Una de las cosas de Mac OS X (y sobre todo de Leopard) que más me han gustado son las formas variadas para ver o previsualizar un documento, ya sea de texto, de audio, de vídeo o de otro tipo susceptible de ver su contenido. El primero y ya un viejo conocido es Vista Previa (Preview), una pequeña aplicación integrada en el sistema operativo que sirve para ver archivos PDF (es el que yo utilizo) e imágenes de todo tipo (desde .BMP hasta .RAW) e incluso poder editarlas.
Una de las novedades de la última versión de Mac OS X es Vista Rápida (QuickLook), que nos permite previsualizar casi cualquier tipo de archivo con sólo pulsar la barra espaciadora o pinchar en el botón del ojo de la ventana del Finder. Como puede verse en el vídeo, el archivo se abre de manera instantánea, sin tener que cargar ningún software adicional que ralentizaría su apertura. Además, existen multitud de plugins que extienden la funcionalidad de QuickLook a formatos de archivos inicialmente no soportados.
La última forma de visualizar un archivo sin abrirlo es mediante CoverFlow (aquí traducido como Vista de Diapositivas), y es una herencia directa del CoverFlow que incorpora iTunes para navegar por las portadas de los discos.
Hablar de los orígenes del World Wide Web es introducirse en un mundo donde ya se mezclan la mitología y la historia. La web no es más que un invento más, al igual que otros muchos que nacen humildes y menores. El 13 de marzo de 1989, hace veinte años, un informático británico contratado por el CERN de Suiza Tim Berners-Lee, presentó una propuesta sobre el papel que solucionaba el problema que presentaba la compartición de la información entre físicos de todo el mundo. Y no era un problema menor. Por entonces, los documentos en formato electrónico se encontraban con la barrera de que en cada centro de investigación contaban con un hardware y un software distinto.
El invento de Berners-Lee solucionaba estos problemas. Aún así, en esta primera fase teórica, no encontró demasiado entusiasmo. Poco después entró en el proyecto Robert Cailliau, que reescribió la propuesta y la presentó en noviembre de 1990. En este tiempo, Berners-Lee había desarrollado el primer servidor web y el primer cliente (navegador) web. En ese año y medio se sentaron las bases de lo que sería uno de los inventos más influyentes del siglo XX y que serviría para acercar internet al gran público.
Con motivo de este veinte aniversario, la web del CERN (cern.ch fue el primer dominio del mundo) ha creado un sitio donde pueden verse interesantes documentos que van más allá del consabido documento fundacional del WWW y la foto del primer ordenador que se utilizó como servidor web. Podremos encontrar un vídeo (en inglés) de tres horas con una interesante conferencia con la presencia entre otros del propio Tim Berners-Lee y de Robert Cailliau. Pura historia…
Esta mañana nos levantábamos con la noticia de que Google ha actualizado Street View, sin duda mi servicio favorito de la compañía. Y no es precisamente una actualización menor. En esta ocasión se han añadido dos nuevas ciudades españolas, Zaragoza y Oviedo y se han ampliado las zonas metropolitanas de Madrid y de Barcelona. Es previsible que en los próximos días (o meses) se incorporen más, entre ellas Cáceres. Parece que el coche de Street View ha sido visto también por otras localidades que no sabía, como Valladolid, así que la cosa va en serio y pronto tendremos todas las grandes urbes nacionales convenientemente fotografiadas.
A nivel internacional, el salto ha sido grande. Por fin puede verse Londres a vista de calle, junto a más de una decena de capitales del Reino Unido. Holanda (Amsterdam y Rotterdam), Italia (Nápoles y su área metropolitana entre otras) y Francia han sido también beneficiadas de esta nueva actualización. Muchas calles nuevas por recorrer y curiosear… y lo que nos queda.
Ayer por la tarde, la Estación Espacial Internacional pasó sobre nuestras cabezas una vez más. Son muchas las ocasiones que he tenido la oportunidad de ver ese punto luminoso y silencioso avanzar por el cielo. Pero lo de ayer tuvo dos particularidades: El paso de la ISS fue sin duda el más luminoso de los últimos tiempos, con una magnitud -7,2 (cuanto menor es el número, más luminoso: Venus en su momento de mayor intensidad tiene magnitud -4,4 y la luna llena -12,7). Además, junto a la Estación Espacial pudo verse también al transbordador Discovery durante las maniobras de aproximación en forma de punto ligeramente más apagada, moviéndose junto a la primera. Para un observador a simple vista, o incluso con un teleobjetivo potente, no dejan de ser unas pequeñas lucecitas.
