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La bitácora personal de Ricardo Martín
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6 de abril de 2023

Semana Santa de Zamora, treinta años después

Aprovechando la oportunidad de estas fechas, hace unos días se me ocurrió la posibilidad de recuperar de mi archivo algún vídeo sobre Semana Santa de tantos como tengo grabados allá por los años 90, cuando, cámara en mano, me dispuse a registrar para la posteridad bien algunas o bien todas las procesiones de la Semana Santa de Zamora. Descubrí que aún había material que no había digitalizado (casi todo fue pasado a archivos digitales entre 2005 y 2007).

Se trataba de una cassette VHS (el original Video 8 no lo conservo) que contenía un montaje bastante elaborado con varias procesiones del ya lejano año 1993. Coincidiendo con el 30 aniversario de aquella cinta me dispuse a digitalizarla con el objetivo de subirla a YouTube para compartirla con todos vosotros. Pero antes de ese paso final aún había un largo proceso con éxitos y también con fracasos. El primer éxito fue conseguir instalar la captura Dazzle DVC-90 en mi portátil MacBook. A partir de ahí utilizar un reproductor VHS para pasar la cassette original a un archivo informático fue sencillo. El siguiente paso, y también el más complicado, era limpiar y restaurar un poco la imagen. Al principio la idea era usar el Topaz Video Enhancer AI. El resultado era bueno –nada milagroso pero correcto– con el inconveniente de que el procesado llevaba demasiado tiempo (varios días). Pronto me di cuenta de que había que buscar una alternativa, así que mediante prueba y error conseguí resultados que se acercaban al de Topaz usando filtros del Final Cut Pro X.

Finalmente, tras unos retoques consegui un resultado aceptable. No era perfecto pero el original estaba muy mejorado. Retiré algunas interferencias propias de las cintas VHS y recorté algunos pequeños fragmentos. Ya esta listo para ser subido a YouTube.

El audio merece un apartado especial. Tenía claro que había que conservarlo tal cual. Recuerdo en su momento los quebraderos de cabeza para hacer coincidir algunos momentos clave donde no se tenía que notar que era audio añadido, pasado por una mezcladora de dos canales muy rudimentaria y haciendo audio dubbing directamente sobre la pista de audio de la cinta VHS. El resultado fue bastante bueno e incluso hoy me sorprende lo bien que quedó con unos medios tan básicos.

25 de agosto de 2022

‘Anónimos en Zamora’

Una parte de estos calores estivales la he dedicado a pensar. Más bien a estrujarme la cabeza. Así he pasado lo que llevamos de agosto. A finales de julio se me ocurrió inventarme un escape room, un juego de enigmas online o como lo queráis llamar. La idea de hacerlo no es nueva. Llevo bastante tiempo buscando una temática adecuada o interesante que se salga de lo típico. Después de jugar muchos de estos juegos de ingenio por internet, finalmente me decidí a hacer uno. Todo el argumento que hila los enigmas sería una historia ambientada en Zamora, en su historia y en lo que a partir de ella se pueda imaginar. Por eso tenía claro que iba a haber una parte de historia real y otra de fantasía. También guiños humorísticos…

Así que me puse manos a la obra y la primera semana de agosto escribí el guión y los juegos. La segunda semana la dediqué a diseñar los elementos gráficos –que son un tanto espartanos– y a pulir algunas cosas del argumento, y la tercera y cuarta a programarlo en HTML, PHP y JavaScript. Tuve que descartar algunas dinámicas por ser demasiado complicadas y enrevesadas de implementar, pero no afectan al espíritu de la idea.

A fecha de publicación de este artículo, ‘Anónimos en Zamora’ (que así se llama la cosa), está en fase inicial, es decir, que puede tener argún fallo que espero no sea demasiado importante y permita resolver los enigmas sin problemas. Eso si, recomiendo utilizar un navegador actual, bien sea Google Chrome, Safari, Firefox u otro similar. En Internet Explorer es posible que haya elementos que no funcionen correctamente. En cualquier caso podéis probar suerte

3 de agosto de 2022

El terremoto del año 939 en un artículo del Anuario del IEZ

Hacía bastante tiempo que quería leer un artículo publicado en el Anuario 2020 del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo. Por fin, hace unas semanas pude acceder a él. Bajo el título de ‘El Terremoto de Zamora del Año 939 D.C. ¿Un Sismo u Otro Tipo de Fenómeno Natural?’, Pablo G. Silva Barroso, geólogo de la Universidad de Salamanca, analiza las diferentes posibilidades a la hora de explicar uno de los acontecimientos naturales más extraños y enigmáticos que han afectado a Zamora a lo largo de su historia. El autor llega a la conclusión de que el evento pudo ser la explosión de un cometa, un bólido estelar o quizá la fragmentación de un meteoro a relativamente poca altura:

El presente trabajo propone que tal terremoto medieval no fue realmente un sismo sino el impacto de un bólido relacionado con la fragmentación de un cometa o meteorito sobre el litoral Atlántico de la península. Como en otros casos discutidos (Clovis, Köfels, Tunguska, Chelyabinsk), la cola de fragmentos pudo alcanzar a las distintas poblaciones del piedemonte meridional de la Cantábrica enumeradas en los relatos históricos (fig. 3). De otra manera es difícil de explicar tantos incendios coetáneos en dispares localidades en la fecha del primero de junio del 939 d.C., pero, sobre todo, la repercusión de este fenómeno para terminar por ser recogido en las crónicas medievales de una forma u otra.

