Ya podemos pasearnos por cualquier ciudad y pueblo español mediante la vista a nivel de calle de Google o Street View. Ha sido una sorpresa, ya que sólo Estados Unidos dispone de una vista tan completa… Es hora de ponerse manos a la obra…
Si hubiera que establecer un punto de partida de los movimientos juveniles en el Reino Unido, ese momento sería 1958. En ese año, Colin MacInnes publicó la novela ‘Absolute Beginners’. El libro relataba un mundo en ebullición y perfilaba lo que ya comenzaban a ser los mods tal y como los conocemos hoy. Fue cuando el jazz, el soul y el r’n’b se mezclaron con el rock que venía de los Estados Unidos, cuando los muchachos y muchachas dejaron de obedecer las normas y de comportarse como sus padres para crear un nuevo universo a su medida. Era un tiempo nuevo y turbulento donde los viejos valores victorianos empezaban a desmantelarse. Primero en los suburbios obreros y después en los centros de las ciudades, la incipiente multiculturalidad (indios, pakistaníes y sobre todo negros de Jamaica, colonia británica, que trajeron el reggae, origen del ska) comenzaban a abrirse paso. La novela rompió tabúes y provocó una pequeña gran revolución en los adolescentes británicos. Habían nacido las tribus urbanas juveniles… He dado muchas vueltas por internet y por bibliotecas a la busca y captura de ‘Absolute Beginners’, aunque fuera en inglés, sin que mis esfuerzos hayan dado resultado. Pero no pierdo la esperanza.
La novela fue adaptada al cine por Julien Temple con título homónimo, siendo estrenada en 1985. Por lo que he podido leer, la película no gustó a casi nadie, debido a graves errores de ambientación que traicionaban completamente el espíritu del libro de MacInnes. Su estética era excesivamente ochentera. En el reparto contó con David Bowie y Sade entre otros. Su banda sonora nos dejó interesantes temas, como la titular interpretada por el propio Bowie pero que, de nuevo, nada tiene que ver con el movimiento juvenil plasmado en el papel.
Y si de música hablamos, en el pop británico (e incluso en el español) tenemos más referencias a ‘Absolute Beginners’. Sin ir más lejos, The Jam (quiénes si no) publicaron un sencillo con este nombre con claras referencias. También la banda de twee-pop My Favourite titularon uno de sus temas ‘Absolute Beginners Again’. En España, Los Flechazos y su popular canción ‘Suzette’ hacen referencia al personaje de la promiscua ex-novia del fotógrafo adolescente y narrador de la novela, que tenía especial preferencia por los hombres negros… Estoy convencido de que buscando encontraríamos muchos más guiños.
Pasamos a los vídeos. Aquí os dejo los dos ‘Absolute Beginners’, el de The Jam y el de David Bowie y también el tema ‘Suzette’ (aunque no hay videoclip oficial) de Los Flechazos:
En 1981, el primer IBM PC contaba como opción con un disco duro de 20 Mb, una cantidad de información enorme para unos tiempos en los que el sistema operativo (el famoso MS-DOS) ocupaba decenas (quizás algún centenar) de Kilobytes, nadie manejaba imágenes de calidad fotográfica por ordenador y mucho menos clips de audio o vídeo. Entonces 20 Mb eran más que suficientes para cumplir con las exigencias de cualquier usuario, incluso el más profesional. Hoy, en 20 Mb podemos guardar un clip de vídeo de no demasiada duración, tres o cuatro canciones o varias fotos de las que sacan cualquier cámara digital de hoy día.
A lo largo de las últimas dos décadas hemos asistido a un crecimiento exponencial de los tamaños de los dispositivos de almacenamiento que llevan los ordenadores que manejamos cotidianamente. Primero se quedaron cortos los Megas y, en la segunda mitad de los noventa surgieron los primeros discos duros de 1 Gigabyte, una barrera a la que nunca pensamos que llegaríamos. Después vendrían los «ripeos» de DVDs y con ello, el Giga se quedó pequeño. El reinado del Giga terminó hace no mucho tiempo. Hace cosa de dos años o así los fabricantes lanzaron los primeros discos de 1 Terabyte. Giga y Tera están separados aproximadamente por una década. ¿Necesitaremos dentro de otros diez años dar un nuevo salto hacia el siguiente escalón?
Por curiosidad he estado echando un vistazo a las unidades de almacenamiento según el Sistema Métrico Internacional. Todos sabemos que más allá del Gigabyte está el Pettabyte (Pb) (o Petabyte con una «t», no está claro todavía), que son 1.000 Gb. Y todavía más allá encontramos el Hexabyte (Hb), que equivalen a 1.000.000 de Gb. Los siguientes escalones, que casi nos suenan a ciencia-ficción, son el Zettabyte (Zb) (1.000.000.000 Gb) y el Yottabyte (Yb) (1.000.000.000.000 Gb), que de momento es lo último que ha contemplado el estándar definido en 1991… ¿Llegaremos a ver con nuestros ojitos estas cantidades de información tan gigantescas o se estancará en algún punto?
