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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
12 de noviembre de 2010

Por la neutralidad de los espacios públicos

El hecho de que la retirada de símbolos religioso de un espacio público como es un colegio haya causado la polémica que ha provocado demuestra que aún quedan aspectos heredados del franquismo que no se han superado. La Constitución Española de 1978 dice en su artículo 16.3 que «Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.». Eso supone la aconfesionalidad del Estado y por tanto no tiene ningún sentido la exhibición de símbolos religiosos en dependencias estatales, autonómicas o locales. Muy diferente son las obligaciones que los poderes públicos puedan tener para con las diferentes confesiones religiosas, ya sea en forma de financiación o en reconocimientos de otro tipo.

Hasta la fecha, y mientras no se elabore la nueva Ley de Libertad Religiosa, cada caso ha de juzgarse individualmente con la Constitución y la actual, ambigüa y escueta Ley Orgánica 7/1980 de Libertad Religiosa como único argumento para defender la neutralidad de la simbología religiosa. Nada tiene que ver este debate con el atuendo personal, sobre todo a raíz de los casos de uso de velo islámico u otros atuendos similares. Eso pertenece, en mi opinión, a la libertad individual de cada cual y no atañe a los poderes públicos a menos que impida comprobar la identidad personal o atente contra la dignidad.

Dicho esto, me sigue pareciendo sorprendente (y sangrante) que existan dependencias públicas aún con simbología religiosa como crucifijos o representaciones de vírgenes. El tema de si eso puede suponer una molestia para alguien no es la pregunta que hay que hacer. Nadie tiene por qué alegar nada a favor del cumplimiento de la Constitución. Ha de cumplirse sin más. Lo grave del asunto es que la lucha por la retirada de los crucifijos de un colegio público en la localidad pacense de Almendralejo esté siendo tan complicada y tenga a tantos padres de alumnos en contra. No consigo entender algo así. Mucho menos en un lugar de enseñanza, donde la neutralidad más absoluta debe prevalecer sobre cualquier ideología, creencia o superstición particular o colectiva. Existen lugares de culto donde cada uno puede practicar la fe que crea oportuna y, desde luego, un colegio, un instituto o una universidad no es el lugar más indicado para este tipo de expresiones.

9 de noviembre de 2010

La ortografía del castellano es actualidad

Es raro que un tema tan académico –aunque a la vez tan cotidiano– como las reglas ortográficas estén en boca de casi todo el mundo, y sobre todo de los medios. Hoy mismo, el diario El País lleva a sus páginas un reportaje acerca de este tema y con motivo del borrador de las nuevas normas del castellano a publicar en breve. Como hoy día se hace polémica con cualquier cosa un asunto tan aparentemente neutro no ha escapado de ello.

Los cambios más llamativos pasan por el propio abecedario, piedra angular de todo idioma. Los dígrafos (letras dobles) dejan de tener este rango para pasar a ser lo que son, combinaciones de dos letras. Por tanto ni se nombrarán la ll ni la ch cuando recitemos nuestro alfabeto. En realidad yo no recuerdo haberlas estudiado nunca como letras en sí mismas. Otro de los asuntos que ha levantado polvareda es la de la denominación de la i griega, que por influencia americana pasa a llamarse ye. Por último, palabras como guión, truhán y otras en las que exista diptongo y, por tanto, sean monosílabos, dejarán de llevar la tilde aunque podrán conservar su actual grafía. Lo mismo ocurre con algunos pronombres (este, aquel en vez de éste, aquél) o adverbios (sólo, de solamente, no llevará acento gráfico).

Yo, como bicho raro que soy, suelo consultar a menudo la ortografía. De hecho llevo siempre una versión electrónica [PDF] para curiosear o mirar dudas. Muchas de estas «nuevas» modificaciones ya se incluyeron en su día en la actual edición de la ortografía, la de 1999. Ocurre con la denominación de la i griega como ye o con el establecimiento de la ch y la ll como dígrafos, aunque formando parte del abecedario. Y, por ejemplo, la palabra guión viene en todas sus apariciones sin tilde.

La ortografía del castellano de 2010 será una más de las revisiones que la Real Academia Española ha publicado a lo largo de su historia. La primera data de 1741. Tan sólo catorce años después, en 1754 se produjo una revolución, al dar prioridad al alfabeto fonético frente al heredado de las lenguas clásicas. Desaparecieron así la ç, siendo sustituida por la s, ph por f o f por s. Un avance histórico. En 1763 desapareció la s doble y se instauraron reglas para la acentuación. En 1803 se añadieron la ch y la ll. En 1815 se regló el uso de la q y la i griega como consonante, conjunción copulativa o final de palabra… Y así sucesivamente hasta el día de hoy. La cuestión sobre si es la Academia la que dicta normas en base a la costumbre o si es la costumbre la que inspira las nuevas normas.