Cogí la cámara y el trípode y me fui a un lugar un poco apartado buscando el oeste. Hice unas cuantas pruebas y algunas fotos interesantes mientras esperaba el avistamiento. Finalmente, las luces aparecieron puntuales, aunque medí mal el ángulo y me pilló por sorpresa. Mi trípode no permite sacar fotos cenitales, así que tuve que esperar un poco a que se acercara al horizonte en dirección sureste para poder fotografiarlos. En concreto, la foto que acompaña a este post está obtenida con un ISO 200, f22 y 30 segundos de velocidad de obturación. El resultado fue esa perfecta línea recta, que es la porción de cielo que recorre la ISS en ese medio minuto. Los rayos de luz que se ven a la derecha no son más que una inoportuna farola que justamente se encendió poco tiempo antes de hacer la foto…
Hasta la fecha, Souvenir era una de esas pocas bandas que siempre habían cumplido mis expectativas o incluso las habían superado. Hace pocas semanas, los navarros lanzaron su último trabajo ‘Drums, Sex and Dance’ (Jabalina, 2009), un disco con nueve cortes en los que siguen la senda abierta con el magnífico ’64’ (Jabalina, 2007), pero quizás abusando de la fórmula. En esta nueva entrega quien marca la pauta son las cajas de ritmos ochenteras, algunas demasiado machaconas y que condicionan en exceso algunos temas. Hubiera estado bien que un par o tres de canciones siguieran ese camino discotequero, pero el que todas las pistas estén cubiertas de esa pátina, en mi opinión traiciona la esencia de la banda.
Con esto no quiero decir que ‘Drums, Sex and Dance’ no sea un buen disco. Tiene temas, sobre todo los cinco primeros, bastante interesantes, pero se echa de menos ese brillo en las melodías que tenían sus trabajos predecesores. Aún así, me parece un paso adelante muy valiente, aunque algunos nostálgicos de otros tiempos como yo, no terminemos de entender del todo… Recomiendo sobre todo el corte que da título al disco y ‘Monkey see monkey do’.
Reconozco que me cuesta mucho leer a autores latinoamericanos porque, a pesar de que los libros que nos llegan suelen estar muy bien escritos, utilizan un lenguaje repleto de localismos que hacen que la lectura sea a veces complicada. Este es el caso de ‘Recursos Humanos’ (Anagrama, 2007) del autor mexicano Antonio Ortuño. Ortuño dibuja una historia casi apocalíptica sobre el mundo de la oficina. Una sátira muy ocurrente acerca de las relaciones entre jefes y empleados, que son a su vez relaciones sociales entre clases.
Gabriel Lynch es un empleado de una empresa de artes gráficas. Siente una aversión irreprimible por su jefe y por algunos de sus compañeros. Ese resentimiento se amplia después de sufrir un desengaño sentimental. Gabriel lucha contra el mundo que le rodea, despachándose sin ambages con la empresa, los otros empleados (y empleadas), y en general con el mundo, los ridiculiza, los critica sin piedad y se venga contra ellos.
Ortuño habla por boca de Gabriel y diseña una obra mordaz y deslenguada repleta de expresiones coloquiales, recursos imaginativos y metáforas ingeniosas, bajo la que se trasluce una denuncia social, aunque sería mucho simplificar describir a ‘Recursos Humanos’ como una mera novela social. Por cierto, a pesar de titularse igual, este libro no tiene nada que ver (o casi nada) con la magnífica película de Laurent Cantet. ‘Recursos Humanos’ fue finalista del Premio Herralde de Novela 2007.
El pasado mes de octubre comentaba aquí, o más bien criticaba, todo lo que rodeaba al estreno de la película ‘Tiro en la Cabeza’ (2008) del realizador Jaime Rosales. Ahora es el momento de meterse a fondo con la película. Lo primero de todo es reconocer el valor de Rosales como narrador diferente, como desafiador de las reglas clásicas del cine. Ya lo vimos con la descarnada ‘La Soledad’ (2007), que hasta se llevó por sorpresa el Goya a la mejor película. ‘Tiro en la Cabeza’ supone un giro de tuerca más en este peculiar estilo de hacer cine. El espectador se convierte en un voyeur. En un principio podría pensarse que el punto de vista de la cámara es quizás el de un equipo de vigilancia que sigue los pasos al protagonista. Un protagonista que, si no supiéramos que es un terrorista, podría pasar por un ciudadano normal y corriente, que hace vida normal, que tiene amigos, novia… Sólo cuando llega el desenlace final conocemos el verdadero rostro del personaje.
La película está intencionadamente descuidada. La cámara siempre está fija, lejana, usando teleobjetivo y montada sobre trípode, por lo que se meten en el plano autobuses y camionetas de reparto, señores mayores, empleados de banca, que aparecen desenfocados y que a veces cubren la pantalla por completo. Otras tomas se ven completamente negras hasta que descubrimos una ventana que se enciende. También es curioso que hemos de seguir la narración sin saber en ningún caso lo que dicen los personajes. Los vemos hablar, gesticular, discutir, pero no los oímos. En su lugar se ha preservado el sonido ambiente de la ciudad o simplemente un silencio absoluto.
A pesar de todas estas limitaciones autoimpuestas, podemos seguir el transcurrir de la historia sin mayor problema y al no tener ni música incidental ni diálogos audibles, neutraliza el posible dramatismo artificioso, dando paso a un final de una naturalidad aterradora por lo realista. Mucho más impresionante que si se hubieran utilizado las reglas clásicas del drama. En definitiva, una película diferente que no todo el mundo comprenderá ni soportará, pero que se convertirá en un pequeño clásico del cine español más heterodoxo. Recomendable sólo para ojos entrenados. Por cierto, curioso trailer también, porque no tiene nada que ver con las imágenes de la película.
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