rmbit - La bitácora personal de Ricardo Martín
La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
28 de mayo de 2014

‘The Americans’

‘The Americans’ no es precisamente una de esas series populares que todo el mundo tarde o temprano termina viendo. Tampoco es el mejor serial de mundo pero ofrece una visión diferente de una temática a priori tan manida como son los espías y la guerra fría. Y lo hace desde un punto de vista también bastante particular, la de una pareja de infiltrados rusos que desde hace décadas se hacen pasar por el perfecto matrimonio que vive en el típico barrio residencial en los Estados Unidos de la era Reagan.

Desconozco si este tipo de infiltrados mimetizados completamente con el paisanaje local está basado en personajes reales, pero lo cierto es que, en general, resulta bastante realista. Las piezas del guión de cada uno de los capítulos encajan con precisión y cumple su misión de proporcionar al espectador una dosis muy medida de tensión y de suspense, sin desaprovechar nada. A lo largo de las –hasta el momento– dos temporadas de 13 episodios cada uno, esta producción de Amblin y Fox, plantea un asunto de fondo más allá de las operaciones de inteligencia: El uso de la violencia y de otros actos ilegales para conseguir un bien superior y todos los dilemas morales que eso supone a quienes lo ejecutan, ya sean de uno u otro bando.

Tanto los actores protagonistas como los secundarios hacen un muy buen trabajo. A destacar la pareja de espías, Phillip y Elizabeth en sus nombres americanos, interpretados por Matthew Rhys y Keri Russell respectivamente. También la ambientación merece comentario. Desde el primer minuto es fácil imaginarse que uno está en 1981. Yo diría que hasta los rostros de los actores tienen «pinta de ochenteros». En definitiva, se trata de una sorpresa agradable, de esas que uno se encuentra de vez en cuando buceando por la red a la búsqueda de nuevas series que «echarse a los ojos».

25 de mayo de 2014

Womad Cáceres 2014: Germán López

El segundo clip que os presento sobre el Womad Cáceres 2014 es de Germán López. Una atractiva mezcla de folclore canario, jazz y otros muchos estilos. Aquí os traigo sólo un tema. Por cuestiones técnicas y de espacio no he podido hacer un vídeo más largo. Este concierto tuvo lugar en el que sigue siendo mi escenario favorito, el de la Plaza de San Jorge. Es más pequeño y tiene un entorno espectacular, como bien puede verse en las imágenes…

23 de mayo de 2014

El Columpio Asesino vuelve con ‘Ballenas Muertas en San Sebastián’

Tres años después del lanzamiento de ‘Diamantes’, la banda navarra El Columpio Asesino publica su quinto álbum. Su título ya sorprende: ‘Ballenas Muertas en San Sebastián’. Y su contenido quizás no gustará a aquellos que se quedaron en la superficie de los temas de aquel: Algunos bonitos, otros sucios, otros ruidosos… La evolución del grupo queda patente en una línea ascendente, donde las letras son posiblemente las mejores que hayan firmado nunca y la instrumentación descolocará a más de un escuchante. No ya el primer sencillo ‘Babel’, continuista respecto a su trabajo precedente, sino en el resto del vertiginoso listado de temas.

El viaje que nos proponen lo componen nueve cortes en 33 minutos sin concesiones hacia nada. Sonidos ásperos y sintéticos, inquietantes, industriales. La desnudez de algunos pasajes resulta escalofriante, tanto en la voz de Álvaro como en la de Cristina. Ambas se complementan. Si la primera perturba, la segunda es de una dulce severidad. A lo largo de toda la duración veremos referencias a la sociedad enferma, obsesiva y tecnológica en la que nos hemos convertido, los cambios o el permanente control de la población. Una distopía que ya está aquí pero de la que todavía necesitábamos una banda sonora.

Es complicado destacar algunos temas por encima de otros. No es precisamente uno de esos discos con relleno. Tanto por ‘Babel’ como por ‘Ballenas muertas en San Sebastián’ merece la pena ocupar un sitio de honor dentro de los mejores trabajos del año, pero otros como ‘Anzuelos’ o ‘La lombriz de tu cuello’ no se quedan atrás y lo convierten en uno de los mejores –si no el mejor– discos de su carrera. Bravo por ellos.