En el caso de la ortografía que se aprobará en Guadalajara (México) el próximo 28 de noviembre, todas estas modificaciones han de entenderse en un contexto de unificación de las reglas para todos los hispanohablantes. Por eso se está discutiendo acaloradamente si se ha de homogeneizar la diversidad ahora existente o dejar cierto margen para cada una de las academias nacionales de la lengua española. Es un dilema sin fácil resolución. Un mismo idioma con diferentes reglas. ¿O es que no estamos hablando del mismo idioma?

6 de noviembre de 2010

Libros electrónicos, atraco a mano armada

Esta tarde he estado entrando en librerías para echar un vistazo de las novedades y los libros más leídos. Tengo que renovar mi lista de libros por leer. Casi todas las grandes tiendas tienen ya una sección dedicada a los libros electrónicos. Por ejemplo me fijo en ‘La Caída de los Gigantes’, la última novela de Ken Follett, y sobre todo en su precio: ¡16,99 euros!. La edición en papel cuesta 24,90 euros. Busco otros títulos y ocurre algo similar. El ebook suele ser como mucho entre cinco y seis euros más barato que el libro físico. ¿Cómo puede ser esto? ¿Por qué un archivo de pequeño tamaño puede tener un precio tan elevado teniendo en cuenta que el coste de producción y distribución es prácticamente nulo?

El caso de Libranda, la primera tienda española en internet íntegramente dedicada a vender libros electrónicos, es muy revelador. Las críticas desde el mismo momento de su lanzamiento el pasado mes de julio han sido unánimes. Críticas al modelo de comercio electrónico, demasiado complicado, críticas a la pobre variedad de títulos y, sobre todo, a los precios. En la práctica, según el artículo publicado en Público al poco de su apertura, el ahorro en cada libro electrónico comparándolo con su equivalente de bolsillo, es de muy pocos euros. Ricardo Galli, en su blog, también analizaba en un extenso artículo este fenómeno.

Esta tónica general de querer equiparar en precios uno y otro es cosa de las editoriales. Una táctica que quizás les funcione, pero durante muy poco tiempo. La llamada «industria del entretenenimiento», o lo que es peor, la «industria de la cultura» no ha aprendido nada de los errores y abusos del pasado. Las ventas de discos de música se hunden cada año más en favor de, por un lado, las descargas libres por internet y por otro, gracias a la iTunes Store. El de Apple ha sido el único modelo que verdaderamente ha funcionado. Sus claves son dos: bajos precios y facilidad de compra. A esto hay que unirle la posibilidad de adquirir sólo el tema musical que nos interese.

Así que, los lectores más geeks ya están escarmentados. Antes que pasar por caja y dejarse 15 o 20 euros por una novedad editorial, es preferible descargarse un PDF gratuitamente y añadirlo a su lector. Probablemente si esos libros costaran 3 o 5 euros las descargas libres quedarían reducidas. Precisamente hoy, el diario Público incluye un artículo sobre este tema, bajo el título de «El precio dispara la piratería de ebooks». Muy interesante.

5 de noviembre de 2010

Visita del Papa a España: No mezclemos las cosas

Tengo la impresión personal de que la religión (sea cual sea esta) ha ganado territorio e importancia en las últimas dos o tres décadas a nivel mundial. Los diferentes credos se han enarbolado como seña de identidad de un pueblo, de un territorio o de una forma de entender el mundo. En Europa es algo evidente. Se recupera el cristianismo frente a las religiones importadas, principalmente el islam. Muchos establecen la peligrosa dualidad cristianismo=mundo desarrollado occidental y islamismo=bárbaros que vienen de fuera. En este sentido no distaría mucho del comportamiento de «occidente» en otras y aciagas etapas de la historia. Pero por lo visto nunca vamos a aprender.

Pero no nos salgamos del asunto que ha provocado esta reflexión. La visita del Papa a Santiago de Compostela y a Barcelona ha levantado la polémica en unos y en otros. En muchos casos es una polémica interesada y se mezclan (intencionadamente o no) conceptos que nada tienen que ver. La llegada de cualquier personalidad de importancia planetario es siempre bienvenida. Su influencia proyectará los lugares por donde pase en todo el mundo. Como dijo Jordi Hereu, alcalde de Barcelona, es una cuestión de publicidad. En el caso de Benedicto XVI no podía ser menos. El Estado y el resto de los poderes públicos han de garantizar con todos los medios a su alcance que el desarrollo de este evento se produzca con la mayor normalidad posible, encargándose de la coordinación y, sobre todo (mucho más cuando prevén grandes masas de personas) de la seguridad. Todo ello al margen del tipo, ideología o cariz de la personalidad visitante.

