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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
6 de junio de 2012

La Isla de las Rosas

Si ya de por sí el tema de las micronaciones es curioso y rocambolesco, lo de la Isla de las Rosas ya no tiene nombre. Es simplemente digno de una película. Ya he contado en el blog las historias de Seborga y, de pasada, la de Sealand. Precisamente la historia del microestado de la Isla de las Rosas es similar a esta última, solo que en vez de estar en el brumoso Mar del Norte está en el soleado mar sureño del Adriático, a 11 kilómetros de la costa italiana de Rímini. Pero vayamos por orden.

Giorgio Rosa, un ingeniero boloñés, solictó en 1958 un permiso especial para probar un nuevo método de construcción de plataformas petrolíferas marítimas mediante tubos de acero. Las pruebas de construcción duraron ocho años, hasta 1966. Fue entonces cuando Rosa solicitó continuar con la construcción de un segundo piso adicional a los 400 metros cuadrados de superficie que ya tenía la instalación. Pero las autoridades lo denegaron y se le invitó a que procediera a su desmantelamiento porque podría suponer un peligro para la navegación marítima y porque el terreno donde se encontraba pertenecía a una concesión de la petrolera Eni. El ingeniero hizo oídos sordos a este requerimiento y continuó su «obra».

El 20 de agosto de 1967 se abrió la plataforma al turismo, habilitando en su superficie diversos establecimientos hosteleros, tiendas de souvenirs, una oficina de correos, etc. Incluso contaba con su propio suministro de agua dulce procedente del subsuelo marino. Todos aquellos curiosos que disponían de un barco se acercaron aquel verano hasta allí para echar un vistazo y pronto la Isla de las Rosas se convirtió en la sensación del momento. Buscando fotografías por internet sobre el lugar, no es difícil observar como se halla rodeada de embarcaciones en muchas de ellas.

Las autoridades italianas llevaban tiempo ya con la mosca detrás de la oreja. Terminaron de alarmarse cuando Rosa dió una nueva vuelta de tuerca proclamando la independencia de la isla el 1 de mayo de 1968, estableciendo el esperanto como idioma oficial (el nombre oficial del país fue Insulo de la Rozoj) y el mill como moneda. Aunque no se tiene constancia de que se acuñara moneda, sí se publicaron algunos sellos. Giorgio, ya como presidente autoproclamado, se enfrentaba a varios delitos de evasión fiscal (todos los ingresos de los negocios establecidos en la isla no pagaban impuestos a Italia). El fin no tardaría en llegar. El 25 de junio de 1968 la policía italiana y los inspectores de hacienda desembarcaron en la isla y, tras un largo procedimiento administrativo, fue volada por el ejército en abril de 1969. Probablemente, Rímini y toda Italia se quedó sin uno de los atractivos turísticos más curiosos que se pueden tener.

5 de junio de 2012

¿Un coche de aire comprimido?

Hará unos dos meses que recibí uno de esos correos electrónicos con mensajes increíbles, casi conspiranoicos y, por supuesto, increíbles. Trataba sobre un pequeño coche que funcionaba a base de ¡aire comprimido!. También se comentaba (y aquí viene la parte de conspiración) que las grandes corporaciones de la industria del automóvil habían intentado silenciar la noticia de tan importante hallazgo. Me picó la curiosidad y me puse a buscar.

La noticia del correo electrónico era básicamente cierta. Esa fue la primera sorpresa. La historia es más o menos la siguiente: Guy Nègre, antiguo ingeniero francés de Fórmula 1 fundó en 1991 la compañía MDI (Motor Development International) para el desarrollo de tecnologías alternativas al petróleo para impulsar los vehículos. De ahí salió el motor de aire comprimido. En 2007, Tata Motors, la compañía india de automóviles, firmó un acuerdo con MDI para crear un automóvil que funcionara mediante este sistema.

Uno de los frutos de esa colaboración (que no el único) es el Tata Mini Cat. Se trata de un vehículo con una ligera carrocería de fibra y que alcanza una velocidad máxima de 105 km/h. Tan sólo es necesaria una recarga cada 300 kilómetros. Evidentemente, aunque hasta ahora todo os suene bien (¡un coche que funciona con aire!), también tiene importantes pegas. Lo primero es, según los que lo han probado, el ruido. Parece que el motor de aire comprimido es bastante más ruidoso que uno de combustión normal. También la seguridad de llevar un depósito de aire comprimido puede ser un inconveniente en caso de accidente. Podría llegar a explotar si recibe un golpe fuerte. Además, este depósito pierde fuerza con el tiempo y quizás fuera necesario cambiarlo cada cierto tiempo. En principio eso es lo que se comenta ante la imposibilidad de que alguien lo pruebe de primera mano.

