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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
23 de septiembre de 2008

Diez años de ‘Deserter’s Songs’

El próximo 29 de septiembre se cumplirán diez años del lanzamiento de uno de mis discos favoritos. Un disco que me trae muy buenos recuerdos y que siempre asociaré a las navidades de 1998. Me estoy refiriendo a ‘Deserter’s Songs’, el álbum cumbre de la banda de Nueva York Mercury Rev. Siempre lo he considerado como un milagro dentro de la carrera de una banda tan irregular y discutible. Tanto sus tres obras anteriores ‘Yerself is Steam’ (1991), ‘Boces’ (1993) o ‘See You on the Other Side’ (1995) como por supuesto las posteriores ‘All is Dream’ (2001), ‘The Secret Migration’ (2005) y ‘Snowflake Midnight’ (2008) no le han llegado siquiera a hacer sombra.

Y es que ‘Deserter’s Songs’ tiene piezas que saben aunar como casi nadie el clasicismo, la melancolía, lo onírico y un toque de psicodelia muy calculada que lo convierten en atemporal. Si ya en su día fue muy aclamado por público y crítica, en mi opinión no ha perdido ni un ápice de vigencia. Temas como ‘Holes’, ‘Tonite it shows’, ‘Endlessly’, ‘Opus 40’ o ‘Godess on a hiway’ reflejan claramente la lucidez compositiva por la que atravesaba la banda en aquella época.

La influencia de este álbum nos llega de la mano de grupos como Grandaddy, sus coetáneos The Flaming Lips (que a su vez influyeron en los neoyorkinos) o en menor medida otros «neoclasicistas» norteamericanos como Band of Horses. Es también un buen momento para echar la vista atrás y recordar aquellos vídeos que lanzaron, y que corresponden con los excelentes sencillos ‘Goddess on a hiway’, ‘Opus 40’. Son sólo una pequeña muestra de lo que es ‘Deserter’s Songs’.


20 de septiembre de 2008

Mediapro es «cutre»

El otro día durante una conversación salió el tema de La Sexta. Mi interlocutor calificaba la cadena de «cutre». Estando absolutamente de acuerdo con él, añadiría algún calificativo más fuerte que me voy a ahorrar. Desde que apareció, la cadena de Mediapro ha utilizado medios poco apropiados para hacerse con un sitio dentro del extraordinariamente competitivo mundo de las cadenas privadas generalistas.

A pesar de que La Sexta cuenta con un atractivo envoltorio gráfico y algún buen programa (principalmente ‘Buenafuente’ y ‘El Intermedio’), en su parrilla predomina la vulgaridad más absoluta. Al contrario de otros canales «vulgares» como Telecinco o Antena 3, La Sexta maquilla sus espacios con un barniz «moderno» y «alternativo» que no sé si engañará a alguien. Desde el primer día han sustituido la imaginación por la chequera y a golpe de dinero han contratado a muchas estrellas televisivas. Espacios tan banales como ‘Todos ahhh 100’, el más que quemado ‘Caiga quien Caiga’ o la famosa guerra del fútbol entre muchos otros, están mostrando la verdadera cara de la cadena.

Veo a La Sexta como el típico individuo que, codazos por aquí y trampas por allá, consigue avanzar en la fila en vez de esperar su turno. Si alguien lo descubre, retrocede un par de posiciones y vuelve de nuevo a la carga. En este sentido puede considerarse como el polo opuesto de lo que es Cuatro. La cadena de Sogecable me parece infinitamente más honesta, tanto en sus planteamientos como en sus medios.

Otro medio de Mediapro, Público, es también un ejemplo de cómo lo que a priori parecía una buena idea (estuve expectante durante meses) se puede malograr por culpa de un error de concepto, dando a luz un diario amarillista, populista y extraordinariamente tendencioso. La esperanza de un Liberátion a la española se quedo en eso, en una esperanza. Si lo compro los viernes es por la excelente colección de cine en DVD por 1 euro. El periódico no suelo leerlo.

