La penúltima entrega de los vídeos dedicados a Londres está dedicado al paso de cebra más famoso de la historia: Abbey Road. Un paseo con música de ‘Come together’ de los Beatles. Después nos vamos hasta el mercado de Covent Garden, un lugar donde puestos de comida se mezclan con tiendas de té, de perfumes, ropa y casi cualquier cosa. La decoración navideña, con ese Rudolf de hierba y esas enormes bolas colgando del techo no tiene desperdicio. Por último, un paseo por dos museos, primero por el Natural History Museum y su impresionante edificio y, por supuesto, la joya de la corona de los museos londinenses, el British Museum, prestando especial atención a las salas egipcias y al de tesoros del mundo precolombino.
La banda sonora de este capítulo es muy variada. Aparte del tema de los Beatles antes mencionado, incorporo a bandas como Pan Sonic, Tortoise, Sufjan Stevens o The Cinematic Orchestra. Respecto a la introducción que, como estáis viendo, en cada episodio es diferente, he utilizado una técnica especial para conseguir esa cámara superlenta tan espectacular. Se trata del plugin Twixtor para Adobe CS5, que hace maravillas cuando lo usamos en los clips adecuados…
Cada nueva entrega de mi vídeo sobre Londres supone superar nuevos retos técnicos. Esta vez a cuento del estabilizador, que generaba deformaciones extrañas en el vídeo. Corregirlo me ha llevado bastante tiempo. También ha supuesto un reto el montaje de la primera parte del clip, el correspondiente al cambio de guardia en Buckingham. El problema venía de que el material que tengo es demasiado monótono y de planos poco variados. Para colmo, está sacado a muchos metros de distancia. Convertir esos casi treinta minutos en algo visible, entretenido y vistoso ha costado, pero finalmente el resultado es bastante aceptable. Por otr lado, también deciros que la parte dedicada a Hyde Park es mi favorita, sobre todo porque la luz que había ese día era increíble.
Musicalmente, y como siempre, hay un poco de todo: Marchas militares (la banda de los Coldstream Guards), pop experimental (Broadcast) y clásico (Early Day Miners) y música minimalista de Philip Glass. Espero que os guste.
El universo del escritor japonés Haruki Murakami parece no tener fin. Su desbordante imaginación suele apabullar a la vez que atrapar a quien se adentra en sus novelas. Todas ellas tienen ese toque, esa sensibilidad especial (quizás sea por la idiosincrasia del país oriental) que es complicado ver en los literatos europeos. La publicación de la trilogía ‘1Q84’ (fuera de Japón editados en dos volúmenes en 2011) supone la obra más extensa y ambiciosa que ha publicado hasta la fecha.
Los que ya conocemos parte de los códigos que Murakami utiliza en sus libros, no sorprende encontrar a unos personajes que parecen moverse con comodidad, o al menos con decisión, en un universo enrarecido, con una especie de realismo mágico a la japonesa. ‘1Q84’ es una sinfonía, una maquinaria con la precisión de un reloj que va desarrollando su argumento sin prisas pero sin detenerse ni un solo momento y a la vez recreándose minuciosamente en detalles que en apariencia son insignificantes, pero que ayudan a reconstruir en la mente del lector ese «nuevo mundo» paralelo.
La novela está estructurada en capítulos donde se aportan los puntos de vista de sus dos protagonistas principales en los dos primeros libros y tres en el tercero. Por una parte Tengo, un treintañero profesor de matemáticas en una academia y aspirante a escritor con una vida anodina. Por otro Aomame, una instructora de gimnasia de alto nivel. Por último, el tercero en discordia, Ushikawa, un detective privado que servirá de nexo entre los dos anteriores, principales pilares de ‘1Q84’. Pero a estos hay que unir otros personajes de vital importancia para la trama. Sobre todo Eriko Fukada, la chica desencadenante de toda la historia. Todos ellos vivirán una extraña historia en un mundo que no es el suyo, sino una copia en la que una segunda luna, pequeña, deforme y verdosa, acompaña al astro nocturno. Un mundo en el que el poder de una secta (de miembros que no parecen del todo humanos) llamada Vanguardia ejercerá un influjo casi mágico en los personajes.
