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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
18 de noviembre de 2009

Herramientas para desarrollar aventuras conversacionales

El año pasado más o menos a estas alturas, me volvió a entrar el gusanillo de diseñar aventuras conversacionales. Ya sabéis de mis gusto por este tipo de videojuegos. Todo partió de la noticia que llegó a mi ordenador con los resultados de la IFComp 2008, un concurso de aventuras cortas. En la edición de 2009, el podio de ganadores ha estado ocupado por ‘Rover’s Day Out’, ‘Broken Legs’ y ‘Snowquest’ en el primer, segundo y tercer puesto respectivamente. El hecho de que para crear estas piezas de software sea necesaria una dosis extra de creatividad (ya que todo el peso recae sobre las palabras), una parte evidente de técnica de programación y, por supuesto, organizar bien la historia, siempre me llamó mucho la atención. Pero esta fiebre se me fue pasando.

En estos últimos días me estoy empezando a familiarizar con algunas herramientas de creación de aventuras conversacionales como InformATE. Se trata de la versión traducida al castellano de Inform, que es un lenguaje de programación orientado a objetos, un conjunto de librerías y un compilador especializados en el desarrollo de juegos de ficción interactiva. La historia de Inform es ya muy dilatada. Su autor, Graham Nelson, lo creó en 1993 y desde entonces ha sufrido numerosas evoluciones. Después de compilar un videojuego con Inform o InformATE, no nos genera un ejecutable, sino un código intermedio que ha de ser ejecutado o interpretado por una máquina virtual. En este mundillo, los dos intérpretes más utilizados son Máquina-Z y Glulx. La primera de ellas fue diseñada ni más ni menos que en 1979 y fue creada para desarrollar ‘Zork’, una de las primeras aventuras conversacionales de la historia. Glulx es un sistema mucho más evolucionado y con más posibilidades, ya que permite incluso la incorporación de gráficos.

Actualmente existen intérpretes de Máquina-Z, de Glulx y de otros para cualquier plataforma, ya sea Windows, Mac o Linux. En mi caso, con Mac utilizo Spatterlight, que puede leer archivos para todas esas máquinas virtuales. Del mismo modo, también existen compiladores de Inform/InformATE para cualquier sistema operativo. En todos los casos las herramientas son rigurosamente gratuitas. No hay más que darse una vuelta por el repositorio que los chicos de CAAD mantienen en su sitio web y elegir el que mejor se ajuste a nuestras necesidades. También podemos encontrar abundante documentación y ejemplos para aprender este lenguaje.

Inform/InformATE es bastante complejo. Si bien su estructura es similar a la de cualquier lenguaje de programación, es necesario un ejercicio de abstracción para no dejar atrás ninguna de las posibilidades que nos permite. Buena parte de la culpa de esa complejidad se debe a la cantidad de acciones (muchas de ellas combinadas), de tipos de objetos, de situaciones, etc. En cualquier caso es una potente herramienta que nos ahorrará mucho trabajo si queremos programar una buena aventura con un buen vocabulario admitido (recordemos que las acciones se introducen libremente mediante lenguaje natural con el teclado).

17 de noviembre de 2009

Bloqueo concertado de un servidor: ¿Manifestación o mala fe?

Leo antentamente un artículo en el Diario de Burgos (encontrado a través de Barrapunto.com). En él se plantea un asunto interesante. A saber: la Asociación para el Avance de la Informática y la Computación (AAIC) ha convocado la que es la primera (supuesta) «manifestación virtual», que tendrá lugar en el «ciberespacio» español el próximo jueves día 19. Esta protesta consistirá en la descarga simultánea por aquellos internautas que deseen participar del archivo de un documento determinado a una hora determinada y de una web determinada con el objetivo de bloquear o «tirar» el servidor que lo aloja. En concreto, en el comunicado se alude a tres sitios web oficiales: el Ministerio de Educación, el de Industria y el de Economía y Hacienda. Lo que esta asociación pretende conseguir con esta protesta es, básicamente, promover una mayor regulación de la profesión de informático y evitar el intrusismo.