19 de septiembre de 2008

Replanteándose el neoliberalismo

Detrás de los desmanes empresariales siempre debe estar el Estado. Esta es la conclusión a la que he llegado, una vez más, después de ver el espectáculo de rescates in extremis de entidades financieras, aseguradoras y demás tiburones de los procelosos mercados internacionales. Pero hay muchas más conclusiones. Como defensor férreo del keynesianismo, el Estado ha de atar en corto a todos aquellos negocios que juegan con el dinero de los demás y, por extensión, con la estabilidad económica de un país… y lo peor de todo, en beneficio propio.

La regulación, en contra de las «modas» del mercado, siempre ha de estar presente para defender a quien no puede defenderse por sí mismo. O sea, los pequeños inversores y ahorradores y también a todos aquellos que puede resultar dañados colateralmente. Por eso cuando un Estado decide intervenir en un mundillo que ha estado campeando a sus anchas durante décadas, por muy contradictorio que sea, es necesario, no por salvar la entidad, sino a la propia economía. Esperemos que este enorme «bache» en la economía sirva a los teóricos neoliberales para replantearse sus postulados.

Mientras, en España, estos acontecimientos se reciben con preocupación y con bajada de los mercados, pero ni mucho menos al nivel de otros países. Esto, aunque a muchos les pueda molestar, indican la fortaleza de nuestros sistema financiero, con un colchón lo suficientemente amplio como para poder amortiguar cualquier golpe del exterior. Otra cosa que me ha llamado la atención de todo este jaleo es la volatilidad. Mientras estos días pasados, el índice IBEX-35 bajó hasta situarse en niveles de 2006, hoy se ha producido la mayor subida de su historia, concretamente un 8,71%, y ya supera los 11.500 puntos… Creo que corremos el peligro de que la economía se convierta en el niño mimado que berrea cuando no se le atiende lo suficiente y cuyos cambios de humor son cada vez más imprevisibles. Y eso es muy peligroso.

15 de septiembre de 2008

¿De verdad necesitamos coches?

Me ha parecido curioso el primer capítulo de la ‘Guía para Comprar un Coche’ del blog dedicado al mundo del motor Motorpasión. En él se propone una reflexión sobre si realmente necesitamos un coche. No en vano se trata de una de compras más importantes de nuestra vida. Me parece muy acertado la comparación de todo lo que podríamos tener si no nos compramos un coche (4.000 cenas o 2.000 pantalones). Lo digo porque muchas veces la sociedad y nuestro entorno nos arrastra a adquirir un vehículo que nos puede hacer mucha ilusión, pero que en verdad podemos prescindir de él. A la suma del propio automóvil hemos de añadir los miles de euros que gastamos anualmente en combustible, revisiones, seguros, recambios, averías, multas, alquiler/compra de una plaza de garaje y otros.

Me resulta extraordinariamente contradictorio que, por ejemplo en Madrid, las vías de entrada y salida a la ciudad se colapsen existiendo un eficaz sistema de trenes de cercanías, a la larga más rápido que el coche. Pero claro, el automóvil es símbolo de estatus social. Sin coche no eres nadie, pareces un fracasado o un tipo raro. Afortunadamente cada vez más personas prescindimos de las cuatro ruedas y usamos más transportes colectivos. Por contra, muchos de estos medios son deficientes, escasos y tienen horarios poco apropiados.

