Aunque el cine polaco en los últimos años no da los títulos brillantes a los que estábamos acostumbrados en los ochenta, nos llega de vez en cuando una película que merece al menos un poco de atención. Los nuevos realizadores –igual que en otros países de la Europa del este– también están realizando cintas interesantes, sacudiéndose el sambenito de las etiquetas absurdas (post-comunista, discípulos de Kieslowski o de Wajda y otros tópicos). El cine polaco abraza, como el de sus vecinos, un estilismo cuidado y claramente occidentalizado, pero manteniendo una fuerte base identitaria. El caso de ‘Plac Zbawiciela’ (‘Plaza del Salvador’) es un claro ejemplo.
Se trata de una producción de 2006 dirigida por Krzysztof Krauze y su esposa Joanna Kos-Krauze. Forjado en el cine para televisión, Krauze se adentra en las terribles vivencias de una familia en descomposición. Como mudo escenario, la céntrica plaza varsoviana del Salvador con sus tranvías y sus bonitos dibujos hechos con flores, un símbolo que aparece en varias ocasiones a lo largo de la película y cuyo significado no es sencillo de descifrar, más allá de que también fue un punto importante en la anterior obra de Krauze. Quizás aquí sea un símbolo del engañoso resurgir polaco tras la integración en la Unión Europea. Algo que también tiene una doble cara. De hecho, Krauze parece reprochar el «milagro económico» polaco y el crecimiento desmedido y descontrolado. No es casual que el detonante de la ruptura familiar sea la quiebra de la empresa que construía unos bloques de viviendas, perdiendo todo lo invertido hasta el momento y sin que desde ningún estamento oficial se ofrezca ninguna solución.
‘Plac Zbawiciela’, escenarios y contextos aparte, es una radiografía detalladísima del conflicto familiar, del desmoronamiento de todos los planes de futuro en los que se había invertido dinero, ilusiones y tiempo. También del efecto que las rupturas matrimoniales violentas pueden tener en los hijos. Es pues, ante todo, una película sobre el ser humano y la interacción entre ellos. En este sentido es similar a la que vimos hace no mucho, la también polaca ’33 Sceny z Życia’. Podría pecar en exceso de tremendismo o quizás de efectismo, pero el estilo parco y sin artificios y el trabajo de los actores la salva de caer en el melodrama facilón. Una cinta notable.
El cine chino evoluciona a la vez que lo hace su sociedad. De las pequeñas y delicadas películas de los ochenta y noventa a las grandes superproducciones que no reparan en medios ni gastos. El intento de llevar el cine de la superpotencia oriental al gran público occidental se ha conseguido, aunque a medias. ‘City of Life and Death’ (‘Ciudad de Vida y Muerte’) (2009) es una producción pensada, diseñada y rodada bajo los cánones occidentales. Sus referentes, que aparecen en casi todas las críticas que he leído, son ‘La Lista de Schindler‘ de Steven Spielberg, aunque sea más por las formas que por el fondo. El fondo es precisamente un episodio histórico reciente, pero prácticamente desconocido en occidente: la ocupación japonesa de Nanjing en 1937.
La película se centra en el horror, en la arbitrariedad de la guerra durante esta ocupación. Ambos contendientes son retratados con todos los matices necesarios. Si los japoneses son los malos es porque son la potencia ocupante, no porque intrínsecamente lo sean. Por tanto, y según avanza la película, el peso de la culpa y los remordimientos van haciendo mella sobre todo en su principal mando. Las atrocidades cometidas contra el pueblo chino tampoco se justifican pero Lu Chuan, el realizador del film, ha preferido tomar un punto de vista bastante neutral al respecto. De hecho, entre los observadores internacionales que aparecen en la película (aunque apenas juegan un papel determinante en su desarrollo) existe un enviado de la Alemania nazi que es retratado como un hombre bueno y humanitario que sólo pretende defender a la población civil de los desmanes del ejército imperial japonés.
Formalmente, la cinta no se sale de los cánones «oficiales» de la cinematografía más tradicional. Se echa de menos un poco más de riesgo o quizás un acercamiento más profundo a los personajes individuales más que a la colectividad. Incluso las figuras centrales son casi un esbozo. De ahí que el espectador no consiga establecer un vínculo emocional que «aligere» el innecesariamente largo metraje de la cinta (129 minutos). A destacar el uso de una impresionante y bellísima fotografía en blanco y negro para destacar el dramatismo y la sombría sensación de muerte que sobrevuela a lo largo de toda la película. En definitiva, ‘City of Life and Death’ es una gran película, pero que adolece de los defectos típicos de las superproducciones occidentales. No obstante cuenta con muchas secuencias memorables, especialmente al final, con el desfile triunfal de unas enajenadas tropas japonesas sobre la ciudad que provoca miedo. Recomendable.
