El mundo de las series para televisión a menudo nos da agradables sorpresas e insólitas coproducciones. Es el caso de la estupenda ‘Invisible Heroes’, una producción realizada entre Chile y Finlandia –aunque en su mayoría el peso recae sobre esta última– basada en hechos reales que forman parte de la historia del país sudamericano en el siglo XX.
La serie nos cuenta la tarea que la diplomacia finlandesa desempeñó tras el golpe de estado de Pinochet en 1973 para acoger como refugiados políticos a quienes por su ideología o por su cargo podían correr peligro de ser asesinados. El protagonista absoluto es Tapani Brotherus (magníficamente interpretado por Pelle Heikkilä), embajador por entonces de Finlandia en Chile. Continuamente se planteará el dilema de mantenerse como país neutral a la vez que acogiendo a comunistas y socialistas se jugaba el crédito del régimen de Pinochet. A lo largo de toda la serie y siguiendo los hechos históricos de forma rigurosa (todos los personajes de ‘Invisible Heroes’ existieron en la realidad algunos con otros nombres). Tal y como se comenta al final, consiguió sacar del país a más de dos mil chilenos perseguidos. Por eso, a Brotherus también se le conoce como el Schindler finlandés.
Estamos sin duda ante una magnífica serie, con muy buenos actores, una calidad de producción excelente que recrea a la perfección el ambiente de la época. Aunque no es algo molesto ni siquiera destacable, algunos actores finlandeses cuando hablan en español pueden parecer algo sobreactuados (desconozco si saben el idioma o simplemente aprendieron sus diálogos fonéticamente). En definitiva una gran producción para conocer un poco de la historia del siglo pasado. 8/10.
Comenzamos la temporada de vídeos de viaje con la primera parte de nuestro viaje a la República Checa. Además de las entregas dedicadas a Praga os ofreceré en –esperemos– no mucho tiempo clips sobre otras localidades mucho más desconocidas que la capital del Moldava que merecen mucho la pena. Pero de momento aquí están los primeros resultados publicados del material grabado con la Lumix GX80 que creo que mejora algo en calidad de imagen. Espero que sea de vuestro gusto.
Desde Noruega nos llega una serie más que interesante. No son pocas las producciones de la NRK, la tele pública del país nórdico, que han pasado por aquí y todas con buenas críticas gracias a buenas actuaciones y argumentos originales o, al menos, puntos de vista diferentes de temas ya trillados. El caso de ‘Lykkeland’ (algo así como ‘El País de la Felicidad’ o ‘La Tierra de la Felicidad’ aunque oficialmente se ha traducido como ‘El Tiempo de la Felicidad’) no es diferente, aunque esta vez adquiere un tono histórico para contar una parte de los acontecimientos más recientes que hacen que Noruega sea como es en la actualidad.
Mediados de los años sesenta. Desde la pequeña ciudad de Stavanger, en la costa suroeste de Noruega, parten los trabajadores de las incipientes plataformas de prospección petrolífera que buscan bolsas de crudo bajo el fondo del Mar del Norte. Ciudadanos norteamericanos, especialmente tejanos, conviven con la población local, de costumbres diferentes. Asistimos, en definitiva, al comienzo del ascenso de Noruega en la lista de los países más ricos e igualitarios del mundo gracias a los beneficios del petróleo, que van a las arcas públicas a través de la empresa petrolífera estatal Statoil (actualmente Equinor).
A través de los pocos capítulos (sí, sabe a muy poco) vemos la evolución de una pequeña comunidad, que a su vez es la evolución de un país, de un continente y de todo el mundo a finales de los años sesenta y comienzos de los setenta. El guión es bastante bueno y el trabajo de los actores excelente. Una de las series del año, sin duda. 8,5/10.
Algo más de un mes después de regresar de nuestro viaje por la República Checa, aquí os traigo el testimonio gráfico en forma de fotografías de casi todo lo que vimos en nuestro periplo por Praga, Český Krumlov, Kutná Hora o Karlštejn. En total han sido 281 imágenes repartidas en 17 galerías que ya pueden verse en mi web de fotos Cromavista.
Como curiosidad decir que son casi las primeras fotografías que tomo con mi nueva cámara Lumix GX80 y mis nuevos objetivos 14-140 y 7.5 mm.
Apostar por las producciones británicas suele ser un acierto seguro. Siempre hay excepciones. Y me temo que ‘The Virtues’ es una de ellas. A priori lo tenía todo para ser una gran serie, incluso uno de las del año. Detrás está Shane Meadows, autor de los grandísimos seriales de ‘This is England’ y en el papel protagonista Stephen Graham, posiblemente uno de los mejores actores ingleses del momento. Pero, aunque el guión es también impecable, quizás el desarrollo de esta miniserie de cuatro episodios no consigue atrapar ni entretener al espectador.
