Retomamos los comentarios de discos con Unidad y Armonía, una banda –casi un supergrupo– granadina encabezada por Miguel Martín de Lori Meyers y con ilustres de la escena local como Popi González. Su segundo trabajo tras ‘Uno de Estos Días’ (El Ejército Rojo, 2018) es ‘Un Verano Invencible’ (Casa Maracas, 2021). Se trata de un auténtico artefacto sónico psicodélico deudor de grupos clásicos del rock progresivo patrio como Los Módulos o foráneos como Pink Floyd –especialmente resuena ‘Atom Heart Mother’— Tangerine Dream o Can.
El contrapunto a los desarrollos de duración media (este trabajo no cuenta con temas muy largos) es la versión de ‘Soy una nube’, cantada por Soleá Morente. El original es de 1972, y fue interpretada por el ignoto duo colombiano Elia y Elisabeth. Otros temas que nos hacen volar son el arranque ‘Rayos de sol’ o la insuperable sinfonía lisérgica ‘Somos excusa’. ‘El principio y el fin’ nos acerca a los anteriormente mencionados Módulos o a Los Brincos más evolucionados mientras que ‘Domingo de Ramos’ aporta un cierto regusto a los sintetizadores analógicos de Wendy Carlos. El disco queda abrochado con otro de los cortes destacados, ‘El mar no es más que un pozo de agua oscura’, un cierre a la altura del nivel magistral de toda la colección.
En conclusión, creo que va a ser uno de los mejores álbumes nacionales del año y, por supuesto, una de las sorpresas más agradables de lo que llevamos de temporada. 8/10.
Hay vida más alla del nordic noir. O lo que es lo mismo, hay series nórdicas más allá de los oscuros paisajes y personajes y de los sórdidos asesinatos. Casi por azar di con ‘We Got This’ (aquí traducido como ‘Una Conspiración Sueca’), una comedia producida en 2020 con tintes de humor absurdo basado en situaciones raras y en personajes estrafalarios al estilo del cine de los hermanos Coen. Tampoco sería difícil encontrarlos como personajes de cómic, con una estética y una personalidad muy marcada. Detrás está un equipo de creadores encabezado por Patrik Eklund y donde colaboran también el protagonista Schiaffino Musarra.
Lo que nos cuenta ‘We Got This’ es la historia de George English, un excéntrico estadounidense afincado en Suecia sin trabajo fijo que descubre que el asesinato del primer ministro Olof Palme (el 28 de febrero de 1986) está sin resolver. No se sabe nada de su (o sus) asesinos. El gobierno sueco da una recompensa de 50 millones de coronas a aquel que dé pistas definitivas para solucionar el caso. Rodeándose de otros «investigadores» no menos pintorescos formará un equipo que intentará llevar a buen fin la empresa.
Aunque la serie no explota un humor negro explícito –de ahí parte de su genialidad–, más bien falsamente inocente hasta límites atroces, deja en la mente del espectador escenas que aquí su mera sugerencia serían carne de Audiencia Nacional. El ritmo de la serie es trepidante, aunque va perdiendo fuerza a medida que nos vamos acostumbrando a las locuras y la intriga inicial desaparece. Aun así, no deja enganchar y al final de cada episodio nos deja con ganas de más. Interesante. 7,5/10.
Reconozco que el género detectivesco no es uno de mis favoritos. Creo que hay algo repetitivo y tramposo en el hecho de que uno o varios personajes protagonistas (detectives privados, policías, etc) resuelvan una intrincada trama en lo que dura el episodio de una serie, detectando hasta el último detalle para que les lleve al asesino que siempre es quien menos imaginamos los espectadores que, apesadumbrado, reconoce su culpa. ‘Se Ha Escrito un Crimen’, ‘Colombo’, ‘Perry Mason’ y tantas y tantas más convertidas ya en clásicos más por la nostalgia que por la calidad. Al menos es lo que yo creo.
Cuando decidí comenzar a ver ‘Endeavour’ tenía claro que debería haber algo más que estas típicas tramas. Y efectivamente lo encontré. Si bien la estructura es la de «ocurre el crimen-los protagonistas investigan-momento crítico-resolución de la trama», el tratamiento de los personajes, los guiones bien construidos y detallistas, el trabajo excelente de los actores, la ambientación y la fotografía más que buena, esta serie británica hace de cada episodio una película de hora y media con múltiples personajes, tramas paralelas que se entremezclan y un hilo que enlaza todas las entregas a lo largo de las siete temporadas.
