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La bitácora personal de Ricardo Martín
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10 de agosto de 2013

Una semana en París: El último duelo

Si como yo, vosotros pensábais que los duelos era un asunto del pasado lejano o, como mucho, de la época romántica en el que el gusto por la muerte y los sentimientos exacerbados estaba a la orden del día, os equivocáis. Fue nuestro guía el segundo día que estuvimos en París quien nos contó la curiosa y desconocida historia –por lo menos fuera de Francia– del último duelo a espada que tuvo lugar en la capital francesa. Ocurrió en ¡1967!. Los mismos años sesenta turbulentos que vieron las protestas de los estudiantes y los graves incidentes del espinoso asunto de la independencia argelina.

Taisez-vous abruti! (¡Cállate, imbécil!)

Esas fueron las desafortunadas palabras que desencadenaron todos los acontecimientos. Las pronunció en sede parlamentaria el diputado gaullista por Val d’Oise René Ribière contra el socialista, alcalde de Marsella entre 1953 y 1986 y Ministro del Interior con Mitterrand Gaston Defferre. Era el 20 de abril de 1967. Ribière no retiró en ningún momento el insulto a pesar de la insistencia de su adversario político.

Ce sera l’épée! (¡Será la espada!)

Ribière retó al duelo a Defferre de esta manera. Como dije antes, París era en aquel tiempo uno de los centros mediáticos del mundo. Los medios de comunicación se hicieron eco de inmediato de la afrenta que se iba a dirimir en duelo con espada. El extravagante y anacrónico acontecimiento tendría lugar al día siguiente, el 21 de abril en un lugar neutral en Neuilly-sur-Seine, en la zona noroeste de la capital. Quizás todo esto se inició con cierta ironía, al presidente De Gaulle no le hizo ninguna gracia e intentó detener el duelo sin éxito.

Sobre la preparación de los contendientes, Defferre había sido varias veces campeón de esgrima en su juventud, mientras que Ribière era prácticamente un novato. Como árbitro se eligió al diputado gaullista de izquierdas Jean Lipkowski. El duelo duró cuatro minutos y fue filmado por los noticiarios de la época. Se conserva en los archivos del INA. Pero ¿Quién ganó? ¿Hubo muertos o heridos?. Afortunadamente el duelo no era a muerte. Un sólo toque sería suficiente para ganar. Finalmente la experiencia supuso un punto a favor respecto a la juventud y Defferre «tocó» con su espada a Ribière una primera vez. Éste pidió la reanudación del combate, pero ante una segunda herida, Defferre pidió al árbitro detener definitivamente el duelo. Lipkowski lo hizo poniendo fin al evento y con él a la historia de los duelos.

El vídeo:

29 de julio de 2013

Una semana en París: La tumba de Baltasar Lobo en Montparnasse

Hace tan sólo unos días volvimos de nuestro viaje a París. Una semana frenética de visita a la capital gala dan para mucho. Vuelvo con gran cantidad de material, tanto fotografías (unas dos mil), clips de vídeo (varias horas) o sonidos grabados. Incluso casi he gastado mi moleskine anotando todo aquello digno de mención, curiosidades y vivencias. Algunas de estas experiencias las compartiré aquí con vosotros, siempre intentando alejarme de los tópicos de una de las ciudades más conocidas y pateadas (¿La que más?) del mundo. Como siempre, dentro de un tiempo colgaré las fotografías en mi web Cromavista y mucho más adelante los vídeos.

Como primera entrega de esta serie de artículos sobre París, voy a hacer un guiño especial a los zamoranos. Días antes de marchar me documenté sobre los cementerios de la ciudad, quién y dónde estaba enterrado para posteriormente visitarlos. Durante esa pequeña investigación descubrí que el escultor zamorano Baltasar Lobo, fallecido en la capital francesa en 1993, yacía en uno de estos camposantos. Lamentablemente esos documentos se me traspapelaron y a última hora sólo pude imprimir unos mapas turísticos con las tumbas de los personajes más célebres. Entre ellos no estaba Lobo.

Pero en el último momento, en una visita al cementerio de Montparnasse que además no estaba prevista inicialmente, nos topamos con una escultura verdosa y una lápida de mármol negra con el nombre del escultor. Pura casualidad. Podíamos haber tomado otra de las muchas calles de que consta el recinto y no haberla encontrado nunca. Pero ahí estaba. Si os interesa el arte y conocéis la vida y obra del artista o simplemente sois zamoranos y queréis saludar a un paisano, sabed que su tumba se encuentra en la Avenue de l’Ouest, en el sector 8º.

