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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
20 de octubre de 2012

Un trozo de La Alhambra en Berlín

En nuestro periplo museístico berlinés nos llevamos muchas sorpresas, pero posiblemente la mayor de ellas fue encontrarnos cara a cara con varias piezas de origen español en el Museo de Arte Islámico de Berlín. Este museo, incluido dentro del Museo de Pérgamo, cuenta con objetos muy preciados, como la famosa Habitación de Aleppo (Siria), hoy tristemente famosa por la guerra civil. Pero como digo, la mayor sorpresa fue toparnos con trozos de nuestra historia en un lugar tan remoto como es Berlín. Por suerte no estamos acostumbrados a encontrarnos este tipo de piezas en museos extranjeros (mientras no vayamos a los Estados Unidos, claro) y choca e indigna a partes iguales.

La pieza más grande de las que se exponen en este museo es el techo, un artesonado de madera, de la Torre de las Damas del Palacio del Partal de La Alhambra en Granada. La historia de cómo fue a parar aquí es la siguiente. Arthur Von Gwinner fue un banquero alemán muy poderoso a finales del siglo XIX. Por aquella época el patrimonio artístico español debía ser un auténtico desastre y nada se hacía para conservarlo. El Palacio del Partal, perteneciente al complejo de La Alhambra, no era más que un caserón de propiedad privada, casi en ruinas, que apenas conservaba la apariencia de su pasado original. Aquellos dominios parece ser que no eran de especial protección por parte del Estado. Von Gwinner compró en 1886 el palacio y unas tierras aledañas.

En 1891 lo cedió al Estado Español con la condición de quedarse con el techo de la Torre de las Damas que haría trasladar hasta su residencia particular en Berlín. En su defensa también hay que decir que Von Gwinner cedió en 1921 a las autoridades españolas el resto de las adquisiciones realizadas en nuestro territorio a excepción de esta pieza. Parece ser que estaba entre sus favoritas.

Hoy día se encuentra en una sala especial sobre el Islam en la Península Ibérica junto a un capitel de Medina Azahara, una ventana de madera proveniente de Córdoba, diversa cerámica islámica del sur de España y alguna que otra pieza…

19 de octubre de 2012

Curiosidades y pensamientos sobre Berlín

Han pasado ya unos cuantos días desde que volví de Berlín. En total han sido seis días rondando por la capital alemana, visitando monumentos, museos y fijándonos en los más peregrinos aspectos de la ciudad del Spree. Precisamente sobre esos aspectos, la mayoría poco percibidos por los turistas, quería hablar en este post. Para ello, recupero las notas que fui haciendo en mi Moleskine

¡Cerveza!

Todo el mundo sabe que Alemania es uno de los paraísos para los cerveceros. Pero nunca pensé que estuviera tan incorporado a la vida de los berlineses. En cualquier supermercado se puede comprar, por ejemplo, una Berliner Kindl por poco más de 40 céntimos de euro. Pero no estamos hablando de las clásicas latas de 33 centilitros, sino de botellines de vidrio de medio litro. Ese es el tamaño y formato estándar por aquellas tierras. Los transeúntes la beben por la calle o en el metro, pero rara vez las abandonan vacías. El secreto: son retornables. Existen en los supermercados máquinas que permiten recuperar unos céntimos al entregar la botella vacía. Algo que por aquí nos suena a ciencia ficción. En muchos locales, incluso la cerveza es más barata que el agua o que otros refrescos.

Peatones y ciclistas

Es cierto que los alemanes son, al menos en apariencia, más cívicos que nosotros, pero nos sorprendió comprobar que los berlineses cruzan las calles por cualquier parte. De hecho, hay muchos cruces donde no hay ningún tipo de señalización. A pesar de todo, ciclistas, peatones, automóviles y tranvías conviven en una extraña armonía que puede parecer caótica (en las inmediaciones de Alexanderplatz es una locura) pero que funciona. Incluso con semáforos en rojo se puede cruzar sin problemas; los coches respetan al peatón y al ciclista sobre todas las cosas.

