Reconozco que el género detectivesco no es uno de mis favoritos. Creo que hay algo repetitivo y tramposo en el hecho de que uno o varios personajes protagonistas (detectives privados, policías, etc) resuelvan una intrincada trama en lo que dura el episodio de una serie, detectando hasta el último detalle para que les lleve al asesino que siempre es quien menos imaginamos los espectadores que, apesadumbrado, reconoce su culpa. ‘Se Ha Escrito un Crimen’, ‘Colombo’, ‘Perry Mason’ y tantas y tantas más convertidas ya en clásicos más por la nostalgia que por la calidad. Al menos es lo que yo creo.
Cuando decidí comenzar a ver ‘Endeavour’ tenía claro que debería haber algo más que estas típicas tramas. Y efectivamente lo encontré. Si bien la estructura es la de «ocurre el crimen-los protagonistas investigan-momento crítico-resolución de la trama», el tratamiento de los personajes, los guiones bien construidos y detallistas, el trabajo excelente de los actores, la ambientación y la fotografía más que buena, esta serie británica hace de cada episodio una película de hora y media con múltiples personajes, tramas paralelas que se entremezclan y un hilo que enlaza todas las entregas a lo largo de las siete temporadas.
‘Endeavour’ es la historia de Endeavour Morse, un joven policía que comienza sus andanzas profesionales en la ciudad de Oxford. Melómano (especialmente aficionado a la ópera), refinado en sus gustos y con una vida personal algo desordenada, resolverá hasta los casos más complejos con la ayuda de sus colegas, el atormentado y veterano Fred Thursday, el firme pero justo jefe Reginald Bright y mi favorito, el forense siempre correcto, todo flema británica, humor y sensibilidad, Max DeBryn. Otros muchos personajes, todos con algo que contar y con sus vidas, rodearán cada caso.
Endeavour Morse es un personaje literario creado por Colin Dexter en 1975 y que dio lugar a una saga de trece novelas exitosa en el mundo anglosajón que fueron inicialmente trasladadas a la televisión entre 1987 y 2000 por la cadena británica ITV y en las que vemos a un detective ya veterano enfrentándose a un mundo actual. Por tanto, ‘Endeavour’ es una precuela en la que se cuenta los primeros pasos de Morse en la policía de Oxford ya sin el soporte literario de Dexter. En definitiva, una buena serie para quien guste de la ficción británica más clásica y típica, de las buenas tramas y de los buenos actores. 8,5/10.
No hay muchas series que centren su argumento en la Rusia inmediatamente después a la ruptura de la URSS, donde mafias controlaban un mercado que se desbocaba y no habia ley que lo controlase. A mí me resulta un argumento como mínimo interesante. Para llenar este vacío llega ‘Dirigenten’ (aquí conocido como ‘Moscow Noir’), una coproducción sueco-lituana cuya acción se centra en el Moscú de 1999. Su creador, Mikael Håfström, puede que a nosotros no nos suene de nada, pero es un habitual en Suecia, con años de experiencia dirigiendo series para la televisión del país. Quizás por eso ‘Dirigenten’ tiene un regusto a rutinario que ensombrece sus virtudes.
Tom Blixen es un joven empleado de un fondo de inversión que trabaja en las turbulentas aguas financieras de la Rusia postsoviética. Descubre una oportunidad de inversión en una misteriosa empresa petrolera de la que nadie quiere hablar y cuyos accionistas van muriendo misteriosamente. Se implicará personalmente en resolver quién está detrás de todo ello con la ayuda de un incorruptible fiscal. Pero en el Moscú de 1999 nada es lo que parece y todo puede ser una trampa.
Todo en la serie es correcto pero nada es destacable por su especial brillantez. El trabajo de los actores es correcto aunque maquinal y frío, el guión es bueno pero algo confuso e inverosímil según avanza la trama, con algunos giros de guión previsibles. Aún así me resultó entretenida y cumple su cometido de mostrarnos, con el maquillaje de la ficción, está claro, el retrato de una época donde cualquiera podía hacerse rico o acabar con un tiro en la cabeza en cualquier cuneta. Una producción curiosa a la que no se le puede pedir mucho. 6,5/10.
Estas dos últimas series que he visto no pueden ser más diferentes, pero tienen tres puntos en común: El primero, la peripecia de su protagonista por superar las dificultades que le acechan y que hacen su vida imposible. El segundo, el formato de miniserie que en los tiempos actuales parece que triunfa. Y el tercero, que ambas son adaptaciones literarias. Vamos con ellas.