En definitiva, Murakami realiza una reflexión sobre la realidad y el poder de la religión y las creencias en general en nuestra percepción del mundo. Si os ponéis con él os recomiendo que os lo toméis con mucha calma, atendiendo a los detalles, y que aparquéis vuestra mentalidad occidental. Si no, probablemente os perderéis parte del encanto de esta novela.
Todos sabemos que los ingleses tienen fama de excéntricos. Este tópico tiene algo de mito pero mucho de verdad. También produce bastante envidia comprobar como cuidan su patrimonio, lo rehabilitan, lo documentan y lo promocionan. Un claro ejemplo de este esmero con los objetos señeros de su historia, incluso con los más peregrinos, es la llamada «puerta más antigua de Inglaterra» que se encuentra en la Abadía de Westminster. Como veremos, también tiene su parte de leyenda.
La noticia saltó en 2005, cuando se decidió realizar una investigación científica sobre una de las muchas puertas que cierran las estancias de la Abadía. Se descubrió que la que se encuentra en el vestíbulo que conduce desde el claustro hasta la sala octogonal o Chapter House era de una notable antigüedad, concretamente unos 950 años, lo que supone que es casi contemporánea a la construcción del templo. Los análisis fueron más allá y determinaron que el roble con cuya madera está construida vivió en un bosque de Essex entre los años 924 y 1030.
Los investigadores atribuyen su colocación a Eduardo «El Confesor», fundador de la Abadía. Esto la convierte en la única puerta de la época anglosajona que se conserva en la actualidad. Otro de los atractivos de este (inicialmente) anodino objeto es que la leyenda negra cuenta que estuvo recubierta de piel humana, concretamente la piel de un hombre torturado. Pero no dejan de ser leyendas, porque los análisis han determinado que, definitivamente, los restos de piel encontrada pertenecen a una vaca. Como veis, mucho más prosaico.
Vamos con la segunda entrega del vídeo de Londres. En esta ocasión veréis algunas tomas sobre el río Támesis, incluyendo parte de las que hice en el barco City Cruises que nos llevó desde el embarcadero de Westminster hasta Greenwich. También hay tomas del río realizadas en otros momentos. El segundo bloque lo forman tomas de la City desde lo alto de la cúpula de la catedral de San Pablo, sin duda una visita que fue de lo mejorcito de nuestro viaje. Lástima que hiciera tanto viento y tanto frío y estuviera nublado. Por último, la tercera parte la forman grabaciones de la mítica Torre de Londres.
La introducción de este vídeo ha sido especialmente trabajosa y problemática. Primero porque crear cada una de esas secuencias a partir de fotografías que tomé requiere mucha paciencia y aprendizaje de un poco más de After Effects. También porque los problemas técnicos que fueron surgiendo durante el proceso casi me hacen abandonar el proyecto. Pero finalmente encontré una solución bastante aceptable.
Por último, para la banda sonora he elegido un poco de todo. La cosa no podía ser más variada: Desde música electrónica, Blur, hasta música medieval, pasando por el jazz. Espero que sea de vuestro interés.
Para nuestro pasado viaje a Londres me llevé cinco tarjetas de memoria, tres de 32 Gb, una de 16 Gb y dos de 4 Gb. A la vuelta las traje prácticamente llenas. En total 3119 archivos entre fotografías y clips de vídeo. De éstos últimos unas dos horas y media de material, en general bastante bueno, grabado a 1080p y 30 fps. El procesado de toda esta información me ha llevado mucho tiempo, pero por fin veo la luz al final del túnel. Las fotografías, después de una dura selección, se han quedado en las 228 que subiré a Cromavista cuando solucione el problema de espacio que tengo en el servidor. Y sobre los vídeos, hoy comenzaréis a ver los primeros resultados.