Al hilo de este tema de coche sí coche no, hace unos meses leí un artículo en Soitu pertenenciente a la serie ‘En casa de un ecologista’ que venía con un vídeo en el que Theo Oberhuber, coordinador de Ecologistas en Acción, cuenta sus reflexiones sobre alguien que no utiliza coche por pura convicción. Aunque mi motivo es principalmente económico, tampoco hay que desdeñar las razones medioambientales:

13 de septiembre de 2008

Organizando mi música mp3

Me he pasado toda la semana pasada ordenando los discos en mp3 que tengo en el disco duro. Son 162 álbumes que he ido descargando o «ripeando» de CDs originales a lo largo de un par de años más o menos. Ha sido un trabajo largo y minucioso, porque los tenía revueltos, dispersos por cualquier parte y muchos sin etiquetas. Así que me he dedicado a «depurar» mi biblioteca de música, creando y modificando carpetas hasta que ha quedado a mi gusto. Por primera vez en mucho tiempo tengo todos los discos como Dios manda, o más bien como Steve Jobs manda, porque utilizo iTunes para mantenerla organizada. En Mac no hay apenas alternativas así que hay que pasar por el aro, con sus limitaciones y virtudes. Precisamente esta semana de reorganización musical se ha presentado la versión 8 de iTunes, con algunas novedades como la vista de portadas, que es bastante práctica y queda muy aparente o la creación automática de listas inteligentes de la característica Genius. iTunes tiene una función desde hace ya unas cuantas versiones que permite descargar automáticamente (y gratuitamente) todas las carátulas con sólo tener una cuenta de la iTunes Store.

Además de esta carpeta con todos los discos «nuevos», he creado otra con discos «ripeados» de CDs originales que tengo, pero que necesito conservar en mp3 para poder escucharlos en el iPod o en el ordenador y otra más con el nombre de «música del mundo real» con cancioncillas de las que escucha el populacho y que suenan a todas horas en la radio. Nunca se sabe cuando le puede dar a uno la vena mainstream. La penúltima carpeta lleva el título de «varios» almacena temas sueltos, un cajón desastre con canciones extraídas de las más variopintas fuentes. Y por último la que contiene mis recopilaciones Muestra Musical. Mi biblioteca de música de iTunes «bebe» de todos estos orígenes.

El siguiente paso será el almacenamiento físico de todas estas canciones. Estamos hablando de unos 18 Gb de información. Hasta la fecha lo que solía hacer era grabar un CD o un DVD con los discos que cupieran y etiquetarlo con un número. El último lo grabé hace ahora dos años y dos meses y hacía el número 53. Pero este sistema ya no me parece práctico. Al final uno se junta con montones de CDs sin clasificar y en los que encontrar un tema o un álbum concreto se vuelve una tarea imposible. Después de pensar en varias alternativas me he decidido por un disco duro portátil. Si sigo a este ritmo tardaré bastantes años en llenarlo. Mucho más teniendo en cuenta que muchos de los discos que tengo archivados los borraré porque terminaré comprándome los originales, porque diga lo que diga la gente, el mejor soporte para la música sigue siendo el CD o el vinilo con su portadita…

11 de septiembre de 2008

Un Código Penal más duro

En los últimos días estamos asistiendo a una colección de declaraciones sobre la justicia, política aparte, y sobre todo acerca del endurecimiento del Código Penal para determinados delitos. Curiosamente, estas reformas de la ley penal se realizan sobre aquellos supuestos que generan mayor alarma social. Alarma social amplificada irresponsablemente por los medios de comunicación. Como ahora el foco está sobre estos delitos, el Ejecutivo se apresura a proponer nuevas medidas de aumento de penas para tal o cual delito horrible.

Por descontado quiero dejar claro que tanto la pederastia, el terrorismo, la violación, la violencia de género y otros delitos parecidos me parecen muestras de la peor parte del ser humano, y como tal, deben ser corregidas o castigadas o como queramos llamarlo. Pero también es cierto que se siempre se peca de oportunismo, anunciando mayores penas para los criminales en momentos en que el populacho pide la cabeza del personaje de turno.