Joe es un perdedor de libro, exalcohólico y exdrogadicto, siempre dando tumbos por los peores bajos fondos de Liverpool. Un trauma infantil que no conocemos le persigue desde hace décadas. A raíz de un hecho familiar desgraciado, decide abandonar su vida actual y regresar a su Irlanda natal en busca de su hermana. Allí revivirá con mucha más intensidad esos traumas y las cosas no mejorarán.
No hay duda de que Meadows juega con la potencia actoral de sus protagonistas, con la calidad y la capacidad de llevar sobre sus hombros toda la intensidad de la trama. Pero aquí no parece ser suficiente y tras un buen primer episodio pierde el interés. El argumento convencional y resuelto convencionalmente no convence. Se deja ver, y nada más. 6/10.
El mundo de las series comienza a estar saturado de ficciones políticas, de maquiavelismo de altos vuelos y de juegos estratégicos. Hoy son incontables las producciones televisivas que reflejan con más o menos acierto los entresijos del servicio público. Todos recordamos clásicos como ‘Sí, Ministro’ y ‘Sí, Primer Ministro’ –sin duda las mejores–. Mucho después llegaron ‘House of Cards’ (la original británica y la copia estadounidense), ‘Borgen’ y el toque nórdico o ‘Marsella’ entre muchas otras. ‘Les Hommes de l’Ombre’ (‘Los Hombres de la Sombra’ literalmente en castellano) es una más. Hasta la fecha han emitido tres temporadas de seis episodios cada una.
Simon Kapita (Bruno Wolkowich) es un antiguo «spin doctor» del presidente de la República Francesa que actualmente reside en Nueva York. La historia arranca justo en el momento en que el presidente es asesinado en un atentado. Kapita, que circunstancialmente se encuentra en París, detecta que se esconde algo extraño detrás del magnicidio. Al tiempo asesorará al candidato sucesor. De este modo se convertirá en un personaje a medio camino entre detective y asesor político que navegará por las alcantarillas del poder, aunque el olor sea insoportable. A lo largo de una campaña electoral para elegir un nuevo mandatario donde todo vale, tendrá que atacar y defenderse en un toma y daca sin tregua.
La serie resulta bastante entretenida y el trabajo de los actores en general es bueno, pero la sensación con la que nos quedamos es que falta algo, un hilo argumental sólido que hilvane todas las temporadas y le aporte originalidad. ‘Les Hommes de l’Ombre’ se queda al final en un ‘Borgen’ con peleas de navajeros. Y en estas comparaciones necesariamente sale perdiendo… A pesar de todo se deja ver. 6,5/10.
Los cambios no suelen ser sencillos. La costumbre nos hace acomodarnos a una forma de hacer las cosas. Si esto cambia nos perdemos. Finalmente, este verano he decidido cambiar mi DSLR Canon EOS 60D de 2011 por una Panasonic Lumix GX80. Sí, de réflex a mirrorless. Un cambio grande, pero necesario.
Mi objetivo era conseguir reducir el peso del equipo fotográfico que llevo a los viajes, así que me lancé. Elegí está cámara por su tamaño –bastante pequeño–, su calidad de construcción, la ausencia de filtro de paso bajo –le proporciona más nitidez– y su capacidad de grabar en 4K a 30 fps. Junto con este cuerpo adquirí un par de objetivos. Un todoterreno Panasonic 14-140 mm 3,5-5,6 (distancia focal 28-280 mm en full frame) y un ultra angular Laowa C-Dreamer 7.5 mm versión de aluminio (15 mm en full frame). También un par de baterías adicionales, un cargador externo y dos tarjetas de memoria SanDisk SDXC de 64 Gb de 150 Mb/s. Todo ello dentro de una bolsa Think Tank Mirrorless Mover 20. En total, aproximadamente un tercio del peso que llevaba hasta ahora con mi 60D. ¡Prueba superada!
Pero toda cara tiene su cruz. Las mirrorless tienen una fama justificada de gran consumo de batería. He podido comprobar que es cierto. El visor electrónico tiene bastante definición pero no consigo acostumbrarme a él, así que al final siempre miro por la pantalla. La GX80 cuenta con gran cantidad de opciones repartidas por varios menús de varias pantallas cada uno. Me resulta complicado acceder a algunas opciones más o menos básicas. Quizás solo sea cuestión de acostumbrarse.
Mi próximo viaje va a ser un gran banco de pruebas sobre lo que puede o no puede hacer la GX80. Espero que no me defraude.
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