Y aquí viene la parte inquietante. Se lleva hablando de este coche desde 2007 pero parece que algo no termina de funcionar. Los coches no llegan, ni siquiera un prototipo para que los medios especializados puedan probarlo. La mayoría de la información proviene del propio fabricante, lo cual es siempre sospechoso. Hay muchos artículos desde entonces anunciando la inminente comercialización del Tata Mini Cat. Algo que nunca termina de suceder. Sólo nos queda esperar que en un futuro próximo por fin nos lleguen noticias nuevas.

30 de mayo de 2012

En las minas de Río Tinto

Una de las excursiones más interesantes que he hecho durante mis vacaciones en Huelva ha sido a las minas de Río Tinto. Estas minas son posiblemente las más antiguas de Europa y quizás del mundo. Aquí, desde tiempos prehistóricos el ser humano ha intentado obtener materiales útiles para sus propósitos. Cuando las civilizaciones fueron tomando forma, en la zona lo hizo en forma de tartesios, los habitantes del legendario reino cuyas riquezas naturales llegaron a oídos de todo el mundo antiguo. Le siguieron fenicios y romanos, después árabes y finalmente ingleses. Salvo algunas épocas, las minas de Rio Tinto no cesaron su actividad. De ahí que existan multitud de vestigios de todas estas civilizaciones.

Para poder visitar toda la zona es necesario acercarse primero hasta el Museo Minero situado en la localidad de Riotinto. Es recomendable ir pronto para evitar las prisas. El tiempo de visita del museo con calma es de entre una hora y una hora y media. A las 11.30 de la mañana, todos los días se avisa de la visita hasta la Peña del Hierro, una mina abandonada que se acondicionó en 2004 para los turistas. Como curiosidad, es también el lugar donde nace el río Tinto y donde los científicos de la NASA realizaron los experimentos a la búsqueda de organismos extremófilos.

La siguiente parada, hacia las 12.40, es el tren turístico minero, que recorre 12 km por la antigua línea que transportaba los minerales y los trabajadores hasta el lugar de explotación. El trayecto dura 1 hora y 30 minutos (35 minutos ida y otro tanto de vuelta con una parada de 15 minutos a la ribera del Tinto para hacerse fotos con el exótico río, llevarse un poquito de agua roja o incluso meter los pies) en el que puede verse parte de las viejas instalaciones, destartaladas y oxidadas máquinas de tren, vagones y el extraño paisaje que dejó la mina.

El tercer lugar que puede visitarse es la Casa nº 21, en el barrio inglés de Bellavista, a las afueras del pueblo de Riotinto. Un lugar cercado y cerrado, aislado del pueblo llano, donde vivían los directivos y técnicos ingleses de la mina hasta finales de los años 80 del siglo XX. Aunque allí no hay mucho que ver nos enteramos de cómo llegar hasta la Corta Atalaya, posiblemente el lugar más importante e interesante de toda la zona. Incluso dio nombre a un petrolero de la Unión de Explosivos Riotinto. No en vano se trata de la mina a cielo abierto más grande de Europa (aún lo es, a pesar de que fue cerrada en 1994) y la tercera del mundo. Es un óvalo gigantesco de más de 1 km de diámetro y 350 metros de profundidad. Desde 2001 está prohibido el paso al lugar (no está habilitado para las visitas turísticas) porque se negocia su reapertura.

Tanto en la Peña de Hierro como en el tren turístico y en la Casa nº 21 los guías explican todo lo explicable e incluso más, solventando todas las dudas que pudiéramos tener. Por si estáis interesados en hacer la visita, os dejo con la web del Parque Minero de Riotinto. También se han hechos algunos documentales con la historia del lugar, como por ejemplo ‘Riotinto, El Latido de la Tierra’ de Antonio Cuadri. Si os apetece leer, buscad ‘El Corazón de la Tierra’ de Juan Cobos Wilkins o la película homónima, también dirigida por Cuadri.

