rmbit - La bitácora personal de Ricardo Martín
La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
4 de marzo de 2008

El debate (II)

Hoy era obligatorio hablar del segundo debate de ayer entre Zapatero y Rajoy. Me ocurrió justo lo contrario que con el de la semana pasada. Mi expectación antes de la contienda era prácticamente nula, casi ni me acordaba. Mi intención era echar un vistazo a los primeros minutos y luego marcharme a hacer otra cosa. Pero extrañamente me quedé enganchado y terminé viéndolo hasta el final. Siendo malo diré que una de las cosas que más me gustó es la forma en que Zapatero dejó en blanco a su contrincante con propuestas sorpresivas.

También hubo otras cosas interesantes. El tono del debate fue mucho más constructivo, sobre todo por parte del Presidente, aportando cifras y propuestas concretas. Ambos mostraron mucho más aplomo que en la primera cita. Otra de las cosas que hizo que no me largara lejos de la televisión fue que, salvo algunos momentos puntuales, Rajoy no estuvo excesivamente duro, lo que es siempre de agradecer.

El líder de la oposición a mi juicio se equivocó bastantes veces. Primero, a la hora de intentar enredar con lo del supuesto apoyo de Zapatero a la guerra de Irak. Los débiles argumentos de Mariano se cayeron solos sin necesidad ninguna de ser rebatidos. Segundo, las muletillas. Cada vez que Rajoy se perdía o entraba en un callejón sin salida, acudía a sus comodines: negociación con ETA, subida de precios y mala situación económica, política territorial… No importaba el bloque temático que se estuviera discutiendo. Tercero, la «brocha gorda». Los temas en los que quizás el candidato del PP pudiera sacar pecho quedaron emborronados por la simplificación infantil que ha venido aplicando toda la legislatura. Nada de reflexión ni de matices. Un caso claro fue el de la política lingüística en Cataluña o algunos aspectos de la economía. Y cuarto, la repetición. Rajoy no hizo bien repitiendo datos y frases una y otra vez, dando la impresión de falta de ideas.

Tras las críticas a las cifras cocinadas al gusto de cada uno de los candidatos en el anterior debate, el equipo de Zapatero tomó la iniciativa: Los datos del Presidente estaban reflejados en un «libro blanco» que contiene toda la información utilizada por el líder del PSOE. Anunció que estaría disponible para todos los ciudadanos a través de internet. Yo de momento no lo he encontrado. Tengo ganas de verlo.

Actualización del 5 de marzo de 2008: En la web del PSOE está colgado el famoso libro blanco del debate con un montón de datos, enlaces a las fuentes originales, recortes de prensa española y extranjera y anexos con las declaraciones de los líderes del PP. Se lo han currado bastante.

3 de marzo de 2008

La odisea de comprar en la web de Fnac

Internet es, entre otras cosas, un inmenso mercado donde podemos comprar cualquier cosa. Para la gente con tarjeta de crédito fácil puede llegar a ser un peligro. Afortunadamente yo no soy de esos y compro por la red sólo de vez en cuando. Excepto en la Apple Store, que son extremadamente rápidos (y con gastos de envío gratuitos), el resto de mis compras han pasado por diversas odiseas logísticas.

Cuento esto porque acabo de recibir ahora mismo mi último pedido de discos y películas a la Fnac. Este hipermercado cultural gigantesco tiene de todo, esa es su virtud. En él he comprado aparatos electrónicos, libros, CDs y DVDs desde hace unos siete años. Pero siempre he tenido que soportar esperas eternas de meses antes de que me lo entregaran. No importa el método de envío que se seleccione. Concretamente, para este último elegí paquete postal normal. Tiene la ventaja de ser más barato, el tiempo de entrega, una vez que el pedido se lanza, no es mucho mayor que por paquetería y si no hay nadie en casa (lo que ocurre frecuentemente) dejan un aviso para que vayas a buscarlo a la oficina de Correos.

Pero por alguna extraña razón, esta vez me lo enviaron por Zeleris (la empresa de paquetería de Telefónica) en vez de por Correos. Desconozco el motivo. Desde el viernes 25 de febrero mi pedido anda danzando por ahí. El lunes recibí un primer aviso de entrega a las 10 de la mañana. En el papelito había un número de teléfono (un 902) para concertar una nueva hora de entrega. Llamé tres veces, pero «todos los operadores estaban ocupados». Un par de horas más tarde recibí una llamada para confirmar la dirección y la nueva hora de entrega. Pues nada. Al día siguiente de nuevo otro papelito idéntico al anterior. Por la tarde me llamaron de nuevo otra vez para lo mismo, aunque esta vez me dijeron que no podían asegurar una hora de entrega.

