Esta próxima madrugada finaliza el plazo para votar en MySpace tu canción favorita para representar a España en Eurovision. He estado siguiendo con atención la evolución de los primeros de la lista. Después de estos días he llegado a una conclusión: en los concursos de la canción no puede haber democracia. Me explico. La facilidad que se ha dado para colgar cualquier cosa no me ha parecido buena idea. Y si digo «cualquier cosa» es «cualquier cosa». Sólo es necesario tener una plataforma multitudinaria para conseguir los apoyos suficientes.
Cuento todo esto porque la lista de los 5 que pasarán a la gala final en TVE es para echarse a temblar: En el primer puesto y con gran diferencia sobre el segundo está Antonio González «El Gato», un jubilado sevillano que más valía que se hubiera quedado callado (sin acritud) y que nos ofrece una tonadilla pseudofolclórico-bakaladera que nadie creo que se atreverá a seleccionar para representarnos. En segundo lugar está Rodolfo Chikilicuatre, que perpetra una «canción» llamada ‘Baila el ChikiChiki’ y que no le encuentro la gracia por ninguna parte. Si el jurado es serio descartará este tema si el jurado aún tiene algo en la cabeza. Chikilicuatre tiene el apoyo mediático del programa de Buenafuente.
En la tercera posición está nuestro candidato, y el de todos los indies que queremos que la música honesta llegue a Eurovision aunque luego los países balcánicos nos ganen. La Casa Azul no tiene soporte en los medios ni son graciosos, aunque no les falta una fina ironía fácilmente detectable. Casi nadie habla de ellos, pero a pesar de todo siguen aguantando en el podio, a mucha distancia de sus predecesores, pero sin peligro de que pueda quedarse fuera de los cinco magníficos. De Ozono3 no sé prácticamente nada. Sólo que tienen una pinta en plan heavy trasnochado. Imagino que serán sinceros, así que ningún problema por mi parte. Por último y cerrando el top esta Arkaitz, un muchacho que canta tópicos sin parar en su tema ‘Un Olé’, puro plagio de miles de temas anteriores. Representa al Eurovision cutre que queremos desterrar de una vez por todas.
Después de este repaso no me queda más remedio que preguntarme si lo que se quiere es salvar el concurso y ofrecer buenas canciones o tomárselo a broma y mandar a cualquier engendro pensando en que los carcas de Eurovision ya no tienen remedio. El día de la gala sabremos de verdad de qué va esto.
Actualización del 26 de febrero de 2008: El País publica un reportaje llamado ‘De Eurovisión a Frikivisión’ donde explica muy bien justo lo que yo quería decir. Además se comenta la exclusión de algunos candidatos que hicieron trampa con las votaciones.
A pesar de que cada vez hay más componente multimedia en internet, la web y los demás servicios que proporciona internet son básicamente leídos y escritos. Es curioso que tras la era de la televisión y la radio, el nuevo medio devuelve a la letra escrita con todo lo que esto conlleva. Igual que con los mensajes cortos de texto en los móviles, desde siempre se ha discutido sobre cómo han de escribirse y si la «nueva ortografía» derivada de estos nuevos medios ha de respetarse o exterminarse.
Hilando con esto hace unos años surgió el fenómeno de los «hoygan» (u «hoigan»). ¿Y qué demonios es un «hoygan»? Según deficiones no oficiales se trata de aquellos internautas que escriben comentarios generalmente en blogs y foros que se caracterizan por estar rematadamente mal escritos y redactados, con abundantes faltas de ortografía hasta el punto de ser prácticamente ininteligibles. El contenido también suele ser de lo más estrafalario y surrealista. A veces hasta son cansinos en sus extrañas peticiones. En la web hoygan.info se dedican a recopilar algunas de estas patadas al diccionario para que todos nos podamos reír a base de bien. Un ejemplo extraído de esta web:
«HOYGAN QUICIERA QUE ME MANDEN EL CRACK PARA QUE EL EMULE ME VAJE LOS PROGRAMAS CON LA PC APAGADO»
Paralelamente a los «hoygan», o más bien en posiciones enfrentadas, están los «talibanes ortográficos» (grammar nazi en inglés). Su defecto no es corregir a los demás y velar por la pureza de la lengua de Cervantes, sino usar esas faltas de ortografía como argumento contra sus opiniones. De estos «talibanes» he visto montones de ejemplos, algunos llevando su perfección hasta el límite. Pero cuanto más estricto sea, más fácil es que él mismo caiga en su trampa víctima de un descuido fatal…
Afortunadamente por este blog no han pasado (que yo recuerde) ni «hoyganes» ni «talibanes ortográficos». Esperemos que siga siendo así.
