Una de las cosas que menos me gusta cuando se recrean otras épocas del siglo XX en televisión o en el cine, normalmente en producciones españolas, es el poco cuidado con los detalles. Salvo, claro está, algunas excepciones. Cosas en principio tan absurdas y tan fácilmente reproducibles como la placa de matrícula de un vehículo, suelen –para mi– dar al traste con toda la ambientación de una época. Mi frustración va en aumento cuando lo comento con la gente y me dicen que no sé a qué me refiero. A toda esa gente va dirigida este post.
Desde que se matriculó el primer vehículo en España, en Palma de Mallorca, el 31 de octubre de 1900, hasta hoy, han existido varios formatos y esquemas de matrícula. Por formato entenderemos las tipografías utilizadas y su tamaño y por esquema la organización de los dígitos.
El esquema
En un principio, como seguro que todos sabéis, el esquema fue muy sencillo: se comenzaba por un distintivo provincial de una o dos letras (incluso hubo alguno de tres que se desterró pronto) seguido de unos dígitos, que indicaba el número secuencial de vehículo que por esa provincia se había inscrito en la Dirección General de Tráfico. Es decir, que si la matrícula era M-2744, eso significaba que ese vehículo era el 2745 (hemos de tener en cuenta también el 0000) que se matriculaba en Madrid. Las cosas se complicaron cuando, a finales de los años sesenta el sistema comenzaba a ser engorroso. Los números en Madrid llegaban a las seis cifras y estaban a punto de agotarse. En octubre de 1971 se asignó la M-960985. Fue la última.
Al día siguiente, comenzaría el nuevo sistema, compuesto por un distintivo provincial seguido de cuatro dígitos y una letra que indicaba la serie (BOE nº 214 de 7 de septiembre). Cada una de estas series estaba compuesta por lo tanto por diez mil vehículos. Se omitieron la R y la Q para evitar confusiones. En 1974 las series de una letra se agotaron en Madrid, con lo que se pasó a series con doble letra comenzando por AB, obviando la AA por razones que se me escapan.
El último y actual esquema de numeración de matrículas, conocido como «sistema europeo» por llevar una franja azul en la parte izquierda con la inicial «E» y la corona de estrellas de la Unión Europea, se implantó después de que Madrid llegara a las últimas series de doble letra comenzando con Z. Se barajó en un primer momento con mantener el mismo esquema pero con series de tres letras. Tras varios años de noticias contradictorias acerca de si se mantendría el distintivo provincial, se optó por reformar completamente el sistema. Las nuevas matrículas llevarían tan solo cuatro dígitos y tres letras consonantes y la numeración estaría centralizada, asignando números secuenciales a toda España independientemente de su ubicación. El 18 de septiembre de 2000 (BOE nº 223 de 16 de septiembre) comenzó a implantarse hasta hoy día. Muchos no estamos de acuerdo con este esquema por no incluir ninguna referencia al lugar de matriculación. Yo siempre he creído que un distintivo de la Comunidad Autónoma –el escudo o unas iniciales al estilo del antiguo sistema provincial– que fuera opcional para los usuarios no hubiera estado mal, tal y como llevan países grandes como Reino Unido, Francia, Italia o Alemania por poner sólo algunos ejemplos.
El formato
Aquí es donde viene la confusión por parte de la mayoría de los no iniciados. Algunas veces el cambio de esquema ha venido acompañado de cambio de formato, pero no siempre es así. Hasta mediados de los años cincuenta, en España no existía un formato único para las matrículas de los vehículos. Muchas veces eran los propios usuarios los que pintaban sobre la chapa los números, especialmente en motocicletas. Entre esos años cincuenta y principios de los setenta, la tipografía usada para las matrículas fue más o menos unificada. Los caracteres en negro y bastante gruesos y cuadrados iban atornillados a un panel blanco no reflectante. En cualquier caso no existía regulación al respecto.
Pero fue en 1971, con la llegada de las series de letras, cuando se estableció un formato estándar. Se introdujeron por primera vez las placas reflectantes y se cambio la tipografía por otra más fina, más grande y más redondeada. Las viejas matrículas tuvieron que ser obligatoriamente cambiadas por las nuevas, de ahí que en los años siguientes no se siguieran viendo esas viejas placas y cayeron en el olvido hasta que en los últimos años los más entusiastas coleccionistas de coches antiguos las han recuperado. Yo al menos he visto ya un par de ellas. Ignoro si es legal o ilegal que se circule con ellas o si existe alguna excepción para vehículos históricos matriculados antes de 1971.
El formato se mantuvo hasta 1986 (BOE nº 36 de 11 de febrero), momento en que se implantó el nuevo formato, una nueva tipografía más pequeña y más regular que supuso reducir también el tamaño de las placas. Inspiradas en el formato alemán DIN 1451, aunque con alguna variante, se introdujeron para que los dígitos fueran más fácilmente reconocibles por cámaras de seguridad. Actualmente se sigue usando en las nuevas placas europeas y es el formato que aparece erróneamente en la mayoría de las producciones de ficción españolas de cualquier época en España cuando aparece un vehículo.