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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
7 de marzo de 2012

‘Misfits’: Superhéroes normales

Me gusta mucho descubrir series sobre las que no había oído hablar nunca y, que al final, supongan un gran descubrimiento. Últimamente cuando me pongo a buscar nuevas series que ver suelo acertar de pleno. Salvo ‘The Walking Dead’, que me ha parecido entretenida aunque bastante floja, el resto son pequeñas (o grandes) obras maestras. La última de ellas ha sido ‘Misfits’, una producción británica de Channel 4 para su canal E4 que en breve estrenará su cuarta temporada con gran éxito. Aunque su calidad es bastante homogénea, la primera tanda de 6 capítulos son sencillamente geniales (soy muy poco dado a utilizar este adjetivo). Los personajes son creíbles a pesar de sus superpoderes, los guiones son prodigiosos y muy originales y todo encaja de una manera que pocas veces he visto antes en la televisión.

‘Misfits’, que puede traducirse como ‘Inadaptados’, cuenta la historia de cinco jóvenes condenados por diversos delitos a realizar trabajos comunitarios en un centro. Todo cambia cuando un rayo de una extraña tormenta cae sobre ellos dotándoles de poderes especiales, relacionados quizás con su personalidad. Simon, un tímido metódico e inteligente, es capaz de volverse invisible. Kelly, una «choni» a la inglesa, puede leer el pensamiento de los que le rodean. Alisha puede atraer a cualquier hombre con tan sólo tocarlos. Curtis, un exatleta condenado por tráfico de drogas, puede «deshacer» los hechos traumáticos que ocurran en su entorno y Nathan, el graciosillo,… mejor lo comprobáis vosotros mismos al final de la primera temporada.

Sin embargo la serie está más pegada a la calle de lo que en un principio pudiera parecer. Creo que el retrato que hace de los jóvenes marginados es bastante certera y cercana a la realidad. Lo curioso es que consiguen que siempre estemos de su lado aunque roben, mientan o incluso asesinen. Todos ellos tienen fuertes contradicciones internas y nada es blanco o negro, pero en el fondo siempre unos se protegen a los otros. La parte humorística tampoco es demasiado ortodoxa. El humor que cultiva la serie es profundamente negro y dispara en todas las direcciones. Su fuente es casi siempre fruto de situaciones absolutamente rocambolescas que ellos provocan o que soportan.

Otro aspecto muy importante en la serie es la música. La excepcional banda sonora impregna todas las vivencias de estos chicos. De hecho hay quien incluso ha hecho listas de reproducción para Spotify con los temas que aparecen. Algunos son muy reconocibles por todos los que hemos seguido la escena indie británica de los noventa (UNKLE, Underworld, The Chemical Brothers, Prodigy, Massive Attack o Blur entre otros) y los clásicos del pop y del rock o cosas más actuales (The Rapture, The Fratellis, The Horrors, LCD Soundsystem, Kasabian, Klaxons, Justice o Hot Chip). Además, y como curiosidad, Howard Overman (el director de la serie), ha basado el personaje de Simon en la personalidad y estética de Ian Curtis, el malogrado líder de Joy Division. Es algo que se ve claramente. Incluso en la música que escucha están bandas como Kraftwerk o The Cure.

28 de diciembre de 2011

‘Black Mirror’, el apocalipsis sociotecnológico

La cadena de televisión británica Channel 4 ha estado emitido a lo largo de este mes de diciembre una miniserie de tres episodios bajo el título de ‘Black Mirror’. A pesar del poco tiempo transcurrido desde su emisión, ya ha provocado múltiples reacciones. Incluso en España ya se han escrito algunas reseñas. Hace dos días tuve la oportunidad de ver esas tres entregas. El argumento, diferente en todas ellas, tiene mucho de kafkiano y de orwelliano. La figura de un gran hermano tecnológico planea inquietante. Podría considerarse que ‘Black Mirror’ es una serie de terror, no por ofrecer escenarios sobrenaturales, sino precisamente por todo lo contrario. Su realismo es aterrador.