‘Vernon Subutex’ es una producción francesa de Canal+ dirigida por Cathy Verney y basada en la exitosa novela en el país vecino de Virginie Despentes. Muchos son los temas que se tratan en ella. Desde luego el cambio de la sociedad a peor en pocos años o el mundo decadente de la industria cultural. La serie nos cuenta la historia de Vernon Subutex, un conocido dueño de una tienda de discos parisina durante los años noventa y centro de una escena musical efervescente. Ahora malvive en la calle tras ser expulsado de su vivienda. Pero dispone de un pequeño tesoro, el testamento visual que su amigo grabó antes de suicidarse. Delante de la pantalla irán desfilando sus antiguos amigos, cada uno con sus intenciones (buenas o malas). Por esto, la producción claramente es una obra donde lo importante, además de la historia, son los personajes, muchos y bien dibujados. En definitiva, una buena adaptación que resulta bastante interesante. 7,5/10.
‘Paranormal’ es una de estas series que uno ve más por el exotismo que por la historia en sí. Se trata de una producción egipcia realizada para Netflix que, a pesar de ese nombre tal insulso y casi vulgar, esconde una pequeña joya. ¿Y qué tiene de especial aparte de su procedencia? Pues precisamente su origen cultural impregna todos los episodios, aunando la raiz árabe, musulmana e incluso del antiguo Egipto, a los temas clásicos del terror. Quizá sea esa su gran baza. La vida de Refaat Ismail, un anodino médico de El Cairo en los años 60. Escéptico por naturaleza, una serie de hechos extraños le hacen introducirse en una investigación de fenómenos paranormales que tendrán nexos con su propia vida personal. Fantasmas, demonios, momias, casas encantadas, ‘Paranormal’ tiene un poco de todo. La narración en voz en off del propio protagonista es clave. Aparte de la conseguida ambientación (la producción no ha escatimado en medios), una cierta y particular ironía sobrevuela toda la serie y sobre todo al personaje protagonista, el excepcional Ahmed Amin, un actor principalmente cómico. Muy interesante. 8/10.
En las últimas semanas he estado viendo dos miniseries que no pueden ser más diferentes. Por un lado ‘The Queen’s Gambit’ (‘Gambito de Dama’), una producción de Netflix que ha convertido el ajedrez en un fenómeno, al menos temporalmente y en la serie más vista de la plataforma desde su fundación. Por el otro ‘Helvetica’, un thriller político de factura suiza donde se mezcla inmigración, tráfico de armas y terrorismo de manera más o menos afortunada. Nada que ver una con la otra, pero el azar las ha convertido en extrañas compañeras de post. Vamos con ellas.
No hay duda que después de ver ‘The Queen’s Gambit’ a uno le entran ganas de sacar el tablero y las piezas y, al menos, echarle un tiento. Seguro que a todos los que habéis visto la serie os pasa lo mismo. A lo largo de 7 episodios se cuenta la historia ficticia de Beth Harmon, una huérfana con un talento innato para el ajedrez. Capítulo a capítulo irá ascendiendo dentro del particular mundillo de este juego milenario hasta llegar a la cumbre. A la vez tendrá que luchar contra su caótica vida personal. Sin duda lo mejor de la serie es su tratamiento visual, sencillamente espectacular, y las interpretaciones. Poco riesgo en el guión, que es convencional y está bien atado y no deja hueco para muchas sorpresas pero sí para muchos tópicos. Especialmente diseñada para quien quiera un entretenimiento efectivo y sin demasiadas complicaciones. 7/10.
‘Helvetica’ nada tiene que ver con el interesante documental que también vimos por aquí sobre una de las tipografías más populares del mundo. Más bien se trata de un descabellado thriller suizo absolutamente insulso. El improbable argumento de una limpiadora albanokosovar (estupenda actuación de la desconocida actriz Flonja Kodheli) que trabaja en el palacio presidencial de Berna y que es captada por una mafia de su país encabezada por su propio padre, para descubrir el lugar en el que el gobierno helvético guarda armas prohibidas por los organismos internacionales. Su misión, claro está, es robarlas. El guión intenta a duras penas mantener la tensión y la atención del espectador, pero es complicado. También resulta inquietante las trazas, si no algo más, de racismo que sobrevuela toda la historia. Para olvidar. 4,5/10.
‘Baron Noir’ es una serie francesa que está muy lejos del perfil necesario para ser una producción popular. Aún así, ha saltado a la fama por ser una de las series que tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias han estado viendo durante el encierro domiciliario de marzo y abril. Y es verdad que muchos de los aspectos que se narran tienen un cierto paralelismo con la política contemporánea española del flanco centroizquierdista. Pero más allá de estos temas casi anecdóticos vemos una producción bastante austera en las formas, con escenarios sin florituras, actuaciones realistas, mucha cámara en mano para darle la verosimilitud de, a veces, un falso documental. En ese sentido ‘Baron Noir’ es puramente francés, con mucho de político y algo de social, al estilo de Tavernier.
