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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
23 de junio de 2009

Drogas legales e ilegales

Esta mañana en un informativo han contado la noticia de que el Ayuntamiento de Barcelona ha organizado patrullas de la Guardia Urbana y de los Mossos d’Esquadra para multar a todos aquellos que fumen porros en la vía pública. Más allá de lo anecdótico o no de la noticia, se me ha ocurrido ponerme a pensar sobre cómo son las cosas, y como hay drogas que son perseguidas sin descanso y otras no. Que conste que yo soy el primero que no creo en la legalización de determinadas sustancias, pero también quiero reflejar lo tenue que es la barrera que hay entre la legalidad y la ilegalidad. Esto queda especialmente patente en el caso de la marihuana.

Todo el origen de la legislación contra la droga viene dado a partir de 1961, cuando la ONU establece en su Convención Única sobre Estupefacientes las normas básicas sobre qué sustancias son legales y cuales son ilegales. Este tratado viene además a reunir toda la normativa anterior sobre el tema, especialmente sobre el opio, en un solo texto. España ratificará este tratado en 1966 y formulará su propia legislación con este referente en 1967, mediante la ley 17/1967.

La cuestión que me planteaba es por qué unas drogas se consideraron en su día legales y otras ilegales. Si fueron razones económicas, políticas o de otra índole. El preámbulo de la Convención de la ONU es lo suficientemente ambiguo como para, en el fondo, no decir nada sobre las razones más allá de su «Preocupación por la salud física y moral de la Humanidad». He buscado mucho sobre el tema, pero no he encontrado nada serio y neutral que aclare mis dudas. Si se trata, como se intuye en ese preámbulo, de razones sanitarias, médicas, científicas o de tipo similar, el tabaco, del que se conoce y se ha probado que produce gravísimas enfermedades respiratorias y es la principal causa de cáncer en todo el mundo debería ser al menos tan ilegal como la marihuana, sobre la que los expertos todavía no se ponen de acuerdo sobre sus efectos. Si la razón es esa (y no económica), se debería, por tanto, ilegalizar prácticamente todo tipo de drogas. Me gustaría que alguien me diera alguna pista sobre el asunto.

22 de junio de 2009

‘El Mito de la Transición’

La Transición Española, al igual que otros episodios de la historia reciente como la Segunda Guerra Mundial (leed el reportaje que publica hoy El País sobre Nicholson Baker), tienden a idealizarse con el tiempo, a borrar consciente o inconscientemente los ángulos incómodos, los momentos negros, las incertidumbres. Los grandes episodios históricos están siempre repletos de contradicciones y de detalles que no deberían pasar inadvertidos para las generaciones futuras.

En contra de esa simplificación e idealización de nuestro pasado está, por ejemplo, Ferrán Gallego. Historiador, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, militante comunista, ex-colaborador de la fundación FAES y articulista ocasional de El País, Gallego es posiblemente uno de los mejores y mayores conocedores de la historia de España del siglo XX y de sus movimientos políticos. Recientemente ha publicado ‘El Mito de la Transición’ (Crítica, 2008), un monumental ensayo de 850 páginas donde desgrana con una minuciosidad impresionante esa aventura política que va desde 1973 hasta 1977.

Es una pena no tener mucho más tiempo libre para indagar y profundidar en este libro, que sólo he podido hojear precipitadamente a lo largo de un par de semanas. Aun así se puede apreciar un trabajo de documentación encomiable (las notas al pie con las fuentes son más de quinientas y ocupan casi cien páginas y la bibliografía consultada unas veinte). El resultado es, en mi opinión, un relato escrupulosamente neutral (ha sido alabado por intelectuales y críticos de todo signo político) y fidedigno, además de una visión prácticamente inédita en el mundo editorial de lo que fueron aquellos años convulsos y un análisis lúcido de los errores cometidos entonces y que aún arrastramos. La obra cuenta además con un índice onomástico para la consulta rápida de personajes que revela su uso como libro de referencia para amantes de la historia y estudiosos. Si en el futuro tengo más tiempo, espero volver a sacarlo de la biblioteca para dedicarle las horas que se merece…

21 de junio de 2009

‘Cerezos en Flor’

