Fin de año y toca hacer recuento. El tradicional repaso musical del año de esta temporada comienza con mis favoritos del panorama internacional. Hemos asistido a la resurrección de Blur tras unos cuantos años desaparecidos. También el nuevo trabajo de Belle and Sebastian, viejos asiduos de nuestros repasos anuales. Quizá la sorpresa más interesante de fuera haya sido el descubrimiento de Pachyman. Ritmos caribeños con retrosintetizadores, dub a expuertas y temas instrumentales que evocan palmeras, playas y bares rumbosos de hoteles lujosos a pie de océano. También descubrimos a Wednesday y su pop-rock, neogrunge, neocountry o como queramos llamarlo, cuya autenticidad la ha llevado a lo más alto del puesto de mis canciones favoritas con la autobiográfica ‘Chosen to deserve’. El toque mainstream lo pone Olivia Rodrigo con la impresionante ‘Vampire’. Weyes Blood nos trae un disco excelente y un segundo puesto en temas con ‘The worst is done’… El resto os dejo que lo descubráis vosotros mismos.
Discos internacionales favoritos de 2023
Belle and Sebastian – Late Developers. Unos clásicos que llevan con nosotros desde el principio. Recordamos, por ejemplo, ‘The Boy With the Arab Strap’, el disco con el que los conocí hace ahora 25 años ni más ni menos. Los escoceses pueden presumir de una carrera sólida y coherente, sin altibajos y con un marcado estilo propio. Quien busque en ‘Late Developers’ una gran revolución en su sonido o en su temática deberá buscar en otra parte. Esta nueva entrega de los de Stuart Murdoch. Temáticamente optimista, las letras apuestan por vivir intensamente sin olvidar el pasado. Un disco fresco que mantiene el nivel de unos maestros del pop.
Death Valley Girls – Islands in the Sky. Las angelinas (de Los Ángeles) llevan publicando trabajos desde 2014 aunque no sabíamos nada de ellas hasta ahora. Más vale tarde que nunca. Con un sonido a camino entre la psicodelia norteamericana de la contracultura de los años sesenta y setenta, la serie B cinéfaga y el post-punk más oscuro de la nueva ola nos llega un mensaje en forma de letras juguetonas sobre fantasmas, magia o superpoderes. Intentaremos seguir su pista.
The Go! Team – Get Up Secuences Part Two. Más veteranos en las listas. Los británicos de Brighton ofrecen una nueva entrega de su implacable trituradora sónica donde cabe casi de todo: funk, pop, disco setentero, big beat, afro… Un artefacto sonoro colorido que a mi personalmente me sigue sorprendiendo. Si a esto le unimos letras comprometidas y combativas nos olvidamos de que apenas han evolucionado desde 2004. Tampoco nos importa.
Weyes Blood – And in the Darkness, Hearts Aglow. El proyecto de la californiana Natalie Merring llega al que posiblemente sea hasta la fecha su cima artística. Con el tema ‘Movies’ ya entró en el año 2019 en mi lista de canciones favoritas. En ‘And in the Darkness, Hearts Aglow’ encontramos un pop barroco y relajado que hace que las escuchas sean cada vez más adictivas. Las instrumentaciones y la voz de Merring son simplemente espectaculares. En definitiva un pop AOR (sin acritud) que recuerda un poco a los Carpenters en un puñado de composiciones sublimes.
Pachyman – Switched-On. Quién iba a pensar hace no tanto tiempo que un disco de un puertorriqueño afincado en Los Ángeles sería la cima musical foránea de una de mis listas. Evidentemente no es Ricky Martin ni otro artista comercial mainstream de tres al cuarto. Estoy hablando de Pachy García, alias Pachyman, un músico solitario y experimentador cuya filosofía nos recuerda a El Guincho o a Guille Milkyway. Pero en este caso trasladamos el escenario musical hasta el caribe, en una época indeterminada de los años ochenta y noventa en el que en Puerto Rico se popularizan los sonidos jamaicanos (reggae y dub especialmente) y un grupo de intrépidos se atreven con la electrónica y los sintetizadores para adaptarlos a los ritmos latinos. A lo largo de ‘Switched-On’ se desgranan todos estos sonidos y homenajes retrofuturistas caribeños hasta elaborar un paisaje alucinado y psicodélico que no esperábamos. Discazo del año.