Uno de sus principales aciertos es que nos pone en evidencia ante el espejo forzando hasta el absurdo (¿O quizá no tanto?) situaciones que en mayor o menos medida ya se están dando a causa de una mala utilización de las tecnologías que nos rodean. El impacto de las nuevas tecnologías, de internet y, sobre todo, de las redes sociales (justa o injustamente) sobre el poder y la opinión pública es el tema del primer episodio, ‘The National Anthem’, y sin duda el mejor de todos. El argumento, a veces intencionadamente y a veces no, proporciona decenas de dilemas morales, sociales y políticos bastante incómodos. El segundo transcurre en un futuro no muy lejano. El mundo de ’15 Million Merits’ es el de la tiranía social que puede provocar el falso mundo del espectáculo y de la tecnología. Los protagonistas viven en un entorno tan irreal como despótico. Ambos capítulos tienen muchos niveles de lectura. Queda a la capacidad del espectador elegir el nivel de profundidad en su interpretación. El tercero, ‘The Entire History of You’, en cambio es más plano y se centra en la violación de la privacidad que la tecnología puede llegar a generar (de hecho ya lo está haciendo). En un país como el Reino Unido, tan preocupado por la seguridad como por la defensa de la intimidad, sin duda es siempre un tema de interés. A mí, sin embargo, me ha parecido algo flojo.

La factura de esta producción de Channel 4 es impecable, tanto a nivel artístico, trabajo de actores, guiones sólidos e interesantes y una estética muy cuidada. ‘Black Mirror’ sale de la calenturienta cabeza de Charlie Brooker, salvo el tercer episodio, obra de Jesse Armstrong. Para los seguidores de ‘Doctor Who’, sólo una curiosidad, el director de ’15 Million Merits’ es Euros Lyn, también realizador de varios episodios de la añeja serie. En definitiva, un gran descubrimiento de esos que dan mucho (muchísimo) que pensar y que hablar. Veremos si finalmente se emite en España. Imprescindible si te inquieta el mundo tecnológico en el que vivimos.

En el apartado de contras, hay algo que no sé muy bien como interpretarlo. La producción no es precisamente independiente, sino que corre a cargo de Endemol, uno de los mayores productores de telerrealidad y/o telebasura del mundo. Precisamente uno de aspectos criticados en la serie (eso sí, implícitamente) es ‘X-Factor’, un espacio a lo ‘Operación Triunfo’. ¿La disidencia que se muestra en ‘Black Mirror’ es pura fachada, un producto más que vender? Cuando veáis ’15 Million Merits’ sabréis a lo que me refiero. De todos modos, que cada uno lo juzgue.

Y ahora algunos vídeos promocionales que se emitieron por Channel 4. Todos ellos muy bien hechos. Ya podíamos aprender aquí en España…




10 de marzo de 2011

‘Roma’

Hacía bastante tiempo que quería ver la serie ‘Roma’. Las razones eran varias, pero sobre todo porque había oído hablar mucho y bien de ella y porque resultaba ser bastante más exacta –históricamente hablando– de lo habitual. La producción es de 2005 la primera temporada y 2007 la segunda y corrió a cargo de la norteamericana HBO, la BBC y la RAI italiana. Aunque esto no sea lo más importante, está considerada como la serie más cara de la historia, con un presupuesto de unos cien millones de dólares. No está mal para un total de 21 capítulos de menos de una hora cada uno.

La historia que narra es la de los tiempos de la caída de la república romana, una época turbulenta repleta de intrigas donde no se andaban con chiquitas. Los protagonistas son personajes históricos archiconocidos como Cayo Julio César o Pompeyo el Grande y otros que lo son menos, como la extraña pareja formada por dos legionarios que lucharon juntos en la Galia, Lucio Voreno y Tito Pullo. Parece ser que los nombres y los personajes son reales, ya que aparecen en las crónicas de la época. De hecho, la rigurosidad historiográfica sólo está alterada por las exigencias dramáticas que requiere un guión televisivo.

Todavía estoy empezando a verla, pero creo haber visto los vicios y las virtudes de ‘Roma’. Por un lado, la espectacularidad de los decorados (está rodada en la Roma, me refiero a los estudios Cinecittá) quizás distraiga demasiado de una trama que parece algo confusa o no bien presentada para los que no estén familiarizados con la historia clásica, demasiados personajes, demasiadas intrigas ya de salida. El trabajo de los actores es bueno, pero la sensación general que me ha provocado es insulsa, demasiado estandarizada según los cánones norteamericanos (sí, a pesar de es una coproducción británica y muchos de los actores también lo son) demasiado mainstream. No se ha apostado precisamente por el riesgo en las técnicas narrativas. Pero, por supuesto, esto son apreciaciones puramente subjetivas que no tienen por qué corresponderse con la realidad. Además puede que cambie al terminar de verla.

Para terminar, y como curiosidad técnica, decir que la serie se grabó en vídeo de alta definición (unas normalitas Panasonic SDX 900 DVCPro 50) y no en cine. Desconozco las razones, pero el resultado quizás hubiera sido más lustroso usando unas Panavision o incluso unas Red, sobre todo teniendo en cuenta el calibre presupuestario que se gasta la serie.