La fascinación por el lejano oriente en Europa es algo que viene de lejos. El cine ha sido reflejo durante décadas de este interés en múltiples películas. Todos nos acordamos del clásico ‘Hiroshima, Mon Amour’ (1959) de Alain Resnais. Japón, y el cine japonés es, en definitiva, una inspiración constante en los realizadores occidentales. Lamentablemente, a menudo ha sido sólo un bonito y exótico escenario donde desarrollar una historia y muy pocas veces un europeo es capaz de imbuirse en cuerpo y alma en la idiosincrasia del país del sol naciente. Una de esas honrosas excepciones es ‘Cerezos en Flor’ (‘Kirschblüten/Hanami’), un film alemán producido en 2008 y dirigido con extraordinaria sensibilidad por la realizadora Doris Dörrie. Dörrie es con toda seguridad la directora de cine más exitosa del país germano, reconocida por crítica y público no sólo por su obra fílmica, sino también por su trabajo como escritora.

‘Cerezos en Flor’ cuenta la historia de un matrimonio de sexagenarios bávaros, Rudi y Trudi. Cierto día el médico confirma a Trudi la enfermedad en fase terminal que padece su marido. Sin decirle nada deciden hacer todo aquello que antes no hicieron. Visitan a sus hijos que viven en Berlín, pero pronto se dan cuenta de que se sienten como extraños y que no reciben de ellos más que reproches y excusas. Durante una excursión a una playa del Báltico, Trudi fallece repentinamente. Rudi se siente ahora descolocado, desnudo, y su caracter antes autoritario y gruñón se vuelve vulnerable. Viajará solo hasta Tokio para encontrarse con uno de sus hijos. Su actitud es similar a la de sus hermanos, así que decide explorar la megalópolis por su cuenta. Descubrirá una ciudad insólita y chocante que cambiará su vida.

La película utiliza un lenguaje visual repleto de simbolismos y recursos, conciso y austero, que se recrea lo justo en el paisaje (cuando lo hace es con una clara intencionalidad, como las secuencias del monte Fuji) y donde el encuadre de los planos y la fotografía no es lo más importante. Todo el metraje está impregnado de esa belleza sobria (que a veces puede parecer fría), donde no sobra ni falta nada, pero que es capaz de conmover como pocos (esa perturbadora escena final del funeral). Este resultado no podría haberse conseguido sin el sobresaliente trabajo de los actores, especialmente de la pareja protagonista, Elmar Wepper (Rudi) y Hannelore Elsner (Trudi), que aportan la dosis justa de dramatismo. Al final, la película me ha parecido un maravilloso híbrido entre la poesía del cine coreano de Kim Ki-Duk y la prosa casi documental del cine alemán y nórdico. Una obra imprescindible.

20 de junio de 2009

1983: El año cero de los videojuegos en España

He escrito ya unos cuantos artículos sobre videojuegos antiguos, sobre mis experiencias y mis recuerdos, pero nunca sobre cuál y cuándo comenzó todo en España, el «año cero» del mundo del videojuego español. Todos los estudiosos del tema sitúan esa fecha en 1983. Ese año confluyeron dos hechos destacables: por un lado se publicó el primer videojuego comercial realizado en España, llamado ‘La Pulga’, y por otro el lanzamiento de la primera revista «moderna» sobre ordenadores y videojuegos, la legendaria ZX. Fue el principio de una fiebre por los 8 bits que duró casi una década.

Indescomp fue fundada como una empresa de importación de hardware para ordenadores personales, pero pronto algunos de sus miembros comenzaron a dar rienda suelta a su pasión por los videojuegos y la programación. ‘La Pulga’ fue el primer producto de esa afición. Y arrasó. Tanto como que fue distribuido en el Reino Unido con igual éxito. Nuestros compatriotas programadores se incorporaron tarde a la industria del videojuego, pero cuando lo hicieron se convirtieron en unos pocos años en líderes europeos, sólo por detrás de las islas británicas. Algunos de los componentes de Indescomp pasaría después a formar compañías ya míticas como Opera Soft (de la que ya he hablado aquí).