Considero que en estos casos la justicia no existe, porque no hay nada que pueda reparar la pérdida de un familiar o un hecho tan traumático como una violación. Aunque venganza es una palabra muy fuerte, es realmente lo que se busca. La pregunta que me formulo ahora es: ¿Sirven de algo estos cambios en el Código Penal más allá de calmar la sed de venganza? En mi opinión (y creo que ya he hablado alguna vez de esto) no. Y me explico: delitos como la violación, el asesinato o la pederastia hacen referencia a los más bajos instintos del ser humano y a la visceralidad y no responden a un trasfondo racional como por ejemplo los delitos financieros o los robos. Se seguirán cometiendo mientras los humanos seamos humanos y no hay ley que la pueda frenar. Ante esto sólo cabe la educación… O sea que la cosa va para largo.

10 de septiembre de 2008

Mi iMac cumple un año

Parece que fue ayer cuando escribí aquel post con las primerísimas impresiones sobre mi nuevo ordenador iMac. Apenas habían pasado un par de horas desde que recibí el paquete, pero aquellas opiniones primerizas que dejé en aquel y en algún otro artículo posterior son básicamente las mismas que tengo hoy. Incluso, con el paso del tiempo, han mejorado y cada día que pasa me arrepiento menos del cambio. Antes de comprármelo tenía ciertos recelos acerca de la compatibilidad, del manejo del sistema operativo o de la robustez del hardware. Todo se fue diluyendo en los primeros días. A lo que más me costó acostumbrarme fue a ese ratón tan especial que es el Mighty Mouse. Otra cosa que me chocaba fue el no ver absolutamente ningun led, ni fijo ni parpadeante. Me desorientaba al principio.

Pero como digo, todos aquellos estúpidos inconvenientes fueron desapareciendo poco a poco y manejar mi nuevo ordenador se convirtió en un auténtico placer. Adiós a los ruidos, adiós a Windows (menos mal), adiós a los virus, troyanos, gusanos y demás fauna indeseable, adiós a los pantallazos azules, a los gráficos feos y a complicarse la vida a la hora de realizar cualquier tarea. Una de las cosas que cada vez me gusta más del iMac es Front Row, del que ya he hablado en alguna ocasión. Hace poco descubrí que con el mando a distancia también se puede apagar (poner en reposo) el ordenador. Eso por no hablar del increíble buen acabado del hardware. Nada de plástico malo ni carcasas huecas. Todo tiene su sitio y nada se deja al azar.

Antes de tenerlo me asaltó la duda de si conseguiría todo el software que necesitaba y que ya tenía en Windows, y si lo conseguiría con facilidad. Esta duda no tenía ningún fundamento. Todas las aplicaciones que usaba en mi PC tenían sustituto en Mac, bien utilizando la versión propia compilada para Mac OS X, bien a través de emulación o bien con otro programa que cumple sus mismas funciones. Al contrario que en Windows, el sistema operativo de Apple trae un montón de buenas aplicaciones muy útiles para hacer tareas como grabar un CD/DVD, editar un vídeo (nada que ver con Windows Movie Maker), catalogar, ordenar y retocar fotos, diseñar una web sencilla, leer y crear archivos PDF o componer un texto. Además existen multitud de aplicaciones libres compatibles con Mac, cada vez más, que hacen que apenas tengamos que usar programas externos de pago (salvo quizás Adobe Photoshop)…

Y para terminar con esta celebración, un inconveniente: la incompatibilidad de hardware. Que nadie se asuste, el Mac es compatible con cualquier impresora, cámara de fotos, de vídeo, disco duro externo, pendrive, ratón USB y demás. Pero NO con dispositivos un poco más complejos y especializados como sintonizadoras de televisión, capturadoras de vídeo. Si queremos uno tendremos que rascarnos más el bolsillo y comprarnos uno de, por ejemplo, Elgato, aunque compañías como Pinnacle están sacando ya sus primeros modelos compatibles con ordenadores Apple.

Ha pasado un año, y si tuviera que cambiar el ordenador (cosa que no ocurrirá porque cada día funciona mejor), me compraría un iMac todavía más grande… Bueno, ahora voy a ver si Steve Jobs me da la comisión por esta publicidad gratuita…

Aquí está la lista de artículos sobre las impresiones sobre mi iMac que he escrito a lo largo de este año:



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