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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
30 de septiembre de 2024

‘Segundo Premio’, la película

Nunca pude imaginar cuando escuché las primeras canciones de Los Planetas allá por 1995 que en un futuro lejano se filmaría una película inspirada en ellos. Pero aunque no sea una película sobre Los Planetas sí refleja en parte la gestación de ‘Una Semana en el Motor de un Autobús’, su álbum más celebrado. En España no tenemos mucha tradición de películas sobre bandas y menos sobre bandas independientes. Por eso ‘Segundo Premio’ es y será una rareza dentro del panorama cinematográfico nacional. Y eso es algo que hay que tener en cuenta. Antes incluso de comenzar a verla tenía en mente la genial ‘Control’ de Anton Corbijn, sobre la vida y muerte de Ian Curtis, líder de Joy Division.

Pero ‘Segundo Premio’ se centra más en las relaciones personales de la versión de ficción de Jota, May, Florent y compañía que propiamente de un biopic sobre los de Granada. Ese enfoque tangencial es un acierto absoluto. Nada hubiera sido más aburrido y más fallido que una crónica canónica sobre la creación de un disco. Pero precisamente la premisa de una idea acertada hace que la expectativa de lo que pudo ser y no fue me produzca frustración. ‘Segundo Premio’ es en mi opinión una película que se queda a medio camino. Me parece visualmente pobre y no hay ningún guiño que evoque las letras de ‘Una Semana en el Motor de un Autobús’. Pienso en las metáforas de ‘Trainspotting’ o la impresionante y desasosegante fotografía en blanco y negro de la ya citada ‘Control’. Sé que, como dice el tópico, las comparaciones son odiosas, pero creo que ‘Segundo Premio’ se ha quedado a medio camino. Una pena. 6,5/10

1 de febrero de 2022

‘A Propósito de Nada’ de Woody Allen

Después de más de sesenta años de carrera y haber dirigido casi un centenar de largometrajes –de los que he visto todos menos ‘Zelig’, que no soporto– llega el momento de recapitular y echar atrás la vista para volcar en ‘A Propósito de Nada’ una especie de memorias, autobiografía o como lo queramos llamar. Casi quinientas páginas donde Allen rememora obra, manías personales y familiares y conflictos legales, en especial el terrorífico pasaje de las acusaciones de Mia Farrow contra Soon-Yi (hija adoptada por ella y ahora esposa de Woody Allen) y contra el propio protagonista. Un contencioso que le lleva persiguiendo y dañando personal y laboralmente a lo largo de los últimos veinticinco años.

De forma cronológica y algo caótica (vuelve a veces sobre lo ya dicho repitiendo ideas) y sin una estructuración en capítulos ni en partes, comienza desde su infancia en Brooklyn hasta su apartamento en Manhattan con goteras y vistas a Central Park y pasando por supuesto por anécdotas divertidas sobre su forma de trabajar (tan caótica como este libro) o su relación con los actores, productores, directores de fotografía y colegas realizadores. Un lenguaje sencillo y de fácil lectura. A poco que nos evadamos, visualizaremos al bueno de Woody narrándonos su vida como si fuera una de sus obras. Es más, muchas de las vivencias contadas ya han sido reflejadas en sus más autobiográficas ‘Días de Radio’ o ‘Wonder Wheel’.

A lo largo de las páginas se intuye que, tras el fondo de chistes, la narración es sincera y honesta, probablemente, también en el asunto de Mia Farrow haya supuesto una liberación. Se dice alejado de las críticas y los elogios y sentirse más como un escritor de guiones que un director de cine. Claramente busca entornos donde pueda estar todo controlado y tomar decisiones de forma autónoma, sin injerencias de los productores. Esta fama de outsider le ha llevado a tener que buscar financiación para sus últimas películas fuera de los Estados Unidos. No sabemos cuanta vida útil –o vida a secas– le queda. Esperemos que sea mucha. Y, en cualquier caso, aquí tenemos el guión de su vida. 8/10.

