Russell T. Davies es uno de esos personajes de la televisión europea que han contribuido a la revolución de las series que vivimos hoy día. Es artífice, por ejemplo, de la resurrección en 2005 de ‘Doctor Who’, guionista de ‘Queer as Folk’, ‘A Very English Scandal’ o ‘Torchwood’. Tenía mucha curiosidad por ver su última creación, ‘Years and Years’. Se trata de una producción de 2019 entre la BBC y HBO.
Si muchas películas y series se dedican a radiografiar social y políticamente el pasado, ‘Years and Years’ se atreve con el futuro. Como una obra de ciencia-ficción realista, retrata el futuro a quince años vista, sus evoluciones sociales, geopolíticas y tecnológicas. Asomarse a lo que vendrá tiene sus riesgos. Por ejemplo a caer en la fantasía. Eso no ocurre aquí. A pesar de que este ejercicio de prospectiva puede resultar descabellado, todo suena inquietantemente realista. Podría ocurrir. La serie se centra en la vida de la familia Lyons con la abuela a la cabeza y la repercusión que tiene sobre ella la evolución de las costumbres sociales y la convulsa situación geopolítica.
Son tan sólo seis episodios, pero en todos y cada uno de ellos se mantiene una tensión extrema y a lo largo de la serie asistiremos a varios giros de guión que nos sorprenderán. Respecto a los actores, ‘Years and Years’ cuenta con un elenco de primer nivel. A destacar el siempre fantástico trabajo de Rory Kinnear o de Emma Thompson. No hay duda de que es una de las mejores series que he visto este año, mucho más a quienes nos gustaron las primeras temporadas de ‘Black Mirror’. 8/10.
Clara Usón es una escritora no excesivamente conocida dentro de la literatura española actual. Con bastantes obras ya a sus espaldas es, sin duda, una de las grandes autoras nacionales del momento. Su último libro es ‘El Asesino Tímido’, publicado en 2018 por Seix Barral.
De género inclasificable, Usón disecciona una época, los años setenta en España, a través del controvertido supuesto suicidio de la no menos controvertida actriz Sandra Mozarowsky. Envuelta en turbios rumores que la asociaban con la Casa Real (concretamente como amante del Rey Juan Carlos I), su muerte tal vez esconda algún secreto que aún no ha salido a la luz. La propia autora aparece también estableciendo un paralelismo autobiográfico –una biografía por cierto bastante azarosa– y la actriz fallecida. Y como tercera pata para completar la trama aparece el filósofo y lingüista Ludwig Wittgenstein como un personaje más. Todo parece realmente una excusa para tratar los temas clásicos de sus novelas: La muerte, las diferencias generacionales, la juventud y los excesos.
El resultado es una mezcla original, curiosa e interesante, bien escrita, pero que sin duda sólo es apta para lectores avezados y sin prejuicios. Interesante. 7/10.
El principal aliciente que encontré en empezar a ver esta producción islandesa fue –precisamente– su procedencia. No es muy común cruzarse con series grabadas y producidas (al menos en parte) por el país nórdico. Por eso la curiosidad me pudo y comencé a ver ‘Flateyjargátan’ (en castellano ‘El Enigma de Flatey’). Nada sabía del argumento, de los actores, ni de que estaba basada en una novela hómonima bastante exitosa escrita por Viktor Arnar Ingólfsson que se llegó a publicar en castellano en 2014. ‘Flateyjargátan’ no se aleja demasiado del género negro escandinavo –el llamado «nordic noir»— con toques melodramáticos y sociales.
En los primeros años 70, Johanna es una profesora e investigadora que se desplaza junto con su hijo pequeño a una remota región islandesa a recoger el legado de su padre fallecido, un reputado estudioso del mundo medieval nórdico. En su posesión Johanna encuentra una manuscrito donde se dan pistas para encontrar la tumba de un antiguo rey. Paralelamente, en la pequeña comunidad miran con recelo la presencia de una madre soltera con ideas avanzadas. Poco a poco le irán haciendo la vida imposible. Todo cambiará cuando uno de los vecinos es asesinado.
Aunque el argumento lo tiene todo para ser una serie intrigante –o al menos interesante–, la historia descarrila a menudo y se adentra en asuntos que quizás le vengan demasiado grandes, sobre todo cuando la serie la forman tan sólo cuatro capítulos. Los actores también bordean peligrosamente la sobreactuación. He leído alguna crítica que la tildan de «blanda». Y efectivamente es un buen calificativo, aunque tampoco «pastiche» le iría mal. Bien podría ofrecerse por entregas en la sobremesa de cualquier televisión generalista. 4/10.
La edad dorada de las series en la que vivimos actualmente sigue adelante. Uno de los últimos fenómenos –ayudado por los medios que parecen hacerle la publicidad gratuita a un HBO post ‘Juego de Tronos’ que teme una avalancha de bajas de su plataforma– es ‘Chernobyl’, un drama basado en hechos reales que narra la historia del accidente nuclear más grave ocurrido hasta la fecha. Se trata de una producción británico-estadounidense de HBO junto con Sky rodada principalmente en Lituania.
He leído hasta la fecha muchas críticas sobre la miniserie. Con muchas estoy de acuerdo, pero tampoco creo que sea una producción tan redonda como la pintan. Es cierto que la ambientación es absolutamente convincente, aunque esto no evita que se caiga continuamente en el tópico del mundo soviético. Me sorprendió ver cómo los apartamentos de Prípiat parecían viejos y destartalados cuando apenas hacía 16 años que habían sido construidos para servir de vivienda a los trabajadores de la central. Por otra parte, el hecho de que el idioma en el que se haya rodado sea el inglés y no el ruso y el ucraniano dice muy poco del pretendido realismo del que presume.
