rmbit - La bitácora personal de Ricardo Martín
La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
12 de noviembre de 2009

Sobre SITEL y nuestra privacidad

Ahora mismo están de actualidad los sistemas de interceptación de las comunicaciones. Lo estuvieron en su día cuando se habló por primera vez de Echelon, después con Carnivore, y ahora a nivel nacional con SITEL. Algunos han querido relacionar este sistema de escucha elaborado por la compañía sueca Ericsson en 2000 con los recientes casos de corrupción en el PP. No digo que esto no sea así, pero determinados medios de comunicación conservadores y ultraconservadores llevan algunas semanas sembrando dudas y sospechas sobre el correcto uso de este sistema. El tema es complejo porque entran en juego asuntos jurídicos y técnicos de gran calado. Esa complejidad se agrava cuando SITEL es un sistema más o menos secreto en su funcionamiento y alcance por razones evidentes. La información oficial sobre él, imagino, es clasificada. Pero sobre lo que yo quería hablar se escapa a las trifulcas partidistas a las que estamos acostumbrados.

Hay mucha gente que es dada a exagerar. Ya he leído calificativos como «El Gran Hermano de Zapatero», «La oreja electrónica de Zapatero» y otros por el estilo. Es verdad que los ciudadanos de a pie tendemos a inquietarnos con todo lo que suene a espionaje, porque pensamos que nosotros podemos estar siendo espiados. ¿La razón? Nadie nos dará una respuesta, pero parece ser que al poder les interesa mucho nuestra vida, nuestras conversaciones y nuestros correos electrónicos (ironía, por supuesto). Apliquemos el sentido común. Me resulta complicado pensar que exista una capacidad de procesamiento tal (ni de almacenamiento) que permita «capturar» simultáneamente todo el tráfico que se genera mediante las comunicaciones electrónicas. Y en el supuesto caso de que se pudiera guardar todo, esa información de por sí no sería útil, habría que someterla a un proceso de clasificación y selección. Por tanto, eso de Gran Hermano quizás deberíamos dejarlo para alguna película.

Sin embargo, la perdida de privacidad es un hecho incuestionable. Y no por el SITEL, sino por el desarrollo de la electrónica en general. Somos vulnerables. Cualquiera puede romper la protección de una red inalámbrica si no está adecuadamente configurada, recuperar información borrada de un disco duro o una tarjeta de memoria, averiguar datos navegando por redes sociales o incluso llevando el ordenador a reparar a una tienda de informática poco profesional. Son «orejas» electrónicas menos sofisticadas pero que pueden poner en grave peligro nuestra privacidad. Son mucho más mundanas y también por eso más temibles que un SITEL, con el que digan lo que digan, es un sistema «oficial» y por tanto tenemos ciertas garantías ante la Justicia. Conclusión, hoy día la única forma de escapar a esto es volver al siglo XIX ¿Estamos dispuestos? Yo no.

5 de noviembre de 2009

‘Segovia’

De nuevo os presento un vídeo grabado con mi videocámara Toshiba Camileo s10 durante un viaje relámpago a Segovia. Uno de los principales inconvenientes de esta cámara es su poco peso y su prácticamente nula ergonomía. Esto supone que, incluso teniendo un pulso de hierro, resulta muy complicado evitar los molestos zarandeos que siempre quedan feos a la hora de ver el vídeo. Por eso, en esta ocasión he utilizado abundantemente el estabilizador de vídeo que viene en iMovie. A veces el resultado no ha sido todo lo bueno que quisiera y he optado por eliminar esas secuencias. Al mismo tiempo también he rebajado la velocidad unos 8 o 10 fotogramas por segundo para evitar que los fallos que aún tiene este sistema fueran menos visibles.

He notado también que la calidad de la imagen ha sido algo menor. Supongo que se debe a que el vídeo está tomado directamente a 720p y no a 1080p para reescalarlo después como suelo hacer (cuestiones de duración de la tarjeta de memoria). En cualquier caso creo que el color y las tomas son decentes. Espero que os guste.

4 de noviembre de 2009

Innovar para salvar la prensa escrita

Ya no hay ninguna duda de que el mundo de la prensa escrita está mutando. Es un silencioso pero implacable trasvase de la rotativa a las pantallas. Los medios digitales están cobrando importancia a marchas forzadas. Este asunto de fondo está siendo agravado por la crisis económica que privan a los diarios de parte de su publicidad. Pero mirando un poco más allá es fácil darse cuenta de no se trata de algo puntual. Las formas están cambiando. Las ventas de periódicos en España han caído. Todas las cabeceras de ámbito nacional, salvo ABC que se mantiene más o menos y Público que ha subido su tirada, han vendido bastantes menos ejemplares que en años anteriores.

Hace un par de años cuando El País anunciaba que iba a rediseñarse, escribí una entrada en el blog contando cómo debería ser, en mi opinión, un diario del siglo XXI si realmente ha de ser útil en un mundo digital donde la rapidez de las noticias es básico. Aparte de tener en cuenta la ecología en su fabricación, la necesaria abundancia de imágenes y gráficos más que de textos, la participación de los lectores y los artículos de opinión, ahora añado algunos más. Me parece evidente que otra cosa importante es el cambio de formato. Los diarios de papel han de ser más pequeños y manejables. Por lo menos a mí me resulta incomodísimo ir en transporte público y leyendo la prensa escrita.