La bicicleta es precisamente uno de los elementos que más sorprende al visitante español. Casi todas las calles cuentan con su carril propio, bien en el asfalto o bien integrado en la acera de los peatones. Pueden verse bicis de todos los tamaños y formas, tándems, cuadriciclos, carritos y otros artilugios más raros todavía. Ayuda que Berlín es una ciudad bastante llana y de calles amplias.

U-Bahn y S-Bahn

Debe ser que los berlineses son gente honrada, pero al foráneo nos resulta extraño entrar en una estación del U-Bahn o del S-Bahn y no pasar por ningún control de acceso. Casi siempre absolutamente diáfanas, las estaciones sólo cuenta con una máquina expendedora de billetes y un poste validador que estampa el nombre de la estación de partida y la hora. Y no hay más. Se supone que hay revisores que controlan a los que lo pagan, pero en nuestros seis días no nos pidieron jamás los billetes. Al final es increíblemente cómodo, práctico y rápido. Siempre y cuando todo el mundo cumpla, claro.

Tanto la red S como U mantienen su independencia hasta tal punto que los transbordos entre uno y otro sencillamente no existen. Hay que salir de una estación y entrar en la otra. A veces la separación entre ellas es de cientos de metros. Esto, unido a la poca afición de los berlineses por las escaleras mecánicas o las rampas, hacen que cambiar del S al U o viceversa sea agotador.

Ricos y pobres

Seguro que hay gente que piensa que en Alemania atan los perros con longanizas. En el resto no lo sé. Desde luego en Berlín no es así. El lema que acuñó el alcalde socialdemócrata Klaus Wowereit, «Berlin ist arm, aber sexy» («Berlín es pobre pero sexy»), tiene mucho de cierto. Rascando un poco más allá de las zonas céntricas y turísticas, la ciudad muestra aún muchas cicatrices de guerra del pasado. Los bombardeos aliados de la segunda guerra mundial, el aislamiento a causa del muro, y la política urbanística dudosa de la época comunista, hacen de Berlín una ciudad complicada y con grandes diferencias que, a pesar de las grandes inversiones realizadas desde que es la capital federal (hay muchas estaciones de S-Bahn nuevas o restauradas y centros comerciales enormes), son muy visibles.

Allí también encontramos a los clásicos limpiadores de parabrisas de los semáforos, a los gitanos rumanos pidiendo en las zonas más turísticas, y los típicos indigentes durmiendo donde pueden. Y también cosas que aquí serían chocantes, como trabajadores de cuarenta o cincuenta años, con aspecto alemán, preparando hamburguesas en un Burger King.

A pesar de todo, Berlín sigue siendo una ciudad muy segura. Nosotros al menos nos sentimos así. Y nos dimos cuenta de que las apariencias engañan. Durante la noche, las calles fuera de Mitte (el barrio céntrico y turístico) no están muy iluminadas. En algunas casi no se ve donde se pisa. Eso nos ocurrió en el barrio de Kreuzberg. Las enormes zonas con vegetación, los bloques de pisos un poco destartalados y los descampados, unidos a la oscuridad, hizo que nos inquietáramos. Sin embargo por allí pasaban niños en bici, madres con hijos, etc. Prueba evidente de que rara vez pasa algo.

19 de agosto de 2012

Muestra Musical 95

Aquí llega una nueva cita con Muestra Musical, mi recopilación personal de música que no se vende ni se descarga. En la edición 95 como siempre hay una mezcla de bandas veteranas y viejas conocidas con nuevas propuestas. 15 nuevos temas que forman la tercera entrega de este 2012. De momento, aquí os dejo los videoclips:

31 de julio de 2012

Vídeo: ‘Algarve’