‘Endeavour’ es la historia de Endeavour Morse, un joven policía que comienza sus andanzas profesionales en la ciudad de Oxford. Melómano (especialmente aficionado a la ópera), refinado en sus gustos y con una vida personal algo desordenada, resolverá hasta los casos más complejos con la ayuda de sus colegas, el atormentado y veterano Fred Thursday, el firme pero justo jefe Reginald Bright y mi favorito, el forense siempre correcto, todo flema británica, humor y sensibilidad, Max DeBryn. Otros muchos personajes, todos con algo que contar y con sus vidas, rodearán cada caso.
Endeavour Morse es un personaje literario creado por Colin Dexter en 1975 y que dio lugar a una saga de trece novelas exitosa en el mundo anglosajón que fueron inicialmente trasladadas a la televisión entre 1987 y 2000 por la cadena británica ITV y en las que vemos a un detective ya veterano enfrentándose a un mundo actual. Por tanto, ‘Endeavour’ es una precuela en la que se cuenta los primeros pasos de Morse en la policía de Oxford ya sin el soporte literario de Dexter. En definitiva, una buena serie para quien guste de la ficción británica más clásica y típica, de las buenas tramas y de los buenos actores. 8,5/10.
Si existe aún algún lector fiel de este humilde y ya veterano blog se habrá dado cuenta de que en los últimos meses no he escrito nada nuevo. Si mi memoria no me falla ha sido el periodo más largo sin escribir desde que existen la bitácora. Por supuesto hay varias razones que lo justifican. La primera, el hecho de estar enfrascado en una serie bastante larga y por tanto, hasta que no finalizar el último episodio –cosa que ya ha ocurrido– no escribiría una de mis ya famosas y escuetas críticas. La segunda razón, es una época de cambios, de mudanza a mi nueva casa con todo el trabajo que eso implica y más que la falta de tiempo, la falta de la concentración necesaria.
Espero que a partir de ahora, volvamos al menos a una cierta regularidad, seguir orientado a las críticas de series y quizá alguna película, y si tengo fuerzas, ampliar y hablar un poco de otros temas que tengo abandonados, como los musicales, los temas zamoranos o las curiosidades en cualquier campo del conocimiento. Seguimos adelante…
No hay muchas series que centren su argumento en la Rusia inmediatamente después a la ruptura de la URSS, donde mafias controlaban un mercado que se desbocaba y no habia ley que lo controlase. A mí me resulta un argumento como mínimo interesante. Para llenar este vacío llega ‘Dirigenten’ (aquí conocido como ‘Moscow Noir’), una coproducción sueco-lituana cuya acción se centra en el Moscú de 1999. Su creador, Mikael Håfström, puede que a nosotros no nos suene de nada, pero es un habitual en Suecia, con años de experiencia dirigiendo series para la televisión del país. Quizás por eso ‘Dirigenten’ tiene un regusto a rutinario que ensombrece sus virtudes.
Tom Blixen es un joven empleado de un fondo de inversión que trabaja en las turbulentas aguas financieras de la Rusia postsoviética. Descubre una oportunidad de inversión en una misteriosa empresa petrolera de la que nadie quiere hablar y cuyos accionistas van muriendo misteriosamente. Se implicará personalmente en resolver quién está detrás de todo ello con la ayuda de un incorruptible fiscal. Pero en el Moscú de 1999 nada es lo que parece y todo puede ser una trampa.
Todo en la serie es correcto pero nada es destacable por su especial brillantez. El trabajo de los actores es correcto aunque maquinal y frío, el guión es bueno pero algo confuso e inverosímil según avanza la trama, con algunos giros de guión previsibles. Aún así me resultó entretenida y cumple su cometido de mostrarnos, con el maquillaje de la ficción, está claro, el retrato de una época donde cualquiera podía hacerse rico o acabar con un tiro en la cabeza en cualquier cuneta. Una producción curiosa a la que no se le puede pedir mucho. 6,5/10.
Estas dos últimas series que he visto no pueden ser más diferentes, pero tienen tres puntos en común: El primero, la peripecia de su protagonista por superar las dificultades que le acechan y que hacen su vida imposible. El segundo, el formato de miniserie que en los tiempos actuales parece que triunfa. Y el tercero, que ambas son adaptaciones literarias. Vamos con ellas.