Aunque para mí, la pregunta del millón sigue siendo: ¿El desvío del río Valderaduey tiene su origen en estos acontecimientos? ¿Y sobre la destrucción del puente viejo sobre el río Duero? Por aquí he dedicado varios artículos a analizar la cuestión a través de las fuentes escritas –bastante imprecisas y gratuitas, tal y como comenta Silva Barroso– de las se disponen: ‘¿Una catástrofe natural en la Zamora del siglo X?’ (2011), ‘¿Una catástrofe natural en la Zamora del siglo X? (Segunda parte)’ (2013) y, por último, ‘El antiguo cauce del río Valderaduey en Zamora’ (2014). Como véis ha sido un asunto recurrente a lo largo de la trayectoria de esta bitácora. Y posiblemente lo siga siendo.

25 de mayo de 2020

‘Nieve en Zamora’

Aprovechando estos días, estoy repasando material inédito en vídeo por montar, ya sea por falta de tiempo o de ganas. En febrero de 2018 grabé unas cuantas secuencias de una de las mayores nevadas que recuerdo en Zamora. Así que aquella mañana cogí la cámara y fui a grabar. El resultado ha estado guardado durante más de dos años. Aquí os dejo el montaje. Espero que os guste. También lo encontraréis en mi web de vídeos Cromavideo.

2 de enero de 2020

‘Zamora del Porvenir’, el futuro de Zamora en 1879

‘Zamora del Porvenir’ con el subtítulo de «Novela Recreativa escrita por Eduardo Julián Pérez en el año de 1879» es uno de los documentos más curiosos, sorprendentes y difíciles de calificar que han pasado por mis manos relacionados con la ciudad de Zamora. Hasta hace unos meses desconocía de su existencia. Pero a partir de mis investigaciones sobre la Casa Méndez, di con la referencia de esta especie de novela en la tesis de José Luis Gago Vaquero ‘La Arquitectura y los Arquitectos en el Ensanche: Zamora 1920-1950’.

Pero, ¿qué es ‘Zamora del Porvenir’? ¿Es una novela de ciencia-ficción? ¿Una novela de prospectiva? Después de leer atentamente la obra, más bien es una proyección de los deseos sobre un determinado modelo de ciudad que el autor aplica a la ciudad de Zamora. Es, en definitiva, la ciudad ideal según los estándares decimonónicos. De ahí que se centre principalmente en el trazado y las características de las calles.

El protagonista de la novela es un zamorano que vuelve después de cien años (sí, cien años) a Zamora procedente de América:

«Después de una ausencia de 100 años regresé de América en 31 de Mayo de 1985.

Entre los diferentes medios de locomoción y transte que se conocen, había elegido en España el ferro-carril, siquiera por simpatía. Este sistema de viajar se ha perfeccionado muchísimo: los coches ofrecen todo género de comodidades para todas las clases y para todas las estaciones del año.

Llegamos a la estación del ferro-carril, y con una prontitud desusada en aquellos tiempos, me hallé con mi equipaje a la salida del edificio de viajeros, presentándose a mi vista una serie de coches especie de tranvía, que su destino era dirigirse a la ciudad, leyéndose en grandes tarjetones su objeto y orden de salida.»

Lo cierto es que el autor no tenía gran aprecio por los monumentos antiguos, siguiendo el pensamiento reinante en la época:

«Nada había en el exterior que me indicara el punto fijo en que me hallaba al parar el tranvía, y fie a mi cálculo el punto que podía ocupar la fonda en que me hospedaba, y pensando desde luego, sería el sitio que ocupó el solar conocido por el palacio de los Momos.

Fachada de mérito indisputable en aquella época, pero como los pueblos no deben vivir siempre en la contemplación, cate usted, que aquella fachada, sin duda, bajó a los golpes de la piqueta o se resintió por el tiempo a pesar de los repellos y enchapados, que en su base con tanta frecuencia se hacían, contra la idea de hacer algo. […]

Llego a la Plaza Mayor antigua y colocándome en el centro de una línea entre la Renova y calle de la Rúa, no veo la Iglesia de San Juan; Pero-Mato, aquella figura había desaparecido, encontrando ante mi vista, una bonita planicie ocupada por jardines, árboles frondosos, fuente (sin carácter monumental), asientos y un completo servicio de alumbrado eléctrico. […] La casa de las antiguas panaderas, también había desaparecido, y la línea de edificación del nuevo Palacio Municipal, se halla bastante más atrás, formando una sola manzana.»