26 de enero de 2019

Cuatro películas de 2018

Con un poco de retraso traigo estos cuatro largometrajes seleccionados de entre lo que supuestamente es lo mejor que se ha podido ver a lo largo de 2018. Para seleccionarlas he comparado una veintena de listas tanto nacionales como internacionales elaborados por críticos y periodistas especializados. Estas cuatro producciones son: ‘Cold War’, ‘Hereditary’, ‘Roma’ y ‘The Florida Project’.

‘Cold War’ (‘Zimna Wojna’), dirigida por el aclamado Paweł Pawlikowski –del que ya vimos por aquí la estupenda ‘Ida’–, sigue fiel al blanco y negro y a los tiempos pasados. El protagonista de la historia es un musicólogo y director de orquesta (Wiktor Warski, interpretado por Tomasz Kot) que recorre Polonia grabando la música tradicional del país al finalizar la segunda guerra mundial. En una de sus investigaciones se encuentra con una joven cantante de temas folclóricos (Zula Lichoń, interpretado por Joanna Kulig). A lo largo de toda la película se encontrarán y se separarán en diferentes escenarios y épocas. Lukasz Zal, el director de fotografía, dota a la obra de un aire clásico extremadamente elegante y refinado. El guión resulta también excelente y, por supuesto, el trabajo de los actores es espectacular. Para mi gusto, sin duda, la mejor película del año. 8,5/10.

‘Hereditary’. Ocurre una cosa con el cine de género fantástico y de terror norteamericano: La falta de ideas. Cada vez se buscan argumentos más rebuscados, más efectistas, para atrapar al espectador en su butaca o, al menos, llamarles la atención. Sinceramente, poco se puede contar sobre este largometraje más allá de intentar evitar los tópicos tirando por el peor camino. Interpretaciones estándar, giros previsibles y un final bastante ridículo (eso si llegáis y no os dormís como me ocurrió a mí). 4/10.

‘The Florida Project’ es una película curiosa, casi documental, sobre tres mundos, el del cartón piedra de Disneylandia que aparta todo lo que no sea bonito y alegre, el real donde los niños que viven en un sórdido motel de Florida como si de un parque de atracciones se tratara, ajenos a los problemas y tragedias de sus padres. Por último el mundo real, el de los adultos que tratan de sobrevivir día a día. Muy buen trabajo de los actores, en especial de los niños. Sean Baker, el realizador, hace gala de un naturalismo y a veces de una crudeza nada fácil de conseguir, a medio camino del cinema verité y el cine independiente norteamericano de los noventa. 7,5/10.

Por último, voy a comentar algunas cuestiones sobre ‘Roma’. Es curioso porque nada más terminar de verla, las sensaciones fueron bastante buenas. Pero esta positividad se fue diluyendo a las pocas horas. Reflexionando sobre lo que había visto me di cuenta de que la película tenía algo de tramposo, algo que enganchaba –una fotografía magnífica y un lenguaje visual espectacular–, pero que la historia que contaba no tenía el gancho que requería una puesta en escena tan imponente. No es la primera vez que me encuentro con un bonito envoltorio que envuelve la nada. Aquí el caso no es para tanto. Alfonso Cuarón estira una cinta –que no da más que para los clásicos noventa minutos– hasta superar las dos horas.

Se cuenta la historia de una familia acomodada que vive en el barrio de Roma, en México DF, a comienzos de los años setenta. El padre de la familia realiza frecuentes viajes debido a su trabajo y es la madre y la criada de origen mixteca quienes crían y educan a sus hijos. Sus historias personales se mezclarán con los acontecimientos históricos que tienen lugar en el país norteamericano durante esos años.

El trabajo de los actores es excelente y la buena ambientación consigue fácilmente introducirnos en esa época y ese lugar. El problema es que igualmente es fácil perder la atención. En cualquier caso, resulta interesante al menos echarle un vistazo. Lo mejor, la escena de la extinción del incendio. 6,5/10.