Cerramos este miniciclo de cine para Navidad (que no navideño) con una coproducción bastante exótica. ‘Smutek Paní Šnajderové’ (que puede traducirse al castellano como ‘La Pena de la Señora Snajdr‘) es una producción de Grecia, Albania y República Checa dirigida en 2008 por los realizadores albaneses Piro y Eno Milkani, que son padre e hijo. De hecho, la película está ligeramente inspirada en la experiencia de Piro durante su estancia en la Checoslovaquia comunista de los años sesenta.
La acción transcurre en 1961. Dos estudiantes de cine checos y uno albanés (Leka, el protagonista de la cinta) llegan a la ciudad de Český Šternberk para rodar un documental sobre la fábrica de motocicletas Eso. Será su proyecto fin de carrera. Paralelamente a la realización de su trabajo vivirán una serie de experiencias, sufridas siempre por Leka, que pondrán de manifiesto el convulso contexto histórico de la época y las contradicciones en las relaciones entre los países del otro lado del telón de acero. Coincidirá con un relajamiento de las costumbres comunistas en Checoslovaquia (donde incluso a los condes se les permite vivir en el castillo familiar) y, ante esto, la reacción de países más radicales como la Albania de Enver Hoxha, cerrando aún más su país. Por supuesto, Leka sufrirá las consecuencias.
‘Smutek Paní Šnajderové’ es una buena manera de conocer una historia cercana sobre la que los europeos occidentales no tenemos ni idea. Una de esas cintas interesantes en todas sus lecturas, tanto en la más evidente –el relato de tres chicos y sus aventuras y desventuras en Praga y en Český Šternberk–, el de las carencias y peculiaridades de la Checoslovaquia comunista de los sesenta y la más de fondo, el que tiene Leka en la cabeza, o sea, las relaciones de su país de adopción con Albania. Se trata, por tanto, de un film complejo vestido con una apariencia de sencillez y que es perfectamente accesible para cualquier persona «no iniciada» en el cine del este europeo. Quizás por esto la película fue enviada por Albania como candidata a los Oscars de Hollywood en la categoría de mejor película de habla no inglesa en 2009.
Uno a veces se siente impotente por la cantidad de películas que me pasan desapercibidas a mí y a la mayoría de los que somos aficionados al cine no norteamericano. Siendo generosos, la inmensa mayoría no llegan a estrenarse más que en unas pocas salas en España. Y a veces ni siquiera eso. Es lo que me ha ocurrido con ’33 Sceny z Życia’ (que podría traducirse como ’33 Escenas de la Vida’), una producción germano-polaca de 2008 que ha pasado sin pena ni gloria incluso por internet. De hecho no hay ninguna crítica en castellano sobre ella y los subtítulos que he encontrado son en inglés. De su directora, Małgorzata Szumowska, tampoco tenemos ninguna referencia. En cualquier caso, la película que nos ofrece es un drama tan duro y contradictorio como interesante.
’33 Sceny z Życia’ es la historia de una familia de intelectuales. El padre es director de cine y la madre escritora. Su hija Julia, el eje sobre el que se monta toda la trama, también es una artista de cierto éxito. Junto a sus hermanos viven una vida normal. Todo cambiará cuando a su madre se le diagnostica un cáncer terminal. Su entorno se vendrá abajo y aflorarán los egoísmos. Las máscaras caerán para mostrar a cada uno como es verdaderamente.
La factura austera y desnuda de la película acentúa aún más el espléndido trabajo de todo el reparto sin excepciones, transmitiendo la desesperación, la tensión, incluso el odio. En él podemos reconocer al danés Peter Gantzler, que ya vimos en películas del entorno del Dogma y de Lars Von Trier y también a la estupenda actriz alemana Julia Jentsch, que también estaba en ‘Die Fetten Jahre Sind Vorbei’ junto a Daniel Brühl. En definitiva, una cinta de esas que están escondidas y que gustará a aquellos iniciados que tienen la vista «entrenada».
Siempre que veo una película rumana me viene a la mente la misma idea. Más allá de hacer un juego fácil con el título de esta cinta, el cine de aquel país está viviendo una edad de oro. Sé que soy un poco pesado repitiendo una y otra vez esta idea. Pero no me queda más remedio que hacerlo al ver películas como ‘Historias de la Edad de Oro’ (en rumano ‘Amintiri Din Epoca de Aur’), una comedia con cinco relatos dirigida en 2009 por Cristian Mungiu, Hanno Höfer, Razvan Marculescu, Constantin Popescu y Ioana Uricaru cada uno de ellos. Se basan, según se comenta en la propia película, en leyendas urbanas que circulaban por la Rumanía de Ceaucescu (la llamada por el régimen comunista como «Edad de Oro»). Todas ellas son delirantes y se narran con gran habilidad y gracia. De hecho, forman un extrañamente homogéneo conjunto y es complicado elegir una que sobresalga por encima de las demás.
Las cinco historias contadas son de lo más variopinto y bizarro. Desde la familia que intenta matar un cerdo con el gas de la cocina de su casa, hasta los falsos inspectores ministeriales (en realidad adolescentes a la búsqueda de botellas de cristal) pasando por fotógrafos expertos en montajes absurdos o ciudadanos preocupados por cuidar los detalles de su pueblo ante la llegada de un gerifalte del Partido. Como ya he dicho, todas ellas están contadas con desparpajo y gracia, aunque también con toques trágicos y absurdos. Viendo algunos episodios es imposible no pensar en el mejor Berlanga o incluso en Fellini.