Dejé de encontrarme papelitos en el buzón. Sin noticias de ellos hasta el viernes por la mañana. Aprovechando la llamada les comenté lo que pasaba. De nuevo me preguntaron por un horario de entrega. Se lo volví a decir. Y… ¡Por fin!, esta tarde he recibido el pedido. El clic en el botón de «comprar» lo hice el 21 de enero. Ha pasado un mes y once días. A todo esto me pregunto ¿por qué siempre tiene que fallar la logística? ¿Por qué en Apple nunca falla?

2 de marzo de 2008

Digital o analógico

He aquí el dilema. Hace diez o quince años no nos lo hubiéramos planteado, pero últimamente estoy leyendo artículos en prensa y en internet que invitan a la reflexión. No hay duda de que la información digital, por el mero hecho de serlo, es «menos exacta» que la analógica. Es más simple, menos rica en detalles. La culpa de esto la tiene el muestreo, que es el proceso básico por es que se convierte una información no cuantificable en algo cuantificado y en consecuencia codificable por una máquina. Para ello se parte del original analógico y se extraen muestras que es lo que se almacena y procesa. Si la toma de muestras se realiza con mucha frecuencia, tendremos una información de más calidad y si esta frecuencia de toma de datos es menor, estará más «desdibujada» respecto al original.

El principal inconveniente de los datos analógicos es que son poco versátiles y existe gran dependencia del soporte que la contiene. Una cinta de bobina abierta, un vinilo, un negativo fotográfico o un rollo de película son lo que son. Su contenido es también su soporte. Una de las virtudes de la era digital es que todo se puede copiar, cortar, pegar o reproducir en muchos soportes distintos sin que se deteriore y sin riesgo de pérdida de calidad.

Hasta hace poco, a nivel de usuario básico, nadie ponía en cuestión que lo digital era mejor que lo analógico. Claro, que partíamos de niveles de calidad muy bajos. Tan bajos como aquellas cintas de cassette grabadas con nuestra música favorita. Su sonido no era muy bueno porque posiblemente era una copia de una copia de una copia. Funcionamiento secuencial, ruidos de arrastre, reproductores grandes y un sinfin de inconvenientes. Por eso cuando llegó el mp3 y los primeros reproductores (recuerdo los Diamond Rio ¡con 128 Mb! en 1999) se recibió como una revolución. Y no era para menos.

Por lo todo lo visto antes, podemos decir que el dilema de lo analógico contra lo digital, para la mayoría de la gente se convierte en lo engorroso contra lo versátil, y para una minoría de ¿puristas? en calidad contra ruido. De este último grupo han surgido muchos reproches contra la industria discográfica, acusándoles de acabar con la música porque la producción de los nuevos discos se realiza a más volumen que antes, es más compacta y uniforme y tiene menos matices. Es lo que se ha llamado «la guerra del volumen» («the loudness war«). Yo sinceramente creo que lo que pasa es que la forma de la producción está cambiando, y lo hace al ritmo de la demanda del público. Cada vez escuchamos menos nuestra música favorita en casa tranquilamente. Ahora los iPods y otros reproductores nos permiten llevarla por la calle y se demanda que esté grabada más alta y tenga un sonido más compacto para no tener que tocar la tecla del volumen cada dos por tres.

Pero no nos desviemos del tema. Hace ya un tiempo leí las equivalencias entre los soportes analógicos más populares y sus homólogos digitales. Por ejemplo, un negativo fotográfico de 35 mm en blanco y negro tiene una resolución equivalente a unos 30 megapíxeles en una digital. Si es en color se reduce hasta los 12 megapíxeles. Es decir, necesitamos una cámara digital de esas características para acercarnos a la calidad de la analógica. En el sonido las diferencias son cada vez menos evidentes, aunque cualquier oído medio (como el mío) puede distinguir una grabación en mp3 de un CD. Diferenciar un CD de un vinilo es mucho más difícil y entran en juego otros muchos factores (tocadiscos, aguja, altavoces, etc). Hasta la fecha es en la imagen en movimiento donde aún existe un abismo. Sólo con la llegada de la alta definición digital, el vídeo ha podido hacerle algo de sombra al celuloide en las producciones profesionales, pero aún queda un largo camino por recorrer.