Después de la preceptiva comunicación a la Delegación o Subdelegación del Gobierno correspondiente (en este caso fue a la Delegación del Gobierno en Madrid), la contestación que obtuvieron ha sido bastante discutida, aunque desde mi punto de vista lógica. En el escrito [PDF] se explica que el acto comunicado no entra dentro de los supuestos contemplados en la Ley Orgánica que regula el derecho de reunión (la 9/1983 de 15 de julio, modificada por la 9/1999), no teniendo esta ni ninguna otra Delegación o Subdelegación competencia sobre el tema. Por contra, considera que puede existir mala fe bajo el derecho fundamental de reunión al pretender cobijar un «bloqueo» encubierto de servidores oficiales con el objeto de provocar un perjuicio al usuario de este servicio público. Eso significa que estos actos concertados y planificados pueden ser objeto de responsabilidades penales. A su vez, la respuesta de la AAIC hace referencia al símil entre un bloqueo de una vía pública y de un servidor, ya que ambos provocan trastornos al ciudadano, sin que exista mala fe en esa obstrucción.

Desde luego el asunto no es sencillo, ya que ambas partes tienen razón. Si tuviera que decantarme por un lado, lo haría en favor de los argumentos de la Delegación del Gobierno. No creo que pueda considerarse como un acto de protesta sin más el convocar actos concertados para provocar la caída de un servidor. Además de ser una medida de dudosa eficacia (aún cuando se consiga el objetivo), ya que los usuarios que intenten acceder al servidor caído no serán conscientes del motivo que lo provocó. No existen «pancartas virtuales», ni «pasquines virtuales» con los que informar al perjudicado y quizás unirse a su causa. Por otra parte, evitar el sabotaje sería sencillo, retirando esos enlaces por tiempo limitado que durara la protesta o modificando la página ofreciendo cinco o seis enlaces alternativos al servidor principal, distribuyendo así la carga y evitando su bloqueo.

Para concluir sólo puedo decir que, aunque comparto los motivos de la protesta de mis colegas de profesión, no creo que sea la forma más adecuada ni la más efectiva… Quizás por eso, la AAIC también ha convocado dos concentraciones «físicas» en Madrid y Salamanca para ese mismo día.

16 de noviembre de 2009

‘Chill Out’: Joe Crepúsculo vuelve a las andadas

Joe Crepúsculo es posiblemente uno de los personajes del pop independiente nacional más discutibles y discutidos. La forma de interpretar sus temas con esa voz rasposa y susurrante, las letras a veces tan absurdas y naïf y esa mezcla de estilos sin complejos hacen que no puedas ser indiferente a su música. Yo no lo fui y coroné a su anterior trabajo ‘Supercrepus’ al primer lugar de los mejores discos nacionales de 2008, un disco de ni más ni menos que veinte temas. Y es que Joe Crepúsculo es uno de los artistas más prolíficos del panorama nacional. Si el año pasado lanzó ‘Escuela de Zebras’ y el mencionado ‘Supercrepus’, este año también tenemos un disco suyo. Se llama ‘Chill Out’ y llevo cosa de un mes escuchándolo con atención y con esa misma sensación apabullante que tuve en la ocasión anterior.

No sabemos si Joel Iriarte fagocita toda la música posible y la transforma, la procesa, la deconstruye o la reinterpreta a su manera, poniendo algo de armonía y orden en el revoltijo resultante, pero es la impresión que da al escuchar los doce temas de este nuevo álbum. Su producción es mejor, pero sigue sin separarse de esas cajas de ritmos y esos sintetizadores en plan amateur, algo cutres y como de verbena de barrio. Nunca sabemos si el Crepus va en serio o no. Esta sensación aumenta cuando vemos sus descolocantes videoclips. Hasta la fecha ha grabado dos. Ambos inclasificables y absolutamente originales. Aquí os los dejo:

‘Toda esta energía’:

‘Siento que muero’, un «megamix» de escenas televisivas ochenteras con estribillo que recuerda a ‘Clavado en un bar’ de… ¡Maná!:

14 de noviembre de 2009

Llega Go: ¿Necesitamos más lenguajes de programación?