6 de mayo de 2012

Videoarchivo: El casco antiguo de Zamora en 1994

Debía ser una tarde de abril de 1994 cuando, cámara y trípode en mano, me puse a registrar en vídeo algunos monumentos del casco antiguo de Zamora. Aquellas secuencias formarían parte de la introducción del vídeo de Semana Santa que estaba grabando por entonces. En 2010 recuperé esas cintas en Video 8 para digitalizarlas. Desde entonces habían permanecido en un disco duro esperando a ser «rescatadas» y publicadas. Eso es precisamente lo que he hecho.

Estas secuencias son ahora pura historia. Muchas cosas han cambiado en el casco antiguo de Zamora desde entonces. La Catedral o el Castillo han sido rehabilitados, junto con su entorno, el edificio del Museo Etnográfico comenzaba su construcción en la plaza de Viriato, por citar sólo algunos de esos cambios. En el futuro espero recuperar más vídeos de mi archivo, tanto de Zamora como de otros lugares de España.

2 de mayo de 2012

‘La Aventura del Espacio’

El domingo pasado estuvimos visitando la exposición ‘La Aventura del Espacio’. Tenía muchas ganas de ver qué era lo que se exponía y, aunque pensaba que después de haber visto en persona la cápsula original del Apolo X en el Science Museum de Londres nada podría captar ya mi interés, me equivocaba completamente. Es verdad que algunas de las piezas de la muestra son reproducciones extremadamente fieles (los módulos de mando a tamaño real, la cabina del transbordador espacial, el Lunar Rover o las maquetas de los cohetes entre otros), lo mejor está en los pequeños objetos.

Y es que, salvo esas copias, ‘La Aventura del Espacio’ es una exposición básicamente de objetos cotidianos. Pudimos ver la comida con aspecto de vómito plastificado que comían los primeros astronautas y cosmonautas, las bolsas de vodka que los rusos se llevaban al espacio para alegrar esas órbitas alrededor de la tierra, los trajes reales de los tripulantes de, por ejemplo, el Apolo 16, el retrete espacial del Skylab o el legendario ordenador de vuelo también del Apolo.

Para todos aquellos que somos aficionados a la historia de la carrera espacial, sobre todo de su etapa dorada (digamos entre 1965 y 1975), la exposición es sorpresa tras sorpresa. Y por si alguien no la sigue del todo, la audioguía que se nos entrega a la entrada lo explica prácticamente todo, desde una descripción de algunos objetos, al funcionamiento de un Saturno V o de un motor de reacción. Conviene por tanto no perderse ningún rincón, ninguna vitrina, porque allí encontraremos, por ejemplo, una loseta del trasbordador, una de las cámaras Hasselblad que fueron a la luna o sobres autografiados con las firmas de Neil Armstrong o Buzz Aldrin. Para colmo se podían hacer fotografías sin ninguna limitación más allá de no usar flash.

Por último, y quizás esto fue lo peor, nos perdimos el principio de la conferencia gratuita que el exdirector de operaciones de la NASA en España, Carlos González, impartió sobre los contratiempos del Apolo XIII. Aún así, y a pesar de que el pequeño aforo de la sala hizo que tuviéramos que sentarnos en el suelo, fue muy interesante y divertida. Al final, por supuesto, cualquiera pudo preguntar cuanto quisiera.

En definitiva, una visita obligada para todos aquellos aficionados a la ciencia, a la astronaútica, o simplemente a la historia del siglo XX.

23 de abril de 2012

Visita a la Biblioteca Nacional

El pasado sábado tuvo lugar la jornada de puertas abiertas que todos los años desde 2005 celebra la Biblioteca Nacional de España. El aforo era limitado a 1500 invitaciones a lo largo de las cinco horas entre las 8 y las 14, así que no había tiempo que perder. Por suerte llegamos a una hora razonable y todavía quedaban bastantes entradas. La cola para acceder tampoco era demasiado larga como hubiéramos pensado en un principio. La visita en total duró más de una hora y nos llevó por lugares que el resto de los mortales no puede ver durante el resto del año, guiados por sus propios trabajadores y en pequeños grupos de unas veinte personas. Además, ojo al detalle, se podían hacer fotografías.