28 de julio de 2012

La bicicleta como transporte y no como deporte

A pesar de que la conciencia del urbanismo sostenible está cada vez más extendida entre la gente, parece que siempre encuentra algunos reductos de resistencia. El progreso mal entendido ha llevado a muchas ciudades a ser ocupadas por los coches y otros vehículos a motor en detrimento de las personas. Y parece que ese asfalto que todo lo cubre cubre también los cerebros de algunos ediles de nuestros ayuntamientos. Salvo honrosas excepciones, ciudades que podrían perfectamente adoptar sin apenas coste la implantación de «carriles bici» debidamente señalizados, no lo hacen; no ya ahora con la crisis de deuda que atenaza a la mayoría de los consistorios, sino en la «época buena». Da la impresión de que hasta la fecha, la construcción de vías para ciclistas era más un asunto de deportes que de movilidad urbana. La mayoría de estos carriles se encuentran circunvalando las ciudades, pero no tienen continuidad ni enlace posible con los centros urbanos. Se convierte así en un circuito fuera de contexto al que acceder puede ser hasta peligroso.

La bici en entorno urbano: Cáceres versus Zamora

Un caso de circuito para bicis es el de Cáceres. La ciudad cuenta con unos cuantos kilómetros de carril que circundan la ciudad de norte a sur, de este a oeste, de forma que es posible rodearla casi en su totalidad. El problema viene cuando uno quiere utilizar la bicicleta para moverse por el centro: resulta como mínimo arriesgado. Tal y como está organizada, la ciudad es un absoluto caos para los vehículos a motor, cuanto más para los ciclistas. En el centro apenas hay calles peatonales o semipeatonales, las aceras son casi siempre estrechas y los aparcamientos para coches ocupan zonas inverosímiles del casco histórico. Ciertamente, así eran la mayoría de las ciudades hace treinta años, pero no ya hoy.

El caso de Zamora es bastante diferente. Tiene gran cantidad de calles peatonalizadas y lo suficientemente amplias como para que convivan peatones, ciclistas y furgonetas de reparto. Los obstáculos, sobre todo dentro del recinto amurallado, son mínimos, y puede circularse el bicicleta sin problemas desde, pongamos, el Parque de la Marina hasta el parque del Castillo, en muy pocos minutos. Fuera de esta zona, la cosa se complica, aunque tampoco mucho. Si finalmente se reforma algún día la avenida de las Tres Cruces, podrían ampliarse las aceras para construir sobre ella (o al menos habilitar una zona) un carril bici que llegara hasta el cruce con la avenida de Cardenal Cisneros, siendo esta una buena conexión con la vía ciclista que rodea toda la ciudad. Es tan sólo un ejemplo de los muchos posibles.

La realidad es que sólo hace falta voluntad política y cambio de mentalidades. Los servicios de alquiler de bicicletas están muy bien, pero también es necesaria una infraestructura lo suficientemente segura como para poder utilizarlas eficazmente y sin peligro. Y que los ciudadanos además lo percibamos así.

¿Casco o no?

Se está comentando mucho sobre si la nueva legislación sobre seguridad vial obligará a los ciclistas a llevar casco incluso dentro de las ciudades. Si finalmente esto se confirma, supondrá una excepción, un obstáculo y un elemento inútil. Excepción porque en ningún país de la Unión Europa es obligatorio el uso del casco en los trayectos urbanos. Y un obstáculo porque supone un estorbo el tener que contar siempre con un elemento que hemos de llevar en alguna parte mientras no lo utilizamos. El uso de la bici deja en parte de tener ese sentido práctico que queremos. La inutilidad viene porque en países del mundo (concretamente Australia y Nueva Zelanda) donde se ha implantado esta obligación, no se ha producido una reducción en el número de lesiones en la cabeza.

Esperemos que llegue pronto el día en el que merezca la pena comprarse una bicicleta para sustituir al autobús urbano o –sobre todo– al coche a la hora de ir a trabajar o a la compra y no solo para dar vueltas a un circuito los domingos por la mañana. Al menos haremos todo lo que esté en nuestra mano para conseguirlo. Si queremos ser europeos, también hemos de serlo en esto.