Aunque en esta legislatura no estamos asistiendo a demasiadas manifestaciones de colectivos que protestan contra el Gobierno (ya sea por una u otra razón), las que hay están teniendo cierta repercusión en los medios. La última fue la del pasado domingo en contra de ¿La reforma de la ley del aborto? ¿Del aborto en sí? No lo sé. Imagino que las dos cosas. No es cuestión de este post hablar sobre el aborto o si es conveniente que unos u otros se manifiesten. De esto ya hablé en su día y no voy a repetirme. Más allá de los motivos, me voy a centrar en el hecho de la manifestación en sí.
Estamos demasiado acostumbrados a las guerras de cifras sobre los asistentes a una u otra concentración ciudadana. No en vano se trata de una demostración de fuerza sobre un ideario. Escuchamos hablar de millones de manifestantes como si nada. Haciendo un cálculo muy sencillo, y suponiendo cuatro personas por metro cuadrado, alojar un millón de personas requeriría un área de 250 hectáreas (el espacio que ocupan unos 225 o 250 campos de fútbol). Vamos, un espacio inconcebible. A lo largo de los últimos años se han desarrollado algunos métodos de medición, unos más científicos que otros, pero en general al final había que aplicar el «ojo de buen cubero». El sistema más fiable hasta la fecha es el de tomar fotografías aéreas o simplemente elevadas desde varios puntos de la manifestación a la misma hora (la de máximo auge), dividir las zonas de asistencia según su densidad, medir esas áreas y aplicar la escala que va desde poco densa (una persona por metro cuadrado) hasta muy densa (cuatro personas por metro cuadrado) y multiplicar el área de cada zona por uno, dos, tres o cuatro según la densidad aproximada que vemos en las fotografías. Con herramientas como Google Maps cualquiera puede medir las áreas sin problemas de cualquier ciudad. Así calculan las cifras de asistencia en el blog de El Manifestómetro o en el diario El País, aunque con resultados dispares. Pero vamos a los datos concretos.
Según los cálculos de El País, la cifra de manifestantes que asistieron el pasado domingo fue de 265300, mientras que El Manifestómetro arrojaba una cifra que oscilaba entre 48530 y 72795 personas. Demasiada diferencia ¿No?. Mirando detenidamente los datos y la forma de medición, la conclusión a la que llego es que el cálculo de El País es muy teórica y en ningún caso se basa en fotografías concretas, sino en estimaciones. Pero quizás salgamos de dudas. En esta ocasión la agencia de noticias EFE ha contado con los servicios de Lynce. Lynce es la primera empresa en España que se dedica a la medición sistemática de asistencia a manifestaciones. Para ello utiliza un método en parte automatizado por software y en parte manual. En su página web han colgado precisamente hoy una explicación pormenorizadamente de cómo realizan el proceso de medición. Básicamente, se parte de fotografías aéreas y sobre el terreno, fotos que una aplicación analiza y aplica algoritmos de reconocimiento de formas (mediante puntos de comparación, contraste, color, etc) similar al que incorporan los programas que reconocen rostros, sonrisas o borran matrículas en Google Street View. Cada manifestante es identificado por un número. De esta forma se cuentan literalmente uno a uno los asistentes con un margen de error del 15%. El resultado: 55316 personas. Muy parecido a El Manifestómetro y su trabajo a pie de calle.
Para los escépticos por razones políticas, Telemadrid ofreció en sus informativos un pequeño reportaje sobre Lynce acerca de la medición de la manifestación del Orgullo Gay. Entonces sí eran fiables:
Algunos blogs en castellano, como Microsiervos, se han hecho eco de un estrambótico artículo que el pasado día 13 de octubre publicaba The New York Times en su sección Space & Cosmos. Bajo el título de «The Collider, the Particle and a Theory About Fate» («El Colisionador, la Partícula y una Teoría sobre el Destino») se ofrece un pequeño ensayo que viene a decir lo siguiente. Atención. Según dos científicos, Holger Bech Nielsen de la Universidad Niels Bohr de Copenhague y Masao Ninomiya del Instituto Yukawa sobre Física Teórica de Kioto, el famoso LHC (sí, el Gran Colisionador de Hadrones) que no acaba de funcionar correctamente estaría siendo saboteado desde su propio futuro.
Aunque parezca el argumento de un episodio de Doctor Who, estos dos hombres que de física deben saber algo llevan publicando escritos sobre estas hipótesis desde 2007. Me ha dado por buscar algunos de ellos, que llevan títulos como «Test of Influence from Future in Large Hadron Collider; A Proposal» («Prueba de Influencia desde el Futuro en el Gran Colisionador de Hadrones; una Propuesta»). Todo ha sido en vano. No he conseguido averiguar cual es la base científica (si es que hay alguna) para afirmar que, básicamente, el propio LHC evita con sus averías que se descubra el dichoso bosón de Higgs, la partícula que parece ser la piedra filosofal de los físicos de vanguardia. Se supone además que esta partícula es la que aúne la física clásica y la cuántica para formar la teoría del todo que daría la coherencia necesaria a las reglas del universo tal y como lo conocemos.