En el caso del Papa, nada tiene que ver la aconfesionalidad del Estado para que el Gobierno y los demás organismos se vuelquen para que todo salga como está previsto. Como es el caso, Ratzinger no llega a España como jefe de estado, sino como líder de la Iglesia Católica. Pienso que el Gobierno no está obligado a asistir a ninguno de los eventos que se celebren (yo desde luego no lo haría). No importa que pertenezcan a un estado tradicionalmente católico, ni que se tire de estadística diciendo que el 73% de los españoles lo sea. Eso, si queremos separar Iglesia y Estado, no puede ser un argumento. Cada uno que profese la fe que crea conveniente, que el Estado ha de ser neutral ante todas ellas (o favorecerlas del mismo modo a todas como dice la Constitución).

Otro tema polémico es el de las protestas antipapales. Y no entiendo por qué. Ejercer la libertad de expresión es poder manifestar cualquier idea siempre que no atente contra la dignidad o el honor. Es verdad que esa línea es muy borrosa y dada a las interpretaciones. Por supuesto, también entra dentro de ese derecho criticar a los que critican. Es parte del juego. La clave de todo ello está en el respeto mutuo y en criticar con argumentos comprobables. Pero eso es ya mucho pedir, sobre todo para algunos…

Yo no estoy ni a favor ni en contra de la visita. Como dije antes, es un hecho importante, pero nada más. Ni lo seguiré por televisión ni le dedicaré más tiempo. Para mí no es más que un acto religioso y, como agnóstico, no me produce rechazo, sino más bien indiferencia.

2 de noviembre de 2010

Se estrena ‘Museo Coconut’

Los que somos fans primero de ‘La Hora Chanante’ y luego de ‘Muchachada Nui’ teníamos una cita obligada con el nuevo invento de Joaquín Reyes y compañía. Ese nuevo invento viene en forma de telecomedia. ‘Museo Coconut’ es una de las emisiones podríamos llamar «minoritarias» más esperadas del momento. Ayer fue su estreno en el canal Neox (Antena 3) y fue el espacio más visto de la historia de este canal. Consiguió la considerable cifra de 904 000 espectadores, un 4,3% de cuota de pantalla. Se emitieron los dos primeros capítulos, ‘Hipopotomostrosesquipedaliosfobia’ y ‘Oso y lago con cascada’.

En la web de Antena 3 he podido ver el primero de ellos. Me ha sorprendido ver la colaboración de gente como David Trueba, un poco fuera de lugar, o la más acertada de Miki Nadal. En realidad es una serie con un humor muy complicado de clasificar. Podría ser posthumor, metahumor o cualquier otra cosa menos humor puro. Habrá quien lo interprete en el sentido tradicional y, evidentemente, le defraudará. Es necesario buscar segundas lecturas, darle la vuelta a los gags para conseguir disfrutar de estos genios incomprendidos de la comedia contemporánea.

Es verdad que al principio se hace extraño ver a Ernesto Sevilla, al propio Joaquín Reyes o al resto de personajes en papeles aparentemente poco disparatados o poco originales, pero uno no tarda demasiado en acostumbrarse a ese particular mundo absurdo. Aún es pronto para decir si la serie, no en el plano del público, sino en el de la crítica, marcará un hito en la carrera de sus autores. Aquí os dejo el primer episodio:

Más vídeos en Antena3

26 de octubre de 2010

Isak Denic y los funcionarios

El que los funcionarios no somos de los colectivos más queridos no es decir nada nuevo. En tiempo de crisis, donde el que no ha perdido su empleo, teme por perderlo, es fácil ponernos en el punto de mira con argumentos indemostrables como nuestra poca productividad, que somos un lastre para la sociedad y otros similares. Por eso la polémica con la que se han acogido las declaraciones del presidente del Instituto de Empresa Familiar y responsable de la cadena de productos textiles Mango Isak Denic ha sido considerable. Resumiendo, Denic propone equiparar las condiciones laborales de los empleados públicos a la de los privados, pudiendo por tanto ser despedidos. De igual manera sugirió que su sueldo pudiera ser variable dependiendo de su rendimiento.

