29 de diciembre de 2006

En un mundo ya casi totalmente digitalizado conviene saber de dónde venimos. Si el MP3 es el heredero de las cassettes, el CD del vinilo y el DVD del VHS, el video doméstico tiene su origen en el formato super 8.
Surgido como una mejora del 8mm, el super 8 es un formato de cine para aficionados creado por Kodak en 1965. La mejora con respecto a su antecesor radica en que las perforaciones laterales para el arrastre de la película son menores, permitiendo un mayor tamaño de fotograma, así como la incorporación de una banda magnetizada para registrar sonido, tanto simultáneo a la filmación como en postproducción.
Las cámaras de super 8 estaban omnipresentes en los más variados eventos familiares. Debido a su bajo coste, cualquier podía permitirse tener un equipo. Durante los años setenta y principio de los ochenta fue prácticamente el único sistema de registrar imágenes en movimiento a nivel doméstico. La película super 8 se vendía dentro de unos cartuchos que no era necesario manipular para ser utilizados. Simplemente se introducían en la cámara. De esta forma los errores se minimizaban.
Pero el sistema también tenía grandes inconvenientes. El primero es la escasa duración de los cartuchos. Los 15 metros de película que incluían daban para unos cinco minutos de filmación. El segundo es el coste por minuto de grabación. Aunque no era para nada caro (hay que tener en cuenta que es cine), cada cartucho podía costar entre 8 y 15 euros, dependiendo de las características, más el coste del revelado, que solía ser superior. Otro inconveniente era la falta de inmediatez al tener que llevar a revelar lo filmado. Una vez que se tenía la película era necesario un proyector para poder verla.
Por este y otros inconvenientes, el super 8 fue reemplazado a mediados de los ochenta por el vídeo. Aunque ofrecía una calidad de imagen muy inferior y un coste superior, la facilidad y la inmediatez ganaron y en pocos años consiguió enterrar al viejo super 8. Hoy día sigue utilizándose en círculos muy minoritarios de aficionados y profesionales. Sorprende encontrar gran cantidad de información en internet sobre un formato que supuestamente agoniza desde hace unos veinte años. Webs colaborativas como el Wiki del super 8 son buena prueba de ello. Y sin ir más lejos, la compañía Kodak aún vende una gama bastante amplia de película en color y blanco y negro.
28 de diciembre de 2006
Comenzamos este nuevo Ciclo de Cine de Invierno con una película de Louis Malle, uno de los realizadores franceses más conocidos y reconocidos. ‘Un Soplo en el Corazón’, producida en 1971, es un film muy típico de su época. Malle sabe dirigir a niños y adolescentes como nadie en el cine francés y a menudo sus personajes están dotados de una madurez poco convencional. Este caso y el de ‘Adiós Muchachos’ quizás sean algunos de los más representativos. Desde luego no es muy normal que un chico de 14 años lea a Sartre, a Camus o a Proust, escuche discos de jazz y se comporte como un adulto.
‘Un Soplo en el Corazón’ cuenta la historia de Laurent, el hijo menor de una familia burguesa de París. Su padre es extremadamente rígido y su madre, de origen italiano, es excesivamente permisiva y no trata a sus hijos como tales. A lo largo de la película, Laurent descubrirá la realidad de la vida a través de sus hermanos mayores. El sexo (a veces incestuoso), el alcohol, el jazz, el existencialismo y otros excesos camparán a sus anchas en una época de crisis de valores en Francia. Tras una de las juergas se le detecta un soplo en el corazón, y el médico le recomienda visitar un balneario elitista donde profundizará en esos excesos. Como decía, el contexto en el que se desarrolla la película es de una crisis generalizada. En 1954, la guerra de Indochina está en pleno apogeo y falta poco para el final de la Cuarta República francesa. Por tanto, el entorno histórico es una pieza clave en la formación de Laurent, y por tanto, de la generación que una década después protagonizará la revolución de mayo del 68.
Malle se mantiene al margen del comportamiento de los personajes y no juzga su moralidad, imprimiendo un carácter de normalidad y naturalidad aplastante, que es quizás uno de los mayores encantos de la película.
27 de diciembre de 2006

En los documentales que he visto hasta fecha y que tratan de asuntos de misterio o enigmáticos para la ciencia, rara vez se mojan dando explicaciones. Siempre se pierden en las teorías sin llegar a ninguna conclusión o caen en la negación sistemática. Últimamente estoy viendo los documentales de la BBC ‘Supernatural Science’ (aquí publicados en DVD bajo el nombre de ‘Misterios Resueltos’) donde se abordan muchos de los temas clásicos del mundo de los enigmas. A saber, la Atlántida, la vida extraterrestre, los poderes mentales, la vida después de la muerte, los monstruos lacustres y algún otro.
En realidad no se ofrece nada nuevo en cada episodio. Pero creo que su principal virtud es ordenar todos esos argumentos de un lado y de otro, sin sectarismos, y exponerlos sin complejos. En algunos como el de la Atlántida, no se llega a ninguna conclusión sobre su existencia, aunque tampoco se descarta. En otros, como el del triángulo de las Bermudas, se ofrecen explicaciones racionales creíbles y convincentes.
Una serie muy recomendable para los que, como yo, estamos a medio camino entre el escepticismo militante y los crédulos. ¿Para cuándo unos documentales así sobre los misterios españoles?
NOTA: En Google Video hay colgados dos documentales íntegros de la serie en inglés (‘Previous Lives’ y ‘Secrets of Levitation’).
26 de diciembre de 2006

