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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
20 de agosto de 2015

‘Y Dydd Olaf’ de Gwenno

Hace tiempo que no escribo crítica de un disco. Y no es por falta de material que comentar, sino más bien por pereza. Pero me he armado de valor y voy a hablaros de un trabajo que me ha entusiasmado últimamente. Se trata de ‘Y Dydd Olaf’ (sí, es galés, y significa más o menos ‘El Último Día’) de Gwenno. Esta chica es conocida básicamente por haber formado parte del grupo The Pipettes. Previamente a su paso por esta formación experimentó con la música electrónica cantando también en galés y publicando dos EPs y un álbum en un pequeñísimo sello llamado Peski Records. En realidad, ‘Y Dydd Olaf’ es una reedición de su segundo largo ahora publicado por Heavenly Records para todo el mundo.

Gwenno navega con soltura por un mar de ecos, electrónica retro, samplers y loops con mucha psicodelia. Algunos temas nos pueden recordar a Stereolab, a Broadcast o a bandas similares. También hay algun coqueteo lo-fi tan de moda en los noventa. Los diez cortes de que consta pasan rápido y nos queda una sensación de querer más.

Es complicado destacar algún tema, pero el sencillo que se la lanzado, ‘Chwyldro’, ‘Patriarchaeth’, ‘Calon peiriant’, ‘Gollau arall’ o la titular son fácilmente disfrutables. En definitiva, una de esas cosas agradables que uno descubre por casualidad. 8/10.

8 de agosto de 2015

‘El Diccionario de Lemprière’

El final del siglo XVIII en Europa fue un periodo convulso. No en vano, supone el fin de la era absolutista, de la superstición religiosa y el comienzo del humanismo, la revolución industrial y la democracia parlamentaria tal y como la conocemos hoy. En las principales ciudades del viejo continente se vivían revueltas, no sólo políticas sino también puramente laborales. Las máquinas estaban quitando el trabajo, por primera vez en la historia, al ser humano. Es también el momento de la reacción, la búsqueda del esoterismo, el surgimiento de la nueva masonería, la masonería moderna, y los conciliábulos conspiracionistas estaban a la orden del día. Este sería, a grandes rasgos, el contexto histórico en el que se desarrolla ‘El Diccionario de Lemprière, una novela escrita por Lawrence Norfolk en 1991 –y publicada en España en 1994–.

En 1788, un lexicógrafo y erudito inglés procedente de la isla de Jersey, publicó un diccionario sobre mitología clásica. Un compendio de conocimiento acerca de los mitos de las culturas del pasado. Hasta ahí los hechos reales. El John Lemprière de la novela es un personaje joven, inseguro, lo que hoy llamaríamos un «friki» de lo clásico, un ratón de biblioteca hasta sus últimas consecuencias que proviene de una antigua familia de comerciantes marítimos venida a menos. Tras la extraña muerte de su padre, el descubrimiento de determinados documentos le llevan a Londres. Comienza a desenvolverse en un entorno un tanto extraño. Mientras busca las razones de la muerte de su padre, intereses ocultos –y muy poderosos– intentarán que su misión fracase.

Puede que leyendo esta introducción a la novela uno se lleve una impresión equivocada de lo que es ‘El Diccionario de Lemprière‘. No es una obra fácil ni corta. Sus setecientas páginas repletas de referencias mitológicas detallistas hasta lo enfermizo, sus descripciones barrocas y a veces surrealistas –pero siempre originales e imaginativas– y su despliegue sin fin de conocimientos de vocablos navales pueden descolocar y desanimar a más de uno. Y no les culparía. Entiendo que Norfolk buscaba en cierto modo un armazón enrevesado y hasta alocado para su historia, y cubrirlo además de un barniz de erudición un poco gratuita –o un mucho, depende de las opiniones–. Pero a pesar de todo, si uno tiene paciencia, una base cultural mínima, puede disfrutar de muchos de los pasajes del libro, aunque siempre existen momentos áridos.