Mis canciones internacionales favoritas de 2023
Wednesday – Chosen to deserve
Weyes Blood – The worst is done
Pachyman – Trago coqueto
Olivia Rodrigo – Vampire
Belle and Sebastian – Give a little time
Death Valley Girls – Islands in the sky
M83 – Amnesia
Blur – The narcissist
Dream Wife – Social lubrication
Soft Science – True
Para terminar, los videoclips y video lyrics que he encontrado, en orden inverso:
La tradición cinematográfica finesa es sólida y amplia, incluso en televisión. Ya vimos hace poco por aquí ‘Kansan vihollinen’ sobre el mundo del periodismo, una producción mucho más «occidental» y menos encerrada en sí misma. Enfrentarse a un rocoso drama bancario finlandés como es ‘Rosvopankki’ (‘El Banco Ladrón’ literalmente, aunque traducido como ‘Los Invencibles’) no es nada sencillo. Miles de años luz nos separan del contexto del país nórdico, de su forma de ser y de entender el mundo. Tampoco la forma de dirigir distante de muchos de sus realizadores (en este caso es Matti Kinnunen) ayuda.
La historia nos cuenta la entrada en la inspección bancaria de la joven Salla Nurminen, dispuesta a revisar las cuentas de un pequeño banco (lo que aquí sería una especie de caja de ahorros) sospechoso de haber realizado inversiones no muy claras en paraísos fiscales con el ánimo de crecer y evitar ser devorados por los grandes bancos del país. Del otro lado, el banquero Christopher Wegelius, dispuesto a un tira y afloja con las autoridades. Y debajo, el pueblo llano que sufre las consecuencias perdiendo sus ahorros, no pudiendo pagar hipotecas o perdiendo sus empleos al no conseguir las empresas donde trabajan la liquidez suficiente para seguir adelante.
‘Rosvopankki’ esta basada en hechos reales, unos graves acontecimientos que tuvieron lugar a finales de los años ochenta, cuando se liberalizó el mercado financiero en Finlandia sin las normas reguladoras adecuadas. En conclusión una serie que no es fácil de seguir y la puesta en escena tampoco ayuda. Abstenerse no aficionados al mundo financiero de los países nórdicos en los años ochenta. 6,5/10.
Bajo el título de ‘Strafe’ (‘Castigo’ en castellano) se presenta esta miniserie alemana de la RTL basada en los relatos del abogado y escritor Ferdinand von Schirach y en la que cada capítulo está dirigido por un realizador alemán. El nexo común es precisamente el castigo (o no) de un delito cometido (o no). Como era de esperar cada episodio, cada historia, tiene un enfoque completamente diferente. También el resultado es muy diferente, así como los delitos o el tratamiento dado a los protagonistas.
Seis relatos convertidos en seis capítulos que van desde el asesinato, el homicidio involuntario o el maltrato hasta los delitos contra el patrimonio. En mi opinión son tan distintos que puede haber historias redondas, como efectivamente las hay, y otros excesivamente adornadas y enrevesadas, tanto que es fácil perderse. En otras simplemente se pierde el interés por la falta de gancho de lo que se cuenta y en otras lo forzado de la situación o lo inverosímil del crimen hacen que resulte imposible empatizar con el o la protagonista.
En definitiva, una serie para aficionados al derecho y a las ficciones judiciales. 6,5/10.
La segunda etapa de nuestro viaje a varios países costeros del Báltico nos llevo por carretera desde Riga hasta Tallin. La carretera bordeaba la costa, aunque apenas pudimos ver el mar. Sobre todo en la zona letona, los árboles eran enormes. Tras una breve para en Parnu, ya en Estonia, nos adentramos tierra adentro hacia la capital del país. En este pequeño país de 45.000 kilómetros cuadrados predominan las llanuras y praderas con bastantes casas de madera y pocas poblaciones, al menos en torno a la carretera por la que circulábamos. Lo cierto es que nos encontramos en un estado a medio camino entre el mundo eslavo y el nórdico, como bien corresponde a su situación. Sus hermanos mayores al norte y oeste son Finlandia (Helsinki está a 80 kilómetros) y Suecia (Estocolmo está a menos de 400 kilómetros) y también algunos de sus principales socios comerciales y culturales. En el otro lado, al este, Rusia, la antigua potencia ocupante y que ahora representa el pasado geográficamente muy cercano (San Petersburgo está a algo más de 350 kilómetros por carretera) pero históricamente cada vez más lejos.
Llegamos a la estación con un calor y una humedad bastante intensos. Pero teníamos por delante tres días para recorrer la antigua Reval medieval, de la que se conservan buena parte de sus edificaciones y fortificaciones casi intactas. También nos pasamos por el bonito parque de Kadriorg, donde tenía su palacio de verano la zarina Catalina I de Rusia.