Vayamos por partes. El asunto de que los funcionarios tengamos un puesto de trabajo de por vida ha estado en el punto de mira de las organizaciones empresariales y de muchos ciudadanos en los últimos años. Mucho más desde que comenzó la actual situación económica y con ella la inestabilidad del empleo en el sector privado. Lo cierto es que, gracias a nosotros el engranaje del Estado funciona. Funcionarios son los que velan por la seguridad, los que acuden en caso de incendio, los que tramitan las ayudas sociales, los que gestionan estaciones de trenes y aeropuertos… La mayoría de nuestro trabajo no se ve, pero cada uno de nosotros ponemos un pequeño ladrillo para que las cosas marchen.

La inamovilidad del puesto de trabajo es una garantía para el administrado, para que sea tratado con imparcialidad y se mantenga al margen de los vaivenes sociales. A pesar de todo, la realidad es que la tasa de temporalidad en el sector público superó al del sector privado el año pasado. En el corto plazo resulta más barato y rápido cubrir las plazas vacantes con funcionarios interinos (aquellos que no requieren oposición para acceder al puesto, pero lo hacen por tiempo determinado). Todos ellos pueden ser despedidos. Si se hiciera, las administraciones sencillamente no funcionarían.

El segundo tema es el eterno asunto de la productividad. El Estatuto Básico del Empleado Público ya contiene la posibilidad de medir el rendimiento de los empleados públicos, aunque aún no se ha desarrollado ninguna normativa al respecto. Personalmente no puedo imaginar cómo puede hacerse. Sería muy interesante y conveniente que existiera un método de evaluación continua del funcionario siguiendo parámetros y sistemas neutrales y ajenos al propio organismo. Al final, como pasa siempre, todo se quedará en nada.

Como conclusión sólo me queda decir que veo las declaraciones de Isak Denic como un aviso de la actual tendencia económica liberal –o mejor dicho su versión dura neoliberal, donde se combina con una ideología política conservadora o ultraconservadora–: mercado libre y sin regulación y reducción o supresión de la capacidad de intervención del Estado. En otras palabras, la economía y la empresa mandan en detrimento de las personas y las organizaciones estatales. Una tendencia que no ha dejado de conquistar terreno desde principios de los años noventa. Un mundo donde la precariedad y la falta de derechos laborales, incluso dentro de la organización del Estado, puede ser lo habitual. Se terminará por subcontratar a empresas privadas la gestión de ayuntamientos, servicios de Comunidades Autónomas o incluso del Estado central. Quizas hasta nosotros lo veamos. Ojalá no.

16 de octubre de 2010

¿Tiene Apple algo más que ofrecer?

En los últimos meses, Apple ha revolucionado otra vez el mundo de informática, consiguiendo colar su iPad en la lista de los cacharros más deseados. De paso, la compañía de Cupertino ha abierto la veda en un nuevo mercado que hasta ahora no había despegado. Junto con él, ha revolucionado el concepto de sistema operativo, dando un paso más hacia interfaces más intuitivos, rápidos y claros. Lo mismo podría decirse del iPhone 4. Pero, ¿y con los Macs y MacBooks qué pasa? Como bien reza el lema de la keynote que tendrá lugar el próximo miércoles («Back to the Mac»), la cosa irá sobre ordenadores y, según han deducido los exégetas maqueros, sobre el sistema operativo. Esto último es lo que a mí particularmente más me interesa.

Llevo algo más de un año con Snow Leopard instalado y estoy muy contento con él. Es rápido, las aplicaciones funcionan de maravilla, no se atasca prácticamente nada y estéticamente… bueno, es un Mac. ¿Qué más se puede pedir? ¿Hacia dónde va la evolución de los felinos más famosos de la informática? En el cartel oficial de la keynote se ve claramente un león tras el logo de Apple, lo que los habla de una versión mayor de Mac OS X, la séptima y quizás última. Después, probablemente la convergencia con iOS, que es de lo que está hablando todo el mundo.

Personalmente, no espero que vaya a lanzarse a corto plazo, aunque probablemente se exhibirá alguna nueva y revolucionaria característica –que ahora me es imposible imaginar– y que dará mucho que hablar. Y poco más. En los blogs especializados se pueden leer ya muchas especulaciones sobre lo que puede ser Mac OS X «Lion». Algunas hacen referencia a la inclusión en el interfaz de elementos propios del iOS del iPad, otros a una simplificación del espacio de trabajo, siguiendo la filosofía de «aplicación sin botones» de QuickTime X. Me resulta complicado imaginar un interfaz de sistema operativo así, pero en fin… En el foro sobre Mac OS X de MacRumors.com pueden encontrarse estas y otras especulaciones. Como tales, pueden cumplirse o no ser más que los deseos de los maqueros. El miércoles lo veremos.



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