26 de diciembre de 2007

Este titular es lo que mejor define este fantástico entorno integrado de programación de la compañía REALSoftware. Primero, es multiplataforma. Esto implica que no importa el sistema operativo sobre el que estemos programando, ya que podremos compilar nuestra aplicación tanto en Mac OS X (Intel, PowerPC o binario universal), MacOS 9, Windows 98 y posteriores o Linux con GTK+ 2.x (librería gráfica) a partir de un sólo código fuente y sin tener que modificarlo. Esto supone una característica muy potente. Aunque por las pruebas que he hecho el interfaz no se ve exactamente igual, con un poco de práctica es fácil conseguir un look & feel similar en todas las plataformas.
Y segundo, es sencillo y rápido. REALBasic, como su propio nombre indica, está basado en Basic, más concretamente en Visual Basic, aunque mantiene importantes diferencias respecto a la herramienta de Microsoft. Reconozco que estoy muy acostumbrado a programar en Visual Basic y echo en falta muchas funciones que facilitaban bastante las cosas. Todo se soluciona teniendo el manual de referencia a mano. Cuestión de adaptarse. Una de las cosas que echo de menos es el autocompletar, que me ayudaba mucho a elegir la propiedad o el método adecuado de cada objeto.

Otra de las cosas relacionadas con la sencillez es que los ejecutables que genera para Windows no necesitan de ninguna librería externa. Todo va «empaquetado» en un archivo .exe. Esto implica un aumento de peso en el archivo, pero merece la pena sacrificar espacio en aras de una menor complicación.
En conclusión, REALBasic es una herramienta que ya es una seria alternativa a otro tipo de programación, sobre todo para Mac, donde no hay muchas alternativas para crear aplicaciones de escritorio más allá Cocoa, pero necesita todavía algunas iteraciones para ser una entorno «maduro».
25 de diciembre de 2007

Mondo Brutto es uno de esos fanzines incorruptibles y veteranos que quizás no haya envejecido demasiado bien. Surgió, como muchas otras iniciativas underground, a comienzos de los noventa de forma muy amateur con textos mecanografiados, corta y pega (físico, no virtual) y fotocopias. Desde el número 0, editado en 1993 hasta hoy día que, si no me equivoco, aún se sigue publicando. Pero muy poco tiene que ver aquel «cochambroso» fanzine en blanco y negro con la revista a todo color de los últimos números.
¿Y de qué va Mondo Brutto? Su principal baza es sin duda la amplitud de temas que trataba, siempre en el ámbito de la cultura basura, la música, el humor (o mejor dicho la ironía), el cine y cualquier tema insólito. Número a número, sus autores desgranaban sin complejos los asuntos más bizarros de este y otros planetas.
A través del impagable blog Papel Continuo me entero de que podremos volver a disfrutar del encanto de los primeros números de esta publicación de «Actualidad bizarra para brutos mecánicos» en formato PDF y CBR. Esto también es cultura… ¿no?
24 de diciembre de 2007
Ya tenemos aquí de nuevo la Navidad, posiblemente el día más hipócrita del calendario. Todo el mundo se felicita, se hacen buenos propósitos y todo son buenas intenciones. Yo no voy a ser menos, así que de parte de rmbit os deseo una Nochebuena y una Navidad feliz. Y lo más importante: que cada uno la disfrute como prefiera más allá de religiones e historias…
23 de diciembre de 2007
Hay un sector político, y también de la sociedad, que se toma muy mal los comentarios y consejos de determinados cargos del Gobierno. Y de entre todos esos comentarios hay dos que han sido la comidilla de personas que, benevolentemente, trataremos de mal informadas. El primero de ellos es el tema de comer carne de conejo en vez de otras más caras. Ahora no recuerdo quién fue el que lo dijo, pero a niveles populares se entendió casi como una ofensa personal de los «poderosos» al «pueblo». Y aquí entra la reflexión barata y demagógica del «mientras ellos no se privan de nada, recomiendan para los demás lo que ellos no quieren» que he oído de varias bocas en las últimas semanas. De hecho se ha convertido en uno de los temas de conversación en cafeterías.
Y si hablamos de cafeterías, hablamos del famoso asunto de las propinas. El comentario de Pedro Solbes parece que no ha sentado bien en el gremio de la hostelería. Quizás la forma tan gráfica que tuvo el vicepresidente económico de exponer la falta de concienciación ante el euro no fue la más adecuada. Y precisamente por ser tan gráfica se ha quedado como un tema anecdótico y superficial. Pero debajo subyace una reflexión que creo que es bastante acertada sobre el euro y lo que su implantación ha supuesto para nuestros bolsillos. Nadie puede negar que aún no somos plenamente conscientes del valor de la moneda común. Vale, de acuerdo que todos sabemos que son 166,386 pesetas de 2001, pero en nuestro día a día no lo pensamos fríamente. No pensamos que un café supera en la mayoría de los establecimientos las 150 pesetas. Un periódico cuesta las 166 pesetas de un euro, una entrada de cine (en Zamora) más de 650 pesetas y que cada pequeño billete de 5 euros son casi lo mismo que el antiguo de 1000 pesetas. Las entradas de los cotillones de fin de año se acercan a las 8000. Poquísima gente se para a pensar en el dinero que paga a diario y, la verdad, a veces es mejor no hacerlo.
Hay muchos más ejemplos que podría mencionar, muchos sobre recomendaciones de sostenibilidad ecológica y seguridad vial, y que hacen aflorar a algunos esa tradición tan española que consiste en la crítica gratuita del estilo de «nadie tiene que decirme lo que tengo que hacer, porque yo sé lo que me conviene mejor que nadie». A la conclusión que quiero llegar es que un consejo no es una ley de obligado cumplimiento y que ese tipo de comentarios normalmente no se hacen gratuitamente. Está en nuestra mano seguirlos o no. Pero me da la impresión de que cualquier nimiedad será utilizada como arma de guerra. Y estoy bastante harto de que esto ocurra.
22 de diciembre de 2007