Estos son sólo algunos ejemplos del ánimo «renovador» del autor, dando por derribadas la mayor parte de las iglesias románicas con que contamos actualmente o el puente de piedra. Estoy convencido de que era la opinión mayoritaria de la población en aquella época. Afortunadamente la falta de medios impidió que se culminara el desastre.

Pero también hay algunos aciertos, como las referencias a la muralla, que aún se mantiene en pie:

«Grandes líneas de muralla antigua vi todavía, pero su aspecto era más decente que el de aquella época.»

Y la referente a la instalación del Banco Castellano en la plazuela de la Cárcel, cercana a la Plaza del Mercado y a la Plaza de la Constitución, donde se encuentra hoy ese edificio, construido en 1961:

«Llego a la plazuela de la Cárcel antigua y sin haber modificado su caracter exterior aquel edificio, ha cambiado su destino.

Han establecido en ella el Banco Castellano.»

Sorprendente resultan las referencias a los teléfonos, a una especie de guía de la ciudad que cuenta con un listado de este invento patentado por Graham Bell sólo tres años antes de la publicación de la obra.

Aunque este libro no tenga un gran valor literario, sí lo tiene desde el punto de vista histórico y de cómo era el pensamiento del último tercio del siglo XIX respecto al urbanismo, a lo que deberían ser las ciudades y sus medios de transporte y comunicaciones. ‘Zamora del Porvenir’ es una obra para leer tranquilamente, sorprenderse leyendo algunos pasajes y –por qué no– reír con otros. Una gran curiosidad que nadie con inquietudes sobre la historia de Zamora debe dejar pasar.

27 de agosto de 2019

La Zamora desaparecida: Casa Méndez

Hace unos días, buscando unos documentos sobre urbanismo de Zamora, me encontré con la tesis ‘La Arquitectura y los Arquitectos en el Ensanche: Zamora 1920-1950’ de José Luis Gago Vaquero. En ella encontré mucha información interesante sobre cómo los urbanistas de finales del siglo XIX y comienzos del XX empezaron a delimitar las que serían las nuevas vías en torno a las cuales se expandiría la ciudad de Zamora. Los viejos ejes de San Torcuato y Santa Clara quedarían prolongadas en la nueva Zamora con la avenida de las Tres Cruces y la avenida de Requejo respectivamente, cuyo trazado ya existía en forma de caminos desde siglos atrás.

Aunque hay muchos datos que me llamaron la atención de esta investigación, uno en concreto me sorprendió. En la intersección entre las calles Amargura y Víctor Gallego existió la Casa Méndez, obra del arquitecto abulense Gregorio Pérez-Arribas. Como en otros de sus edificios (por ejemplo las fábricas de harina Rubio y Colino), el ladrillo como base y ornamento era fundamental. Mirando los dibujos del alzado que se conservan el estilo era muy similar, mezclando eclecticismo y modernismo.

En 1914, cuando la Casa Méndez fue construida, las edificaciones del ensanche eran muy contadas, la mayoría huertos o humildes casas de campo. Sólo en algunas zonas comenzaban a despuntar los palacetes u «hoteles», especialmente en el boyante Paseo de la Estación (hoy Víctor Gallego) y en las ya mencionadas Tres Cruces y Requejo. De esa Zamora del primer ensanche poco queda. Casi todos estos edificios sucumbieron al progreso en los años 60, 70 e incluso 80. La Casa Méndez no fue una excepción. Aunque no he conseguido averiguar la fecha exacta de cuándo fue demolida, a través de las fotografías de los Vuelos Americanos, postales e imágenes antiguas es de suponer que desapareció hacia comienzos de los años 70 para dar paso a un moderno bloque de viviendas de diez plantas.

Pero, ¿queda algún vestigio que atestigüe su existencia más allá de las fotografías antiguas?. Una reminiscencia por cercanía, estilo y época puede considerarse la fachada de un antiguo taller mecánico situado en la calle de Víctor Gallego nº 12, protegida por el Ayuntamiento y que fue contigua a la Casa Méndez. Aunque no puedo asegurarlo, parece ser que no formaba parte del edificio –aunque estaba pared con pared, de eso no hay duda–, pero tal vez se construyó pensando en mantener un estilo homogéneo en esa manzana. He consultado también el Catálogo Arquitectónico editado por el Ayuntamiento de Zamora (página 61) y no es nada clarificador en este sentido, datándola simplemente como «del primer tercio del siglo XX». Quizás en el futuro encuentre algún documento o fotografía más clara…

9 de julio de 2016

‘Zamora. Pasacalles. Día de San Pedro’

Os presento un nuevo vídeo grabado el día 29 de junio de 2016. Este día se celebra la fiesta local de Zamora, San Pedro. Una de las características más importantes es el continuo trajinar de los gigantes y cabezudos que, desde la Plaza de la Catedral llegan hasta la Farola para después dar la vuelta. Estos personajes van acompañados de dos bandas, una de gaitas y otra de dulzainas con sendos tamborileros. Espero que os guste.

Zamora. Pasacalles. Día de San Pedro from Ricardo Martín on Vimeo.



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