30 de agosto de 2007

El ayuntamiento de Madrid se ha puesto manos a la obra para elegir el logo que representará a la candidatura de la capital española para celebrar los juegos olímpicos del año 2016. Aún queda mucho tiempo y en la memoria aún está la decepción de quedar finalistas para el 2012. A nueve años vista, los preparativos para presentar la candidatura para la siguiente cita olímpica están en marcha. Diez son los logotipos finalistas. La novedad es que serán los ciudadanos lo que elijan el que más les guste, votando cualquiera de ellos a través de la web del ayuntamiento madrileño o de los puntos que se han establecido para dejar la papeleta.
He estado mirando detenidamente los logos y la verdad es que no hay ninguno que me entusiasme. No parecen muy elaborados ni cuidados. En la mayoría las tipografías son muy típicas y mal integradas y en otros, los anagramas son demasiado rebuscados. En general falta frescura e imaginación. Por eso es difícil quedarse con uno. Quizás el de las manos abiertas sea el más acertado, pero la fuente helvética utilizada es demasiado formal. Otro de mis candidatos favoritos es el primero, con el bucle y la estrella, pero de nuevo la tipografía falla. Me parece horrible. Aunque para gustos los colores, claro. Veremos quién gana finalmente.
29 de agosto de 2007
En los últimos tiempos estamos observando como un simple blog puede utilizarse de muchas maneras: individualmente, como una colectividad, como punto de encuentro o como una plena interactividad entre autor y comentaristas. En el caso de ‘Las Afinidades Electivas’, el blog se utiliza como antología en permanente actualización de poetas contemporáneos de habla hispana.
Hasta la fecha, en sus archivos cuentan con poemas de 313 autores. Entre ellos predominan los más jóvenes, que no superan la treintena, y, en cualquier caso forman la primera línea del panorama del verso en España. No faltan ni Andrés Neuman, ni Ana Gorría, ni por supuesto Elena Medel, por poner algunos ejemplos. Cada uno de los poetas cuentan con un post que incluye una biografía real o inventada, una trayectoria profesional y una muestra de su obra. En algunas ocasiones también hay un enlace a la bitácora o a la web personal del referenciado.
El artífice de esta iniciativa es Agustín Calvo Galván (Barcelona, 1968), poeta con ya cuatro libros en su haber. También es el autor de otro blog sobre poesía visual llamado ‘Visual Poetry’. Pasarse por ‘Las Afinidades Electivas’ es una buena manera de ponerse al día en cuanto a la poesía que se hace ahora y dejar de un lado (para quien los tenga) los manidos tópicos que rodean esta disciplina literaria.
28 de agosto de 2007

Louis de Funès es sin duda uno de lo más grandes y más populares actores franceses de comedia. De origen español, traspasó fronteras con su peculiar humor y aquí fue muy célebre en los años sesenta y setenta. A lo largo de estas últimas semanas he estado viendo algunas de sus películas más clásicas. El papel que le llevó a la fama fue el del gendarme malhumorado Cruchot, que interpretó en inumerables ocasiones desde 1964 con ‘El Gendarme de Saint Tropez‘ hasta 1982, un año antes de su muerte, en ‘El Loco, Loco Mundo del Gendarme’. Pero su papel estelar se apoyaba también el otros personajes, como Michel Galabru, actor que interpretaba a su superior en toda la serie. Aparte también realizó otras comedias de éxito como ‘Fantomas’, que tuvo dos secuelas muy populares.
No se puede decir que las películas de De Funès fueran de trazo fino ni siempre acertadas, pero es imposible que no arrancaran una carcajada en algún momento. Puede entreverse una cierta parodia soterrada sobre el modo de vida de la Francia profunda, extrapolable a otros países como el nuestro. Quizás esa sea también la clave de su éxito aquí. Su humor estaba basado en los gestos, las repeticiones de situaciones y los contextos disparatados llegando al surrealismo en muchas ocasiones. A veces nos recuerda incluso al cine mudo cómico de Buster Keaton o de Charlot. Precisamente Louis de Funès recibió el calificativo, quizás excesivo, del «Charlie Chaplin francés».
La verdad es que me ha sorprendido que en internet no exista apenas información sobre él, tan sólo una página «oficial» con su biografía, filmografía y algunas fotos. Sin duda, De Funès es un valor a recuperar para las nuevas generaciones.