También me parece importante ofrecer otro tipo de contenidos, como promociones de las novedades editoriales (quizás en la sección de cultura) donde se pueden poder en práctica las sinergias con las editoriales, muy evidentes en el caso de PRISA con importantes nombres como Santillana y Alfaguara, ofreciendo primeros capítulos de nuevos lanzamientos o incluso novelas por entregas. Y como estas puede haber mil novedades imaginativas con los que destacar de la competencia, lanzando un producto diferente e innovador sin perder el prestigio ganado a pulso de una cabecera que es, al fin y al cabo, el principal aval de un diario y no ha de dejar de serlo por cambiar de filosofía. En definitiva, es hora de cambiar el modelo del siglo XIX por el del siglo XXI, en el que el papel ha de desaparecer. Pero mientras tanto quizás sea un buen momento para experimentar con nuevas propuestas…

31 de octubre de 2009

Probando Windows 7 bajo Parallels Desktop 4.0

He dedicado dos o tres días a trastear un poco con el nuevo sistema operativo de Microsoft. Me refiero, por supuesto, al recientemente lanzado Windows 7. De paso también he puesto a prueba la última versión de Parallels Desktop, la 4.0, bajo Mac OS X Snow Leopard. El ordenador sobre el que lo he instalado es mi MacBook (un Core 2 Duo a 2,2 GHz y 1,5 Gb de RAM). Lo que voy a contar no es un análisis minucioso sobre rendimientos, características y demás (para eso hay ya cientos de artículos), sino mis impresiones personales, muchas veces simples percepciones subjetivas, que no tienen por qué coincidir con las vuestras o con las que objetivamente salgan de un test más técnico.

Lo primero que sorprende, para bien, de Windows 7 es la rapidez con que se instala y lo cómodo de todo el proceso, incluso si es un sistema operativo huésped virtualizado. La configuración de la máquina virtual que utilicé fue: usar los dos núcleos del procesador, 800 Mb de RAM y un disco duro de 32 Gb. Con esto fue suficiente. Unas características bastante asequibles. Los datos que la instalación necesita los introducimos al final, y no son muchos (serial key, nombre de usuario, contraseña y poco más). El primer arranque de sistema es algo lento, cosa que no ocurrirá después. Microsoft se jacta, y con razón, de que Windows 7 tarda notablemente menos tiempo en cargar que su predecesor Windows Vista. En general, se nota que el 7 es mucho más ligero. Los ingenieros de la compañía de Redmond se lo han currado para «podar» al sistema operativo de todo aquello que lo hacía lento y pesado. La idea general, en el primer vistazo, es que es mucho más «práctico» a la hora de realizar las tareas cotidianas.

Pero también he encontrado unas cuantas pegas. El primero es que conserva la «filosofía Windows» de hacer las cosas. Es decir, los que ya llevamos un tiempo (aunque no sea mucho) con Mac nos damos cuenta de lo complicado que es cambiar, por ejemplo, configuraciones del sistema con Windows. En general, los pasos que hay que dar para realizar una tarea son bastantes más y más enrevesados que en Mac OS X. Windows 7 no es una excepción. Otro aspecto que no me ha gustado (sí, ya sé que las comparaciones son odiosas) es el plano estético. Windows Vista me parecía tirando a feo. Lo mismo digo de Windows 7, ya que hereda prácticamente todos sus elementos gráficos.

En definitiva, lo usuarios de PC tienen en Windows 7 un buen sistema operativo y un digno sucesor para Windows XP.

27 de octubre de 2009

GeoCities y Soitu.es: dos proyectos que cierran

No tienen nada que ver uno con el otro, pero han coincidido en el tiempo. GeoCities, la que en su día fue pionera en alojamiento gratuito de páginas web y Soitu.es, uno de los primeros diarios «dospuntoceristas» de información general y tendencias, echan el cerrojo. Los motivos de su cierre son bien distintos.

GeoCities ha sido a lo largo de finales de los noventa y primeros años del nuevo siglo toda una referencia en cuanto a gestión y evolución. Para la historia quedarán esos fondos grises, esos GIFs animados de colores chillones y esa Times New Roman. Hoy todos esos diseños se han quedado obsoletos y muy superados por las nuevas herramientas de desarrollo que existen a lo largo y ancho de internet. Quizás por eso Yahoo!, propietaria de esta comunidad de webs desde 2000, ha decidido clausurarla. Desde ayer día 26 forma parte de la todavía corta historia de la red. He de reconocer que, aunque jamás tuve una página en GeoCities, si he entrado en muchas de ellas. Por lo tanto han cumplido su función. Pero siempre lo vi como un servicio cutre que alojaba webs feas, llenas de banners de publicidad y otras triquiñuelas que no me gustaban nada de nada.