‘El Diccionario de Lemprière’ a pesar de la madurez de su escritura, de su forma y fondo, fue escrito cuando su autor tan sólo contaba con 28 años. Para muchos, Norfolk es algo así como el Umberto Eco de las islas, con sus virtudes y sus defectos. 6,5/10

5 de agosto de 2015

‘Jonathan Strange & Mr. Norrell’

Suena a tópico, pero cuando uno ve una producción de la BBC tiene una cosa asegurada: el excelente trabajo de los actores. ‘Jonathan Strange & Mr. Norrell’ no es una excepción. Emitida por la BBC hace un par de meses, consta de siete episodios donde la magia es la protagonista, en el contexto siempre vistoso y resultón de la Inglaterra georgiana. Siendo cruel, podría decirse que el argumento podría resumirse en respetables nobles británicos jugando a ser Harry Potter. Pero, por supuesto, hay mucho más. La historia está basada en la novela homónima de Susanna Clarke, publicada en 2004.

Mr. Norrell es un respetado teórico de la magia inglesa que intenta renovar para darle su antiguo esplendor. Un alumno aventajado, Jonathan Strange, tiene una visión algo diferente, defendiendo la vieja magia del legendario Rey Cuervo. Es contratado por el gobierno británico para ser el «mago oficial» del ejército en la guerra contra los franceses en España. Bien movido por el rencor o bien por la envidia, Norrell cometerá actos de los que pronto se arrepentirá.

‘Jonathan Strange & Mr. Norrell’ tiene una puesta en escena correcta y humilde, lejos de las grandes superproducciones a las que nos estamos malacostumbrando. Se puede decir que es una producción al viejo estilo pero puesta al día. El duo protagonista –personajes interpretados por Bertie Carvel y Eddie Marsan— es, con diferencia, lo mejor de una historia que no acaba de convencerme. Quizás demasiado dispersa y con un final previsible. En cualquier caso una curiosidad digna de ser vista, aunque sólo sea por ver a Jonathan Strange haciendo su magia junto a Wellington contra el ejército de Napoleón en medio de los secarrales españoles. 6/10

26 de julio de 2015

‘Penny Dreadful’

Acabo de terminar de ver las dos primeras temporadas de ‘Penny Dreadful’, una curiosa serie de producción norteamericana para el canal Showtime. Digo curiosa porque su argumento es, como mínimo, atrevido. Su artífice es John Logan, creador, productor y guionista de la serie. Su principal mérito es conseguir que tal variedad de personajes, cada uno con su tradición literaria, amalgame en una historia más o menos coherente y además no perder el aroma especial de los «penny dreadfuls», publicaciones baratas de terror de finales del siglo XIX con cuentos a menudo rocambolescos.

Pero ¿de qué va ‘Penny Dreadful’? Básicamente, en coger a los principales personajes y conceptos de la literatura victoriana de terror (Frankenstein, Dorian Gray, el espiritismo, las maldiciones del antiguo Egipto, el hombre lobo, Drácula o Jack el Destripador) y unirlos bajo un mismo argumento. Ese argumento se basa en la búsqueda por parte de Sir Malcom Murray (Timothy Dalton) de su hija Mina, desaparecida bajo extrañas circunstancias. La amiga y vecina de Mina, Vanessa Ives (Eva Green) se une a la búsqueda junto con Ethan Chandler (Josh Harnett) y Victor Frankenstein (Harry Treadaway). A lo largo de los episodios varios personajes secundarios, pero también interesantes, irán apareciendo. Por ejemplo, Ferdinand Lyle (Simon Russell Beale) en el papel de un excéntrico e irónico estudioso de las maldiciones egipcias, Rory Kinnear como criatura de Frankenstein o Reeve Carney como Dorian Gray.