En el plano editorial, ZX fue la pionera del mundillo. Es cierto que ya existían publicaciones como Ordenador Popular, que llevaba un año en el mercado, pero ZX se convirtió en la primera revista que tomaba la informática como una nueva «cultura», una nueva forma de ver la vida, y que fue la precursora de otras que vendrían después como Microhobby (1984) y Micromanía (1985). Como indica su nombre, estaba dedicada íntegramente a los ordenadores Sinclair ZX Spectrum, unas máquinas que en aquellos tiempos primigenios eran los reyes con sus 16 Kb de memoria RAM. Me he bajado su primer número de esta web (estupendo trabajo) y le he echado un vistazo con mucha atención. No hay duda de que ZX abrió la senda que luego otros seguirían: artículos técnicos, listados (muchos) de programas en BASIC, noticias sobre novedades para el Spectrum y concursos.

Buscando buscando, me encuentro con este documental que en 1999 emitió el añorado canal C: titulado ‘La Edad de Oro del Soft Español’, que sirve como perfecta ilustración a esta entrada:

19 de junio de 2009

El caso de Osel o la libertad de elección

El lama budista más joven del mundo, Osel Hita Torres, un niño español de dos años, fue entronizado y venerado ayer como la reencarnación de un lama tibetano ya fallecido, mientras lloraba y chupaba un caramelo. Osel, natural de Bubión, un pueblo alpujarreño de la provincia de Granada, vestía la típica túnica de color naranja, así como el puntiagudo sombrero amarillo -conocido como sombrero de la sabiduría- que usan todos los lamas tibetanos, mientras era llevado a su trono mordisqueando un juguete de plástico.

Así comenzaba el artículo que el diario El País publicaba el ya lejano 18 de marzo de 1987 bajo el título de «Un niño español de dos años fue entronizado lama budista ayer en la India». La historia de Osel, el «niño lama» español, ocupó muchas páginas en la prensa (en la foto un recorte de La Vanguardia del 29 de enero de 1987), la radio y la televisión de la época. A mí, desde siempre, fue una historia que me interesó por lo inusual. Eso de que un niño de menos de dos años sea proclamado como la reencarnación de un lama (en este caso del lama Yeshe, fallecido en Los Ángeles en 1984) es como para prestarle, por lo menos, un poco de atención. No menos curioso y revelador es el dato de que los padres del, por entonces, pequeño Osel, vivían en una comunidad de orientación budista en La Alpujarra granadina. O sea que no eran precisamente ajenos a la religión asiática. Incluso la madre de Osel conoció al lama Yeshe en Ibiza años antes de su muerte.

Con todos estos antecedentes, resulta lógico que quisieran que uno de sus seis hijos estuviera destinado a cumplir sus deseos (y caprichos, por qué no decirlo). Dicho y hecho. El lama Zopa, discípulo del lama Yeshe, tuvo la visión en sueños de quién era la reencarnación de su maestro, aunque por entonces Osel aún no había nacido. A partir de aquí todos conocemos la historia: el «niño lama» es recluido en un remoto lamasterio de La India para recibir su formación bajo una disciplina férrea que incluía castigos físicos y una vida repleta de privaciones. Volvimos a tener noticias de Osel muchos años después, en 2002, en un reportaje de El País Semanal publicado el 30 de junio de ese año. Las evidencias que el Himalaya no era su sitio quedaban bien patentes. Por entonces tenía 17 años. Al año siguiente lo abandonó todo para volver a España y comenzar estudios de cinematografía.

Y llegamos al día de hoy. Todo este rollo que os he contado viene a cuento porque hace unas semanas se publicó una entrevista exclusiva del diario El Mundo y la revista ¡Hola! (esperemos que no sea carne de «norias» ni de otras telebasuras), reproducida en parte también por el diario gratuito 20 Minutos, que fue hecha en Madrid y donde confiesa su desorientación ante el mundo, ante la vida, y donde se queja amargamente de no haber tenido infancia ni adolescencia. En este punto llego a la reflexión a la que os quiero llevar: ¿Qué derecho tienen los padres a decidir el destino de su hijo, aunque piensen que es lo mejor para él? El caso de Osel, desde mi punto de vista, es uno de tantos que involucran a padres caprichosos, más pendientes de su propia realización personal que de la de sus vástagos. Y también de cómo el fanatismo religioso, en este caso el budismo (una religión que tradicionalmente ha tenido buena prensa en occidente), destroza vidas por ser una creencia impuesta y no elegida libremente de acuerdo con las inquietudes, reflexiones y vivencias de cada cual, independientemente de lo buena o beneficiosa que sea.