27 de agosto de 2007
Durante muchos años y aún hoy, la tauromaquia fue realmente la «fiesta nacional». Representaba todos los valores de aquella sociedad española retrógrada, violenta, bronca y con cierto gusto por la sangre. Lo peor es que fue nuestra única imagen de cara al resto del mundo. Afortunadamente esa España está en vías de extinción junto con su mundo de tópicos y formas de pensar que ya no encajan en el siglo XXI. Las corridas de toros y, en general, todos los festejos que incluyen la utilización de estos animales está en retroceso en muchas partes de nuestra geografía. Y si ya no han desaparecido es por los enormes intereses económicos y políticos que mueve. En breves días tendremos un nuevo ejemplo de salvajismo con el «Toro de la Vega» de Tordesillas, un evento que cada año tiene más detractores.
Nunca he entendido el «arte» del toreo, ni creo que nunca lo entienda. Reconozco que se trata de una seña de identidad española, un patrimonio de todos, pero esto no puede justificar a estas alturas, el maltrato animal. La sociedad moderna y urbana cada vez ve con peores ojos el toreo. Pero de este lado de la barrera también hay aspectos reprochables, porque muchos grupos han utilizado el movimiento antitaurino como excusa para reivindicaciones de tipo político. En cualquier caso, no pueden empañar la honesta defensa de los animales como una cuestión puramente ética.
Si la Cámara de los Comunes del Reino Unido prohibió en 2004 la ancestral caza del zorro (por amplia mayoría de 356 contra 166), ¿Por qué no se puede hacer lo mismo con las corridas de toros? Imagino que será cuestión de tiempo.
26 de agosto de 2007
Todos los indicios apuntan a que este otoño habrá que estar muy atentos al quiosco. Aparte del rediseño completo del diario El País para adaptarlo a los nuevos tiempos, parece ser que, como mínimo, surgirá un nuevo diario que intentará arrebatar parte de los lectores al periódico de PRISA. Se llamará Público (o El Público) y su linea editorial, para entendernos, se situará a la izquierda de El País y nacerá con la vocación de ser un diario periférico, al contrario que aquel. Detrás del accionariado está Mediapro, accionista de La Sexta y en su plantilla contará con nombres ilustres como Ignacio Escolar (uno de los bitacoreros más importantes de España con Escolar.net) o Juan Pedro Valentín (ex director de informativos de Telecinco). Su público objetivo será joven, urbano y de centro izquierda.
En cuanto al diseño, está detrás la agencia Cases i Associats, que han diseñado la maquetación de ADN, El Periódico de Catalunya, Avui o Clarín. Tendrá una media de 64 páginas, todas ellas a color. Público vendrá a cubrir una zona del espectro ideológico tradicionalmente abandonado como es el de la izquierda. En Francia Le Monde tenía a Liberátion a su izquierda, pero en España existía un vacío. Para empezar pegando fuerte, el diario se venderá a 50 céntimos. El resto de las informaciones que he podido leer no son más que ruido y maldades, aunque seguro que pronto tendremos nuevos datos.
En mi opinión lanzar un nuevo diario en papel me parece una temeridad que tiene muchas probabilidades de fracasar. El lector potencial al que va dirigido es urbano y nada tradicional, que prefiere internet para informarse o bien los diarios gratuitos. En cuanto al nombre, Público me parece algo cutre que recuerda más a una revista del corazón o a un programa casposo de televisión. Para nada se identifica con un ideal progresista. Habrá que esperar a tener el primer número en las manos para opinar con más fundamento.
25 de agosto de 2007
Hasta hace sólo unos años, el asesinato de Kennedy era el acontecimiento que más teorías conspirativas había provocado. La conmoción que causó en el pueblo americano y la necesidad de buscar razones exógenas al propio hecho lo convirtió en el rey de las hipótesis alternativas. Pero otro acontecimiento trascendental ocurrió el 11 de septiembre de 2001. Los atentados contra las torres gemelas de Nueva York y el edificio del Pentágono son hasta el momento los hechos más destacables e importantes de lo que llevamos de siglo y ha cambiado por completo el panorama político, estratégico y geográfico del mundo. Al igual que con el magnicidio de JFK, los ataques terroristas contra Nueva York y Washington han desatado todo tipo de teorías de la conspiración, amplificadas por el desarrollo de internet y los medios paralelos.
La enésima iniciativa la encontramos en ‘9-11 Loose Change’ que se ha convertido en un fenómeno social de la red. Sus autores son cuatro veinteañeros que, con muy pocos medios, han elaborado un documental que recoge minuciosamente datos y testimonios alternativos que rebaten según ellos la versión oficial. Yo lo he visto con mucha atención y voy a contar brevemente mis impresiones sobre él.