7 de junio de 2013

El «cuartel viejo» de Zamora

En uno de los rincones más céntricos de la ciudad de Zamora se encuentra la Plaza del Cuartel Viejo. Bautizada así en los años ochenta, el nombre nos da la pista de que hace años allí se situó un cuartel de infantería del ejército hasta 1957, cuando pasó a ser un colegio de religiosos. Lo fue por poco tiempo, puesto que en 1979 fue derruido para construir un complejo de viviendas que es el que actualmente preside la plaza.

Hasta la entrada en funcionamiento del nuevo Cuartel Viriato en 1927, a las afueras de la ciudad por entonces, el Cuartel de Infantería de Zamora o Cuartel del Palomar fue el principal recinto castrense de la ciudad. Fue construido en el siglo XVIII casi a la vez que el de caballería en las orillas del Duero, cerca de la iglesia de La Horta, aproximadamente donde hoy se encuentra el colegio público Jacinto Benavente. Así lo demuestran varios los planos del recinto, datados en 1737 y 1751 respectivamente. Ciertamente existe información variada sobre el tema, pero en su mayoría referencias confusas. Incluso la cartografía de la época no es muy exacta. Sólo una cita a un «almacén de paja» (quizás la alhóndiga aneja) me hizo sospechar que se trataba efectivamente del «cuartel viejo».

El plano que más me ha ayudado para establecer la ubicación exacta del primitivo recinto es de 1751. En él puede verse su planta, así como las calles adyacentes. Haciendo una superposición con el trazado actual tomando como referencia el edificio de la alhóndiga –único edificio que queda de la época– me di cuenta de que el entorno no ha cambiado tanto como pudiera esperarse.

Viendo un plano del alzado del edificio del siglo XVIII pueden verse sus característicos arcos en el patio, tal y como aparece en esta antigua fotografía del cuartel, realizada quizás en los años 20, tomada –a juzgar por las sombras– tal vez al atardecer desde la fachada este y mirando hacia el oeste. Existen diferencias entre el plano y la imagen. En la segunda mitad del siglo XIX se amplió el recinto hacia el sur cerrando por completo el cuartel y agrandando el patio interior.

En la actualidad no queda ningún resto de esa edificación, al menos no visible. Es posible que bajo tierra existen aún las canalizaciones que conducían las aguas fecales desde las letrinas, situadas en el ala oeste, hasta más allá de la muralla, como podemos ver en este plano de 1751.

Aquí tenemos tres pistas para ubicar este conducto. La primera de ellas es la situación de la alhóndiga. La segunda, el plano anteriormente mencionado, donde pueden verse las letrinas y, en líneas discontinuas, el comienzo del trazado de la tubería. Y la tercera, la distancia indicada en el plano hasta la muralla, que es de 186 varas castellanas y 2 pies. Este último dato nos permite situar el punto aproximado en que la tubería cruza la muralla y deposita las aguas residuales en un depósito subterráneo de notable tamaño justo al pie del muro.

186 varas y 2 pies son unos 156 metros. Si aplicamos esa distancia desde las letrinas hasta la muralla, el punto aproximado de desagüe debería encontrarse a la altura del restaurante de La Rueda. Allí la piedra que sostiene el muro se interrumpe y en la base se encuentra una acumulación anómala de piedra que bien podría ser parte de la bóveda de este depósito. Pero esto tan sólo son suposiciones.

Quién sabe si ahí debajo aún se conservan restos de ese depósito subterráneo o de sus tuberías…

3 de junio de 2013

Jardines de El Capricho

Aunque no lo parezca, en lugares tan aparentemente trillados como Madrid, existen rincones desconocidos dentro de la urbe. En este caso se puede decir que fue absorbido por el desenfreno urbanístico, y hoy se encuentra encajonado entre el Parque Juan Carlos I y el Campo de las Naciones por el noroeste y el aeropuerto de Barajas por el este. Hasta hace apenas cuarenta años era un oasis verde en medio del erial que era el extrarradio de Madrid.