Mi conclusión es que lo mejor es combinar y no excluir. Yo tengo vinilos, CDs y mp3, cada uno en su momento y su situación. Aunque no soy muy exigente con el sonido ni muy minucioso, me gusta que se oiga lo mejor posible sin importar si es analógico o digital. Además, si uno escucha buena música o ve buen cine, ¿de verdad nos fijamos tanto en esos detalles? ¿Qué sería de nosotros sin la tecnología digital que nos permite compartir música y películas a través de internet?

28 de febrero de 2008

‘The IT Crowd’

Mi serie del momento ahora mismo es ‘The IT Crowd’ (aquí discutiblemente traducido como ‘Los Informáticos’). La descubrí el otro día brujuleando por la web de Canal+ en busca de nuevas series que llevarme a los ojos. ‘The IT Crowd’ es una comedia de situación británica producida para el Channel 4. Hasta el momento se han emitido dos temporadas en 2006 y 2007. Si no me equivoco Canal+ está pasando ahora la segunda.

La serie tiene todos los ingredientes típicos de toda sitcom que se precie. O sea, personajes chocantes y muy diferentes entre ellos para que den el juego necesario para un argumento jugoso y humor inglés a veces negrísimo, irreverente, deslenguado y siempre genial que tiene como uno de sus referentes a los genios Monty Python. La verdad es que el primer episodio que vi me dejó un poco frío, pero en seguida me acostumbré y ahora me parece una de las mejores telecomedias que he visto.

¿Y de qué va? Pues como su propio nombre indica, los tres protagonistas principales trabajan en el departamento de informática de una empresa llamada Industrias Reynholm. A cada uno más peculiar. Moss, es el típico nerd con dificultades para relacionarse con los demás, Roy es el vago y el desastre. Hace todo lo posible para trabajar lo menos posible. El punto femenino lo pone Jen y en teoría no debería estar ahí porque no tiene conocimientos de informática. El resto de los personajes protagonistas tampoco tienen desperdicio.

Y ahora tres videos para ilustrar:

Opiniones de los abonados de Canal+ sobre la serie:

Algunos momentos:

La parodia sobre los anuncios antipiratería:

27 de febrero de 2008

Sobre ‘Perdidos’

Es increíble la cantidad de fans y de sitios web que mueve ‘Perdidos’. La exitosa serie de la ABC sobre los supervivientes de un accidente aéreo ha encandilado a millones de espectadores en todo el mundo con sus tramas extrañas y enigmáticas. La técnica para enganchar es muy vieja y básicamente consiste en dejar un nuevo enigma abierto al final de cada episodio, a veces más trascendente para la trama y a veces menos. El entorno que no es lo que parece es un tema ya muy utilizado en otras series como ‘Twin Peaks’, donde un tranquilo pueblo resulta ser un verdadero nido de fenómenos sobrenaturales y asesinatos.

‘Perdidos’ tiene un tratamiento de los argumentos y los personajes bastante tradicionales y a veces demasiado simple. La gran mayoría de los protagonistas son difíciles de creer y sólo un par de excepciones (Hurley y John Locke) son realmente interesantes. Eso por no hablar del tremendo pasado que tienen todos, con unas vidas de lo más interesantes.

Si simplificamos al máximo, encontramos que ‘Perdidos’ es básicamente un tratado sobre el liderazgo, sobre el poder de dirigir a un grupo en un entorno difícil y sobre la toma de decisiones. Pero quizás esto sea alejarse mucho del simple cometido de entretener y ofrecer el máximo espectáculo posible. Otra cosa que me ha llamado la atención es el manejo del tiempo que tienen los guionistas. Me voy a explicar: todos los capítulos tienen flashbacks donde se cuenta la vida pasada (o futura) de los protagonistas que a menudo se entrecruzan, se retrocede en el tiempo o se avanza. Lo mismo ocurre en la isla, donde se mezclan habilidosamente acontecimientos pasados con presentes, imprescindibles para entender la serie.

Todo aficionado a ‘Perdidos’ que se precie tiene su teoría sobre qué es lo que ocurre en la isla y que van evolucionando según avanza la serie y se desgranan los acontecimientos. Extraterrestres, experimentos farmaceúticos, sectas, viajes en el tiempo, que los protagonistas esten muertos o soñando, experimentos mentales y un etcétera inacabable. Tendremos que esperar al menos un par de temporadas para que conozcamos la solución al enigma. Mientras tanto seguiré enganchado…

26 de febrero de 2008

El debate

Hoy no se habla de otra cosa. Por todas partes se oye «Zapatero» o «Rajoy» tal y cual. Yo tenía cierto interés en ver el primer debate electoral entre los dos candidatos a la Presidencia del Gobierno desde 1993, aunque la verdad es que más por la parafernalia que lo rodeaba que por el hecho en sí. Especiales informativos por doquier, metadebates, análisis pormenorizados de cada detalle y muchas palabras gastadas para llenar todas esas horas en los medios. Tal vez demasiada expectación. Y a las diez llegó la hora de la verdad. (Seré sincero: sólo vi los primeros veinte minutos antes de marcharme a hacer otras cosas. El resto del debate lo he visto en diferido esta tarde en Google Video.)