Básicamente se defiende la teoría de que los atentados del 11 de septiembre fueron cuidadosamente organizados y ejecutados por la administración Bush por motivos económicos, estratégicos y militares. Los aviones estrellados contra las torres gemelas estarían vacíos y controlados a distancia. Su derrumbe estaría también previsto mediante la detonación de cargas explosivas cuidadosamente repartidas por las torres. En el caso del Pentágono se mantiene que no fue un avión lo que se estrelló contra uno de sus flancos, sino un misil lanzado desde un helicóptero. Y por último, el famoso y heroico vuelo 93 no se estrelló en un bosque de Pensilvania, sino que aterrizó en una base aérea militar, simulando los efectos de la colisión.
La primera sensación que me produce es la de recibir una avalancha de datos durante 1 hora y 20 minutos. Unos se atropellan con otros. Esta forma de presentar la información es muy tramposa, porque parece una hábil maniobra para encubrir uno de los principales defectos del documental: las fuentes. En su mayor parte, los testimonios son frases que parecen sacadas de contexto o citas a webs fácilmente manipulables como la Wikipedia. En otras ocasiones se toman datos de periódicos de internet casi marginales, y, de nuevo, cuando se citan medios de prestigio, son para aportar datos ya conocidos.
Pero ‘9-11 Loose Change’ también tiene aciertos e invita a la duda en algunos de sus pasajes. Me refiero a los episodios más oscuros del 11 de septiembre: el ataque contra el Pentágono y el vuelo 93. En el primero de ellos casi todas las evidencias resultan verosímiles. En el segundo también, aunque algo más forzadas. La conclusión que se puede sacar es que muchas de las pruebas aportadas son endebles y sólo induce a la reflexión los episodios que ya previamente eran poco claros.
Aún así, es mejor que cada uno juzgue por sí mismo. Aquí está el documental:
24 de agosto de 2007

Hoy se cumplen 12 años desde el lanzamiento de Windows 95. Microsoft convirtió el evento en un hecho trascendental y rodeado de grandes campañas publicitarias. Y realmente lo fue a todos los efectos. Por primera vez se intentaba abandonar el MS-DOS como sistema operativo, que se había mantenido desde los primeros IBM PC allá por 1981. Al contrario que su predecesor Windows 3.11, el 95 era un sistema operativo completo. Poco o nada tenía que ver ya con aquel. Fue el comienzo de la «etapa dorada» de Microsoft. Su popularidad se incrementaba a la vez que la venta de ordenadores PC con Windows aumentaba. En mi caso personal instalé Windows 95 hacia marzo de 1996 y al principio fue desconcertante el cambio. Rápidamente me acostumbré.
Pero Windows 95 no era un sistema operativo demasiado estable. Los «cuelgues» y los «pantallazos» azules eran más frecuentes de lo deseable. La fama de «chapuzas» de Microsoft comenzó aquí a la par también, por qué no decirlo, del aumento de su popularidad. Posteriomente Windows 98 acalló en parte las críticas y se convirtió en un producto decente que volvería a empeorar con el fallido Windows ME. Para mi gusto, el mejor sistema operativo de Microsoft ha sido Windows XP, lanzado en 2001. Borraría de una vez por todas (o no) las dudas sobre la calidad de los productos de la compañía de Bill Gates. De hecho es el sistema operativo, sin apenas variaciones, con el que aún funcionan la inmensa mayoría de los ordenadores del planeta. Esto resulta gracioso, porque seis años en la historia de la informática son un mundo.
En teoría, Windows Vista debería sustituir poco a poco a los XP. Tras años de retraso, el último de Microsoft no ha convencido a casi nadie. Mi experiencia personal al respecto es bastante elocuente. Durante la carrera me enseñaron que un software bien diseñado es aquel que utiliza el mínimo de recursos posible para ejecutarse. Vista es justo lo contrario. Consideraciones estéticas aparte, el sistema no se comporta de manera fluida en un ordenador con más de tres años de antigüedad, lo que implica una actualización del hardware. Esto es un pecado mortal en el mundo de la informática, porque además de consumir más recursos que su predecesor, no tiene ninguna funcionalidad importante que no tenga XP.
Microsoft está perdiendo algo de tirón en el mundo de los sistemas operativos, aunque se mantiene en cuanto a suites ofimáticas y aumenta su presencia en internet (tanto en servidores como en clientes). En mi opinión necesita una renovación profunda y adaptarse a los nuevos tiempos si no quiere convertirse (a lo mejor ya lo es) en un dinosaurio de la industria informática.