Google ha presentado recientemente su lenguaje de programación llamado Go, un lenguaje que según aseguran tiene la eficiencia de un lenguaje de medio nivel como C o C++ junto con la rapidez de compilación y ejecución de los lenguajes interpretados, como Python. A simple vista tiene el aspecto clásico de C++, Java o PHP. A nivel de sintaxis sus estructuras de datos, de control, etc son aparentemente muy similares y no hay nada que me haga pensar que a nivel interno (gestión de memoria, de I/O..) sea muy diferente de C/C++. Si alguien conoce alguna característica bien diferenciada de otros lenguajes por el estilo, por favor que me la diga. Pero no he podido evitar descargármelo e instalarlo. De momento sólo está disponible para Linux y Mac OS X. Para que os hagáis una idea, este es el código del «Hola Mundo» copiado de la página oficial de Go:

package main
import "fmt"

func main() 
{
	fmt.Printf("Hola Mundon")
}

Una vez dicho esto, me viene una pregunta a la cabeza: ¿Para qué queremos otro lenguaje de programación? ¿No existen ya demasiados? Existen otros «lenguajes de moda» que pasaron por aquí, como Ruby, mucho más revolucionario que Go, pero que tengo la impresión de que ha pasado sin pena ni gloria. Lo mismo pienso de C#, la gran apuesta de Microsoft de hace unos años y que muy poca gente utiliza. Lo único que se consigue con esta diversificación tan gratuita es que los desarrolladores se vuelvan locos, no profundicen en todas sus posibilidades o que sea complicado especializarse en un lenguaje de programación con dudoso seguimiento. Aún así, bienvenido al mundo de la programación.

12 de noviembre de 2009

Sobre SITEL y nuestra privacidad

Ahora mismo están de actualidad los sistemas de interceptación de las comunicaciones. Lo estuvieron en su día cuando se habló por primera vez de Echelon, después con Carnivore, y ahora a nivel nacional con SITEL. Algunos han querido relacionar este sistema de escucha elaborado por la compañía sueca Ericsson en 2000 con los recientes casos de corrupción en el PP. No digo que esto no sea así, pero determinados medios de comunicación conservadores y ultraconservadores llevan algunas semanas sembrando dudas y sospechas sobre el correcto uso de este sistema. El tema es complejo porque entran en juego asuntos jurídicos y técnicos de gran calado. Esa complejidad se agrava cuando SITEL es un sistema más o menos secreto en su funcionamiento y alcance por razones evidentes. La información oficial sobre él, imagino, es clasificada. Pero sobre lo que yo quería hablar se escapa a las trifulcas partidistas a las que estamos acostumbrados.

Hay mucha gente que es dada a exagerar. Ya he leído calificativos como «El Gran Hermano de Zapatero», «La oreja electrónica de Zapatero» y otros por el estilo. Es verdad que los ciudadanos de a pie tendemos a inquietarnos con todo lo que suene a espionaje, porque pensamos que nosotros podemos estar siendo espiados. ¿La razón? Nadie nos dará una respuesta, pero parece ser que al poder les interesa mucho nuestra vida, nuestras conversaciones y nuestros correos electrónicos (ironía, por supuesto). Apliquemos el sentido común. Me resulta complicado pensar que exista una capacidad de procesamiento tal (ni de almacenamiento) que permita «capturar» simultáneamente todo el tráfico que se genera mediante las comunicaciones electrónicas. Y en el supuesto caso de que se pudiera guardar todo, esa información de por sí no sería útil, habría que someterla a un proceso de clasificación y selección. Por tanto, eso de Gran Hermano quizás deberíamos dejarlo para alguna película.