Este jardín fue mandado construir por la duquesa de Osuna, María Josefa Pimentel, y sus obras tardaron cincuenta años en terminarse (comenzaron en 1787 y finalizaron en 1839). Demasiado tiempo, tanto que la duquesa no vivió para verlo completo. La historia bélica del siglo XIX y XX marcó el lugar. En 1808, el general francés Belliard se lo agenció para establecer en él su cuartel general. Durante la guerra civil se construyeron búnkeres antiaéreos en las inmediaciones del palacio. Aunque podrían ser un gran reclamo turístico, permanecen cerrados. Después de la guerra fue prácticamente abandonado hasta que en los años setenta fue comprado por el Ayuntamiento y declarado Bien de Interés Cultural.

Para terminar, y además de la galería que le he dedicado en Cromavista, aquí tenéis el clip de vídeo que grabé el día de la visita. Espero que os guste:

12 de mayo de 2013

¿Una catástrofe natural en la Zamora del siglo X? (Segunda parte)

Hace casi dos años justos escribí una entrada en este blog acerca de una enigmática catástrofe que tuvo lugar en el siglo X y que afectó de lleno a Zamora y a otras localidades circundantes. Especulé con la posibilidad de que fuera esta la causa del derrumbe del viejo puente romano del que se conservan varios mojones cerca de la margen izquierda del Duero. A pesar de que dejé aquello escrito, no he dejado de investigar nuevas fuentes que hagan referencia y arrojen luz sobre este hecho tan apocalíptico.

Una referencia que no conocía me la encontré por casualidad en la página 36 del libro ‘Crónica de la Provincia de Zamora’ (1869) de Fernando Fulgosio y que dice lo siguiente:

[…] En este mismo año de 939, hubo un eclipse, al cual dieron grande influjo los hombres en los asuntos políticos; como de igual manera experimentó en junio la ciudad de Zamora horrorosísimo estrago, efecto de una llama o nube de fuego que, según dicen, salió del Océano (lugar poco a propósito para el caso) y abrasó varios lugares y un barrio de Zamora, lo cual acaeció en sábado, 1º de junio. Mencionado el suceso en documentos antiguos, debemos aquí referirle, dejando para mejor ocasión el hallar modo de explicarle.

Mucho más amplia es la descripción, siempre basada en conjeturas, contenida en ‘Memorias Históricas de la Ciudad de Zamora’ (1882) de Cesáreo Fernández Duro (página 206 y siguientes) y en la que referencia a otros tres historiadores (Morales, Mariana y Lafuente):

«Extraño es y monstruoso, exclama Morales, y difícil de creer este prodigio. Mas yo lo he contado por las mismas palabras que está escrito en los Anales compostelanos, hallándose también de la misma manera en otras memorias antiguas. Pudo ser que este año sucediesen los incendios de estos lugares casualmente, y el vulgo, como suele, inventase salir la llama del mar».

Mariana trata de la ocurrencia en el reinado de don Sancho el Gordo escribiendo : «Del Océano grandes llamas, causadas, á lo que se entiende, de algún aspecto maligno de las estrellas, se derramaron sobre las tierras cercanas, y hasta Zamora (tanto cundieron) abrasaron muchos pueblos y campos».

Lafuente creyó que la noticia pudiera estar relacionada con el eclipse de sol que se observó en la batalla de Simancas el año 939 , y ningún otro historiador, que yo sepa, ha fijado la atención ó concedido mayor importancia á la ocurrencia que el monje de Compostela anotó, si concisa y nebulosamente, seguro en cambio de la certeza. La meditación, fundada en observaciones que iré esponiendo, me induce á denunciar una conmoción subterránea como causa de los desastres en tan pocas palabras referidos por el religioso anónimo. ¿Qué origen pueden tener en Zamora la calle que se llama de la Brasa, el prado y la fuente que se denominan de las Llamas? Aisladamente no sería fácil descubrirlo; pero hay coincidencias que no es dado atribuir á la casualidad y que fijan la idea en esa triple conmemoración del fuego, tan impropia de los lugares á que se aplica. El estudio del terreno en que brota la fuente hace patente que el rio Valderaduey corría antiguamente por el sitio en que hoy se halla la Estación del ferro-carril y los bajos de San Lázaro, desembocando en las inmediaciones de Olivares.