18 de junio de 2018

Cine de Primavera 2018: ‘Ustav Republike Hrvatske’

El cine balcánico de lo que llevamos de siglo XXI está indisociablemente unido al de su historia reciente. Una guerra traumática que causó heridas que aún están por cerrar. Este, por supuesto, es un argumento inagotable para las producciones cinematográficas actuales. La industria croata, junto con la serbia, son las más potentes de la zona. Ya en época yugoslava, cintas croatas representaron a la federación en festivales internacionales. El veterano Rajko Grlic podría contar mucho sobre esos años dorados. Y este es precisamente el realizador de ‘Ustav Republike Hrvatske’ o, en castellano, ‘La Constitución de la República Croata’. La producción, de 2016, reúne todos esos factores típicos del cine balcánico actual.

La película cuenta la historia de Vjeko, un profesor de historia croata que vive solo y cuida de su padre gravemente enfermo y que en el pasado perteneció a la Ustacha (una organización terrorista paramilitar, ultranacionalista y racista de extrema derecha que colaboró con el nazismo durante la segunda guerra mundial). Pero por las noches se transforma en mujer para recorrer los locales de los que es habitual. Por otro lado, uno de sus vecinos, un policía croata de origen serbio, ha de aprender la constitución del país para conservar su empleo. Será Vjeko quien le ayuda en la tarea.

Como puede comprobarse, el argumento del film es complejo y abre muchos frentes a la vez con el denominador común de la tolerancia ante el que piensa o actúa de modo diferente. El guión está bien llevado a lo largo de todo el metraje y los actores hacen un trabajo excelente. El oficio de Grlic se nota en cada minuto, con momentos de muy buen cine, tratados con la gravedad y la sobriedad que el tema requiere. Muy recomendable. 7,5/10.

27 de mayo de 2018

Cine de Primavera 2018: ‘Teza’

Una vez más nos acercamos a una filmografía ignota. En esta ocasión es Etiopía, un país cuya cinematografía nos es completamente desconocida. Para levantar el velo sobre el tema, me decidí a buscar una película del país africano más o menos actual. Di con ‘Teza’, una coproducción germano-etíope de 2008 dirigida por el ya veterano Haile Gerima. De origen etíope, aunque residente en los Estados Unidos, quiso con ‘Teza’ reflejar las turbulencias políticas de su país de nacimiento a lo largo de los años setenta, del exilio y del decepcionante retorno de aquellos que podían hacer algo nuevo por Etiopía.

La película se centra en Anberber, un intelectual etíope de inspiración izquierdista que reside en Alemania junto a otros compatriotas, donde estudia medicina para, en algún momento, poder volver a su país. Son los momentos del cambio: El derrocamiento del último emperador Haile Selassie en 1974 y la instauración de un régimen marxista en 1977 encabezado por Mengistu Haile Mariam. Es justo entonces cuando decide volver a su pueblo para ser útil en la nueva nación. Pronto se dará cuenta de que las cosas no han cambiado tanto y que probablemente no pueda cambiarlas nunca.

La cinta tiene un necesario toque documental, de algo precario y realizado con pocos medios pero con muchas ganas e imaginación. En cualquier caso, abrir una ventana a una cultura y un mundo que nos es tan ajeno siempre es de agradecer. Una buena forma de acercarnos a la historia reciente de Etiopía y a su problemática interna. Interesante. 7/10.