Todavía no sé en cuantas partes quedará dividida, aunque probablemente sean cinco de unos 8 o 10 minutos, agrupados por temáticas, por lo que no siempre se corresponderán con el recorrido real que hicimos por la capital británica. Cada una de ellas llevará una cabecera diferente, realizada con distintas técnicas. En el caso de esta primera entrega, la idea de Londres flota en el ambiente (literalmente). A nivel técnico, he mantenido el framerate en 30 fotogramas por segundo y todas las secuencias han sido estabilizadas mediante Adobe After Effects.
Respecto al sonido, ha sido uno de mis grandes quebraderos de cabeza. Buscar algo que encajara realmente bien ha sido complicado y finalmente he decidido mezclar el sonido ambiente con la música, de forma que compartieran protagonismo y ninguna sobresaliera sobre la otra. Han sido muchos días de pruebas, errores, tirar el trabajo hecho y volver a empezar hasta encontrar el punto perfecto entre imágenes, sonido y música. Espero que sea de vuestro interés. Os dejo con el primer capítulo: El Parlamento, Whitehall y Trafalgar Square:
Como sabéis me gusta mucho el diseño de grafismo para televisión, más bien verlos que hacerlos. Aún mis conocimientos no dan para tanto. Pero lo que sí sé es lo que me gusta y lo que no. Cada cierto tiempo (cuatro años más o menos) se rediseña la imagen del Telediario de La 1 de Televisión Española. La última fue, si no recuerdo mal, en 2008. Por aquel entonces mi impresión general fue buena. Fue una apuesta arriesgada pero interesante.
El pasado sábado día 14, TVE cambió las cortinillas, sintonías, grafismo y decorados del Telediario. El proyecto, igual que el anterior, corrió a cargo del estudio catalán Zelig Studio y contó con la colaboración de Tilmann Kerkhoff, Leandro Giaccio y Hugo Hors. La sintonía es obra de Josep Sanou. Según se dice en la web de Zelig:
La nueva imagen se aleja de formas geométricas como el cuadrado y se acerca a otras más “orgánicas” y aerodinámicas, buscando un paralelismo con los desarrollos gráficos de la continuidad. Se ha generado un sistema de piezas de rotulación con versatilidad y mayor tridimensionalidad.
En mi opinión, y aunque técnicamente está mucho mejor construida que la anterior, tengo la sensación de que el error es de concepto, y no de grafismo. La nueva cabecera apuesta por el futurismo, las líneas superpuestas y la intención de dar una «sensación tecnológica» por encima de la seriedad y la rigurosidad que han de transmitir unos informativos. Mucho más teniendo en cuenta de que hablamos de una televisión pública de ámbito nacional. Es una reflexión puramente personal, pero yo hubiera apostado por una imagen plana, sobria y elegante, dando prioridad a la inmediatez de la información por encima de los malabarismos técnicos. Veamos un par de ejemplos:
Informativos de la VRT belga (televisión flamenca):
Tagesschau de la ARD alemana:
Y la cabecera del nuevo Telediario de Televisión Española:
En la aplicación al «mundo real» cambia algo, sobre todo en lo relativo a la rotulación. La tipografía no ha cambiado, pero aparece demasiado empastada:
Mi conclusión es que quizás convendría plantearse si eso de las cabeceras largas para los informativos televisivos es ya cosa del pasado. No creo que ayuden a transmitir sensación de inmediatez que los tiempos actuales requieren. Por otro lado hace falta un poco más de carácter y personalidad propios (ya hemos visto construir el mapamundi y girar el globo del mundo de mil maneras distintas). Y en cuanto a los decorados, dentro de poco no sabremos si estamos en el Enterprise de Star Trek o en un estudio de televisión (sí, de nuevo la «sensación tecnológica»).
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