El «combate» estaba organizado en plan bocadillo. Al comienzo y al final dos pequeños mítines de cada uno de los candidatos mirando a cámara muy serios. Y en medio el meollo de la cuestión. No hace falta decir que ni Rajoy ni Zapatero son buenos oradores y a veces era penoso verlos discutir, pero tampoco ayudó la estructura del debate, demasiado fragmentaria en aras de una mayor agilidad. El resultado fue que me llevé una visión bastante mediocre de los dos candidatos.

Rajoy exhibiendo sus dotes para repetir una y otra vez todo lo que ha venido diciendo a lo largo de la legislatura y Zapatero un poco a la defensiva, aunque con más datos para ilustrar, pero que tampoco estuvo demasiado acertado. El líder del PSOE ganó por los tópicos y las malas formas de Rajoy. No fue mérito del presidente. Incluso en la última parte pareció que a Mariano se le acababan las pilas y quedó a merced de su contrincante. Estos últimos minutos son los que calaron en la opinión pública y que posteriormente quedaron reflejados en las encuestas que todas las cadenas se apresuraron a publicar y que daban como ganador a Zapatero.

El próximo lunes otra ración de duelo ante las cámaras…

25 de febrero de 2008

Eurovision 2008: ¿Salvarlo o destruirlo?

Esta próxima madrugada finaliza el plazo para votar en MySpace tu canción favorita para representar a España en Eurovision. He estado siguiendo con atención la evolución de los primeros de la lista. Después de estos días he llegado a una conclusión: en los concursos de la canción no puede haber democracia. Me explico. La facilidad que se ha dado para colgar cualquier cosa no me ha parecido buena idea. Y si digo «cualquier cosa» es «cualquier cosa». Sólo es necesario tener una plataforma multitudinaria para conseguir los apoyos suficientes.

Cuento todo esto porque la lista de los 5 que pasarán a la gala final en TVE es para echarse a temblar: En el primer puesto y con gran diferencia sobre el segundo está Antonio González «El Gato», un jubilado sevillano que más valía que se hubiera quedado callado (sin acritud) y que nos ofrece una tonadilla pseudofolclórico-bakaladera que nadie creo que se atreverá a seleccionar para representarnos. En segundo lugar está Rodolfo Chikilicuatre, que perpetra una «canción» llamada ‘Baila el ChikiChiki’ y que no le encuentro la gracia por ninguna parte. Si el jurado es serio descartará este tema si el jurado aún tiene algo en la cabeza. Chikilicuatre tiene el apoyo mediático del programa de Buenafuente.

En la tercera posición está nuestro candidato, y el de todos los indies que queremos que la música honesta llegue a Eurovision aunque luego los países balcánicos nos ganen. La Casa Azul no tiene soporte en los medios ni son graciosos, aunque no les falta una fina ironía fácilmente detectable. Casi nadie habla de ellos, pero a pesar de todo siguen aguantando en el podio, a mucha distancia de sus predecesores, pero sin peligro de que pueda quedarse fuera de los cinco magníficos. De Ozono3 no sé prácticamente nada. Sólo que tienen una pinta en plan heavy trasnochado. Imagino que serán sinceros, así que ningún problema por mi parte. Por último y cerrando el top esta Arkaitz, un muchacho que canta tópicos sin parar en su tema ‘Un Olé’, puro plagio de miles de temas anteriores. Representa al Eurovision cutre que queremos desterrar de una vez por todas.

Después de este repaso no me queda más remedio que preguntarme si lo que se quiere es salvar el concurso y ofrecer buenas canciones o tomárselo a broma y mandar a cualquier engendro pensando en que los carcas de Eurovision ya no tienen remedio. El día de la gala sabremos de verdad de qué va esto.

Actualización del 26 de febrero de 2008: El País publica un reportaje llamado ‘De Eurovisión a Frikivisión’ donde explica muy bien justo lo que yo quería decir. Además se comenta la exclusión de algunos candidatos que hicieron trampa con las votaciones.



rmbit está bajo una licencia de Creative Commons.
Plantilla de diseño propio en constante evolución.
Página servida en 0,056 segundos.
Gestionado con WordPress