18 de junio de 2009

La Fiesta del Cine

Hasta ahora, casi siempre que se hablaba de la crisis del cine y de la disminución de público en las salas se omitía la razón económica. Para mí la principal razón (por supuesto no la única) de la crisis del cine es el coste de la entrada. La subida indiscriminada del precio del ticket ha llegado a niveles insoportables para el cinéfilo medio, optando muchas veces por sesiones de filmoteca, ciclos especializados o, directamente, quedarse en casa y ver cine en DVD o bajado de internet. Desde hace unos días se promociona en los medios la llamada Fiesta del Cine, una buena idea importada de nuestros vecinos franceses.

El próximo domingo, si acudimos a uno de los cines adheridos a la iniciativa (ojo, no están todos), junto con la entrada se nos ofrecerá un documento, llamado pasaporte, que nos permitirá acudir a ver cualquier película durante el lunes y el martes siguiente al precio de dos euros por entrada y sin ninguna limitación. Como digo me parece una buena idea e incide directamente en el precio de la entrada. Si esto es un éxito (todo hace indicar que será así), los resultados tendrán una doble interpretación. Por un lado que el cine interesa y mucho, probablemente más que nunca, pero por otro que no se acude más por culpa del precio de la entrada.

Esperemos que la Fiesta del Cine siente un precedente y que se innove más en el, hasta ahora, monolítico mundo de los exhibidores cinematográficos. Las propuestas pueden ser casi infinitas: ofrecer promociones varias veces al año, reducción de precio para dos o más entradas, sorteos, suscripciones, abonos anuales y un largo etcétera. Pero por algo se empieza y todo lo que sea beneficiar al consumidor final bienvenido sea.

17 de junio de 2009

La fotografía tilt-shift

Leyendo una entrada del blog de fotografía de Microsiervos descubro una técnica fotográfica que hasta ahora no conocía. Se trata del tilt-shift (literalmente inclinar-desplazar). Su nombre proviene de un tipo especial de lentes, también llamados descentrables o de control de perspectiva (PC o perspective control). Estas lentes tienen la particularidad de poder inclinarse y desplazarse internamente entre sí para alterar la sensación de perspectiva cuando estamos fotografiando por ejemplo, un edificio desde el suelo. Sé que esto puede sonar extraño, y de hecho lo es. Estos objetivos no son muy habituales y, por la complejidad técnica que conlleva, no deben ser nada baratos. Básicamente se utiliza en arquitectura para fotografiar edificios sin la distorsión que añade la perspectiva.

Pero también hay otra utilidad, menos «útil», pero sorprendente, y que a mí es la que más me ha gustado. Los objetivos PC permiten fotografiar un paisaje o un objeto de gran tamaño y crear la ilusión de que estamos viendo la foto de una maqueta tomada con una lente macro. Esto es posible precisamente por la capacidad que tienen de distorsionar la perspectiva, centrando el enfoque en un punto o un área muy concreta que en vez de estar a unos pocos centímetros en realidad se encuentra a cientos de metros.

Por suerte, para los que nos gusta experimentar sin más y sin gastarnos el dineral que cuesta una lente PC, podemos emular por software este efecto. Existen multitud de tutoriales por la red que nos ayudan a conseguirlo de manera fácil. Yo lo he hecho utilizando Adobe Photoshop, aplicando una máscara de desenfoque de lente. El punto de partida ha sido una foto de Cáceres tomada desde La Montaña que hice hace ya tiempo. El resultado, después de un minuto de trabajo, no está nada mal. Quizás elaborándolo un poco más el resultado mejoraría:

Dando otra vuelta de tuerca, esta técnica puede aplicarse también al vídeo. De hecho es en el vídeo donde se obtienen los resultados más espectaculares. Internet está poblado de clips realizados mediante objetivos PC montados sobre cámaras de fotos réflex con capacidad de grabar vídeo como la Canon EOS 5D Mark II. Combinado con otras técnicas como el stop motion o el time-lapse se obtienen resultados increíbles. Aquí os dejo un par de ejemplos impresionantes:




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