Pero lo mejor es que veáis el vídeo para haceros una idea de todo lo que contemplamos en esos tres intensos días. Espero que os guste…
Como ya vimos en ‘Tapie’, los biopics seriados más o menos fantasiosos son una constante hoy día en las principales plataformas. Si el personaje lo merece o se le puede sacar el suficiente jugo como para exprimir media docena de capítulos o alguno más, allí habrá una serie. El caso que nos ocupa hoy es ‘Clark’, una serie original para la sucursal sueca de Netflix que nos cuenta la vida y obra de Clark Olofsson, uno de los principales criminales de la Suecia del siglo XX y también una supuesta superestrella mediática –al menos en la ficción–.
Tomando como base hechos reales, Olofsson es el protagonista absoluto de una serie de hechos (asesinatos, robos, estafas, secuestros, etc) que probablemente hubieran pasado sin pena ni gloria si no fuera por el atraco al Kreditbanken de Estocolmo en 1973. En este evento su amigo Jan-Erik Olsson perpetró un robo en el que tomó a cuatro rehenes. Olofsson acudió teóricamente a mediar en la liberación de los secuestrados. Finalmente las propias víctimas se negaron a salir alegando estar bien tratados por Olsson y Olofsson y temiendo que la policía que asediaba el banco les hiriera o matara. Es lo que se conoció mundialmente como «síndrome de Estocolmo».
‘Clark’ es una producción juguetona, gamberra, irreverente y también algo cansina. Un histriónico y sobreactuado Bill Skarsgård no desentona en este festival del crimen, tratado como un icono pop, una superestrella incomprendida y estúpida. Es posible que en un largometraje este estilo pseudotarantiniano funcione bien, pero en ocho entregas la cosa cansa bastante aunque siga resultando gracioso a veces. El tratamiento audiovisual es impecable y ayuda a ubicar las épocas con algunas anacronías pero perdonables. En conclusión, una serie para ver poco a poco que tiene buenos momentos pero también algunos ridículos y aburridos. 6,5/10.
Aunque Bertrand Tapie no es un personaje conocido en España, en Francia le han dedicado una serie. Artista, empresario y político inclasificable, Tapie merecía un biopic que contara su vida llena de altibajos, de ideas descabelladas de negocio abocadas al fracaso y de ambición sin límite. Netflix en el país vecino se ha encargado de producir y distribuirla. Yo apenas tenia referencias y la serie al menos ha servido para entenderlo –con sus licencias, porque no deja de ser una ficción–.
La historia comienza a finales de los años sesenta. En 1968 se presenta a un concurso de la canción. Tras constatar su fracaso propone a un dudoso socio capitalista la creación de club de compras de electromésticos que resulta ser un éxito. A partir de aquí entrará en una espiral de ambición que le llevará de lo más alto a lo más bajo y de nuevo a lo más alto.
El trabajo de Laurent Lafitte, un actor ya consagrado, es excelente. La historia también está bastante bien dirigida y sabe mantener el ritmo de los acontecimientos de forma que el espectador no pierda interés y se implique con el protagonista. También me parece logrado el dibujo de Bertrand Tapie como alguien complejo, que se arrepiente de sus malas acciones para a continuación volver a hacerlo. Y lo que es más difícil, entender sus motivaciones. Una buena producción que es también el reflejo de un país, de una época y de sus cambios sociales y económicos. 7/10.
Comenzamos la serie de vídeos sobre nuestro viaje a tierras del noreste de la Unión Europea. En la primera de estas etapas visitamos Riga, donde pasamos cuatro días. Vimos sus tres catedrales (luterana, ortodoxa y católica), el casco antiguo (llamado vecpilsēta o ‘ciudad vieja’) con sus calles y edificios medievales, la mayoría reconstruidos tras los duros bombardeos de la segunda guerra mundial, y también la herencia soviética, en forma de edificios monumentales como la Academia de Ciencias de Letonia, el trazado de muchas calles o los bloques de jrushchovkas en los barrios periféricos. Riga es reconocida también internacionalmente en el mundo de la arquitectura por ser la ciudad que concentra más arquitectura art nouveau. Realmente estaba por todas partes. También dedicamos uno de esos días, o parte de él, a viajar hasta Jūrmala, lugar de vacaciones desde hace siglos, con una playa kilométrica (33 kilómetros concretamente).
En cuanto al formato, tenía ganas de probar a montar vídeos de desarrollo más largo. Esta primera entrega dura casi 18 minutos. También la introducción poniendo en situación al espectador sobre lo que va a ver. En fin, un pequeño cambio para ofreceros lo que vimos a lo largo de este viaje, el que más lejos nos ha llevado y uno de los más largos también.
rmbit está bajo una licencia de Creative Commons.
Plantilla de diseño propio en constante evolución.
Página servida en 0,054 segundos.
Gestionado con WordPress