Tenía muchas ganas de ver ‘Juno’, la que se suponía que era la sorpresa del cine independiente norteamericano de esta temporada. Jason Reitman dirige a Ellen Page en su segundo papel protagonista tras ‘Hard Candy’. Siento decir que ‘Juno’ me ha decepcionado porque es todo lo que no me gustaría que fuera. Lo de película independiente parece más una pose que una realidad. Si por independiente entendemos riesgo artístico, tratar temas incómodos que no interesan al stablishment o aportar puntos de vista novedosos sobre algún tema, aquí no encontramos nada de eso.
Quitando un par de frases, ‘Juno’ podría ser perfectamente un telefilm familiar de sobremesa con un poco de barniz modernillo, pero que detrás esconde un mensaje que roza lo reaccionario. A saber: una chica de 16 años se queda embarazada de un amigo. Decide darlo en adopción porque no se cree capaz de ser madre. Paralelamente su amigo se debate entre seguir con ella o iniciar una nueva vida. Los papeles de los protagonistas y de los secundarios no son nada creíbles y parecen vivir en un mundo de fantasía donde todo se arregla con una sonrisa y los adultos parecen ser más niños que los propios adolescentes.
Formalmente la película es correcta y la realización de Reitman no puede ser más convencional. Puede que lo mejor de ‘Juno’, aparte de su protagonista, sea la banda sonora con variados temas de indie pop y rock adolescente como los de Moldy Peaches junto con clásicos de Velvet Underground, Buddy Holly o The Kinks pasando por un par de canciones de Belle & Sebastian y alguna de Cat Power. Para pasar un rato sin más.
Hace ya más de un año y medio, cuando Fidel Castro anunció la delegación del poder en su hermano Raúl, hice una reflexión sobre la que por entonces parecía inminente transición cubana. Después de que conociéramos el otro día que Fidel renunciaba a la Jefatura del Estado, el tema vuelve a estar de actualidad. Y es que todos los movimientos políticos que vienen de nuestra ex-colonia generan miles de artículos de los analistas internacionales más sesudos. Posiblemente muchos se equivoquen.
Buena parte del futuro de Cuba depende de Estados Unidos y de España. Y como todos sabemos este año electoral es clave en ambos países de máxima influencia cultural, económica y política en la isla. Probablemente el resultado de las urnas en marzo y noviembre sea capital para las negociaciones hacia la instauración de una democracia. Si obtiene el triunfo Zapatero y Obama estoy seguro de que se tenderán nuevos puentes y las cosas serán mucho más fáciles. Probablemente Obama se reunirá con Raúl Castro para tratar el tema y aflojará las sanciones económicas que asfixian al pueblo cubano. Por parte de España se estrechará la colaboración para asesorar a un futuro comité de transición que lleve a cabo las reformas necesarias y que asegure un cambio sin traumas.
Este es sólo el escenario más favorable. Si gana Hillary Clinton el asunto será distinto. Ya ha dicho que no se reunirá con ningún dirigente cubano, lo cual no supone un buen comienzo para ayudar a cambiar. Y en España ocurrirá tres cuartos de lo mismo. Rajoy y el Partido Popular no son demasiado bien vistos por el régimen de la isla.
Pero como digo todo son especulaciones, y ni siquiera sabemos si Raúl Castro seguirá mucho tiempo en el poder o delegará en la Asamblea Popular la elección de un nuevo mandatario. El tiempo nos despejará las dudas.
Ayer he terminado de ver las tres temporadas de ‘Perdidos’ y prontó empezaré con la cuarta. Pero no es ahora mi intención comentar lo que me ha parecido hasta el momento la serie. Eso lo reservo para más adelante. Voy a hablar de la música que aparece en la serie y que me ha sorprendido para bien. En principio uno podría pensar que unos naúfragos en una isla perdida y misteriosa no sería un buen argumento para meter temas musicales, los que hayáis visto todos los capítulos hasta la fecha sabéis que ‘Perdidos’ es mucho más que eso. AVISO: Si tenéis previsto ver la serie no sigáis leyendo porque puede que os «destripe» parte del argumento.
El tema más evidente que aparece en la primera temporada es el infumable ‘You all Everybody’ de Driveshaft, la banda ficticia de Charlie, uno de sus supervivientes del vuelo 815 de Oceanic Airlines. Este grupo tiene su historia, ya que parece ser que hay aspectos que tienen sospechosa similitud con determinada banda de brit-pop de todos conocida. A saber: son de Manchester, sus cabezas visibles son dos hermanos que no se llevan demasiado bien y uno de ellos se llama Liam. Efectivamente, Driveshaft parecen ser un guiño poco disimulado a Oasis. De hecho Charlie aparece en dos de los últimos episodios de la tercera temporada como músico callejero tocando ‘Wonderwall’ en los famosos flashbacks que plagan toda la serie.