A pesar de su larga duración (dos horas y media largas), la estructura del film hace que sea bastante ameno. Así que si queréis iniciaros en el mundo del cine rumano, probablemente esta cinta sea una buena (y amable) puerta de entrada hacia una filmografías que rara vez llegan a programarse en nuestros cines o cadenas de televisión. Imprescindible.
‘La Red Social’ es sin duda una de las películas del año en el «mundo real», es decir, dentro del cine comercial norteamericano. Ciertamente no hace falta mucho para conseguirlo. Había algo en esta producción dirigida por David Fincher (‘Seven’, ‘Zodiac’) este mismo año que me atraía más allá del argumento y que no sabría decir qué es. La historia de ‘La Red Social’ es la narración de un juicio, el de ConnectU contra Facebook en 2008 por un asunto de patentes. En forma de flashbacks, a veces un poco confusos, se va cosiendo el argumento, contado de una manera excesivamente frenética.
Personalmente, creo que ‘La Red Social’ es una película que engancha a pesar de que su insoportable fachada de «más de lo mismo». La mayoría de las secuencias tienen apariencia falsas y los personajes y sus diálogos efectistas y repletos de tópicos y ocurrencias me ponen enfermo. Además probablemente disten mucho de la realidad. Básicamente la historia de universitarios de Harvard se divide entre los niñatos hijos de papá y los cerebritos adheridos a sus ordenadores. En el papel de los primeros, los gemelos Winklevoss y su idea de Harvard Connect (posteriormente ConnectU), y en del segundo Mark Zuckerberg» con su Facebook.
Quizás el planteamiento, el enfoque, sea lo más acertado de la película. El rancio universo de las «houses» de Harvard, los clubes exclusivos y toda esa parafernalia que hemos visto muchas veces en el cine británico y norteamericano. A lo largo de todo el film, Fincher muestra a Zuckerberg casi como un marciano en un mundo que no es el suyo, obligado por unas convenciones sociales que a él le parecen estúpidas. Pero también como una persona sabia e inteligente que maneja como él solo las dosis necesarias de cinismo e ironía como un escudo contra los ataques del mundo exterior.
En definitiva, una película curiosa con un argumento que se sale de lo normal y que entretendrá a aquellos que les interese este mundo a caballo entre la informática y los negocios. De hecho no es fácil escuchar en la gran pantalla palabras como Perl, PHP, Apache o SSL, ni ver el gestor de ventanas KDE o el gestor de blogs LiveJournal…
Casi siempre el cine turco nos viene enlazado al alemán. Muchos de los realizadores del país de la media luna y la estrella residen en Alemania y nos narran los conflictos y dificultades de la integración de sus compatriotas en la Europa occidental. En esta ocasión la desconocida directora Yeşim Ustaoğlu nos ofrece en su segunda película un drama desarrollado íntegramente en Turquía, aunque podía haber sucedido en cualquier país occidental. ‘Pandora’nın Kutusu’ (‘La Caja de Pandora’ en castellano) es una coproducción realizada en 2008 por Turquía, Francia, Alemania y Bélgica sobre precisamente los males de la civilización moderna. Esto es, el aislamiento, la incomunicación y, en definitiva, la negación de todo lo que nos hace humanos.
Todo comienza cuando tres hermanos cuarentones que viven en Estambul (Nesrim, Güzin y Mehmet) reciben la noticia de que su madre, que vive aislada en una aldea de la Turquía profunda, ha desaparecido sin dejar rastro. Tras la búsqueda consiguen encontrarla y llevarla con ellos. Se le diagnostica la enfermedad de Alzheimer. Al hecho de tener que hacerse cargo de ella día y noche se suma la rebeldía del hijo de Nesrim. Paradójicamente, será este quien mejor comprenda a la anciana, dando lugar a una extraña y curiosa relación.
Si hay algo que puede destacarse sobre todo lo demás, es el trabajo de los actores. Soberbia es la actuación de la veterana actriz francesa Tsilla Chelton en el papel de la madre enferma y que le ha valido la Concha de Plata a la mejor actriz en el Festival de Cine de San Sebastián de 2009. Ustaoğlu también parece haber querido enfatizar los contrastes entre el mundo urbano y el rural, dando un enfoque completamente diferente a cada uno de ellos. Como conclusión decir que ‘Pandora’nın Kutusu’, a pesar de ser un drama, es un drama amable y realista, sin dejarse llevar por un excesivo tremendismo. Quizás ese sea uno de sus defectos (en mi opinión le falta algo de fuerza) junto con un asunto (la dicotomía campo-ciudad) que quizás haya sido ya bastante tratado en el cine. Recomendable.
rmbit está bajo una licencia de Creative Commons.
Plantilla de diseño propio en constante evolución.
Página servida en 0,052 segundos.
Gestionado con WordPress