13 de enero de 2011

‘The Walking Dead’

¿Puede ser realista una serie basada en una novela gráfica sobre zombis? Esta pregunta me la he hecho nada más ver el primer episodio de ‘The Walking Dead’. Esta producción de la AMC ha sido una de las teleseries más aclamadas por público y crítica en la pasada temporada. La respuesta no la tengo muy clara, ya que partir de un escenario ya elaborado puede ser muy tramposo. El planteamiento inicial de un mundo infectado de muertos vivientes que campan a sus anchas por ciudades y campos de todo el planeta es totalmente inverosímil, pero claro, es un cómic. Sin embargo, el desarrollo es absolutamente realista y llevando los detalles (sobre todo de anatomía humana) hasta sus últimos extremos.

Los zombis de ‘The Walking Dead’ son de manual. Muertos en diferentes grados de putrefacción y desmembración, movimientos torpes y mecánicos y gruñidos por toda conversación. No pueden conducir vehículos, disparar armas u organizarse más allá que lo que le dictan sus instintos antropófagos. ¡Si ni siquiera pueden subir escaleras! Además la forma de contacto es necesariamente mediante mordiscos (como Drácula) o arañazos. Con todos estos datos, el hecho de que el mundo prácticamente se haya convertido en un planeta zombi se me hace un poco complicado de creer.

Tal vez por eso me parece absurdo que el grupo de supervivientes (nunca mejor dicho) protagonistas de la serie estén huyendo continuamente de los pobres zombis y montando campamentos en montes boscosos de poca visibilidad en vez de en campos amplios o en islas (los muertos vivientes tampoco saben nadar ni manejar barcos). Incongruencias aparte, ‘The Walking Dead’ está repleta de tópicos, uno detrás de otro. Los mismos tópicos de que adolecen la mayoría de los mediocres productos de ficción norteamericanos. En definitiva, si aún no la habéis visto y después de leer esto queréis verla, con visionar el primer capítulo y el último es suficiente. Los cuatro de enmedio os los podéis ahorrar e invertir vuestro precioso tiempo en otra cosa.

9 de enero de 2011

‘Sherlock’, un detective para el siglo XXI

La forma de hacer series de televisión a un lado y al otro del atlántico es considerablemente diferente. Me cuesta no comparar la miniserie que acabo de ver, ‘Sherlock’, con otras del estilo de ‘CSI’ o similares. ‘Sherlock’, como bien indica su nombre, es una serie basada en el personaje de Sherlock Holmes, pero trasladado a nuestro tiempo, al Londres de 2010. Esta producción de la BBC ha merecido todos los elogios de la crítica y está casi unánimemente considerada como una de las mejores de la pasada temporada. En mi opinión con razón. Mientras en norteamérica la tecnología y el alarde de ella forma parte central de los episodios, aquí es la lógica pura y dura y el talento por la deducción de Holmes. Se ayudan, evidentemente, de los medios actuales, pero sólo como herramienta secundaria. De hecho, ambos llevan sus respectivas páginas personales que tienen su réplica en el mundo real (‘The Science of Deduction’, la web de Sherlock Holmes, y ‘The Personal Blog of Dr. John H. Watson’, el blog-terapia personal de John Watson).

Quizás lo más interesante de ‘Sherlock’ sea la reconstrucción que los guionistas Mark Gatiss y Steven Moffat (escritor también de muchos episodios de ‘Doctor Who’) hacen de los inmortales personajes. Holmes, un treintañero presuntuoso, superdotado, enigmático y desordenado pero también noble, y Watson, un médico militar cuarentón recién regresado de Afganistán y que huye de sus propios demonios, forman una peculiar pareja que conserva perfectamente el espíritu de los relatos de Conan Doyle. Juntos viven situaciones de lo más estrambóticas, como el inicio del segundo episodio, en el que mientras Watson lucha por que una lechuga pase por el lector óptico de un supermercado, Holmes lucha también, pero con un miembro de una mafia oriental, catana en mano, en su propia casa. El humor, y sobre todo la ironía, es parte fundamental de todas las tramas.

El formato elegido para la serie es un tanto extraño: temporadas de tres episodios de hora y media cada uno. Tras la buena acogida de esta primera tanda ya se prepara la segunda para el otoño de 2011. De nuevo serán tres de 90 minutos cada uno… Aunque yo la he visto subtitulada, en España la ha emitido doblada en el canal temático TNT. Recomendable para anglófilos contemporáneos con gusto por el suspense detectivesco.