Pero la música no se queda ahí. Hay dos canciones que podrían considerarse «troncales» y que yo asocio a dos personajes claves de la serie. El primero es el tema de Desmond ‘Make your Own Kind of Music’ de Mamma Cass que aparece en el antológico primer episodio de la segunda temporada (mi favorito) y en otros dos más. El otro es el tema de Juliet ‘Downtown’ de Petula Clark que también suena en varios capítulos.
Hay muchos más guiños musicales, algunos geniales como que la clave para detener la señal de interferencia al final de la tercera temporada son las notas de ‘Good Vibrations’ de los Beach Boys en un teclado numérico o Geronimo Jackson, un nombre peregrino para una banda imaginaria de la que sólo vemos la portada de un disco y una camiseta.
Al menos de momento la batalla de los formatos de la alta definición ha dejado un cadáver en el camino. Era previsible y yo desde siempre creí que el Blu-Ray ganaría al HD-DVD, no por cuestiones técnicas (los dos formatos son muy parecidos), sino comerciales. En los últimos meses, el HD-DVD iba perdiendo apoyos poco a poco hasta esta misma semana. Toshiba anunció que abandonaba el formato por el que había apostado hasta ahora. El camino queda libre para el Blu-Ray, al menos aparentemente.
Y digo aparentemente no porque el HD-DVD vaya a resucitar, sino porque el mundo de la tecnología audiovisual es cada vez menos «material». Los soportes físicos parecen estar en retroceso. En tiempos pasados existió cierta afición por coleccionar películas en VHS o en DVD, pero nunca pudo compararse con el fetichismo de vinilos y CDs. El cine no es la música y aunque a mí me gusta tener películas originales, reconozco que pocas veces vuelvo a ver una película o si vuelvo a ver una casi siempre es la misma. Supongo que la industria se ha dado cuenta de esto y aparatos como el Apple TV o los discos duros multimedia están sustituyendo a los reproductores tradicionales.
Con esta nueva transición audiovisual quizás ya no tengamos reproductores Blu-Ray como tal sino sistemas de almacenamiento. Aunque sólo sea por cuestiones económicas. Un reproductor Blu-Ray de gama media aún es bastante caro y muy poco versátil. Por la mitad de lo que cuesta uno podemos comprar un disco duro multimedia en el que podemos reproducir vídeos en cualquier formato, fotografías y almacenar otro tipo de datos. ¿Asistiremos al fin del formato físico con la alta definición? Comprobarlo sólo es cuestión de tiempo… Y a los que compraron un reproductor HD-DVD que lo guarden. Puede que dentro de veinte años sea una rareza pagada a precio de oro.
Ahora que estamos a punto de entrar en campaña electoral, los medios nos bombardean con encuestas casi diarias. La encuesta vende, sobre todo en unos comicios que se presentan bastante más emocionantes que en otras ocasiones. De todo este maremágnum de datos hay una (bueno hay muchas) cosa que me llama la atención. Si bien hasta hace unos pocos meses la diferencia porcentual entre PP y PSOE era cómoda para los socialistas, de un tiempo hacia acá las cosas se han ajustado. Yo no me explico por qué. Ni en los peores tiempos del Estatut catalán la cosa estuvo tan igualada. ¿Es una estrategia para movilizar al electorado de uno y otro lado?
A raíz de esto he leído en Merodeando un artículo interesante que analiza de forma diferente los datos de la última encuesta del CIS sobre intención de voto. Estoy de acuerdo con él en que los medios se quedan sólo con el titular. En este caso sería «Empate técnico», al ser la diferencia menor que el margen de error. Las encuestas del CIS recogen muchos datos que luego son «cocinados» convenientemente según criterios un poco subjetivos. Mientras que la estimación de voto es de un 40,2% para el PSOE y de un 38,7% para el PP, si hablamos de simpatía, el PSOE despierta el 16% de adhesiones y el PP el 8,9%. Paradójicamente el 36% no tiene simpatía por ninguno y el 21,7% no sabe o no quiere contestar. Sumada la simpatía a la intención de voto, la diferencia aquí es de 12,6 puntos a favor del PSOE.
«Yo bien, gracias»
En el sondeo realizado por Metroscopia para El País que se publicó el domingo hay un dato sobre la situación económica que me hace mucha gracia y dice mucho sobre la diferencia entre percepción de la realidad y realidad en sí mismo. A la pregunta de «¿Cómo calificaría la situación económica de España en estos momentos?», el 52% dice que mala o muy mala, el 27% que muy buena o buena y el 20% que regular. Sin embargo si la pregunta se personaliza en «¿Y su situación económica personal?» la respuesta es bien distinta: el 44% dice que es buena o muy buena y sólo el 27% dice que es mala o muy mala. Como mínimo es curioso…
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