Para terminar os dejo con el clip recién estrenado de ‘Babel’, tan perturbador y enigmático como el disco:

20 de mayo de 2014

El «poke» y los viejos tiempos

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Hace cosa de treinta años mis manos tecleaban habitualmente en mi MSX esta instrucción de Basic para que algunos de los juegos que tenía pirateados funcionaran correctamente. Inmediatamente ha venido a mi memoria mientras leía el artículo «The Rise and Fall of Cheats» (algo así como «Auge y Caída de los Trucos») en el número 128 de la revista Retro Gamer. Tan curioso como interesante, en este texto se cuenta a grandes rasgos la historia de los trucos en los videojuegos. Comienza precisamente con esa palabra mágica, el «poke». Este comando del lenguaje nativo de la mayoría de los ordenadores de 8 bits servía para colocar un valor en una determinada posición de memoria (algo parecido, aunque no igual, a los MOV de ensamblador). Con esta técnica, aplicada con habilidad y conocimiento, se conseguían algunas ventajas a la hora de jugar: Avanzar de nivel, obtener vidas o dinero infinito, ser inmune…

Pero no solo de «pokes» vive el jugón retro. Las combinaciones de teclas eran también habituales. Los que teníamos MSX conocíamos el llamado Código Konami, que funcionaba en muchos juegos de la compañía nipona. Otra de las ayudas clásicas eran los mapas de niveles, que solían publicar las revistas especializadas. De hecho, estas publicaciones popularizaron los trucos, los «pokes», las combinaciones de teclas y los mapas. En este sentido, la pionera –tal y como se comenta en el artículo de Retro Gamer— fue Crash, una publicación británica de videojuegos, que ya en 1984 incorporó una sección para dar conocer los trucos que enviaban los lectores.

En la actualidad, aunque los trucos no han desaparecido por completo, su popularidad está muy lejos de lo que fue en los viejos tiempos de los 8 bits. Y en todo caso no tienen nada de artesanales…

15 de mayo de 2014

Womad Cáceres 2014: Chloé Bird

Como es ya tradición en los últimos años, me he pasado por el Womad, recién finalizado, para grabar algunas de las actuaciones que considero más interesantes. Normalmente suelen ser por la tarde y siempre artistas poco conocidos. Hasta cierto punto. Este año, vamos a comenzar con un clip de dos temas interpretados por Chloé Bird y su banda. Esta chica cacereña se pasó el pasado mes de diciembre por el programa de Radio 3 presentado por Julio Ruiz ‘Disco Grande’. Lo hizo para presentar su primer EP ‘October Moon’, que ha grabado ella sola en casa con la ayuda de sus padres –también músicos–.

De este EP y de algún otro tema se compuso su repertorio en un concierto breve, de unos 35 minutos, pero en el mostró su buen hacer y el de los músicos que la acompañan. La acústica también fue bastante mejor que el año pasado, y eso ayuda. Lamentablemente el tiempo en Vimeo –el servidor de vídeos– es limitado (no más de diez minutos por clip para las cuentas gratuitas) y he tenido que recortar bastante para adaptarme a esa duración.

12 de mayo de 2014

Cinco fotos antiguas poco vistas de Zamora

Las fotografías antiguas son ventanas a otros tiempos. Nos permiten viajar al pasado, analizar a los personajes que aparecen en ellos, con la mirada perdida, observándonos quizás desde un tiempo muy lejano. También los paisajes, los detalles más nimios de lo cotidiano del día a día de una ciudad. Dos hallazgos recientes de fotografías antiguas de Zamora que no había visto antes me han llevado a escribir esta entrada.

La primera de ellas proviene de un archivo de fotografías digitales de la localidad francesa de Burdeos. Es una toma donde se ve parte de la catedral junto a tres paisanos que posan para el cajón de madera del fotógrafo en lo que hoy es la plaza de Antonio del Águila. No ofrece datos sobre cuándo fue tomada la imagen, pero la referencia de la torre del reloj de la catedral nos puede dar una pista y situarla antes de los años veinte del siglo XX. He aquí la imagen:

El resto de fotografías que os voy a mostrar proviene de la Fototeca de Patrimonio Histórico, un organismo oficial dependiente del Ministerio del Cultura. Allí, dentro de la colección del fotógrafo portugués António Passaporte, encontramos también una buena cantidad de imágenes que, aunque supongo que no son inéditas, son muy poco vistas. Todas ellas fueron realizadas a finales de los años veinte y comienzos de los treinta del siglo XX y sorprende la buena calidad de imagen. Vamos con las más interesantes.

