La lenta agonía de «la mula»
Desde los primeros tiempos del p2p, los sistemas de intercambio de archivos han evolucionado mucho. En la mayoría de los casos, esta evolución ha sido natural y a merced de los acontecimientos y, por qué no decirlo, también de la supuesta legalidad de cada momento. Durante 1999 y 2000 el rey del intercambio de archivos fue Napster. Todos sabemos lo que ocurrió después: demandas, juicios y posterior reconversión en un medio de pago (cierre en la práctica).
De las redes p2p centralizadas del Napster se pasó a un sistema semi-distribuido, con unos servidores que se utilizaban de mediadores. El eDonkey, y su versión «vitaminada» eMule, comenzó a popularizarse allá por el año 2000, coincidiendo con el declive de Napster. Su reinado ha sido indiscutible hasta hoy, sólo ensombrecida por el auge de las redes distribuidas puras como Gnutella, mucho más versátiles que el clásico eDonkey.
Todo este rollo viene a cuento porque desde hace unos meses, sobre todo después del cierre de Razorback 2, que era uno de los servidores más importanted de la red, algo se está moviendo dentro del mundillo de los servers de eDonkey y de manera muy rápida. Aparecen con rapidez nuevos hosts a los que conectarse, desaparecen otros, sufren caídas, cuesta conectarse. A esto hay que unirle una cantidad creciente de archivos basura que hace que cada vez sea más complicado encontrar lo que se busca. En el flanco legal, la «mula» está sufriendo estacazo tras estacazo. No ya desde los Estados Unidos, sino con medidas como la aprobada en Francia.
A nivel personal, mis hábitos de descarga de ficheros están cambiando lentamente hacia otros métodos más eficaces, más rápidos y sobre todo más seguros. Redes como BitTorrent o los servidores de descarga directa están despuntando y ganando cada vez más adeptos. ¿Es tan sólo una evolución más o quizás el principio del fin de la descarga gratuita de archivos? El tiempo nos lo dirá.