Había oído hablar mucho de ellas, me habían contado muchas cosas, pero no podía escribir sobre ellas hasta que no las viera personalmente. Y esa ha sido una de las primeras cosas que he hecho al llegar a Zamora. En realidad me las encontré de camino hacia casa. Era ya noche cerrada y he de reconocer que me impresionaron esos focos al más puro estilo de los de los campos de fútbol y que «abrazan» maternalmente la plaza de Alemania. Coomonte ha ejecutado una de sus obras más… inclasificables, que yo calificaría benevolentemente como de enigmático futurismo.
Aunque me cueste, voy a hablar en serio. En realidad las farolas en sí no me parecen mal, pero como suele ocurrir, nuestro querido ayuntamiento no acierta con las ubicaciones adecuadas para el mobiliario urbano. Por su tamaño y su forma parecen diseñadas para ser emplazadas en lugares abiertos. La plaza de Alemania desde luego no lo es. Está rodeada por edificios de considerable altura que encajonan la glorieta. El añadir unas farolas como éstas acentúan esta sensación. Ahora la plaza parece más pequeña y angosta. En cuanto al color, quizás pintadas de un tono claro ganarían mucho… En fin, intercambiando opiniones parece que estas impresiones mías son bastante comunes entre los zamoranos.
21 de diciembre de 2007
Las navidades son una de mis épocas del año favoritas para ver películas, muchas películas. Me ha parecido buena idea hacer algunas recomendaciones para estos días tan especiales. La selección es un poco precipitada, pero todas tienen algo de navideñas, o al menos a mí me lo parece. También he elegido aquellas que, siendo de mis favoritas, no he hablado nunca de ellas.
Estas son mis sugerencias:
- ‘Fanny y Alexander‘ (1982). La última gran película de Ingmar Bergman es una mezcla de suntuosidad y siniestra fantasía. Los temas que aparecen en toda la filmografía del realizador sueco también están aquí.
- ‘Plácido’ (1961). Uno de los clásicos de nuestro cine y quizás de lo mejor de Berlanga. ‘Plácido’ nos invita a echar un vistazo no sin cierta nostalgia a las navidades que vivían nuestros abuelos. Humor, crítica social y los grandes actores de la comedia española.
- ‘Entrevista con el Vampiro’ (1994). Un poco de terror para la Navidad y una de las mejores películas de Neil Jordan.
- ‘El Secreto de la Pirámide’ (1985). Una película fantástica para todos los públicos. Un Sherlock Holmes adolescente investiga su primer caso en el Londres victoriano. Hace mucho que no la veo y ya tengo ganas.
- ‘Doctor Zhivago’ (1965). La Rusia de la revolución bolchevique es el escenario de esta gran superproducción de David Lean basada en la novela de Boris Pasternak. Una historia de amor atemporal (e invernal). Geniales Julie Christie y Omar Sharif.
20 de diciembre de 2007
Como a estas alturas todos sabréis, el Congreso de los Diputados ha suprimido del artículo 156 del Código Civil (aprovecho para recomendarlo como lectura que, para los legos en derecho como yo, es de lo más curioso) la excepción legal que hasta ahora permitía a los padres «corregir razonable y moderadamente» el comportamiento de sus hijos. En concreto la cita de esa parte del artículo es la siguiente (en negrita la parte modificada):
«Los padres podrán en el ejercicio de su potestad recabar el auxilio de la autoridad. Podrán también corregir razonable y moderadamente a los hijos.«
No sé por qué, pero esto se interpretó como la autorización legal para que los padres pudieran pegar con fines «educativos» a sus hijos. Quizás haya jurisprudencia al respecto… En cualquier caso creo que esto no pasa de ser una mera anécdota que algunos sectores de la sociedad de sobra conocidos por todos utilizarán para arremeter contra los partidos de izquierda y los llamados despectivamente «progres».
Ya era hora de que se eliminara de nuestro vetusto y remendado Código Civil la coartada para el castigo físico a los hijos. Porque, ¿dónde está el límite entre el cachete o la bofetada y el paso siguiente? ¿A qué padre o madre no se le puede ir de la mano un golpe fatal con la excusa de un inofensivo castigo? ¿Qué consecuencias psicológicas tiene este trato en los niños? ¿No es hora de educar con algo que no sea la coacción y el miedo? En mi opinión el tener que pegar a un niño es la consecuencia última de una educación nefasta por parte de sus padres, un fracaso en su intento de inculcar unos valores de respeto y saber estar frente a los demás. Ya no vivimos en un mundo donde la fuerza y la violencia sean los motores de la sociedad. La severidad no tiene por qué ir asociada a la violencia y yo soy de los que están completamente convencidos de que se puede educar perfectamente a un hijo sin acudir a esos recursos tan primarios e irracionales. Pero claro, no todos los padres tienen el tiempo, la paciencia o la preparación que hay que tener para tan complicada tarea.