La factura de la serie es espectacular en todos los sentidos: decorados, iluminación, fotografía, vestuario… y cuenta con algunos hallazgos estilísticos interesantes. El trabajo de los actores es, en general, bastante bueno, aunque no todos están a la misma altura. Frente a una grandísima Eva Green nos encontramos a un flojo Reeve Carney o un mediocre Josh Harnett. Otro inconveniente importante es el diluido argumento principal, que no se sostendría si no fuera por las numerosas historias paralelas que se resuelven en uno o varios capítulos y que son realmente el alma de ‘Penny Dreadful’.

En definitiva si buscáis una serie de terror con regusto clásico, pero de factura moderna, no sois remilgados con la sangre, los bichos o los poseídos por el diablo, esta puede ser vuestra serie. 6,5/10.

19 de julio de 2015

Vídeo: ‘Santillana del Mar’

Después de haber colgado en mi web Cromavista las fotografías de nuestra reciente estancia en Santillana del Mar, ahora le toca el turno al vídeo. Un clip de dos minutos y medio centrados en las calles de la localidad y en su colegiata de Santa Juliana, de estilo románico y con añadidos góticos. A destacar su claustro. Aunque en el vídeo apenas se nota, en los tres días que estuvimos allí sufrimos el clásico clima cantábrico: un día de sol abrasador, otro de sol y nubes y otro de lluvia fina, casi continua. Espero que os guste:

Santillana del Mar from Ricardo Martín on Vimeo.

12 de julio de 2015

Santillana del Mar en Cromavista

Acabo de añadir dos nuevas galerías en mi web de fotografías Cromavista. Se trata de la localidad cántabra de Santillana del Mar y de su colegiata románica de Santa Juliana.

20 de junio de 2015

‘House of Cards’

He terminado de ver las tres primeras temporadas de ‘House of Cards’, una de las series más comentadas y seguidas de los últimos años. Y posiblemente de las mejores. A pesar de no ser una idea original –está basada en una miniserie homónima de la BBC emitida en 1990, que a su vez se basa en una novela de Michael Dobbs— el argumento se adapta como un guante al entorno de la política estadounidense. Quizás porque el arquetipo que ya se describió en ‘El Príncipe’ de Maquiavelo es universal.

‘House of Cards’ cuenta la historia de Frank Underwood, un ambicioso senador de Carolina de Sur por el Partido Demócrata que intentará por todos los medios escalar en la pirámide del poder a costa de lo que sea (sí, de lo que sea). No es el dinero lo que le mueve, sino el puro ansia de poder. Su alianza con su mujer Claire es más una asociación de intereses que un matrimonio convencional. Todo está diseñado para apartar silenciosamente a cada uno de sus adversarios. A lo largo de los diferentes episodios, la trama, siempre sombría, va sustituyendo unos escenarios por otros, al tiempo que su protagonista sube en su posición.

Kevin Spacey (Frank Underwood) y Robin Wright (Claire Underwood) forman la pareja protagonista de actores. Un trabajo que posiblemente sea de los mejores de su ya larga carrera. Los secundarios también tienen gran peso en la serie y son dibujados en el impecable guión como personajes complejos repletos de contradicciones. Mis dos favoritos son Freddy (interpretado por Reg Cathey), el servicial y fiel (servil diría yo) dueño de la mugrienta y destartalada barbacoa donde Frank se retira a meditar y comer costillas y Douglas Stamper (Michael Kelly), el inseparable ayudante de Frank, el «chicho para todo», analista y «conseguidor» de votos y favores dentro y fuera del Congreso así como el «mamporrero» para los llevar a cabo los trabajos sucios de su amo.

La puesta en escena es una de las mejores que he visto nunca, detallista hasta el extremo. Se dice que la producción ha invertido unos 5 millones de dólares por capítulo, una cantidad considerable para una serie ambientada en los tiempos actuales. Todo ese dinero se nota en cada cosa que se ve en pantalla.

Así que si os interesa adentraros en las alcantarillas del poder, en el despiadado nihilismo que implica estar en lo más alto y, también, en la política norteamericana (lo que a mí menos me interesa), esta es vuestra serie… 7,5/10



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