Philippe Rickwaert, perro viejo de la política, comienza la serie siendo el alcalde de Dunquerque, pero con buena mano dentro de la izquierda parisina y francesa. En todos sus movimientos siempre le impulsarán el afán de venganza y el de poder. Pero lejos de ser un psicópata, la historia siempre le dará la oportunidad de mostrar un lado humano. O lo que es lo mismo, la pura contradicción. Si un día te tengo como amigo, al día siguiente eres mi enemigo. Vamos, que en política no hay amigos realmente, sino aliados. En el otro extremo del escenario está Amélie Dorendeu, compañera de partido en un principio. Los tiras y aflojas entre ellos se mantendrán a lo largo de las tres temporadas. Ambos se moverán entre el desprecio y la envidia mutua.
Se ha dicho que ‘Baron Noir’ es la ‘House of Cards’ francesa. Es verdad en parte, pero ‘House of Cards’ tanto la versión británica como la norteamericana dan la impresión de estar mucho más asentadas, ser más sólidas y creíbles. El guión de ‘Baron Noir’ no me parece especialmente bien resuelto. Los acontecimientos se atropellan unos a otros hasta límites inverosímiles. Es muy complicado creer las situaciones que nos plantea el guionista y director Eric Benzekri. No creo que sea una mala serie, sino que más bien al español medio puede resultar indigesta o aburrida por la pura sucesión de acontecimientos supuestamente trascendentes. Sólo para muy aficionados a la política europea. 6,5/10.
El boom de las series nórdicas nos trae paladas de producciones todos los años. El tirón del nordic noir ha sido una puerta de entrada a otras muchas series que poco tienen que ver con asesinatos, aunque sí con tribunales y delitos. ‘Heksejakt’, una producción noruega realizada este 2020, se adentra en el mundo de las finanzas, la corrupción y el lavado de dinero de dudosa procedencia. Un tema que ya vimos en otras series nórdicas de los últimos años. No sabemos a qué se debe esta proliferación de estas temáticas pero lo que es verdad es que nos ha proporcionado buenos momentos delante de la pantalla.
Ida Waage es una trabajadora de un bufete de abogados especializados en temas financieros. Detectará movimientos extraños de grandes cantidades de dinero que los compañeros de trabajo parecen ocultar o fingir no conocer. Lejos de pasarlo por alto, decide investigar el origen de ese dinero hasta llegar a conocer una verdad incómoda que le traerá muchos problemas. Su cuñado, un abogado bastante desastroso pero con experiencia, ayudará a sacar a la luz todo el turbio asunto.
El deber de hacer siempre lo correcto, aunque te cueste la salud y el trabajo, frente a hacer la vista gorda. Ese es básicamente el dilema que subyace a lo largo de toda la serie, especialmente en el personaje principal de Ida (excelente Ingrid Bolsø Berdal) y con el que no es difícil identificarse. ‘Heksejakt’ lleva al espectador al terreno que quiere con un guión bastante bueno y un elenco de buenos actores bien dirigidos. Una serie entretenida e interesante. 7,5/10.
Como decimos habitualmente por aquí, las producciones británicas para televisión son garantía de calidad. Hemos visto bastantes y la mayoría son realmente buenas. Pero que la factura y los actores estén muy bien no significa que la serie sea buena. El caso de ‘Press’ es un buen exponente de ello. El mundo del periodismo es un tema habitual tanto del cine como la televisión, sus entresijos, sus dilemas, etc. Y ese es su principal inconveniente. Esta producción de la BBC de 2018 ni siquiera actualiza –tema hay de sobra– la encrucijada del periodismo de hoy día, la irrupción de los medios digitales, las redes sociales y otras muchas posibilidades aquí no explotadas.
En ‘Press’ vemos como dos diarios de tirada nacional, el Post, un tabloide donde todo vale, hasta los trucos más sucios, con tal de vender más periódicos, y The Herald, un diario progresista más tradicional en sus formas y que cuenta con cierta ética periodística. Sus directores y redactores se enredarán y pasarán de uno al otro lado, se verán involucrados en escándalos y resolverán los asuntos a veces no de manera tan diferente.
‘Press’ tiene sin duda una factura impecable, actores excelentes y un guión bien armado. Pero a pesar de todo resulta aburrida y poco original. No ha conseguido interesarme ninguna de las historias de cuenta ni tampoco los personajes. Son seis capítulos donde los protagonistas dan demasiados bandazos, poco creíbles. También se plantean los asuntos periodísticos que se han planteado ya mil veces en el pasado, sin aportar nada nuevo. En definitiva, una producción que se deja ver, es entretenida, pero sin ofrecer nada más. Pasable. 6,5/10.
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