Discos internacionales favoritos de 2022
Mis canciones internacionales favoritas de 2022
Para terminar, los videoclips y video lyrics que he encontrado, en orden inverso:
Cerramos una temporada más con la tradicional lista de mis favoritos musicales en dos fases. Hoy los de aquí y mañana los foráneos (que diría Julio Ruiz). Como digo siempre, hemos tenido una avalancha inabarcable de discos y sencillos. Y como he tenido que ir con un machete abriendo paso cortando por aquí y por allá con el tiempo justo, estoy seguro de que me he dejado muchas cosas fuera y que descubriré probablemente en años sucesivos. Al margen como siempre de los movimientos musicales más comerciales, aunque algunos interesantes (como Bizarrap), he intentado rebuscar lo mejor de lo mejor, lo más granado en cuanto a música y letras, evolución de trayectoria y repercusión en en panorama independiente. Este 2022 nos ha traido en su recta final a Los Punsetes y su obra más redonda, donde se perfila perfectamente un estilo inconfundible, unas letras pulidas y sarcásticas y unas temáticas entre lo surrealista y lo costumbrista. La sorpresa ha venido de la mano de Los Estanques y Anni B Sweet en lo que se ha revelado como una colaboración de primer nivel.
Discos nacionales favoritos de 2022
Mis canciones nacionales favoritas de 2022
Para terminar, los videoclips y video lyrics que he encontrado, en orden inverso:
Como es habitual, semanas después de un gran viaje viene la selección de fotografías tomadas durante el periplo. En esta ocasión el golfo de Nápoles, que incluye la propia ciudad, las ruinas de la ciudad romana de Pompeya y la pequeña localidad turística de Sorrento. Son 167 imágenes cargadas en mi web Cromavista y repartidas en las siguientes galerías: Nápoles, Calles de Nápoles, Bosque y Museo de Capodimonte, Cartuja de San Martino, Catedral de San Gennaro, Convento de Santa Chiara, Museo Arqueológico de Nápoles, Palacio Real, Basílica de San Lorenzo Maggiore, Pompeya y Sorrento. Espero que os gusten.
Suelo ver todas o casi todas las series que vienen de Alemania. Y hay una razón clara: suelen arriesgar más de lo normal. No tienen miedo de convertir una producción como ‘Kleo’ en una comedia ácida y absurda sobre los espías al final de la guerra fría con el trasfondo de la caída del muro de Berlín. Y todo ello para una plataforma mainstream como Netflix. Ocho episodios tarantinianos en medio del caos final de la Alemania Oriental.
Corre el año 1987 y una espía de Berlín este comete un asesinato en el oeste. Un desastre de policía intenta seguir la pista de lo que intentan que parezca y que no es. Descubrirá a Kleo, una agente de élite de la Stasi criada con su abuelo militar. Los dos mantendrán una relación de amor y odio a lo largo de medio mundo buscando un misterioso maletín rojo, causa principal de aquella muerte.
Como en un cómic, veremos situaciones imposibles, personajes delirantes y estéticas entre lo hortera y lo vintage, bastante desfasadas incluso para finales de los años ochenta. No se puede decir que el trabajo de los actores sea como para premio, pero cumplen suficientemente su función de sostener a los personajes con dignidad, cayendo en algunos clichés (quizá voluntariamente) y darle un aura extrañamente verosímil. Es verdad que el guión no es todo lo claro y coherente que debería, y que contiene millones de trampas que el espectador tiene que aceptar. 7/10
Hace poco más de una semana hemos regresado de nuestro primer viaje internacional tras las restricciones de la pandemia. La elección fue casi improvisada: Nápoles. ¿Por qué? Es evidente que el binomio pizza-Vesubio es lo primero que a uno le viene a la cabeza, pero más allá encontramos –Pompeya y costa sorrentina o amalfitana aparte– muchos elementos interesantes que han hecho de esta ciudad un viaje donde hemos aprendido bastante sobre nuestra propia historia y cómo la presencia española ha calado hasta hoy en la bahía napolitana. El reino de las Dos Sicilias que apellidaban a muchos de nuestros reyes y que aprendíamos en el colegio vienen de aquí y de Sicilia propiamente.