Todas estas críticas negativas no evitan que pueda apreciarse que detrás hay unos grandes actores y un guión preciso que dosifica la tensión y reparte el interés a lo largo de todos los capítulos. En definitiva, ni es una serie mediocre ni tampoco es la mejor (o de las mejores) de la historia. 7/10.
Hacía ya unos años que no leía ninguna de las nuevas novelas del siempre polémico autor francés Michel Houellebecq. En parte porque ‘La Posibilidad de una Isla’ (2005) no me entusiasmó, y ya en su momento –hace trece años– pensé que su capacidad de sorprender y hacer reflexionar estaba muy mermada y que los clichés houellebecquianos comenzaban a desgastarse por el abuso y la repetición. Podríamos pensar que seguir abundando en la polémica, hundiéndose cada vez más en el barro de la ofensa gratuita y la provocación sin fundamento eran buenas ideas para continuar su carrera de una forma honrosa. Pero la verdad es que –en mi opinión– creo que se ha confundido, aunque era una posibilidad lógica visto lo visto en sus últimas obras.
La novela se sitúa en un futuro cercano, dentro de unos pocos años. François es un misántropo, cínico y nihilista profesor universitario de literatura y experto en un autor olvidado del siglo XIX llamado Joris-Karl Huysmans. Casi como un émulo de éste, François –y el propio Houellebecq— aborrecen el mundo y la sociedad contemporánea y sus valores que parecen los culpables de haberle desplazado fuera de las élites. De trasfondo, en Francia un partido musulmán consigue hacerse con la presidencia de la República tras varios acuerdos para dejar fuera al Frente Nacional. Poco a poco, las principales instituciones públicas van siendo islamizadas. François, aunque inicialmente contrariado, conseguirá finalmente sacar partido profesional y personalmente de esta nueva situación.
‘Sumisión’ es un producto de su época. Fue publicado en 2015, pocos días antes del atentado del Charlie Hebdo y que abría la ola de ataques terroristas que continuarían a lo largo de los dos años siguientes. No he encontrado en la novela, sin embargo, nada especialmente provocador ni escandaloso que no se expusiera ya en otras de sus obras. Ni tampoco nuevos argumentos ni situaciones. Sí, es una lectura bastante entretenida, y sus trescientas páginas se despachan rápido, e igual de rápido se olvidan. 5,5/10.
‘Informer’ es una típica serie británica de la última hornada. Realizada para la BBC en 2018 por John Campbell y con guión de Rory Haines y Sohrab Noshirvani, muestra con una estética atractiva y moderna (al principio cansa un poco esos tonos tan alterados) la actividad policial antiterrorista en los barrios multiculturales de Londres. El formato británico ya clásico de series de pocos capítulos aquí se ajusta como un guante a la temática y al desarrollo de la serie, y permite concentrar la intensidad en cada entrega.
Raza es un joven de origen paquistaní que, por un error, es detenido por la policía. Pronto, desde la brigada antiterrorista reconocen su potencial para actuar como informante. A pesar de su inexperiencia, se infiltrará en grupos de musulmanes radicalizados. Por otra parte, del lado policial, Gabe, un policía encargado de coordinar las operaciones de infiltración, luchará contra su pasado y por que el fantasma de éste no vuelva al presente para arruinarlo todo. El tercer vértice es Holly, la compañera profesional de Gabe. Bajo su apariencia de novata inexperta se esconderá una implacable investigadora.
Toda la trama transcurre en un enorme flashback a partir de un presente donde se produce un atentado terrorista. Al comienzo de cada capítulo iremos conociendo más datos sobre estos hechos que son el desencadenante de todo lo que se narra a lo largo de la serie. Una apuesta arriesgada pero interesante. El enfoque de la temática también huye del maniqueísmo (nada que ver con ‘Homeland’), sin malos de cómic y donde el enemigo a batir es difuso. Los actores, no hace falta decirlo, son de una solidez y una credibilidad impresionante. Y el guión, un mecanismo de relojería bastante complejo que sabe mantener la tensión en los momentos clave. En definitiva, una gran serie a tener en cuenta. 8/10.
Años atrás comenté por aquí ‘Deutschland 83’, una serie –como dice su título– germana que repasaba a través de sus dos protagonistas la guerra fría de los ochenta entre los bloques oriental y occidental. Esta producción resultaba algo irregular, pero en todo caso interesante. En ‘Deutschland 86’, su segunda parte, la historia continúa tres años después en otro escenario y con algunos protagonistas nuevos. La acción se traslada a Sudáfrica durante los últimos años del apartheid, donde la resistencia contra el régimen racista se alía con los países del bloque comunista. Pero esta relación resulta no ser demasiado sencilla.
La acción está asegurada en cada capítulo y también el gusto por la estética vintage de la Alemania Oriental, en la que se recrean ampliamente. La ambientación resulta bastante convincente. Sin embargo los guiones tienen cierta facilidad para caer en los tópico del género y las tramas no terminan de enganchar. 6/10.
En los últimos días también he tenido ocasión de ver ‘Koselig Med Peis’ (algo así como ‘Acogedor con Chimenea’), una serie tragicómica noruega original y resultona. Esta producción cuenta la historia de una familia desestructurada compuesta por dos padres separados –él un borracho demente y ella con su nueva pareja amante de la new age–, dos hijos que no se llevan demasiado bien (uno rebelde y otro preocupado por el bienestar del grupo). En torno a ellos muchos otros personajes y un puñado de situaciones incómodas, dramáticas, irónicas y demás que quizás aquí en el sur no terminamos de entender o de pillar la gracia.
En cualquier caso una serie bastante bien realizada, con buen guión y buenos actores. El conjunto es bastante creíble y a la vez inverosímil. Interesante y diferente. 7/10.
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