Tal y como dice la entrada de la Wikipedia dedicada al terremoto de 949, actualmente los investigadores consideran como tal a ese extraño evento. Fernández Duro también recoge una fuente árabe de la que no cita su procedencia y que vendría a confirmar esta hipótesis sísmica:

«Tembló la tierra, dicen, con tan espantoso ruido y estremecimiento, que cayeron muchos alcázares y magníficos edificios, y otros quedaron muy quebrantados; se hundieron montes, se abrieron peñascos, y la tierra tragó pueblos y alturas; el mar se retiró de las costas, y desaparecieron islas y escollos. Las gentes abandonaban los pueblos y huían á los campos, las aves salían de sus nidos, y las fieras, espantadas, dejaban sus grutas y madrigueras, con general turbación y trastorno; nunca los hombres vieron ni oyeron cosa semejante; se arruinaron muchos pueblos de la costa meridional y occidental de España».

El gran problema es que esta crónica está datada en el año 881, muy lejos de 949 y en un ámbito geográfico que más se corresponde con el sur o el suroeste…

26 de abril de 2013

¿Una inteligencia superior cifrada en nuestro ADN?

Hace unas semanas leí en la web Discovery.com, que pertenece a Discovery Channel, una noticia que puede parecer increíble. Dos científicos de dos universidades de Almaty (Kazajistán) han encontrado supuestos patrones matemáticos inteligentes en el ADN humano. Precisamente estos días se cumplen sesenta años del descubrimiento de esta enigmática estructura que es la base de toda la vida que conocemos.

El «paper» de estos científicos (el matemático Vladimir I. Cherbak y el astrofísico Maxim A. Makukov) está publicado en la conocida base de documentos Arxiv.org de la Universidad de Cornell. Pero lamentablemente mis conocimientos no llegan al suficiente nivel como para entender completamente todo lo que exponen. Para entenderlo me he tenido que conformar con la escueta información que proporciona el artículo de Discovery.com:

Argumentan en su análisis detallado que el genoma humano muestra una minuciosa precisión respecto al orden que existe en la asignación entre los nucleótidos del ADN y los aminoácidos: «Disposiciones simples del código revelan un conjunto de patrones aritméticos y ideográfica del lenguaje simbólico.». Esto incluye el uso de la notación decimal, transformaciones lógicas, y el uso del símbolo abstracto de cero. «Precisa y sistemática, estos patrones subyacentes aparecen como un producto de la lógica de precisión». […]

La noticia ha pasado completamente desapercibida, al igual que muchas otras. Es complicado saber si ese orden se corresponde con una inteligencia superior o si es simplemente una construcción ideal fruto del perfeccionamiento de la evolución durante miles de millones de años. Sabemos que muchos elementos de la naturaleza contienen proporciones ideales que pueden expresarse a través de las matemáticas. Probablemente nunca averiguaremos la verdad.

7 de abril de 2013

‘Sólo para Gigantes’

Apenas sabíamos nada sobre Jordi Magraner cuando fue asesinado en Pakistán en agosto de 2002. Los periódicos recogieron la noticia apuntando a grandes rasgos su perfil: Francés de origen valenciano, zoólogo y aventurero y que se encontraba desde hace años en el Hindú Kush a la búsqueda del «barmanu», la versión local del «yeti». En 2011, el escritor y periodista Gabi Martínez culminó sus investigaciones sobre Magraner publicando en la editorial Alfaguara el libro ‘Sólo para Gigantes’, una novela de realidad ficcionada con algunas pequeñas licencias, pero que básicamente recoge sus vivencias desde su primera expedición a la zona en los ochenta hasta su fatídico final.

Pero este obra se centra sobre todo en descifrar la compleja personalidad de Jordi a través de quienes le conocieron: Su familia, sus amigos y la gente con la que trabajó en Francia y en Pakistán. De carácter aventurero, idealista, solitario, tozudo, supo conseguir todo lo que quiso. Pero su forma de ser a veces autoritaria y brusca puede que fuera la clave para que se enemistara con los talibán y sus simpatizantes en una época que comenzaba a ser delicada. Los musulmanes siempre habían vivido junto a los kalash en el valle de Chitral, la zona de acción de Magraner, pero la llegada de los radicales enrareció el clima de entendimiento y tolerancia que había reinado hasta la fecha.

‘Sólo para Gigantes’ me ha parecido una obra ejemplarmente bien escrita y que mezcla muy bien los avatares del propio investigador Gabi Martínez con la vida de Jordi Magraner en el pasado. Para terminar, por si a alguien le interesa, dejo los vídeos de la conferencia de presentación del libro:




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