Calles y fachadas
Donde más evidente es esta presencia es en el callejero. La Via Toledo, nombrada así por el virrey de Nápoles, el salmantino de Alba de Tormes Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga. Sin entrar en más detalles, otras calles que podemos encontrar en el degradado pero turístico Barrio Español (nombre que procede de los campamentos de los soldados coloniales situados al pie del castillo de San Telmo) y en el no menos decadente centro histórico son la Via Medina (por el virrey Ramiro Núñez de Guzmán, duque de Medina de las Torres) o la Via Cervantes (no necesita explicación).
Y es que la presencia hispana en el sur de Italia se prolongó desde tiempos del Reino de Aragón, en el siglo XIII, hasta comienzos del siglo XVIII, aunque la dinastía borbónica se mantuvo en el poder unas cuantas décadas más, hasta que el imperio napoleónico se hizo con esas tierras. En el viaje me acompañó el interesante ‘Nápoles Española’ de José Vicente Quirante Rives, un libro que más es una guía de paseos por las construcciones más destacadas. Abundan los grabados antiguos y las traducciones de las inscripciones de las fachadas.
Loterías y belenes
En San Gregorio Armeno, una de las estrechas calles del centro y una de las más antiguas (su trazado es de origen romano y quizá griego) de Nápoles encontramos dos peculiaridades tradicionales y propias de la ciudad. La primera son los belenes. Aquí están por todas partes, en muchos edificios históricos, y algunos permanecen todo el año. Un apego a las figuritas religiosas importado a España en el siglo XVIII por Carlos III, anteriormente rey de Nápoles. A ambos lados pudimos ver todo tipo de artículos relacionados con los pesebres, desde el musgo o el corcho hasta personajes y objetos animados con mecanismos eléctricos. También son típicas las figuras de personajes famosos que se colocan casi de incógnito en el conjunto. El barroquismo y lo recargado puede llegar a extremos insospechados, añadiendo a la escena prácticamente cualquier cosa.
La segunda cosa que, mucho más soterrada, pueden verse en los puestos de San Gregorio Armeno son los juegos del bingo napolitano, allí conocido como tombola napoletana. A su vez, este juego está basado en una suerte de vieja tradición numerológica local, la smorfia (literalmente significa mueca en italiano). De origen supuestamente romano, asigna un significado simbólico a los números del 1 al 90. Pocos años después de que Carlos III subiera al trono se celebró el primer sorteo de la Lotería Nacional en España inspirándose en el bingo napolitano. De hecho tiene mucho más que ver con la actual Lotería Primitiva.
No se puede decir que la ficción rusa, especialmente en lo que a series se refiere, sea muy conocida en el resto del mundo. Rebuscando uno se puede encontrar joyas como ‘Pereval Dyatlova’ (‘Перевал Дятлова’ en el original o ‘Dead Mountain’ en inglés). Ocho episodios de una producción rusa de 2020 basado en la novela del mismo nombre que a su vez relata los hechos reales ocurridos en enero y febrero de 1959 en los Urales. La particularidad que encontramos aquí es tanto de forma como de fondo, ya que cuenta dos historias que se desarrollan paralelas, la del investigador que intenta esclarecer lo sucedido meses después, que se muestra en color y formato panorámico, y para mi la más interesante, la que relata los hechos desde el punto de vista de sus protagonistas, grabada en blanco y negro y en formato 4:3. Aquí me parece que la fotografía evocadora de otros tiempos de David Khayznikov es sencillamente espectacular.
‘Pereval Dyatlova’ cuenta la historia de una expedición de estudiantes de la Universidad Politécnica de los Urales que se adentra en una región inhóspita y poco explorada de la Rusia central, en la cordillera de los Urales. La alegría y el entusiasmo inicial pronto comenzará a dar paso a la inquietud, tras una serie de acontecimientos desagradables y siempre observados por las tribus de indígenas, los mansi, cuyas leyendas harán mella en los expedicionarios. El desenlace final no tardaría en llegar. Por otra parte, el investigador de la KGB Oleg Zolotarev intentará descubrir qué es lo que mató a los chicos, pero su propia historia y los demonios de la pasada guerra volverán más vivos que nunca.
Sin duda se trata de una obra interesante, sorprendente y adictiva, con un trabajo de los actores más que notable y una puesta en escena innovadora a la vez que tradicional. Los acontecimientos se van desgranando poco a poco, con su ritmo contenido, hasta que todo va encajando en un extraño puzle en el que el espectador está ansioso por resolver. Un buen ejemplo de lo que ocurre cuando se aúna una buena historia, un buen guión y un buen equipo artístico y técnico. 8,5/10