Es un auténtico lujo que cada departamento sea explicado por sus propios profesionales. Así, en el departamento de restauración, nos comentaron cuales son los principales problemas que sufren los libros archivados en los estantes de la BNE y las técnicas para su restauración. Lástima que esta parte, muy interesante, no durara más que unos pocos minutos. El funcionamiento de los kilómetros de estanterías que almacenan los documentos en depósito legal también resultó curioso. El recorrido de la visita es, curiosamente, el inverso que realizan los fondos en su ciclo dentro de la biblioteca. Entramos en sus tripas por la sala general de lectura y acabamos en el almacén donde los camiones descargan todos los materiales que han de ser catalogados y archivados.

El ambiente durante toda la visita fue cercano y distendido, pudiendo preguntar sin problemas cualquier duda, detalle curioso o inquietud que tuviéramos. Al final, se nos entregó un pequeño obsequio, una lámina (un mapa de España de 1705 realizado por el francés Nicolás de Fer para el recién llegado primer monarca borbónico español Felipe V llamado L’Espagne Triomphante sous le Regne de Philippe Vme.’) guardada en una carpeta con el logotipo conmemorativo del tricentenario de la Biblioteca Nacional, una colección de marcapáginas también con motivos del tricentenario y un CDROM con una versión interactiva del Quijote.

El colofón fue la visita a la exposición especial, abierta a todo el público, en la que se conmemora este tricentenario. Se trata de una muestra impresionante con algunos de los fondos más emblemáticos que guarda la biblioteca. Vimos originales (sí, nada de facsímiles) del Beato de Liébana, tratados técnicos de Leonardo Da Vinci con su enigmática escritura al revés y sus minuciosas ilustraciones, algunos de los primeros libros impresos en España en el siglo XV, las ‘Cantigas de Santa María’ de Alfonso X El Sabio o una primera edición del Quijote, entre muchas otras. También hay que destacar la cantidad de manuscritos, bien cartas o bien originales de obras de escritores y artistas como Miguel Hernández, Dalí, Lorca, Blasco Ibáñez, Lope de Vega o Calderón de la Barca. También las fotografías tienen sitio en la exhibición. Fotógrafos como Robert Capa, Agustí Centelles o los pioneros Clifford y Laurent. Como véis, todo material de primer orden y una oportunidad única para ver documentos importantísimos para la cultura española que normalmente no se exponen.

Para terminar os dejo con un documental sobre la Biblioteca Nacional que es el que se está proyectando en esta exposición:

18 de abril de 2012

‘Ora Maritima’: La pista de España en los tiempos remotos

La información que tenemos sobre los tiempos antiguos (los previos a nuestra era) en la península ibérica es más bien escasa, por no decir nula. Las referencias que existen son ambiguas y sujetas a la interpretación de los historiadores. La llamada ‘Ora Maritima’ es el documento más antiguo que hace referencia (supuestamente) a la antigua España. Concretamente, la obra del literato romano del siglo IV Rufo Festo Avieno hace referencia a otra mil años anterior cuyo autor es un desconocido marino de Masalia (la actual Marsella). En este texto los investigadores han querido ver una descripción poética de la costa sur española.

Tal y como comenta Sonia Barja en sus estupendos y didácticos artículos «Interpretación Geográfica del Poema ‘Ora Maritima’ de Avieno Sobre el Entorno del Golfo Tartésico», los antiguos marineros no contaban con mapas para navegar, sino que se guiaban por descripciones escritas de los accidentes geográficos costeros. Además de ser un texto extraordinamente antiguo, es contemporánea al esquivo y legendario reino de Tartessos, al que hace alguna referencia. Por eso fue un documento de cabecera para arqueólogos como Adolf Schulten en su búsqueda del reino perdido en las inmediaciones del Parque de Doñana.

Para un profano como yo, leer la ‘Ora Maritima’ es leer un texto ininteligible, con alusiones múltiples a mitología y a nombres de lugares desconocidos. Y parece que los exégetas de esta obra tampoco se ponen de acuerdo. Existen multitud de explicaciones posibles y ubicaciones geográficas. Además parece claro que los romanos confundieron los nombres de lugares con lo que añade aún más misterio. Es probable que nunca sepamos con exactitud lo que nos quiso decir aquel marino del siglo VI a. C. a través de Avieno… o quizás nos ayude a encontrar los restos de Tartessos… Nunca se sabe.



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