Sobre estos temas, yo siempre digo lo mismo. Hemos llegado en física a un nivel tan sumamente complejo que todo se vuelve escurridizo, excesivamente teórico y muy dado a las hipótesis extrañas. Cualquier cosa tiene cabida en un mundo donde las reglas parecen ser relativas y no llegamos a entender del todo qué es lo que ocurre cuando traspasamos ciertas barreras. ¿No será que lo que fallan son las reglas?
Este fin de semana de puente se ha celebrado el Urban Screens Cáceres 2009. Los festivales de urban screens se están haciendo muy populares en todo el mundo, ya que a la vez que es una propuesta inicialmente muy sencilla, también es muy espectacular. El hecho de convertir algunas de las fachadas de los monumentos más conocidos de la ciudad de Cáceres en improvisadas pantallas de proyección es una idea muy atractiva. Además no se trata sólo de esto, sino que las proyecciones juegan con los volúmenes y los diferentes elementos arquitectónicos de cada edificio. De este modo, por ejemplo, la proyección tendrá en cuenta un pórtico románico a la hora de colocar en él diferentes colores o animaciones que en el resto.
En el caso de Cáceres, el contraste entre las vetustas iglesias románicas y las atrevidas propuestas proyectadas proporcionan un resultado más que interesante. En total han sido once instalaciones de videoproyección y una cúpula geodésica-bar en plan chill-out. Pero nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo de la gente de Cáceres y de los turistas ocasionales que abarrotaron todos estos lugares haciendo fotos y vídeos, entre ellos yo mismo. Cada sesión duraba poco tiempo, por lo que en apenas una hora podían verse sin problemas todas las instalaciones.
Otra cosa que se ha tenido muy en cuenta es la ecología. La tecnología utilizada para las proyecciones ha sido la LED, que consume muchísima menos energía y es lumínicamente menos contaminante. De paso demuestra la enorme capacidad de esta modalidad de iluminación. Posiblemente no tardaremos en ver en nuestras ciudades cómo se sustituyen los tradicionales focos de nuestros monumentos por pequeños (y potentes) dispositivos LED.
Las fotos que acompañan a esta entrada las hice el pasado domingo por la noche, ya de madrugada, y es sólo una muestra de lo que pudo verse. Espectacular ¿no?
Esta semana está siendo la semana de las loterías. Si el otro día hablábamos de los trucos de Derren Brown para simular acertar la combinación ganadora, ahora me entero a través de Microsiervos de una cosa mucho más real. Una muestra más de cómo la gente no es tonta, o por lo menos hay mucha gente que no es tonta y de cómo un juego de azar mal diseñado, donde el azar no es el único factor, puede ser un quebradero de cabeza para la administración de turno.
Loterias de Catalunya es un organismo público dependiente de la Entidad Autónoma de Juegos y Apuestas de la Generalitat de Catalunya y fundado hace ya veinticinco años. En todo este tiempo no se habían producido «incidentes» como el que ahora os comento. El juego más popular de todas estas loterías es el 6/49. Por el nombre ya podéis deducir que su funcionamiento es muy similar al de la Lotería Primitiva de toda la vida: 49 números y 6 a elegir. Los premios llegan a partir de acertar el tercer número. Pero hace un tiempo se incorporó una modalidad a este juego, llamado Combi 3. No sé exactamente cómo funcionaba este método de juego porque no he logrado encontrar una explicación entendible en ninguna parte, pero el caso es que según se dice, realizando una «inversión» de 228 euros (228 apuestas) con unas determinadas combinaciones se obtenía un premio seguro de ¡3.000 euros!.
El caso es que en el único sorteo que se ha realizado con este método, el pasado 23 de septiembre, hubo 33 agraciados (o mejor dicho 33 boletos, porque varios eran de la misma persona que ya se olía el asunto) con el premio máximo de los 3.000 euros (aquí el premio no se reparte, sino que es fijo independientemente de la recaudación). Rápidamente el juego se retiró y la inversión millonaria que se había hecho para poner en marcha el Combi 3 no sirvió para nada. Indra y Scientific Games que son las empresas que llevan el tema tuvieron que readaptar las 2.500 máquinas validadoras de boletos reinstalando el antiguo software, con el coste adicional que esto supone.
En definitiva, me parece una noticia asombrosa. ¿Cómo puede un juego donde entran en funcionamiento tantísimas personas y tanto dinero estar tan mal hecho? ¿De quién es la culpa, de la empresa diseñadora del juego o de la Administración de turno que no se dio cuenta del error? Moraleja: Habrá que estar atentos a los nuevos juegos de azar que salgan no sea que vengan con «truco» y con un poco de suerte nos hacemos millonarios.
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