‘Vernon Subutex’ es una producción francesa de Canal+ dirigida por Cathy Verney y basada en la exitosa novela en el país vecino de Virginie Despentes. Muchos son los temas que se tratan en ella. Desde luego el cambio de la sociedad a peor en pocos años o el mundo decadente de la industria cultural. La serie nos cuenta la historia de Vernon Subutex, un conocido dueño de una tienda de discos parisina durante los años noventa y centro de una escena musical efervescente. Ahora malvive en la calle tras ser expulsado de su vivienda. Pero dispone de un pequeño tesoro, el testamento visual que su amigo grabó antes de suicidarse. Delante de la pantalla irán desfilando sus antiguos amigos, cada uno con sus intenciones (buenas o malas). Por esto, la producción claramente es una obra donde lo importante, además de la historia, son los personajes, muchos y bien dibujados. En definitiva, una buena adaptación que resulta bastante interesante. 7,5/10.
‘Paranormal’ es una de estas series que uno ve más por el exotismo que por la historia en sí. Se trata de una producción egipcia realizada para Netflix que, a pesar de ese nombre tal insulso y casi vulgar, esconde una pequeña joya. ¿Y qué tiene de especial aparte de su procedencia? Pues precisamente su origen cultural impregna todos los episodios, aunando la raiz árabe, musulmana e incluso del antiguo Egipto, a los temas clásicos del terror. Quizá sea esa su gran baza. La vida de Refaat Ismail, un anodino médico de El Cairo en los años 60. Escéptico por naturaleza, una serie de hechos extraños le hacen introducirse en una investigación de fenómenos paranormales que tendrán nexos con su propia vida personal. Fantasmas, demonios, momias, casas encantadas, ‘Paranormal’ tiene un poco de todo. La narración en voz en off del propio protagonista es clave. Aparte de la conseguida ambientación (la producción no ha escatimado en medios), una cierta y particular ironía sobrevuela toda la serie y sobre todo al personaje protagonista, el excepcional Ahmed Amin, un actor principalmente cómico. Muy interesante. 8/10.
En las últimas semanas he estado viendo dos miniseries que no pueden ser más diferentes. Por un lado ‘The Queen’s Gambit’ (‘Gambito de Dama’), una producción de Netflix que ha convertido el ajedrez en un fenómeno, al menos temporalmente y en la serie más vista de la plataforma desde su fundación. Por el otro ‘Helvetica’, un thriller político de factura suiza donde se mezcla inmigración, tráfico de armas y terrorismo de manera más o menos afortunada. Nada que ver una con la otra, pero el azar las ha convertido en extrañas compañeras de post. Vamos con ellas.
No hay duda que después de ver ‘The Queen’s Gambit’ a uno le entran ganas de sacar el tablero y las piezas y, al menos, echarle un tiento. Seguro que a todos los que habéis visto la serie os pasa lo mismo. A lo largo de 7 episodios se cuenta la historia ficticia de Beth Harmon, una huérfana con un talento innato para el ajedrez. Capítulo a capítulo irá ascendiendo dentro del particular mundillo de este juego milenario hasta llegar a la cumbre. A la vez tendrá que luchar contra su caótica vida personal. Sin duda lo mejor de la serie es su tratamiento visual, sencillamente espectacular, y las interpretaciones. Poco riesgo en el guión, que es convencional y está bien atado y no deja hueco para muchas sorpresas pero sí para muchos tópicos. Especialmente diseñada para quien quiera un entretenimiento efectivo y sin demasiadas complicaciones. 7/10.
‘Helvetica’ nada tiene que ver con el interesante documental que también vimos por aquí sobre una de las tipografías más populares del mundo. Más bien se trata de un descabellado thriller suizo absolutamente insulso. El improbable argumento de una limpiadora albanokosovar (estupenda actuación de la desconocida actriz Flonja Kodheli) que trabaja en el palacio presidencial de Berna y que es captada por una mafia de su país encabezada por su propio padre, para descubrir el lugar en el que el gobierno helvético guarda armas prohibidas por los organismos internacionales. Su misión, claro está, es robarlas. El guión intenta a duras penas mantener la tensión y la atención del espectador, pero es complicado. También resulta inquietante las trazas, si no algo más, de racismo que sobrevuela toda la historia. Para olvidar. 4,5/10.
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