27 de julio de 2012

Primeras impresiones de OS X Mountain Lion

El próximo mes de septiembre, mi iMac cumplirá cinco años. Sus primeros cinco años. Digo esto porque el pasado miércoles se lanzó la esperada nueva versión del sistema operativo de Apple para Mac, el famoso Mountain Lion. Enseguida cayó en mis manos y lo instalé. Era ya la cuarta versión de OS X que instalaba. Una encima de otra: Leopard encima de Tiger, Snow Leopard encima de Leopard, Lion encima de Snow Leopard y, por fin, Mountain Lion encima de Lion. Una de las ventajas de los Macs, y que yo aprecio muchísimo, es que la obsolescencia del hardware tarda mucho más en producirse que en un PC. Mucho más cuando mi equipo iMac no era de los más avanzados cuando lo compré. Hoy día sus 256 Mb de memoria de vídeo son casi de risa para un ordenador de sobremesa. Sin embargo, la última generación de OS X funciona perfectamente, incluso mejor que su antecesor. Puedo hacer funcionar absolutamente cualquier aplicación, por avanzada que sea, o cualquier nuevo videojuego que haya sido portado a Mac. Recuerdo que desheché mi antiguo PC con cuatro años porque ya era incapaz de manejar con soltura Windows Vista

Pero centrémonos en Mountain Lion. Como viene siendo habitual, los cambios no son precisamente abrumadores en cuanto a dinámica de funcionamiento o estética, pero sí se corrigen algunos pequeños errores, se mejora el rendimiento (yo lo he notado), y se añaden algunas nuevas funciones que el tiempo dirá si son útiles o no. Tal vez la principal de ellas es el nuevo Safari. Todavía no sé si me gusta más que su antecesor o no. Por una parte, su aspecto es bastante más solido que antes y ya no vemos tanto la ruletita de colores cuando carga los elementos flash, pero por otro da la sensación de ser algo más lento que sus competidores cargando las páginas. El sistema de navegación entre pestañas no me parece más que una simple anécdota con dudosa utilidad. En cuanto al sistema de notificaciones –otra de las grandes novedades– puede ser útil siempre que puedan añadirse al sistema nuevas aplicaciones, y no solo las que vienen predeterminadas.

Para terminar esta brevísima reseña os dejo con un vídeo capturado esta misma tarde de mi ordenador funcionando con Mountain Lion. Veréis que el único momento en el que se queda un poco trabado es al ejecutar el vídeo desde Final Cut Pro X. Eso tiene una explicación en que simultáneamente estaba funcionando el capturador Camtasia 2 para grabar el vídeo y, por alguna razón, no se llevan del todo bien entre ellos.

20 de julio de 2012

Nuevas fotos para ‘Zamora en Imágenes’

He estado echando un vistazo atrás en mi archivo y hace más de dos años y medio que no actualizaba mi página de fotografías de Zamora ‘Zamora en Imágenes’. La segunda página más antigua de las que tengo en activo –fue lanzada como parte de rmweb en 2000– llevaba demasiado tiempo sin nuevo material. Pues por fin, y tras algunos meses con la actualización pendiente de ser realizada, aquí están las nuevas 41 imágenes de la web.

Por un lado amplío el recorrido temático sobre el modernismo zamorano hasta –si no me equivoco– tener fotografiados todos los elementos de este estilo que hay en la ciudad. Y por otro he sustituido algunas imágenes antiguas que ya no se correspondían con la realidad, como la remozada iglesia de Santiago del Burgo o la del Santo Sepulcro. También hay un hueco para nuevos templo, como el del Espíritu Santo, que era la única iglesia románica que faltaba en la web. Otra de las novedades interesantes es la fotografía de interiores, que hasta la fecha no había tenido cabida.

Pero cuanto uno más actualiza la web más se da cuenta de que otros rincones que merecen ser fotografiados de la ciudad no están incluidos. En mi nueva lista ya hay seis nuevos objetivos, aunque algunos aún no están finalizados. En un plazo más largo me propongo hacer una reforma de la web para hacerla más «amigable», con nuevas características que hagan más fácil la navegación.



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