La primera de ellas es una vista de la calle San Torcuato realizada aproximadamente a la altura del número 32 y mirando hacia la Plaza Mayor. Al fondo puede verse el desaparecido Hospital de Sotelo, en la esquina con la calle del Riego:

La siguiente imagen es una vista sorprendente de la iglesia de Santiago del Burgo, situada en la actual plaza de la Constitución, en plena calle de Santa Clara. El templo, si no fuera por la torre del campanario, sería irreconocible. Pueden verse claramente los añadidos que transformaron su fachada y también la maraña de cables del suministro eléctrico que cruzan alegremente por delante. Varios hombres pasean despreocupados por delante del objetivo de la cámara con sombreros canotier. Uno de ellos lleva lo que parece un periódico en una de sus manos. Delante, una mujer vestida de negro de la cabeza a los pies y otras dos más jóvenes, aunque también vestidas de oscuro:

La última vista de Passaporte que traigo es de la Plaza Mayor, con el Ayuntamiento Viejo en primer plano. Por supuesto antes de su restauración. Lo primero que llama la atención es la convivencia evidente entre el pasado y el futuro. Un automóvil se encuentra estacionado frente al edificio del antiguo consistorio. Su matrícula es ZA-492. A poca distancia, un carro tirado por un invisible équido –caballo o asno, es imposible saberlo–. La fisonomía de la concurrida plaza resulta hoy chocante con esos soportales que pueden verse a la izquierda de la imagen:

Terminamos con nuestro ya amigo J. Laurent, uno de los primeros fotógrafos –no el primero– que retrató Zamora. La imagen que me ha llamado la atención es una vista parcial de la ciudad desde el otro lado del río Duero. Laurent tiene muchas otras vistas de Zamora, pero esta concretamente me era desconocida. Puede verse el Castillo completamente desnudo de vegetación, una tónica común en las fotografías de esa época:

Os recomiendo que os paséis vosotros mismos por estas galerías e investiguéis. Merece la pena descubrir las más de doscientas fotos que hay, digitalizadas con gran calidad. Esperemos que pronto nuevas imágenes se vayan incorporando a esta y otras fototecas.

7 de mayo de 2014

Madrid desde el Cerro del Tío Pío

El pasado 1 de mayo fuimos al Cerro del Tío Pío –popularmente conocido como de «Las Siete Tetas»–, en el barrio de Nueva Numancia (Vallecas) con la intención de fotografiar Madrid desde uno de los mejores puntos de observación posibles. El paraje, para quien no lo conozca, es bastante curioso. Siete colinas de formas redondeadas cubiertas de hierba se elevan a lo largo de una ladera. La cosa tiene su historia. Las colinas que forman el parque son artificiales y están construidas con los escombros acumulados durante décadas de actividad de una fábrica de ladrillos cercana y con los restos de las chabolas que poblaban toda la zona en torno a la carretera de Valencia y el pequeño valle por donde discurría el arroyo Abroñigal –hoy soterrado bajo la M-30–.

En los años 80 comenzó la transformación de esta zona. Se demolieron todos los poblados ilegales, se realojaron a sus habitantes en nuevas viviendas y se erigió este parque tan curioso. Desde la cima de alguna de sus colinas podemos contemplar el «Pirulí», las cuatro torres, Torres Blancas, el edificio de Telefónica, la Torre de Valencia, los rascacielos del complejo Azca y los tejados y cúpulas de los edificios del casco antiguo.

Para el vídeo que os muestro he utilizado mi iPhone junto con la aplicación FiLMiC Pro. Es la primera vez que la uso en su función time-lapse, ralentizando la acción hasta una sexagésima parte del tiempo transcurrido. Es decir, si el vídeo dura apenas 50 segundos, en realidad representa el paso de 50 minutos durante el atardecer. Al mismo tiempo realicé unas cuantas fotografías –he añadido cuatro que ya se pueden ver en Cromavista–.



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