De nuevo dando una vuelta por el mundo con esa increíble herramienta que es Google Earth, me acerqué hasta la ciudad de Berlín. La capital alemana, como todos sabéis, ha tenido durante el siglo XX una historia tortuosa marcada por el nazismo, la segunda guerra mundial y la consiguiente guerra fría. Berlín se convirtió a mediados de siglo en un lugar estratégico, una encrucijada donde se concentraban las dos superpotencias en una paz tensa permanente. Tras la liberación de Berlín, los aliados y la Unión Soviética se repartieron la ciudad, un enclave dentro la zona soviética. La zona oeste quedó bajo administración estadounidense, francesa y británica. En 1961, las autoridades rusas comenzaron la construcción de un muro que separaría definitivamente las dos zonas. El muro de Berlín marcaría la sociedad, la política y el urbanismo de la ciudad hasta su caída en 1989. Incluso hoy es posible ver desde el aire las cicatrices de este símbolo de la guerra fría.
Todos tenemos en nuestra memoria aquellas imágenes de la puerta de Brandemburgo, el muro delante y los berlineses celebrando la apertura de los dos berlines, que era también la apertura de las dos alemanias. Otro punto muy simbólico y también muy popular es el llamado Checkpoint Charlie. Este punto de control comunicaba las zonas estadounidense y soviética. Dos concepciones políticas antagónicas y en permanente tira y afloja separados por una calle y después por un muro. Se trataba de un paso sólo para uso de funcionarios y militares de ambas zonas. Los civiles tenían vetado el paso, aunque en los últimos años se convirtió en un coladero.
El Checkpoint Charlie era una simple caseta de madera, pero su valor simbólico era enorme. Tanto que, aunque fue demolida en 1990, en 2000 se construyó una réplica en el mismo lugar y hoy es una de las mayores atracciones turísticas de Berlín. A pesar de que en su día fue un foco de tensión internacional (en octubre de 1961 tanques norteamericanos y soviéticos se enfrentaron en este punto) ahora se pone el énfasis en la reconciliación con la colocación de un poste con una foto de un soldado aliado y otro soviético.
24 de diciembre de 2006
A todos los lectores, ya sean habituales u ocasionales, a todos los que dejáis comentarios y a los que no, a los que venís rebotados de otros sitios, a todos feliz Nochebuena y feliz Navidad. Os deseo lo mejor para estos días y para los que vienen.
24 de diciembre de 2006

Nuestro querido ayuntamiento ha querido, además de los tradicionales adornos navideños que iluminarán las calles, este año nos ha obsequiado también con un altísimo árbol de Navidad situado en la Plaza Mayor, al más puro estilo del que se haya en el Rockefeller Center de Nueva York. Ya teníamos la pista de patinaje en la plaza de Castilla y León. Era imprescindible completar la réplica.
Ciertamente nuestro árbol no tiene nada que envidiar a aquel. Es frondoso y da gusto verlo. Justo lo contrario de todos los que se han plantado últimamente por las renovadas plazas de la ciudad. Y la iluminación no es menos exhuberante. No soy bueno calculando, pero así, a ojo de buen cubero, se habrán utilizado cientos de bombillas y adornos luminosos que le dan el aspecto deslumbrante que tiene.
Se trata pues, de una nueva muestra de lo que nuestro alcalde Vázquez hace por la ciudad, por el bienestar de los paisanos y por su disfrute. Así que nada, ¡a disfrutarlo!
23 de diciembre de 2006

La primera vez que entré en la web de la revista argentina Barcelona pensé que iban en serio, luego dudé y de nuevo pensé que se lo creían, o que la gente que lo compraba se lo creía. Todos recordamos aquel periódico «friqui» llamado Noticias del Mundo, con algunas de las más desternillantes noticias falsas y cutres que recuerdo, pero con un tratamiento presuntamente serio. Algo así pensé que sería la revista Barcelona.
Pero tras investigar un poco me he dado cuenta de que se trata de una publicación quincenal de humor, y parece ser que muy prestigiosa en Argentina. Tras una maquetación similar a un tabloide y a menudo con una portada negra con titulares de tamaño exagerado, se esconde una parodia y la vez crítica feroz con un humor desternillante, acrecentado por palabras que aquí en España no se entienden (empomar, garchar, conchetos garcas, etc). Todo ello le da una pátina de cutrerío siniestro.
Medios como Clarín, TV5 o el español La Vanguardia se han hecho eco y han alabado el fino humor (a veces no tan fino) que se gastan tras esos titulares a menudo brutales. Podemos ver en la web todas las delirantes portadas de la revista a lo largo de sus cuatro años de vida.