El cierre de Soitu.es sí que me ha pillado más por sorpresa. No me lo esperaba para nada. Es verdad que últimamente no se actualizaba demasiado, pero lo achaqué quizás a un pequeño parón. Se puede decir que la crisis acabó con Soitu. En su último artículo titulado «Hasta la vista y gracias» desgranan algunas de las razones que los obligan a decir adiós. Es una auténtica pena. En los últimos meses me había aficionado a los blogs de algunos magníficos colaboradores, como ‘Tipos Infames’, del que hablaba no hace mucho por aquí, o ‘Hartos del Coche’, donde se seguían las diferentes iniciativas que se tomaban en todo el mundo sobre transporte colectivo y alternativo al automóvil. También es justo decir que otros artículos de otros blogs eran infumables, pero no se trata ahora de hacer leña del árbol caído. Sólo me queda esperar que en un futuro no muy lejano, Gumersindo Lafuente, el artífice de Soitu, emprenda nuevos proyectos bien con la misma o con otra cabecera. Él se merece tener éxito. Necesito una web como ésta para cubrir el hueco que dejará en la barra de favoritos de mi navegador…

22 de octubre de 2009

Ojo de Lynce

Aunque en esta legislatura no estamos asistiendo a demasiadas manifestaciones de colectivos que protestan contra el Gobierno (ya sea por una u otra razón), las que hay están teniendo cierta repercusión en los medios. La última fue la del pasado domingo en contra de ¿La reforma de la ley del aborto? ¿Del aborto en sí? No lo sé. Imagino que las dos cosas. No es cuestión de este post hablar sobre el aborto o si es conveniente que unos u otros se manifiesten. De esto ya hablé en su día y no voy a repetirme. Más allá de los motivos, me voy a centrar en el hecho de la manifestación en sí.

Estamos demasiado acostumbrados a las guerras de cifras sobre los asistentes a una u otra concentración ciudadana. No en vano se trata de una demostración de fuerza sobre un ideario. Escuchamos hablar de millones de manifestantes como si nada. Haciendo un cálculo muy sencillo, y suponiendo cuatro personas por metro cuadrado, alojar un millón de personas requeriría un área de 250 hectáreas (el espacio que ocupan unos 225 o 250 campos de fútbol). Vamos, un espacio inconcebible. A lo largo de los últimos años se han desarrollado algunos métodos de medición, unos más científicos que otros, pero en general al final había que aplicar el «ojo de buen cubero». El sistema más fiable hasta la fecha es el de tomar fotografías aéreas o simplemente elevadas desde varios puntos de la manifestación a la misma hora (la de máximo auge), dividir las zonas de asistencia según su densidad, medir esas áreas y aplicar la escala que va desde poco densa (una persona por metro cuadrado) hasta muy densa (cuatro personas por metro cuadrado) y multiplicar el área de cada zona por uno, dos, tres o cuatro según la densidad aproximada que vemos en las fotografías. Con herramientas como Google Maps cualquiera puede medir las áreas sin problemas de cualquier ciudad. Así calculan las cifras de asistencia en el blog de El Manifestómetro o en el diario El País, aunque con resultados dispares. Pero vamos a los datos concretos.

Según los cálculos de El País, la cifra de manifestantes que asistieron el pasado domingo fue de 265300, mientras que El Manifestómetro arrojaba una cifra que oscilaba entre 48530 y 72795 personas. Demasiada diferencia ¿No?. Mirando detenidamente los datos y la forma de medición, la conclusión a la que llego es que el cálculo de El País es muy teórica y en ningún caso se basa en fotografías concretas, sino en estimaciones. Pero quizás salgamos de dudas. En esta ocasión la agencia de noticias EFE ha contado con los servicios de Lynce. Lynce es la primera empresa en España que se dedica a la medición sistemática de asistencia a manifestaciones. Para ello utiliza un método en parte automatizado por software y en parte manual. En su página web han colgado precisamente hoy una explicación pormenorizadamente de cómo realizan el proceso de medición. Básicamente, se parte de fotografías aéreas y sobre el terreno, fotos que una aplicación analiza y aplica algoritmos de reconocimiento de formas (mediante puntos de comparación, contraste, color, etc) similar al que incorporan los programas que reconocen rostros, sonrisas o borran matrículas en Google Street View. Cada manifestante es identificado por un número. De esta forma se cuentan literalmente uno a uno los asistentes con un margen de error del 15%. El resultado: 55316 personas. Muy parecido a El Manifestómetro y su trabajo a pie de calle.

Para los escépticos por razones políticas, Telemadrid ofreció en sus informativos un pequeño reportaje sobre Lynce acerca de la medición de la manifestación del Orgullo Gay. Entonces sí eran fiables:

14 de octubre de 2009

Los vídeos de Muestra ’81

Han pasado veinte días desde que hice mi último recopilatorio musical, que es la 81ª. Se me ha ocurrido que sería una buena idea colocar aquí todos los vídeos de esta edición. Algunos ya han aparecido en posts de este blog. Para más información os remito a mi web personal rmweb.



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