Sin embargo, la perdida de privacidad es un hecho incuestionable. Y no por el SITEL, sino por el desarrollo de la electrónica en general. Somos vulnerables. Cualquiera puede romper la protección de una red inalámbrica si no está adecuadamente configurada, recuperar información borrada de un disco duro o una tarjeta de memoria, averiguar datos navegando por redes sociales o incluso llevando el ordenador a reparar a una tienda de informática poco profesional. Son «orejas» electrónicas menos sofisticadas pero que pueden poner en grave peligro nuestra privacidad. Son mucho más mundanas y también por eso más temibles que un SITEL, con el que digan lo que digan, es un sistema «oficial» y por tanto tenemos ciertas garantías ante la Justicia. Conclusión, hoy día la única forma de escapar a esto es volver al siglo XIX ¿Estamos dispuestos? Yo no.

5 de noviembre de 2009

‘Segovia’

De nuevo os presento un vídeo grabado con mi videocámara Toshiba Camileo s10 durante un viaje relámpago a Segovia. Uno de los principales inconvenientes de esta cámara es su poco peso y su prácticamente nula ergonomía. Esto supone que, incluso teniendo un pulso de hierro, resulta muy complicado evitar los molestos zarandeos que siempre quedan feos a la hora de ver el vídeo. Por eso, en esta ocasión he utilizado abundantemente el estabilizador de vídeo que viene en iMovie. A veces el resultado no ha sido todo lo bueno que quisiera y he optado por eliminar esas secuencias. Al mismo tiempo también he rebajado la velocidad unos 8 o 10 fotogramas por segundo para evitar que los fallos que aún tiene este sistema fueran menos visibles.

He notado también que la calidad de la imagen ha sido algo menor. Supongo que se debe a que el vídeo está tomado directamente a 720p y no a 1080p para reescalarlo después como suelo hacer (cuestiones de duración de la tarjeta de memoria). En cualquier caso creo que el color y las tomas son decentes. Espero que os guste.

4 de noviembre de 2009

Innovar para salvar la prensa escrita

Ya no hay ninguna duda de que el mundo de la prensa escrita está mutando. Es un silencioso pero implacable trasvase de la rotativa a las pantallas. Los medios digitales están cobrando importancia a marchas forzadas. Este asunto de fondo está siendo agravado por la crisis económica que privan a los diarios de parte de su publicidad. Pero mirando un poco más allá es fácil darse cuenta de no se trata de algo puntual. Las formas están cambiando. Las ventas de periódicos en España han caído. Todas las cabeceras de ámbito nacional, salvo ABC que se mantiene más o menos y Público que ha subido su tirada, han vendido bastantes menos ejemplares que en años anteriores.

Hace un par de años cuando El País anunciaba que iba a rediseñarse, escribí una entrada en el blog contando cómo debería ser, en mi opinión, un diario del siglo XXI si realmente ha de ser útil en un mundo digital donde la rapidez de las noticias es básico. Aparte de tener en cuenta la ecología en su fabricación, la necesaria abundancia de imágenes y gráficos más que de textos, la participación de los lectores y los artículos de opinión, ahora añado algunos más. Me parece evidente que otra cosa importante es el cambio de formato. Los diarios de papel han de ser más pequeños y manejables. Por lo menos a mí me resulta incomodísimo ir en transporte público y leyendo la prensa escrita.

También me parece importante ofrecer otro tipo de contenidos, como promociones de las novedades editoriales (quizás en la sección de cultura) donde se pueden poder en práctica las sinergias con las editoriales, muy evidentes en el caso de PRISA con importantes nombres como Santillana y Alfaguara, ofreciendo primeros capítulos de nuevos lanzamientos o incluso novelas por entregas. Y como estas puede haber mil novedades imaginativas con los que destacar de la competencia, lanzando un producto diferente e innovador sin perder el prestigio ganado a pulso de una cabecera que es, al fin y al cabo, el principal aval de un diario y no ha de dejar de serlo por cambiar de filosofía. En definitiva, es hora de cambiar el modelo del siglo XIX por el del siglo XXI, en el que el papel ha de desaparecer. Pero mientras tanto quizás sea un buen momento para experimentar con nuevas propuestas…



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