28 de noviembre de 2010

‘Historias Para No Dormir’: ‘La Alarma’ y ‘El Vidente’

Hace unos cuantos años, cuando aún no existía este blog, coincidiendo con la edición en DVD del clásico de Chicho Ibáñez Serrador ‘Historias Para No Dormir’, pude ver la mayoría de los episodios de esta legendaria serie que marcó una época. En aquel entonces me interesaron sobre todo aquellos primeros programas emitidos a mediados de los años sesenta. Hubo un poco de todo. La mayoría aguantaban bien el paso del tiempo gracias a unas inmejorables ambientaciones, unos sólidos guiones y unos actores que eran de lo mejorcito que había en España en aquellos tiempos.

Pero lo cierto es que, pensando que los había visto prácticamente todos, me puse el otro día a recopilarlos todos y me encontré con muchos que no había visto. Y se puede decir que era casi los mejores (aún no he visto todos los que tengo pendientes). Concretamente los dos capítulos que vi eran ‘La Alarma’, dividido en dos partes emitidas el 20 y 27 de mayo de 1966 y con una duración total de largometraje, y ‘El Vidente’, cuya emisión data del 1 de diciembre de 1967. Ambos (como casi toda la serie), con magníficos guiones originales o adaptados del propio Chicho (bajo el pseudónimo de Luis Peñafiel) y actores como Narciso Ibáñez Menta, Marisa Paredes, Concha Cuetos, Agustín González o Valentín Tornos.

‘La Alarma’ es hija de su tiempo, del temor por todo lo nuclear, mezclado con la guerra fría y la amenaza extraterrestre. El resultado es una historia que engancha desde el primer momento. Chicho sabe dosificar a la perfección el suspense y los hechos se van desencadenando con una precisión y un acierto pocas veces superado. Y como dije antes, con un trabajo interpretativo insuperable con Ibáñez Menta como creíble físico de poca monta que descubre algo extraño midiendo la radioactividad con un contador geiger en las aguas del puerto. En cuanto a ‘El Vidente’, la historia no es menos sorprendente e inesperada, y juega con los experimentos parapsicológicos de un grupo de trabajo universitario que experimenta con la mente. Descubrirán que entre nosotros existen seres que sólo unas pocas personas pueden ver.

Al final con lo que uno se queda es que, con muy pocos medios técnicos (los que había en la época), pero con un ingenio desbordante y un trabajo de los profesionales tremendo, se conseguía trasladar al telespectador a otros países, a otras épocas. No hay duda de que aquello era televisión para evadirse de la realidad, para entretenerse, pero además era un ejercicio de buen hacer y de calidad. Si aún no lo habéis hecho, os recomiendo que os acerquéis a ‘Historias Para No Dormir’ a través de estos dos episodios.

2 de noviembre de 2010

Se estrena ‘Museo Coconut’

Los que somos fans primero de ‘La Hora Chanante’ y luego de ‘Muchachada Nui’ teníamos una cita obligada con el nuevo invento de Joaquín Reyes y compañía. Ese nuevo invento viene en forma de telecomedia. ‘Museo Coconut’ es una de las emisiones podríamos llamar «minoritarias» más esperadas del momento. Ayer fue su estreno en el canal Neox (Antena 3) y fue el espacio más visto de la historia de este canal. Consiguió la considerable cifra de 904 000 espectadores, un 4,3% de cuota de pantalla. Se emitieron los dos primeros capítulos, ‘Hipopotomostrosesquipedaliosfobia’ y ‘Oso y lago con cascada’.

En la web de Antena 3 he podido ver el primero de ellos. Me ha sorprendido ver la colaboración de gente como David Trueba, un poco fuera de lugar, o la más acertada de Miki Nadal. En realidad es una serie con un humor muy complicado de clasificar. Podría ser posthumor, metahumor o cualquier otra cosa menos humor puro. Habrá quien lo interprete en el sentido tradicional y, evidentemente, le defraudará. Es necesario buscar segundas lecturas, darle la vuelta a los gags para conseguir disfrutar de estos genios incomprendidos de la comedia contemporánea.

Es verdad que al principio se hace extraño ver a Ernesto Sevilla, al propio Joaquín Reyes o al resto de personajes en papeles aparentemente poco disparatados o poco originales, pero uno no tarda demasiado en acostumbrarse a ese particular mundo absurdo. Aún es pronto para decir si la serie, no en el plano del público, sino en el de la crítica, marcará un hito en la carrera de sus autores. Aquí os dejo el primer episodio:

Más vídeos en Antena3



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