8 de mayo de 2018

Cine de Primavera 2018: ‘Kimssi Pyoryugi’ y ‘Forushande’

Dos nuevas cintas de filmografías ignotas. Dos películas muy diferentes entre sí. ‘Kimssi Puoryugi’ (‘La Isla de Kim’) es una producción de Corea del Sur realizada en 2009 por Lee Hey-jun. Combina de forma casi perfecta las dosis justas de poesía, de humor y de drama. Hey-jun se ha revelado como un maestro en el arte de contar historias poco habituales y conseguir atrapar sin remedio a sus espectadores. Kim es un trabajador de una oficina que, incapaz de lidiar con la presión de la vida moderna, decide suicidarse arrojándose al río Han. Pero no muere, sino que es arrojado a una isla abandonada cercana. Poco a poco irá aprendiendo a sobrevivir buscándose su alimento de las maneras más ingeniosas y locas. Él no es consciente pero una joven le está vigilando con el teleobjetivo de su cámara. Traumatizada y deprimida, hace tres años que no sale de su habitación. Su único contacto con el mundo es la ventana. Pronto establecerán un curioso diálogo que cambiará la vida de ambos. Una película curiosa e interesante. 8/10.

Por otra parte, ‘Forushande’ (‘El Viajante’) es una coproducción franco-iraní de 2016 dirigida por Asghar Farhadi. El cine del país asiático siempre me resulta al menos curioso. Es una sociedad de la que sabemos muy poco, y lo que sabemos por los medios suele ser negativo. Por eso ver una historia de gente normal y corriente en situaciones cotidianas (vale, no tanto como en ‘Taxi Teheran’) es ya de por sí llamativo. Cuenta la historia de Emad y Rana, que deben dejar su actual piso de alquiler por peligro de derrumbe a causa de las obras en un edificio vecino. A través de un conocido de él acceden a una nueva vivienda. Pero algo raro ocurre. Los vecinos no quieren hablar del anterior inquilino, ni siquiera el casero. Pero el detonante de su inquietud ocurrirá cuando Rana abra la puerta del portal por error y es atacada en su propia casa. A partir de aquí se desencadenarán unos acontecimientos traumáticos en los que el director nos plantea dilemas éticos que van más allá de la sociedad iraní. En paralelo, ambos se dedican a actuar. A lo largo de la cinta veremos ensayos de ‘Muerte de un Viajante’ de Arthur Miller, creando un evidente paralelismo con sus vidas reales. 7/10.

16 de abril de 2018

Cine de Primavera 2018: ‘Mandariinid’

Comenzamos un nuevo ciclo de cine, como en los viejos tiempos. Intentaré todas las semanas subir un comentario a una película vista recientemente. Por lo general serán cintas poco conocidas, de países de los que normalmente no se suele hablar en lo que a cine se refiere, pero que siempre ofrecerán un punto de vista alejado de los estándares a los que estamos acostumbrados. Algunas veces serán producciones actuales y otras de décadas pasadas.

La primera que os ofrezco es ‘Mandariinid’ (o ‘Mandarinas’ en castellano). Se trata de una exótica coproducción entre Georgia y Estonia realizada en 2013 por el realizador georgiano Zaza Urushadze y que trata un tema completamente desconocido aquí. En la época de la URSS, muchos estonios emigraron a zonas del sur de la Unión, sobre todo a las repúblicas del Caúcaso. Con su desmembramiento, estas repúblicas aspiraron a independizarse, dándose casos de conflictos como el de Abjasia o el de Chechenia.

Es en este contexto en el que se desarrolla el argumento de esta película. Ivo y Margus son dos estonios establecidos en Georgia desde hace años y que viven del cultivo de la mandarina. Pero tras una escaramuza entre el ejercito georgiano y rebeldes abjasios, nada volverá a ser igual. Ambos socorrerán a dos soldados heridos, uno de cada bando, que tendrán que convivir bajo el mismo techo. ‘Mandariinid’ es una cinta que da poco margen para la interpretación. Su argumento, sencillo pero sólido, es incuestionable e inquebrantable, al igual que la moral de Ivo, en cuya casa se recuperan de sus heridas ambos contendientes.

En conclusión, esta película es una ventana que nos sirve para asomarnos a un contexto que nos es prácticamente desconocido y que solo llega a veces a través de los informativos. Interesante. 6,5/10.



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