XX por la policía y los ciudadanos para avisar de cualquier inicidencia que se pudiera producir. A partir de entonces fueron cayendo en desuso. A día de hoy en todo el país se conservan unas cuantas de este formato (el diseño realizado por MacKenzie Trench en 1929). Estas cabinas tienen la particularidad de tener el tamaño de una cabina clásica de teléfono británica pero de color azul, sin ventanas y con una luz rotatoria en el techo.

Pero por supuesto la fama mundial de estos artilugios viene de la serie de ciencia-ficción Doctor Who, donde es la TARDIS, una máquina del tiempo y del espacio en la que viaja el famoso doctor. De hecho, la que pudimos visitar fue colocada en 1997 y mantenida allí básicamente para que mitómanos y turistas se acercaran a verla y fotografiarse con ella, aunque es completamente operativa. No es un objeto de adorno. Fue muy curioso ver como una niña pequeña que pasaba por allí con su madre no pudo evitar señalar con el dedo y soltar un «Look, it’s a TARDIS!».



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